Nuevo Testamento

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diaria. [2] Los Doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron: No es conveniente que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir las mesas. [3] Escoged, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, a los que constituyamos para este servicio, [4] mientras que nosotros nos dedicaremos asiduamente a la oración y al ministerio de la palabra. [5] La propuesta agradó a toda la asamblea y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía; [6] los presentaron ante los Apóstoles, y orando les impusieron las manos. [7] La palabra de Dios se propagaba, y aumentaba considerablemente el número de discípulos en Jerusalén, y gran cantidad de sacerdotes obedecían a la fe. .ce SAN ESTEBAN [8] Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. [9] Se levantaron a discutir con Esteban algunos de la sinagoga llamada de los libertos, de los cirenenses y alejandrinos, con otros de Cilicia y Asia; [10] pero no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que hablaba. [11] Sobornaron entonces a unos hombres que dijeron: Nosotros le hemos oído proferir palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. [12] Amotinaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y presentándose de improviso le prendieron y llevaron al Sanedrín. [13] Presentaron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de proferir palabras contra este lugar santo y contra la Ley; [14] le hemos oído decir, en efecto, que ese Jesús, el Nazareno, destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés. [15] Y al fijarse en él todos los que estaban sentados en el Sanedrín vieron su rostro como la faz de un ángel. Cap. VII [1] Preguntó entonces el Sumo Sacerdote: ¿Es esto así? [2] El respondió: Hermanos y padres, escuchad: el Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán cuando estaba en Mesopotamia, antes de que habitase en Jarán, [3] y le dijo: Sal de tu tierra y de tu familia y ve a la tierra que te mostraré. [4] Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Jarán. De allí, después de morir su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la que vosotros habitáis ahora. [5] No le dio en ella heredad, ni siquiera el espacio de un pie, sino que prometió dársela en posesión a él y, aunque no tenía hijos, a su descendencia después de él. [6] Dios le habló así: Tus descendientes morarán en tierra extranjera, y los esclavizarán y maltratarán durante cuatrocientos años. [7] También dijo Dios: Yo juzgaré a las gentes de las que han sido esclavos, y después saldrán y me darán culto en este lugar. [8] Entonces le dio la alianza de la circuncisión; y así, cuando engendró a Isaac le circuncidó al octavo día, e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. [9] Los patriarcas, envidiosos de José, lo vendieron con destino a Egipto; pero Dios estaba con él, [10] y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría ante el Faraón rey de Egipto, que lo constituyó gobernador de Egipto y de toda su casa. [11] Vino luego hambre y gran tribulación sobre todo Egipto y Canaán, y nuestros padres no encontraban alimento. [12] Oyó Jacob que había trigo en Egipto y envió a nuestros padres por primera vez; [13] en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y así llegó a conocimiento del Faraón el linaje de José. [14] Este envió a buscar a su padre Jacob y a toda su familia, que eran setenta y cinco personas. [15] Jacob bajó a Egipto, donde murió él y también nuestros padres. [16] Y fueron trasladados a Siquén y colocados en el sepulcro que compró Abrahán a precio de plata a los hijos de Hemmor, en Siquén.


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