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[31.10.06]

elpoemaseminal

césar moro, traductor de pierre reverdy (II)

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n lengua castellana César Moro es el más devoto seguidor de Reverdy -no es el único, antes de él Drummond de Andrade hizo una breve antología vertida al castellano y después de él Luis Cernuda que mucho le debe en sus primeros poemas en prosa, lo llamó “el más puro de los poetas franceses de este siglo”-. Pero la devoción de Moro por Reverdy es absoluta. Para él es más aún que un poeta nocturno (“el poeta de la noche y del color negro”, como dijo Aragón en sus notas a Les ardoises de toit), lo es de la noche lunar y del misterio. “Es -dice Moro- el más grande poeta viviente, el solitario, el pájaro de la melancolía”. La elección del poeta de Solesmes es amorosa, pero también tiene raíces en la propia búsqueda poética de Moro. Lo electivo está en que prefiere a Reverdy sobre Huidobro, pues aquél le parece original y éste un simple copista, un vulgar plagiario como dice en su proclama "Huidobro o el obispo embotellado". Como poeta-pintor Moro compone collages, poemas-objeto y ensaya una poesía plástica. Lo más significativo es que comienza a traducir a Reverdy cuando abandona el automatismo surrealista de La tortuga ecuestre (libro crepuscular del más hermoso surrealismo) y después de escribir un poema extenso y más o menos de corte simbolista como Lettre d’amour. En dos de sus libros más ambiciosos: Chateau de grisou y Pierre de Soleils (el primero publicado en México y el segundo inédito en vida del autor) la impronta del poema plástico, recreador de símbolos, castillo de imágenes o de grisú, es definitiva. Cuando nuestros poetas buscaban construir su “pureza” -es decir su poesía como espacio de creación propio- a partir del modelo cartesiano de Valery o la desnudez ascética de Juan Ramón o hasta en la proliferación verbal de los neo-gongoristas, César Moro revela que hay otros ámbitos, otras voces, como la de Pierre Reverdy, que tienen como centro la imagen -la imagen, reveladora del caos y del desastre cotidiano, que Xavier Villaurrutia sorprendió y elogió de Moro en su brevísima reseña a Chateau de Grisou, el más reverdiano libro del poeta peruano Todavía vivía Pierre Reverdy en su retiro en el monasterio de Solesmes cuando César Moro tradujo sus poemas al castellano. Los escogió casi seguramente de Plupart du temps (1945), la antología que reúne los primeros nueve libros de Reverdy. Lo hizo consciente de la dificultad de hacer una traducción de una voz casi única, para darla a conocer a un público hispanoamericano al que casi a la mitad del siglo XX aún la voz de Reverdy le sonaba ajena, y los hizo publicar en el número de enero y julio de de 1948 en Las Moradas (la revista que Moro hacía con Westphalen en Lima), desde otro Solesmes -la prisión mortal del Perú- que como toda República de entonces y de ahora terminaba expulsando -o imponiendo un exilio interno- a sus poetas.

Cambridge, verano de 2005


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