LEAN 3.2 Dónde está Dios (Marzo '11)

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Título: ¿Dónde está Dios? Publicación: LEAN 3.2 Fecha: Marzo, 2011

Fundador y director general: Lic. Shealtiel Durán Equipo LEAN©: Lic. David Campos Psic. Marlen Espinoza Licda. Karla Morales Lic. José Luis Rueda Damaris Ruyán

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Las opiniones expresadas en las páginas de esta revista son responsabilidad de los autores. Búscanos en facebook como LEAN© la revista. Revista LEAN


INDICE Editorial

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Sufrimiento

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¿Dónde está Dios?

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Lic. David Campos

Lic. Shel Durán

El Señor está presente con la humanidad

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¿Dónde habita Dios?

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¿Dónde está Dios?

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Lic. Karla Morales

Lic. Gerardo Corpeño

Lic. Manuel Suyán

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EDITORIAL En algún momento de nuestra vida hemos experimentado algún tipo de sufrimiento, unos más que otros. Forma parte de la vida. Todo ser humano ha sufrido. Y en cierto momento de este sufrir, sobre todo en el punto más álgido, el ser humano se ha preguntado: “¿Dónde está Dios?” Es precisamente lo que queremos responder a través de los siguientes artículos. Muy probablemente el lector que esté pasando por alguna crisis no se sentirá conforme con lo expresado aquí, pero es nuestro deseo que sea consolado y retado a vivir plenamente superando aquél sufrimiento comprendiendo que Dios se solidariza con él.

Shealtiel Durán Badillo .

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Sufrimiento

SUFRIMIENTO Lic. David Campos

Hablar del sufrimiento para muchos representa un dialogo negativo, en muchos sentidos una gran mayoría no identifica el sufrimiento con los valores más puros de la existencia. Se cree que el sufrimiento es algo malo al igual que la tristeza o el dolor sin embargo sin sufrimiento sería imposible formar los aspectos más íntimos de la conducta y la personalidad. Los filósofos ven en el sufrimiento un elemento reflexivo que les lleva en algunos casos a formular sus hipótesis del mundo. El sufrimiento en la historia Para C.S. Lewis el sufrimiento es parte de la vida, además menciona en su libro El problema del Dolor, que en el sufrimiento Dios se identifica con la humanidad. Por lo mismo deja ver el sufrimiento como un elemento formativo, no debe entenderse el sufrimiento como una carga impuesta sino más bien como algo que llega sin que necesariamente sea parte de algún plan. Durante mucho tiempo la gente ha pensado del sufrimiento como una carga, algo negativo. En la filosofía oriental, sin embargo, se tiene en alta estima a las personas que han enfrentado el sufrimiento. Se valora mucho a las personas de mayor edad y se les considera sabios, sin embargo no todos los viejos son vistos como sabios sino solo aquellos que demuestran que han vivido justamente. También Platón habla sobre el sufrimiento, esté desde una perspectiva ontológica (Critón y el deber). Al leer a Platón da la idea de que no hay por qué preocuparse por el sufrimiento. Sino más bien aprender a vivir con él. No solo en Critón sino en otras obras Platón muestra que el sufrimiento no tiene nada de extraño. Sería muy extraño encontrarse con personas que no sufren. La humanidad enfrenta situaciones formativas constantemente por lo tanto no hay nada de extravagante encontrarse ante el sufrimiento.

Regresando a Lewis, el libro El problema del sufrimiento ayuda para poder enfrentar los procesos complicados de la vida, presenta una retorica tal vez un poco dura para algunos, sin embargo trata con objetividad la forma en que los seres humanos enfrentamos las dificultades. Es interesante ver como la mayoría de escritores en la historia, por lo menos antes del siglo XXI, no ven el sufrimiento como un problema o como algo que viene del mal sino que hablan con naturalidad del asunto. 5


Hay veces en que el dolor frustra la falsa autosuficiencia de la creatura; sin embargo, como “prueba” o “sacrificio” supremo, le enseña cuál es la autosuficiencia que debiera verdaderamente tener —la “fortaleza que, si el cielo se la dio, puede llamarse suya”: porque entonces, en ausencia de todo motivo y apoyo meramente natural, actúa solamente en virtud de esa fortaleza que Dios le confiere a través de su sometida voluntad. (El problema del sufrimiento, p. 42)

No quiero darle menor valor al sufrimiento del lector sino más bien indicar que cualquier sufrimiento es difícil pero no por eso debe perderse la esperanza. Recuerdo una frase a un aconsejado: “Quien eres tú para querer evitarte el sufrimiento, ni aun Jesucristo lo hizo. Todo lo que haces para Dios no es para que te pasen cosas buenas sino porque amas a Dios y has entendido que eres su hijo.”

Otro escritor contemporáneo que aborda el tema es Anthony de Mello. En sus libros siempre deja un espacio para el tema. Sin embargo el ahonda en la intemporalidad del sufrimiento, en ocasiones hace pensar que el sufrimiento no existe ya que si el dolor es un elemento normal en la vida no se debería sufrir por su causa.

Puede ser que un artista no se tome mayor trabajo al hacer un bosquejo a la rápida para entretener a un niño; puede que lo dé por terminado, a pesar de no estar exactamente como pretendía que fuera. Pero, con la gran obra de su vida —la obra que ama tan intensamente, aunque de manera diferente, como un hombre ama a una mujer, o una madre a su hijo— se tomará molestias interminables y, sin lugar a dudas, causaría molestias interminables a su cuadro, si éste fuera sensible. Uno puede imaginarse a un cuadro sensible después que ha sido borrado, raspado y recomenzado por décima vez, deseando ser sólo un pequeño bosquejo que se termina en un minuto. De igual forma, es natural que nosotros deseemos que Dios hubiese proyectado para nosotros un destino menos glorioso y menos arduo; pero, en tal caso, no estaríamos deseando más amor, sino menos (C.S. Lewis).

Muchas personas andan por el mundo quejándose por lo que sufren sin ponerse a pensar que el sufrimiento que padecen es relativamente menor al de otros. Un desamor a pesar de ser trágico no es comparado con el sufrimiento de la muerte de un ser querido, aunque en mucho tiene similitud, no puede compararse. También por las dificultades laborales o económicas, sin embargo otros padecen mayor agonía… Así que es impreciso decir “nadie comprende mi sufrimiento” o decir “mi sufrimiento es el más grande”. Recordar el caso de los padres apostólicos o aun del mismo Jesucristo debe ser motivo de esperanza ante el sufrimiento Personas como Justino Mártir o Policarpo de Esmirna que a pesar de prestar resistencia al final de sus días tuvieron que padecer la muerte defendiendo la fe y también defendiendo a otros creyentes es motivo de esperanza ante los sufrimientos pasajeros de nuestro siglo. Revista LEAN

Conclusión

Bibliografía C.S. Lewis, El problema del dolor (EUA: Editorial Harper). Juan Garriga, Obras Maestras. (Barcelona, España: Editorial Iberia, 1947). Platón, Critón. Editorial Universitaria. Alfonso Ropero, Lo mejor de Justino Mártir. (Terrasa, España: Editorial Clie, 2004). Lou Marinoff, Más Platón y menos prozac. (Barcelona: Ediciones B, S.A., 2000). Anthony de Mello. El canto del pájaro. (Santander, España: Editorial Sal Terrae, 1982).


¿Dónde está Dios?

¿DÓNDE ESTÁ DIOS? Lic. Shel Durán

Pies enlodados, ojos llorosos, almas rotas. El panorama era oscuro, tenebroso. Sus gobernantes fueron ejecutados, no sin antes haber sido ridiculizados frente a todo el pueblo. La moral, por los suelos. Los lugares más sagrados quedaron destruidos. La ciudad, saqueada, desolada. Los que intentaron defenderse fueron aplastados por una fuerza brutal e imparable. Las mujeres, los ancianos y niños, junto con algunos otros sobrevivientes fueron esclavizados. Fue un acto deshumanizante. Después de marchar kilómetros y ser cautivos en tierra ajena había sollozos incontrolables, en un momento perdieron lo que habían logrado a lo largo de cientos de años. Las madres trataban de consolar a los niños pero no tenían palabras, sólo los cargaban meciéndolos. Los pocos varones que quedaban estaban en estado de shock. Los ancianos se lamentaban con sus ropas rotas. Se buscaba la opinión de los líderes religiosos pero éstos guardaban silencio, parecía que los otros dioses habían vencido al suyo. No había esperanza, sólo caos. La pregunta resonaba en lo más íntimo de cada uno de ellos: “¿Dónde está Dios?” Esta descripción bien podría ser la de los pueblos africanos durante el Apartheid; o tal vez, la de los pueblos a lo largo de toda América tras la Conquista; o de otros más. Sin embargo, estas escenas ocurrieron hacia el siglo VI a.C. en Medio Oriente cuando Babilonia derrotó a Judá llevándose al pueblo al cautiverio. Allí, sin tierra, sin templo, sin rey, reflexionaron, meditaron, teologizaron: “¿Dónde estaba Dios, nuestro Dios?”

En el principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra era algo desierto y vacío, y tiniebla cubría la superficie del mar primigenio, mientras la tempestad de Dios vibraba sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz…1 El mar primigenio era un concepto anclado en muchas civilizaciones antiguas. El mar era “símbolo del mal y de la muerte, que pueden amenazar la vida humana sobre la tierra firme.” 2 Se trataba del mar caótico. Así, las religiones en Mesopotamia creían, por ejemplo, en que el dios Marduk había vencido sobre Tiamat, el dragón del caos, en una lucha intensa en el mar; “el dios Shamash era el sol, el dios Sin era la luna, la diosa Istar era el planeta Venus, etc.” 3 7


Por el contrario, la tempestad de Dios vibraba sobre la superficie de las aguas: es decir, Dios, Elohim, estaba orquestando, gobernando sobre el caos. No hubo ninguna lucha astral, ningún dios contendió contra él, no tuvo oposición. Por otro lado se encontraban los mitos que veían la creación como la emanación de un dios, así los egipcios creían que Atum se masturbaba o escupía y de ello surgía la vida. Pero la creación, el ser humano, no es emanación de Dios. Dios es Dios, y el hombre es hombre; lo creado no es divino, no es Dios, pero sí señala que hay un Dios creador. Mientras los babilónicos adoraban a los dioses de la naturaleza y sus elementos, los judíos adoraban al Dios que creo la naturaleza y sus elementos. Dios crea con su Palabra, habla y crea. Aún cuando el pueblo judío fue derrotado y llevado cautivo, y la religión del vencedor quería imponerse –tal como se da en casi todas las conquistas-, su reflexión teológica, firme durante siglos, le recordó que su Dios es creador: que del caos saca el cosmos, impone el orden sobre lo caótico, trae vida en medio de la muerte; los astros, sol, luna y estrellas, no son dioses sino creación de Dios. Y con ello sabían que Dios es Señor simplemente porque él es creador.

Posteriormente, el relato de la torre de Babel, en Génesis 11, también demostraba una premisa importante: Dios se opone a la rebeldía humana ante sus mandatos y que busca reinar a través de la opresión. Este pasaje trata de Babilonia, aquella ciudad arquetípica sedienta de poder y fama que se levanta contra Dios y mengua la hermandad del ser humano. La palabra sapah del versículo 1 se traduce como “lengua” pero su significado primario es “labio”: “Puesto que el habla es producida a través de los labios, solamente era natural que los labios fueran usados como metonimia para lenguaje…”5 La traducción entonces quedaría: “Era toda la tierra un labio y unas mismas palabras”. Nos muestra la idea de un imperialismo que impone un solo idioma: “significa un pensamiento único, una ideología totalitaria, con una centralización política, moral y religiosa de todos los pueblos bajo la autoridad de un solo poder, a la sombra de un solo zigurat.”6 Esto es corroborado por la expresión hallada en el prisma de Tiglat Pilesar: Revista LEAN


¿Dónde está Dios? Desde el principio de mi reinado, hasta mi quinto año de gobierno, mi mano conquistó por todo 42 territorios y sus príncipes; desde la otra orilla del río Zab inferior, línea de confín, más allá de los bosques de las montañas, hasta la otra orilla del Éufrates, hasta la tierra de los hititas y el Mar de Occidente, yo los convertí en una única boca, tomé rehenes y les impuse tributos7. Dios, como juicio contra la rebeldía del ser humano ante el mandato de llenar la tierra (Gn. 1:28) y ante el imperialismo opresor, juzga y confunde a los moradores impidiéndoles consumar sus planes. Precisamente, los judíos, que habían sido esclavizados por los babilónicos, recuerdan que Dios se opone a ello y ven en el relato de Babel su esperanza: la justicia de Dios. Un relato más que contesta nuestra pregunta lo encontramos en el libro del Éxodo, capítulos 7 al 24. Los egipcios oprimían a los judíos y el clamor de estos sube a oídos de Dios quien responde y los libera demostrando su poder a través de plagas que desacreditan a las deidades egipcias y al mismo faraón considerado divino; luego, una vez más, Dios muestra su señorío sobre el mar al cual ordena separándolo –remembranza del acto creador en Gn. 1:7- y hace pasar a su pueblo en seco mientras que el poderío egipcio con todo y faraón y armamento son tragados por el mar; y en el desierto, lugar de desolación y muerte, Dios le da vida al pueblo de Israel: proveyéndoles alimento (maná y codornices) y agua (de una roca), y haciéndolos Su pueblo en términos jurídicos. Así los judíos en el exilio recordaban que el Dios creador continuaba dándoles vida. Aquél que ordenaba el caos, traía orden a su mundo. Su Dios, el que había traído juicio sobre ese orgulloso imperio Babel

también juzgaría a su captor; así como también los había liberado de la esclavitud en Egipto y había juzgado a faraón y su fuerza militar. El Dios que los hizo pasar en medio del mar caótico sin que ellos experimentaran la muerte, y que los condujo en lugar de sequedad sustentándolos día a día, es su Dios. En los primeros relatos del Antiguo Testamento, el pueblo judío encontró la respuesta a dónde estaba Dios. Esa respuesta sigue siendo válida para hoy. Dios sigue creando, dando vida: respiramos, sentimos, hacemos. Dios sigue ordenando el caos: encausa la violencia según sus planes y la limita. Aún cuando vemos la caída de pueblos pequeños oprimidos Dios está atento, escucha el clamor de los pobres y desventurados, y tiene un tiempo establecido para “descender” y juzgar la maldad de los imperios. También, Dios sigue sustentándonos en nuestro desierto, en la tierra árida. En medio de la muerte Dios ofrece vida, vida nueva.

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Entonces, si sabemos que Dios está con el ser humano, que no lo a olvidado ni desahuciado, que lo busca y desea entablar una relación personal con él, la pregunta que realmente resuena a causa de la soledad y el temor que la sociedad experimenta no es dónde está Dios, sino la pregunta de Dios mismo que interroga al ser humano desobediente (Gn. 3:9): “¿Dónde estás tú?”

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Traducción de Gerhard von Rad, El libro del Génesis Trad. Santiago Romero, 4ta edición (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2008), 54. “Mar”, Herculano Alves, Símbolos en la Biblia Trad. Luis Rubio (Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2007), 287. Jean-Louis Ska, Los enigmas del pasado. Historia de Israel y relato bíblico Trad. Miguel Montes (Estella, España: Editorial Verbo Divino, 2003), 27. Del Olmo Lete, G. ed. Mitología y religión del Oriente antiguo. Volumen 1. Barcelona, España: Editorial AUSA, 1993. “hp’f’”, R. Laird Harris, Gleason L. Archer Jr., Bruce K. Waltke TWOT - The Theological Wordbook of the Old Testament (Illinois, EUA: Moody Press of Chicago, 1980) Versión digital en CD-ROM BibleWorks 7, 2005. Traducción mía. Michel Quesnel y Phillippe Gruson, La Biblia y su cultura. Antiguo Testamento Trad. Ramón Alfonso Díez Aragón y Gregorio de Pablos Otero (Santander, España: Editorial Sal Terrae, 2002), 77. Cursivas mías, texto tomado del comentario de La Biblia de nuestro pueblo. Biblia del peregrino América Latina (México, D.F.: Ediciones Mensajero, 2008).


El Señor está presente con la humanidad

EL SEÑOR ESTÁ PRESENTE CON LA HUMANIDAD Lic. Karla Morales

En medio de los contextos en los que se desarrolla el ser humano, el que la intervención de un Ser supremo se manifieste es cada vez más esperada y más proclamada. Se vuelve necesario inventar a esa divinidad. Sin embargo, para el pueblo de Israel, reconocer al verdadero Dios de dioses significa proclamarle alabanza a Yahvé. Y así como a ellos, percibir dónde está Dios debe incentivarnos a alabarle y proclamar su grandeza. Por eso es que el pasaje bajo estudio, Salmo 113: 5-9, es uno de los salmos que refleja la gloria y benevolencia de Yahvé para con la humanidad. ¿Quién se compara al Dios de dioses? En su humildad él refleja su magnificencia. Adentrémonos pues al estudio de este salmo. Este salmo, pertenece a la llamada colección de salmos “del Hallel egipcio”, para distinguir del “Gran Hallel” (slms.120-136) y de otros “Hallel” (salmos 146150). Es el primero de estos himnos que se cantaban en las grandes fiestas judías, sobre todo en la Pascua, bien en el templo o bien en las casas durante la cena pascual. Se recitaban divididos en dos partes: 113-114 antes de beber la segunda copa, 115-118 después de llenar la cuarta, hacia el fin de la cena. De modo que era importante para el pueblo judío reconocer que Yahvé era único.

En los vv. 4-5 la alabanza se refleja porque v.4: Excelso sobre todas las naciones es el SEÑOR; su gloria está sobre los cielos. Esto relata la posición de Yahvé: su poderío se extiende sobre los seres celestiales así como los poderes políticos pues él está por encima de todos.

Como señala Krauss: “alude a antiquísimas tradiciones y concepciones sobre el rey del cielo y el Señor del imperio”. Razón esencial por la que merece ser exaltado, pues Yahvé es único y único es su nombre sobre todo y todos. El v. 5 inicia con una pregunta: ¿Quién es como el SEÑOR nuestro Dios?, que si bien es utilizada entre los contextos de las naciones politeístas como la asiriobabilónica, para Israel demuestra la incomparable esencia de Yahvé frente a otros dioses. Al establecer que es “nuestro Dios” probablemente hace referencia a la promesa del pacto entre el pueblo de Israel y Yahvé. ¿Quién puede compararse a él? Si lo que hace a continuación ningún otro dios lo ha realizado. Pues él está sentado en las alturas, esta afirmación es importante ya que será un gran contraste con los siguientes versículos. Si preguntamos ¿en dónde está Dios? A la luz de este versículo podemos responder que él está sentado en las alturas. Eso significa que ¿está su trono en los cielos? ¿Está en lo alto? Sí, él es el Ser supremo y está en lo alto. Pero… no se queda inerte allá arriba sino que, como el salmo continúa afirmando, realiza acciones a favor del ser humano y entonces, desciende. Pues interviene en la historia de la humanidad. 11


En el versículo 6 se expone que Él se humilla para mirar lo que hay en el cielo y en la tierra, literalmente, estando sentado en su trono, él se “¡abaja!”. Desde allí mira a lo profundo, él no sólo se humilla para ver sino para entrar en acción a favor del hombre. Él desciende y se involucra, no es ajeno a las necesidades humanas, ni al dolor, ni tampoco al desastre. Está presente, sí, allí en la calamidad del pueblo, allí en su angustia, allí con el oprimido. Así lo presentan los vv. 7-9. Él es el que causa que estos mismos seres oprimidos se levanten.

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Él levanta del polvo al oprimido. Yahvé restaura al ser humano para ensalzarlo, así manifiesta externamente su bondad. Pues en la condición que se encuentra el pobre es de total humillación, y el Señor lo levanta del polvo. La línea paralela a esta afirmación expone la misma idea pero con un mayor énfasis. Estas palabras literalmente, hacen referencia a que exalta al necesitado del basurero, de entre los desperdicios lo restaura. Estar sentado en el polvo, o en el montón de desperdicios acumulados son expresiones figurativas para describir extrema degradación y miseria. Las dos palabras utilizadas lD’_ pobre, y !Ay*b.a necesitado, en sentido genérico la traducción es de una persona desvalida, desamparada, indigente, menesterosa. Según 1 Sam. 2:8 las palabras refieren a que el lugar es un basurero, vertedero, en donde hay inmundicia, muladar. Su humildad implica no sólo la pobreza y el hambre sino la degradación y la vergüenza. Por lo tanto su liberación implica no sólo alimentos, sino la restauración a una posición adecuada en la comunidad. Ahora se sientan con orgullo entre las personas que encuentran allí.

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Para hacerlo sentar entre los nobles de su pueblo. Existe un énfasis en cómo se va desarrollando la intervención divina, noten los verbos: mira, levanta, exalta, enaltece y provee dignidad. Esta benevolencia se explica mejor de lo que Yahvé hace en el v. 8 en donde expresa de qué se trata la exaltación y el levantar al necesitado. La acción de Yahvé es la de “introducir a un indigente tal a la compañía de príncipes y la elevación al trono son metáforas que indican los mejoramientos sociales y económicos obrados por Dios, pero pueden entenderse también en un sentido propio. (1Sam. 2.8)”. Es decir, Yahvé hace que participen en el consejo o senado, administrando los asuntos locales o nacionales.

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El Señor está presente con la humanidad Significa que de la opresión y angustia les da una nueva esperanza, los hace surgir de donde se encuentran. ¿Pasa esto siempre entre Latinoamérica? Responder a esta pregunta sería tomar el papel de Yahvé; debemos reconocer que él es soberano y a nosotros no nos compete juzgar. Pero una cosa es segura, él no miente. Su palabra afirma que él restaura, él levanta. Sí, él interviene a favor del necesitado.

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A la estéril entre la sociedad Ahora, Yahvé, hace “sentarse” a la estéril, es decir, en su trono como reina de la casa. indicando que le da puesto de autoridad dentro de su familia. Porque antes, era estéril pero ahora es madre alegre de hijos. Una alusión más a la narración de Antiguo Testamento en el canto de Ana junto al versículo anterior. Pues justamente como mujer sin hijos es beneficiada y se le da honor en su casa.

Hasta aquí el salmo ha expuesto suficientes razones para alabar a Yahvé, definitivamente él es el Dios de dioses. ¿En dónde está? En las alturas, sí, pero también aquí en la tierra, con y en nosotros. Interviene a nuestro favor y dignifica al angustiado, necesitado y de condición vacía. Obra para bien según su benevolencia, obra para bien a pesar de los reveses de la vida, y sí, obra soberanamente porque Él es el Señor sobre todo. El salmo termina de la misma forma que inició con un imperativo a alabar, engrandecer y decir quién es Yahvé porque hay razones para tal acción. El que confía en Yahvé tiene esperanza porque ha actuado por el bien de la humanidad y desde el estiércol, desde su vergüenza lo levanta y restaura. Él siendo el Todopoderoso que trasciende el universo, que mora en las alturas, se abaja, se humilla para causar exaltación. Aquí está Dios entre nosotros.

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¿DÓNDE HABITA DIOS?: El Discurso de Esteban como relectura crítica de la historia de Israel desde la perspectiva de la diáspora

M.Th. Gerardo Corpeño

Hace algún tiempo un estudiante me hizo la siguiente pregunta en un curso de teología: ¿Dónde está Dios? La pregunta pretendía de alguna manera buscar una respuesta inequívoca. Probablemente el estudiante estaba esperando que yo respondiera por ejemplo, Dios está en la Iglesia, o Dios está en cada uno de los creyentes, o Dios habita en medio de su pueblo. Este tipo de respuestas aunque ciertas, no obstante adolecen del problema de dar por sentado dónde está Dios y sobre todo del lado de quiénes está. La historia de la nación de Israel es un vivo ejemplo del riesgo de asumir que “sabemos” dónde y del lado de quiénes está Dios. Uno de los símbolos nacionales y religiosos más importantes de Israel, era el templo. El templo simbolizaba la presencia de Dios en medio de su pueblo. Sin embargo, en la larga historia de Israel, su teología del templo se había llegado a convertir en una especie de manto protector o salvaguarda que según ellos los protegería aún y a pesar de su propia desobediencia. Con todo, aún desde el Antiguo testamento siempre existieron voces proféticas que amonestaron severamente a Israel y a sus líderes de esta falsa teología del templo. Jeremías por ejemplo les advierte que si no mejoran su conducta ética, de nada les va servir decir “templo del Señor, templo del Señor, templo del señor”. La historia es contundente, y su aferrarse al templo, no les sirvió de nada en contra del eminente juicio de Dios a manos de los babilonios por su desobediencia. De hecho el profeta Ezequiel, en una visión portentosa y sobrecogedora, narra como Dios aún antes del exilio, ya había abandonado el templo, sin que los judíos se percataran de ello. (Ez.10).

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En forma similar, en el Nuevo Testamento encontramos a Jesús y posteriormente a los apóstoles mostrando cierta actitud antagónica y de desaprobación contra el templo y su régimen. Un testimonio claro y elocuente de esto es el famoso discurso de Esteban en Hechos capítulo siete (por cierto el discurso más largo registrado en todo el libro). En el presente ensayo, se abordará de manera puntual este discurso de Esteban. Se propondrá que dicho discurso, es un ejemplo de relectura crítica de la historia judía del pueblo de Israel, hecha por los primeros cristianos.


¿Dónde habita Dios? El hecho de que esta relectura sea crítica no la hace menos válida o antijudía, ni mucho menos contraria a la teología veterotestamentaria. Todo lo opuesto, esta relectura es una crítica que se hace desde adentro, tal como lo hicieran los profetas en el Antiguo Testamento, y el mismo Jesús antes que Esteban.1 Además de lo anterior también se sugerirá que la relectura que Esteban hace de la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, es una interpretación teológica desde dos perspectivas singulares: La perspectiva de la diáspora (Esteban era un judío de la dispersión), y la perspectiva cristiana (como un seguidor de Jesús como el Mesías). En otras palabras Esteban interpreta el Antiguo Testamento no solo desde la óptica del exilio, sino sobre todo a la luz de la realidad de la muerte, resurrección y asención de Jesús como el Mesías.

I

Los resultados de esta relectura redundaran en una severa crítica a la teología nacionalista de Jerusalén, cuyo centro y símbolo máximo era el templo. Para tratar de argumentar esta propuesta el presente trabajo se va a estructurar de la siguiente manera: Primero se mostrará cómo la relectura que hace Esteban de la historia del pueblo de Israel en el AT, es una relectura que se hace desde la perspectiva de la diáspora y desde su nueva realidad en Cristo. Luego, se verá cómo esta perspectiva resulta en una crítica frontal al nacionalismo idolátrico de la nación y su liderazgo, y al Templo, como símbolo máximo de tal expresión idolátrica. Finalmente se concluirá con algunas reflexiones sumarias para la Iglesia hoy.

La relectura de la historia del pueblo de Israel en clave de la diáspora

Todo el capítulo siete de Hechos está dedicado a lo que se conoce como la “defensa” o el sermón de Esteban. Si bien como varios comentaristas han señalado este no es una apología en el sentido moderno del término, más bien es un modelo de lo que significaba dar auténtico testimonio de Jesucristo en un contexto judío.2 Otros eruditos con acierto han señalado que el discurso es hasta cierto punto una respuesta a las acusaciones de los judíos que se resumen en: Blasfemia contra Moisés (la ley) y contra Dios y el Templo (que simbolizaba la presencia de Dios). Con todo, como Fitzmyer sugiere, cuando se lee con detenimiento el sermón aunque responde a estas preguntas, no se limita a eso, sino va más allá.3 Esteban parece tener pretensiones más amplias, las cuales tienen que ver con poner a sus acusadores en el banquillo de los acusados, al hacer toda una relectura de la historia del pueblo de Israel, desde una perspectiva judía pero cristiana y desde la diáspora.4

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El Señor está presente con la humanidad

La manera puntual en que Esteban realiza esta relectura es la siguiente: Primero, subrayando que todos los grandes eventos de Israel como nación sucedieron fuera de la tierra santa. Segundo, tanto los patriarcas como el pueblo de Israel vivieron la mayor parte como extranjeros y peregrinos. A continuación desglosaremos como Esteban construye su relectura, seleccionando cuidadosamente las historias y los personajes, para reforzar estas dos verdades. Todos los grandes eventos de Israel pasaron fuera de la “tierra santa” Un tema central desde el inicio del discurso y que tiene que ver con el argumento de Esteban, es “la insistencia en que la presencia de Dios no se restringe a ninguna tierra en particular ni a ningún edificio material”.5 De hecho, Esteban deja claro que todos los grandes acontecimientos de la historia de Israel sucedieron fuera de la tierra “santa”. Esto lo ilustra con tres personajes claves de la historia de Israel, los cuales fueron llamados y vivieron buena parte de su vida fuera de la tierra prometida. El primer gran acontecimiento, que es el acontecimiento fundante de Israel, es el llamado de Dios a Abraham. Esteban recalca que Dios se le apareció al patriarca estando este en Mesopotamia, (v.2b-8a), convirtiéndose así, en “el primer errante, demostrando que el culto a Dios no está sujeto a lugar alguno en particular”6 Además, Esteban en su discurso recalca el llamado a salir de su tierra y de su parentela e irá a una tierra extraña.7 Esto resulta significativo, porque enfatiza el elemento de peregrinaje que luego también iba estar implícito en la historia de Israel como nación. Como dice Justo González: “Abraham es el prototipo que establece el carácter del pueblo escogido como pueblo peregrino.” 8

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De hecho, Esteban demuestra que la promesa hecha a Abraham, no es principalmente territorial. Es más, los patriarcas en realidad no heredaron nada, ni siquiera para poner un pie, sino la promesa estaba abierta a su descendencia (v.5).9 Al final Esteban agrega una parte de la promesa de Abraham que seguro no debió gustarles a los judíos de Jerusalén: “Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años” (v.6). Sin duda solo un judío de la diáspora, como Esteban, que experimentaba el exilio y lo que significa ser peregrino podría recordar esta mención, la cual probablemente los judíos oriundos de Jerusalén habían olvidado.


¿Dónde habita Dios? El segundo ejemplo tiene que ver con el segundo personaje importante en la historia judía: José (v.9-16), quién es vendido por sus hermanos como esclavo, estableciéndose en una tierra que pertenecía a otros, esto según Fitzmyer era un símbolo de la gran diáspora.10 Dicho sea de paso encontramos el primer tipo (paralelo) que Esteban hace entre José y Jesús. Ambos rechazados por los suyos, y sin embargo ambos vindicados por Dios. Pero siguiendo con el argumento sobre la diáspora, fue en Egipto donde Dios prosperó a José y gracias a él cuando hubo hambre en la tierra de la promesa, el pueblo tuvo que ir a Egipto, siendo sustentados por Faraón. Sobre el dato que Esteban resalta acerca de los huesos de José y su familia que fueron trasladados a Siquem, lo interesante es que esta mención habría sido un duro golpe en contra de los judíos, pues Siquem era parte de Samaria.11 Nuevamente Esteban pone el énfasis en el elemento de diáspora y pueblo peregrino relativizando totalmente el orgullo étnico y territorial de los jerosolimitanos.

El tercer ejemplo, y probablemente el más fuerte, tiene que ver con el líder y caudillo por excele ncia del pueblo judío: Moisés. Lo que Esteban deja claro al citar el ejemplo de este icono nacional son tres cosas: Uno, que este gran caudillo judío, en realidad, nació y creció fuera de la “tierra santa” (Israel). Dos, que recibió el llamamiento de Dios en el desierto de Madián (estando en la diáspora). Tres, que es rechazado por su propio pueblo “pero, nuestros padres no quisieron obedecerle y lo rechazaron” (7:38). Finalmente, este mismo Moisés se vuelve en tipo de Cristo, profetizando incluso la llegada de otro profeta similar a él que Dios levantaría (7:39).

Tanto los líderes de Israel como el pueblo mismo han sido peregrinos Casi como un corolario de lo visto en la sección anterior, es posible decir que Esteban esta señalando una verdad teológica e histórica importante: Tanto los grandes líderes de Israel, como el mismo pueblo judío ha sido históricamente un pueblo peregrino. Abraham es hombre errante, modelo de un pueblo llamado a ser peregrino, José fue vendido por sus hermanos siendo esclavo y por ello paso buena parte de su vida en el exilio, incluso Dios prosperándole. Finalmente, Moisés no creció siendo judío, sino como un egipcio, luego fue formado en carácter por Dios estando en el exilio (en la tierra de Madián). Es precisamente allí dónde Dios se le aparece y luego conduce al pueblo de Dios por el desierto, como peregrinos. Y Sin embargo a este Moisés que fue criado como Egipcio y vivió buena parte de su vida en Madián, es a quien Dios a enviado como gobernante y libertador”.

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El Señor está presente con la humanidad

En resumen, el “pedigrí” del mismo fundador de la nación no es necesariamente el de un judío de pura cepa. Esto debió haber sido un duro golpe al orgullo nacionalista de las autoridades religiosas y del templo. Recapitulando, lo primero que nos enseña esta relectura que hace Esteban de la historia del AT es que el Dios de Israel no está atado en ninguna forma a una supuesta teología nacionalista. Dios ha actuado y seguirá haciéndolo fuera de Israel. Segundo, la vocación del pueblo de Dios desde sus mismos orígenes, ha sido la de un pueblo peregrino, y no un pueblo estacionario, la de bendecir a las naciones y no monopolizar la bendición de Dios. En el siguiente apartado se verá la crítica que Esteban hace de un pueblo que en su teología ha olvidado estas verdades.

II

Una teología de la diáspora deriva en una crítica a una teología nacionalista e idolátrica del templo

Esteban termina la historia de Moisés en una especie de clímax, en dónde arremete en contra de las autoridades del templo. Ahora los acusadores terminan convirtiéndose en los acusados. Esto lo hace a través de: Primero, señalar que desde sus comienzos la casa de Israel se ha rebelado constantemente contra Dios y ha sido pueblo idólatra, dando como resultado el exilio en Babilonia. Segundo, demostrando que la infidelidad del pueblo hacia Dios y su idolatría se ilustran precisamente en su fijación en el Templo, el cual se fue convirtiendo en un sustituto de YHWH.

Israel ha sido rebelde e idólatra desde sus orígenes La parte central del discurso de Esteban es la parte de Moisés que sirve como transición para la posterior arremetida de Esteban contra la nación (principalmente sus autoridades) y el templo. Moisés no solo nació y creció fuera de “este lugar” (Israel), sino que fue rechazado desde el inició por sus propio pueblo. Así lo muestra claramente Esteban en su recuento de la historia de este caudillo nacional: “¿Quién te ha nombrado nuestro jefe y juez?” (7:27), pregunta el pueblo, cuando Moisés quiere inicialmente ser el libertador del pueblo y termina exiliado en Madián.

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Luego, después que Dios se le aparece a Moisés en la zarza y en Sinaí y le da la ley (7:38); aún así “nuestros padres no quisieron obedecerle y le rechazaron” (7:38).” Después del recuento histórico que termina precisamente con la historia de Moisés, Esteban da un giro en su narración, y empieza a dar un resumen de la historia idolátrica del pueblo de Israel. Esta idolatría comenzó desde los mismos orígenes del pueblo en el monte Sinaí, mientras Moisés recibe la ley del pacto de parte de Dios, el pueblo esta adorando un


¿Dónde habita Dios? becerro de oro, al que llaman “dios”. Como lo ha expresado Fitzmyer: “El rechazo de Moisés, el libertador enviado por Dios para liberar a Israel, hace caer al pueblo en la idolatría, encabezada por Aarón (Ex. 32:23)”.12 Pero esto solo sería el inicio de una serie de episodios dónde se demuestra que el corazón de Israel no estaba con Dios, sino persistía en ser idolátrico. De hecho Esteban lo resume parafraseando una cita clave de Amos: “Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues más allá de Babilonia.” (Hechos 7:42-43).

La cita que hace de Amos, tomada de la septuaginta, es interesante pues Esteban cambia Damasco por Babilonia, como el lugar donde Dios iba llevar al pueblo al exilio, como justo castigo por su corazón idólatra. Esta variante que introduce Esteban se entiende, porque su propósito era aplicar este versículo a los judíos de Jerusalén. Esta aplicación es válida, pues de la misma manera que la idolatría fue el factor que llevara primero al reino del norte a Damasco, el mismo corazón idolatra fue el que llevó después a Judá a Babilonia.13 En resumen podemos citar las palabras de Bruce que dan un recuento de la historia idolátrica del pueblo de Dios en el AT: “La adoración de los poderes planetarios, por la cual la nación perdió su libertad y sufrió la deportación, fue el clímax de ese proceso idólatra que comenzó en el desierto.” 14

El Templo se ha convertido en la expresión máxima de la idolatría de Israel Un punto teológico importante que se desprende de todo lo visto hasta acá (pero que a veces se pasa por alto), tiene que ver con la función del Templo en el discurso de Esteban. Es necesario recordar que una de las acusaciones iniciales que se le hacen es que habla palabras blasfemas contra este lugar santo y contra Dios (6:11,13), pues para los judíos el templo simbolizaba la presencia de Dios. Sin embargo, Esteban le da vuelta a esta acusación, y como se ha visto señala categóricamente que el pueblo de Israel ha sido idolatra y rebelde contra Dios en toda su historia, blasfemando su nombre. Ahora Esteban pasa a enfocarse en el templo, para demostrar que la coronación de esta actitud idólatra del pueblo le ha llevado a terminar adorando un ídolo hecho de manos, llamado Templo. Esto se puede apreciar a través de lo siguiente: En el versículo 41 ya Esteban ha subrayado que el becerro de oro es obra de sus manos. Luego en el versículo 42 citando al profeta Amos dice: 19


El Señor está presente con la humanidad

“¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años?” (que era una de los propósitos del tabernáculo primero y luego del templo)… La respuesta esperada es un ¡no!, antes bien, “figuras os hicisteis para adorarlas”. Finalmente Esteban culmina su recuento sobre la historia de Israel, con la construcción del Templo hecha por mano de Salomón. La nota con la que termina Esteban sobre la construcción de este templo es claramente negativa. Partiendo de una cita de Isaías, dice: “Si bien el altísimo no habita en templos hechos de mano como dice el profeta: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor, ¿O cual es el lugar de mi reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas?” (Hechos 7:48-49).

Nótese en todo este recuento el énfasis en la frase: hecha de manos, como una alusión a la idolatría, la misma alusión es la que Esteban hace sobre el Templo hecho de manos. La frase, “hecho de manos” del versículo 48 implica la idea de idolatría, siendo usado en la Septuaginta comúnmente como sinónimo para ídolos.15

No queda del todo claro cuál era el problema de fondo con el templo. Algunas opciones pueden ser: que Salomón no cumplió totalmente el deseo de David ni de Dios, porque la casa (el templo) de Salomón se convirtió en un lugar de idolatría para los Judíos a lo largo de su historia (Amos 5); o porque Dios no puede morar en un templo o edificio físico (Isaías 66:1-2) y solo Jesucristo puede proveer el tabernáculo divino en que Dios puede morar (Hebreos 8).16 Algunos comentaristas como Fitzmyer, incluso llegan a sugerir que Esteban esta criticando acá la construcción misma del Templo, obra de sus manos, el cuál sustituyó del tabernáculo del desierto, que era el único hecho bajo el diseño divino.

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Según este autor “esta acción equivocada ha hecho que Yahvé se parezca a un ídolo pagano.”17 Como sea que fuese, lo que sí es seguro es que toda la crítica del templo está apuntando al nacionalismo judío y su teología de “pueblo escogido” que ellos habían interpretado como “pueblo favorito”, la cual se encarnaba en su devoción al templo por encima de Dios. El pueblo y las autoridades del templo, llegaron a amar más su propio templo (símbolo nacional) que a Dios, y se escudaban en el mismo para justificar su orden injusto que blasfemaba constantemente el nombre del verdadero Dios que no está preso a ningún templo o a ninguna teología del templo.


¿Dónde habita Dios? En resumen, lo que resulta claro del sermón, es que el templo en opinión de Esteban, se ha convertido en un ídolo y por ende ha perdido su razón de ser. Esteban además parece estar relativizando al templo y desmonopolizando su función, apuntando a la idea de algo más móvil, como el tabernáculo. También Esteban en Hechos parece estar presentando la idea de un nuevo Templo, que presumiblemente es la realidad, de la cual el anterior solo era un pálido reflejo. Este nuevo templo probablemente también tiene que ver con la teología implícita del tabernáculo que apunta a la misión de la iglesia como nuevo templo que es algo más móvil, que fijo y estacionario. Esto pudo ser el propósito de Lucas para ponerlo allí, es decir, demostrar que el templo viejo está bajo juicio y ya no cumple su función, y que hay un nuevo templo. Este nuevo templo, incluye por supuesto la obra de Cristo en la cruz (en ese sentido él puede ser llamado el nuevo templo), pero de acuerdo al libro de los Hechos se extiende ahora a su iglesia, la cual cumple la función del templo antiguo: llevar la presencia de Dios a todo lugar y a todos.

Conclusión En el presente escrito se ha tratado de argumentar brevemente que la mejor manera de entender el uso que Esteban hace del Antiguo Testamento y su manera de narrar la historia del pueblo de Dios, es comprendiendo que él hace una reinterpretación teológica desde la perspectiva cristina de la diáspora. Esta perspectiva teológica singular arrojó algunas relecturas interesantes sobre la historia del pueblo Israel y lo relacionado a la tierra santa y el templo: En primer lugar se vio cómo los grandes eventos de Israel sucedieron fuera de la tierra prometida, y sus líderes también fueron llamados fuera de ella. En segundo lugar, los grandes líderes, como Abraham, José y Moisés, fueron peregrinos y vivieron buena parte de su vida en el exilio, demarcando así la vocación peregrina que el pueblo debía mantener como parte de su identidad. Finalmente, toda esta hermenéutica de la diáspora, lleva a Esteban a formular una crítica frontal y devastadora contra la idea nacionalista de los judíos de Jerusalén y su conducta idolátrica. Esta crítica no era en contra del judaísmo per se, sino en contra de la expresión judía nacionalista exacerbada que estaba marcada por una historia de idolatría, la cual había llegado a su colmo en la adoración del Templo en lugar de Dios. Todo lo anterior se convierte en una seria y urgente advertencia para la iglesia evangélica actual (cualquier denominación que sea), es por ello que a continuación se quisiera terminar sugiriendo algunas lecciones para la escena eclesial contemporánea:

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El Señor está presente con la humanidad

La Iglesia nunca debe cambiar su identidad de pueblo escogido por pueblo favorito, ni traicionar su vocación de pueblo peregrino y con una misión, por un falso llamado a girar su vida y razón de ser en torno a edificios y mega estructuras.

Segundo, la Iglesia tampoco debe jamás sustituir la adoración al Dios verdadero, por la adoración de templos hechos por manos de hombres. Los templos o edificios son un medio para bendecir a los hermanos y a la comunidad donde Dios nos ha puesto, y nunca un fin en sí mismo.

Tercero, de la misma forma que Israel tergiverso su llamado de ser pueblo escogido convirtiéndolo en “pueblo favorito”, enfatizando el elemento étnico en vez del ético y cayendo en un nacionalismo exacerbado, la iglesia hoy corre riesgo similar. Tal vez hoy en día no se aplique el nacionalismo que los judíos contemporáneos de Esteban tenían, pero sí la iglesia probablemente haya caído en una especie de “iglesiocentrismo”, en el cual ella se jacta de los favores y bendiciones que Dios le ha dado, pero se olvida de que la razón misma por la cual Dios la creo es para ser de bendición a la sociedad. La advertencia de Esteban y los profetas debería de ser suficiente para recordar a la iglesia que su “pedigrí” de pueblo escogido no es un manto protector en el cual se pueda escudar la desobediencia ética al Dios del pacto.

Finalmente, el sermón de Esteban también se convierte en un recordatorio para todos de que el Dios de Israel que también es el Dios cristiano, no puede ser apresado por ningún templo (ni por ninguna teología), ni tampoco puede ser manipulado por nadie, ni siquiera por su propio pueblo. No es la iglesia, la que hace con sus manos un templo en el que Dios habite. Es el Dios de los cielos y de la tierra que forma su iglesia para que esta pueda servir y ser luz en el mundo. Este ensayo comenzó con la pregunta ¿Dónde habita Dios? A la luz del estudio y análisis del sermón de Esteban en Hechos siete, se quisiera terminar sugiriendo que cualquiera que sea nuestra respuesta, nunca debemos de dar por sentado que Dios está con nosotros o de nuestro lado per se. En vez de esto, sería mejor que como iglesia nos hiciéramos constantemente la siguiente pregunta: ¿Estamos nosotros con Dios o del lado de Dios?

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¿Dónde habita Dios?

1

Para leer más sobre la crítica desde adentro, aunque aplicada al mensaje profético de Jesús, ver N.T. Wright. El Desafío de Jesús, Bilbao: Desclée, 2003, p. 65-67. Para verla en los profetas del Antiguo Testamento, ver Walter Brueggemann. Imaginación profética, Barcelona, Sal Terrae, 1996.

2

F.F. Bruce. Hechos de los Apóstoles: Introducción, comentario y notas, (Buenos Aires, Nueva Creación: 1998), 158; Joseph Fitzmyer. Los Hechos de los Apóstoles I: Traducción, introducción y comentario (1,1-8,40), (Salamanca, Ediciones Sígueme: 2003), 495.

3

Fitzmyer, Los Hechos de los Apóstoles I, 496-97.

4

En la opinión de quién esto escribe, lo que permitió a Esteban hacer esta reinterpretación de la historia de Israel, no era simplemente su nueva experiencia como Cristiano (lo cual es cierto), sino también su experiencia en el exilio, como judío de la diáspora. Ambas cosas (su estatus cristiano y del exilio) se conjugaron para que él fuese capaz de hacer tal relectura autocrítica, con los énfasis que hizo.

5

Bruce, Hechos, 158.

6

Fitzmyer, 498.

7

Sobre la pequeña variante entre lo que Esteban dice y lo que aparece en Génesis, no parece ser creación de Esteban ni de la primera tradición cristiana, pues se encuentra también en Filón de Alejandría, De mig., 62:66 y en Josefo, Ant., 1.154. Ver Justo González. Hechos de los Apóstoles. Comentario Bíblico Iberoamericano, (Buenos Aires, Kairos: 2000), 161.

8

J. González. Hechos de los Apóstoles, 161.

9

Julius Scot, Jr. “Stephen Speech: A Possible Model for Luke´s Historical Method?”, Journal of the Evangelical Theological Society, No.17/2 (1974): 93.

10

Fitzmyer, 499.

11

Daniel Steffen, Notas de Clase Exégesis de Hechos (Hechos 8.12). Seteca, 2011, 60.

12

Fitzmyer, 499.

13

Bruce, Hechos, 175.

14

Ibid., 174.

15

Julius Scot, Jr. Stephen Speech, 94.

16

Steffen, 66.

17

Fitzmyer, 500.

18

Jaroslav Pelikan. Acts. Brazos Theological Commentary on the Bible, Grand Rapids, Brazos Press: 2005, 104.

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¿DÓNDE ESTÁ DIOS?

Lic. Manuel Suyán

Día 0 - Día de preparación

— Para informarle General que las órdenes dadas han sido cumplidas y tal como se — — — — — — — — —

— —

predijo Ha sido llevado para ser Enjuiciado. ¿Qué más hacemos? Espere. Sólo hay que esperar. Esas son las órdenes. Pero General, no vamos a intervenir como la otra vez que llevamos en nuestras manos un sustituto para que no muriera el hijo de… No. En esta ocasión se me ha pedido sólo esperar y dejar que todo surja como está escrito. General, no soy dado a desobedecer y menos a indagar sus razones para obedecer estas órdenes pero… no cree que estamos dejando pasar la ocasión para estar en defensa de Este Inocente No. En esta ocasión no hay que Defenderle porque es parte del proceso que debe pasar. Es Su misión. Es admirable Su osadía para Enfrentarse Él sólo a todo el ejército del mal… lo van a destruir hasta la muerte y esto lo sabe muy bien. Sí. Lo van a matar y van a querer doblegarlo pero hasta este momento ha mostrado firmeza Lo sé. Estuve sirviéndole la otra vez cuando el bello y malo lo estuvo presionando para que cediera ante sus pies y salió invicto. Tal y como se me ordenó: le serví. Mi ejército cumplió con lo que les decía E hicieron un buen trabajo Capitán. Pero ahora por órdenes superiores se nos ha pedido que sólo cuidemos que no toquen su alma. Aunque probablemente no lo hagan porque Su determinación es grande como para que se atrevan a hacerle sentir incómodo al punto de dejarse llevar por algo así Está bien. ¿Entonces sólo debo cuidar de su alma? Esa es su misión y gracias por haberle alentado cuando sus fuerzas comenzaban a flaquear hace unos momentos

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¿Dónde está Dios? — Es un gusto servirle a Quien se enfrenta solo a un ejército tan numeroso y

fuerte. Es un honor saber que pude ayudarle en algo. Sólo me preocuparon esas primeras gotas de sangre — Bueno. Ahora sólo debemos velar para que sus seguidores y seguidoras no se alejen demasiado y tranquilo — Sí… Capitán. Por ahora veamos cómo surge todo esto

— Mis señores… mis saludos para ustedes. Tal y cómo se me ordenó estuve al — — — —

tanto de aquel que Le negó. Se fue llorando y al seguirlo supe que no iba a cometer alguna locura Bien hecho Teniente. Quédese junto a nosotros y veamos cómo tratan Al que se animó a enfrentárseles en carne propia Será un privilegio estar junto a ustedes pero no bajo estas circunstancias ¿Al menos lo dejarán dormir hoy General? No sé Capitán y mejor esperemos para ver qué sigue

Día 1 - La muerte de Dios

— Capitán… hace un momento lo dejaron encerrado y según como está planeado lo van a llevar a matar. No cree que es injusto todo esto. En este momento podemos herirlos con ceguera para que pueda escapar — No General, esperen — Sí mis señores… yo mismo encabecé uno de los bandos que cegaron a aquellos que querían matar al hombre de Dios la otra ocasión y estos… y sus armas de juguete no serán la excepción. — Sé de su disposición para servir pero mejor esperaremos porque es la orden que nos han dado

— Capitán. Soy el Teniente del ejército del Sur. Uno de los seguidores de Este

Justo se ha ido a ahorcar. Quise evitarlo pero no se nos es dada la facultad de entrar en la voluntad de individuos — No se preocupe por éste, así debía ser y ahora a quienes le sirvió se encargarán de él. — Sí, imagino cómo le van a tratar. Ya en otra vez presencié cómo trataban a aquel que se puso a su servicio cuando la tierra se lo tragó a él y a toda su gente — Muy bien Tenientes… alisten a todos los ejércitos porque esto se va a poner un tanto peligroso

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Al unísono los dos Tenientes contestaron y al toque de la trompeta todos se reunieron para estar junto al General y Capitán en Jefe. Todos estaban listos para presenciar el acto legal con el cual se definiría el fin de este que se había atrevido a desafiar a las huestes de maldad

— ¿Cómo es posible que este ejército se esté burlando?; ¿No entienden la majestuosidad de este valeroso acto? — Déjeles estar así Capitán. Así son las órdenes.

— ¡Gabriel! Aquí estoy. Listo para enfrentar a esas huestes de maldad para el

momento eterno y crucial del cual hablamos durante mucho tiempo. Será difícil en realidad pero estaremos dispuestos a correr el riesgo por Amor, por Él — Muy bien Capitán Miguel. Es un gusto batallar juntos en tan difícil tarea. No es la primera ni será la última. Así sucedió cuando Éste nació. ¿Lo recuerda? — Sí mi Capitán. Fue difícil en realidad pero valió la pena… esta es la batalla más esperada pero no es la última, eso téngalo por seguro. ¿Están listos todos los ejércitos? — A su grito… todos los soldados de clase alta y demás enmudecieron e inclinaron su cabeza en señal de sumisión y disposición. Mientras tanto, las huestes de maldad emitían gritos de júbilo pues sabían que en esta ocasión la victoria estaba asegurada. Pero una sola mirada de Quien estaba en el juicio los hizo callar. No se habló más.

— Generales, Lo están torturando. Hagamos algo. No dejemos que lo sigan — — —

— —

martirizando El sufrimiento es un proceso y esta es una lección de sufrimiento extremo que ninguno en la historia pasará porque Éste lo está padeciendo todo. Así que tranquilo. Pero es que… Silencio Teniente. Sé que es injusto todo esto. Lo sabemos y lo sabíamos desde el principio pues ya estaba escrito. Es difícil ver cómo otros sufren y no poder hacer nada. Pero si todo surge como está escrito esta batalla será la decisiva para que el poder sea dado a todos los que así lo deseen. Esa es una burla –dijo un soldado– le están poniendo esa corona en son de burla y lo sé muy bien Veamos cómo todo surge. Vean, Su osadía y valor no tiene límite. Intercede por estas personas. Se atreve aún a despreciar las malas acciones que parecen buenas

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¿Dónde está Dios? — ya que esa sustancia humana podría haberle evitado padecer mucho dolor y sufrimiento. Lo hubiera podido sedar y de esa forma no sufriría… pero no, está decidido a sufrir por amor hasta las últimas — Es admirable Su fortaleza… le llaman vinagre a esa sustancia — ¡No!, su corazón. Ya no late más. Déjenlo… –gritó otro soldado– Las huestes de maldad reían y emitían gritos de júbilo como burlándose de cuantos podían y más de algún hombre podía ver a los ejércitos de Gabriel y Miguel, listos para la batalla. Hombres despiadados, sometidos a esclavitud eterna podían ver a este ejército del mal y a sus Contrincantes al mismo tiempo y también sabían la magnitud de esta muerte inminente. Las huestes de maldad lo sabían y se alteraron pero siguieron en su acometida para hacer sufrir a Quien Se había atrevido a retarlos. Así lo hicieron hasta que emitió un último grito:

— ¡PADRE…! ¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO…?

Las huestes de maldad se burlaron: ¿Dónde está Dios? Gritaron abiertamente. Prepararon sus armas porque en este día la batalla estaba decidida. Satán se burlaba. Al mismo tiempo las huestes de maldad taparon el sol. Era un innumerable ejército del mal. La tierra se nubló. Un grupo de soldados de Gabriel fueron enviados el telón de la religiosidad al mismo tiempo mientras que un buen número de huestes de maldad querían impedirlo, pero no pudieron. Se inició la libertad pero también una fuerte batalla.

Día 2 - Lo recio de la Batalla

— La batalla se ha endurecido. Es el momento. Debemos defender a todos los

seguidores del Rey, Su Majestad Se ha ido y aunque volverá las huestes de maldad no desperdiciarán un momento como este –dijo el Capitán Gabriel

— Muy bien –replicó el Capitán Miguel y comenzaron a batallar.

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Fue un día eterno. Ángeles y demonios luchaban para defender a los seguidores de Aquel que había muerto. Todo era dolor y llanto por momentos. Lanzas y flechas de fuego evitaban que las huestes de maldad poseyeran a cada uno de los seguidores novatos y ahora tristes y debilitados. Luces y colores brillantes estallaban en el cielo y por doquier se respiraba un aire de maldad. Sólo los hombres poseídos se podían dar cuenta de tan cruel lucha y más de alguno pudo notar cómo el alma se les iba al ver a esos majestuosos guerreros: trajes brillantes, miradas impenetrables, espadas relucientes de doble filo y una fuerza descomunal capaz de enfrentarse al mismo Satán en persona, seres angelicalmente tenebrosos, de enorme tamaño y con un rostro que emitía una paz terrorífica a cualquier enemigo. Temblaban los hombres poseídos y gritaban de terror. Se escondían y querían desaparecer y no estar allí pero sus amos les ordenaba infringir dolor a cuántos pudieran y así lo hacían. Fue un día brutal y violento cual nunca se ha escrito. Lo recio de la batalla era más de lo que cualquier mortal pudo imaginar. Las huestes celestiales estaban acostumbradas a esta clase de batallas pero los demonios y su miedo original se había ido y armados de odio y venganza se habían vuelto el doble de fuertes al saber que El Rey había muerto. Gabriel luchaba con muchos demonios a la vez y Miguel no podía creer cómo todos los demonios antes derrotados habían recobrado su libertad al toque de Satán en persona. Demonios eran lanzados al abismo eterno y con un grito de terror se refugiaban en algún lugar recóndito. Desde la oscuridad gritaban: ¿Dónde está Dios?... y se reían. El dolor se apoderó de cuanto mortal que había sido partícipe de la muerte de Dios. No sabían por qué razón y sólo los hombres poseídos lo podían ver. Seres espeluznantes se habían puesto sobre ellos e intentaban entrar en sus cuerpos. Seres míticos nunca vistos eran ahora los que podían contemplar tanto ángeles como poseídos. Nunca antes se había visto algo así. Las huestes celestiales luchaban con todas sus fuerzas y aún la serpiente antigua recobraba el doble de fuerzas en este eterno día. Se animaba a hacer que muchos muertos recobraran la vida. Al mismo tiempo sus enemigos hacían posible lo impensado: pudieron hacer que los que antes murieron recobraran la vida para que oraran y clamaran. Era una de las últimas armas que les había dejado Aquel que había muerto: si la batalla se pone cruda, éstos saldrán de sus tumbas y al orar ustedes recibirán el doble de fuerza, les dijo y así lo hicieron al verse acorralados por un gran ejército. Muchos ángeles eran enviados para cuidar al remanente que aún no podía creer que Su Maestro hubiese muerto. Les cuidaban porque más de algún demonio intentaba acercarse y dominarles como habían hecho con aquel que se había ahorcado el día anterior.

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¿Dónde está Dios? Lo recio de la batalla continuaba. Los demonios hacían de las suyas cual no lo habían hecho. El día fue un día eterno. Dios no estaba presente y aunque el sol había aparecido con el nuevo día… no se veía sino sólo oscuridad. Sólo unos pocos oraban y los niños, los más pequeños… podían ver sólo a seres angelicales rodeándoles y reían. Esas sonrisas les animaban a seguir batallando de forma increíble. La fortaleza de éstos estaba en esas miradas inocentes y encantadoras tal y como lo había hecho desde el principio y aún las huestes de maldad salían huyendo al ver esa sonrisa porque su venganza no era capaz de oponerse a tal fortaleza: la boca de los niños y de los que maman.

— ¡Gabriel! El día se está acabando. Es mejor que estemos listos para la batalla final.

— Está bien Miguel. Dejemos a nuestros soldados en la batalla y vamos a

prepararnos para cuidar el sueño de los seguidores y las seguidoras de Aquel que murió para anunciarles lo que viene

Vamos entonces, dijo Miguel y se dirigieron con Gabriel a su siguiente misión. Algunos de las huestes de maldad se les oponían pero con una mirada de ellos se retiraban. Sus espadas las habían guardado y ahora volaron lejos de lo recio de la batalla.

Día 3 - El día de la victoria La noche siguió con batallas similares a ese día. Los poseídos se refugiaban porque aunque sus amos los dominaban… su temor podía más que ellos y así se quedaban callados y sólo se limitaban a gritar: ¿Dónde está Dios? Algunos hombres no poseídos intentaban acallarlos y más de algún religioso se burlaba también de esta pregunta y la repetían para sus adentros: esto fue necesario para defender nuestra tradición, nuestro padre estaría muy satisfecho al ver cómo obramos. El gallo cantó. Las huestes de maldad una a una fueron sintiendo un terror intenso. La muerte misma se había doblegado y pudo ver a las huestes me maldad quienes se quedaron sin palabras al ver la mirada de tristeza que traía. No pude Vencerle, dijo, y se retiró a esconderse en donde pudo porque no podía ver siquiera el rostro de quien había dicho un día que era la más poderosa después de él. Satanás mismo había dicho a sus ejércitos unos días atrás: les presento a La Muerte, su poder es ilimitado y después de mí ella tiene poder para hacer callar a cuantos se me han opuesto. La victoria está asegurada con ella de nuestro lado.

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Todos habían aplaudido y se sintió orgullosa en ese día y su orgullo se veía destrozado en este momento crucial. Los demonios y aún Satán mismo temblaron al ver el rostro de la derrota que la muerte traía consigo. Las huestes celestiales se reunieron y esperaron. La trompeta sonó y por un Poder extrahumano el lugar en donde Fue enterrado se abrió. Los Capitanes Gabriel y Miguel se inclinaron ante Quien se atrevió a desafiar a las huestes de maldad y las venció. La muerte había sido doblegada antes Su poder y ternura. Su rostro irradiaba paz y quietud que aún los más fuertes generales del ejército terminaron inclinándose. Satán mismo se inclinó por una fuerza que no comprendía. La muerte se inclinó, Satanás hablaba para sí y maldecía pero no podía oponerse más. Las huestes de maldad se retiraron por bandadas y el día se aclaró. Los endemoniados gritaban de terror porque sabían que su fin estaba cerca y al ver Esos Ojos de mirada tierna se derramaba su espíritu y temblaban.

— Muy bien Gabriel, sabía que podías. Miguel, confié en ti. Sé que puedo confiar

en ustedes. Ya me pasarán el reporte sobre cómo fue. Tenemos que celebrar esta victoria. — Es un gusto servirle Mi Señor — Iré a Galilea… debo reunir y contarles en persona a mis novatos seguidores sobre mi victoria. Quédense esperando que van a venir dos y más. Cuéntenles que voy a reunirme con ellos y ellas. Así fue: — Bienvenidas… no está en este lugar… pero deben saberlo mujeres: ¡Dios está aquí!

Día 4, 5, 6 y siguientes

Al decir estas palabras los seres angelicales se quedaron a la espera de su siguiente misión. ¡Dios está aquí! gritaron las huestes celestiales al unísono y se retiraron a cuidar a cada uno de los que tenían a su cargo. Ahora Dios estaría junto a ellos para siempre y los seres humanos estarían beneficiados de tan grande privilegio. Prepárense para la última batalla, dijo el Señor desde los cielos y todos gritaron: a viva voz: ¡Dios está aquí!

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