INTRODUCCIÓN s habitual que en pequeñas y medianas empresas, no se dispongan de recursos económicos u operativos concretos para resolver problemas relacionados con la comunicación, y no se observe ésta como una herramienta de gestión organizacional. La comunicación involucra a todos y a pesar de las dificultades que presenta su estudio es indispensable situarla en primer plano para mejorar la eficacia de las organizaciones. La mayoría de las veces, se piensa que la comunicación es algo natural de lo cual no hace falta ocuparse debido a que surge de modo espontáneo. De allí, que Páez y Fuenmayor (2005), expresan: Lamentablemente muchas empresas no han comprendido la diferencia entre dejar que la comunicación fluya por sí misma y administrarla, no han medido las consecuencias adversas que este olvido desencadena. Es obvio que en ausencia de un proceso de planificación comunicacional, no hay garantía alguna de saber qué, a quién y qué tan efectivamente se comunica (p.35). Por otra parte, explica Puyal (2001), “…está teóricamente asumido que la comunicación, es una actividad consustancial a la vida de la organización, es la red que se teje entre los elementos de una organización y que brinda su característica esencial, la de ser un sistema" (p.28). Katz y Khan (1996), sostienen que la comunicación se constituye en el cemento que mantiene unidas las unidades de una organización" (p.33). Para Lucas Marín (1997), “…es el alma o el sistema nervioso de la empresa" (p.57); sin embargo, la comunicación no hay que entenderla únicamente como el soporte que sustenta las distintas actividades de la organización, también es un recurso, un activo que hoy que debe ser gestionado. Ante este panorama, en esta investigación se pretende describir qué es la comunicación empresarial, revisar las ideas, y actualizarlos conceptos según la evolución que está sufriendo la comunicación en las organizaciones.
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