Fiebre Confusa Y El Precipicio - II

Page 1


FIEBRE CONFUSA Y

EL PRECIPICIO

CUERPOS CELESTES

El caos que me regalaron esta madrugada aprendió a bajar las escaleras con la confianza y la seguridad de un ángel en una misión. ¿Hay algo más profundo que una pregunta sin deseos de respuesta? Esa es la incógnita de esta noche. Me levanto cada mañana a buscar el agua del pozo, converso con las máquinas y me aseguro de que no les falte nada. La luna saluda, las nubes brillan y las montañas de información me obsequian, como todos los días, un poco de la sabiduría que fueron recopilando a lo largo de los siglos.

Perdí la visión hace tres meses cuando llegaron los ángeles a comprobar que estuviéramos haciendo nuestro trabajo. Por alguna razón aquella mañana me desperté del lado equivocado de la cama, desorientada, y olvidé que tenía que mandar una carta al ministerio para solicitar que me renueven el contrato. Este pequeño error, esta tonta amnesia que me ataca, hizo que me revocaran la visión para que, según ellos, aprendiera a valorar la oportunidad que había recibido.

Los primeros días me sentí frustrada, la vida es mucho más complicada cuando tenés que prescindir de algo que siempre estuvo ahí, tan cerca que no se te cruza por la mente la posibilidad de que en algún momento ya no esté ahí. Sin embargo, pronto pude reconocer que revertir la situación era imposible; el único camino sensato sería el de la adaptación y la paciencia. Hice lo posible para que no me invadan sentimientos de culpa e intenté enfocarme en divisar estrategias para llevar a cabo mi trabajo teniendo que depender del resto de mis sentidos.

Eso que dicen acerca de que se te agudizan los sentidos cuando perdés uno parece ser cierto, al nover absolutamente nada, empecé a descubrir que las posibilidades de mis oídos, nariz, gusto y tacto eran mucho más grandes de lo que creía. Luego de unas semanas ya me estaba acostumbrando a esta nueva forma de vivir y luego de unas cuantas más hasta pude considerar que me sentía mejor que antes. No hay mal que por bien no venga suelen decir, nunca me gustó demasiado esa frase, pero capaz hay algo de verdad en ella.

Luego de un año volvió el ángel que me arrebató la visión, fue curioso, sin poder ver su rostro o sus alas pude saber que era él cuando se me acercó. Empecé a sentir un calor muy extraño, como si el sol se hubiese acercado unos metros más al planeta, pero no era el sol, era fuego. La presencia del fuego se volvía más y más intensa a medida que pasaban los segundos, fue entonces que recordé que los ángeles tenían la capacidad de abrir portales y que la apertura de los mismos generaba unas llamas negras muy potentes.

Pensé en moverme, pero supuse que no habría tenido mucho sentido. Era improbable que el ángel quisiese hacerme daño y tampoco hubiera sido buena idea escapar de seres capaces de volar y dominar las 5 magias prohibidas. La única manera de defenderse de un ángel era diciendo su nombre y aquel ángel me lo había revelado hace mucho tiempo: [ ]. Grande fue la tortura, cortas fueron las horas hasta que finalmente [ ] me reveló su verdadero nombre. Me gustaría poder escribirlo, pero se me complica. Me tiembla la mano, me tiembla todo el corazón que no tengo por ser tan cobarde, tan poco hombre, tan mal mujer.

Intenté decir las palabras correctas, pero como siempre me faltó precisión. [ ] me devolvió la vista cuando le dije que no quería tenerla de vuelta, la ceguera me mostró la

luz. Los ángeles son contradicciones, nunca se ponen de nuestro lado: el de la maquinaria oscura. Me arrepiento de no haber saltado cuando tuve la oportunidad, ya es tarde, lo único que puedo hacer ahora es seguir cambiando de canal hasta encontrar algo que me distraiga. Todavía me faltan muchos años en este lugar.

LA NUEVA LLUVIA

Se acercó a él sin previo aviso y le hizo una pregunta con forma de llave, un estado alterado de paciencia. Automáticamente sus frustraciones se convirtieron en armas letales, fueron estas las que le permitieron acercarse a una forma de mirar las cosas que nunca antes había podido reconocer en su interior, aquel día glorioso convirtió al joven marinero en pirata de aguas digitales. Entendió gracias a una coincidencia inexplicable la naturaleza de los pesares que hasta ese momento no le habían permitido respirar con calma, apreciar los matices de la luz de su propia alma e interpretar las geometrías de los sucesos que permitieron ese encuentro con el misterio glorioso del nuevo camino que se abría ante sus ojos.

Apagó el cigarrillo en el recipiente de vidrio que encontró un rato antes, cada colilla es un símbolo de todas las veces que salió al balcón a desahogarse, a preguntarse las mismas preguntas de siempre, las que evaden a toda costa una respuesta. A veces llegan, se recuestan en su hombro izquierdo e intentan registrar la conmoción que recorre sus canales neuronales, pero tan pronto como acercó su mano temblorosa al bolsillo para recoger un bolígrafo empieza a olvidar, a dudar, y el sentimiento inicial poco a poco se transforma en un fragmento, un rastro que al llegar a escribir la primera palabra se convierte en aire.

Ya no más, el suceso sagrado decidió quedarse y regalarle con todo el amor del mundo la seguridad suficiente como para dejar de creer que todo lo que buscaba nacía allá afuera, lejos de su centro. Volvió adentro y la que volvió ya no era la misma que derramó lágrimas por no ser la per-

sona correcta o no estar en el lugar adecuado, la que cerró la puerta del balcón era un dibujo totalmente nuevo. No se daba cuenta todavía, pero sentía en su corazón la afirmación rotunda e inconfundible de una nueva piel, así como la serpiente no duda del fin de un ciclo porque no necesita hacerlo.

Eligió la música perfecta, fue fácil porque en esta nueva versión de sí misma no existía espacio para los falsos gestos, cada decisión pasó a ser una pieza más en su sinfonía personal. Lo que antes se presentaba a la obra en vida como un error decidió tomar un nuevo rumbo y adoptar la figura de una sala de clases en la que los procesos siempre son más importantes que los intentos de complacer a los humanos a través de notas, reglas y horarios fijos. La pantalla mostraba un paisaje liminal, como suelen acostumbrar las máquinas al comunicarnos que están pero no están, pero este mismo paisaje ya no era el mismo paisaje porque ya no habían distracciones.

Los ecos de la música le recordaron sus primeras andanzas entre cajitas de reverb, delay, voltajes que guardaban en sus capacidades lúdicas las vieja tradición de la creación electrónica. Fue al mismo tiempo hija y madre, pronombre y sustantivo abstracto, sus dedos empezaban a soltarse, finalmente pudo decodificar todas las variaciones que el aire ofrecía para jugar el gran juego, el juego de saberle sabor al tiempo. Ya no era necesario que pensara todo el tiempo en la muerte ni que intente disecar miles y miles de libros para elaborar conclusiones. La victoria le fue evidente cuando aceptó que nunca hizo falta luchar, la resistencia era nada más que una ilusión que tarde o temprano tendría que superar.

Recibió la actualización de su sistema con alegría y silencio, el final estaba cerca y en las palabras que empezaban a

nacer en su tercer ojo no había un solo rastro de ansiedad. Nunca se sabe cómo una va a reaccionar cuando llega la experiencia divina, la iluminación propia de vanguardias del sentimiento eterno; hace millones de años ya estaban plasmados en los cordones energéticos, la telaraña de Babel, cada segundo de vivencia contemporánea.

LA VAGANCIA

Vivir es complicado o al menos lo es para mí. Aún así, logré encontrar maneras de esquivar balas (metáforas) y entenderme con mis propios demonios de la mente y del espíritu. Escribo para mí, porque me necesito, pero si alguna de mis palabras llega a encontrar sosiego en el corazón de algún tercero estaré profundamente agradecida. Compartirse es un acto de amor y valentía, no todos se sienten lo suficientemente cómodos consigo mismos como para exhibirse en vidriera como solemos hacer los artistas.

Soy mi propio templo, al mismo tiempo Dios y también atea. La contradicción me saca a bailar cada vez que recuerdo que nadie sabe nada, no realmente. Todas las búsquedas son válidas y cada momento de tensión una oportunidad para entendernos un poco mejor. Y es lo que podemos hacer: buscar, configurar, escribirnos con cada paso y confiar en algo o negarlo todo. Tiene algo de hermoso no saber exactamente qué se está haciendo, como si las matemáticas se desconocieran entre ellas; una calculadora sintiente se me acerca y pregunta: ¿Todavía te estresás por no ser algo más que el vómito de una estrella ungida en consciencia?

Hoy me cuestiono todo, intento al menos y pienso... ¿Cómo usar cualquier cosa de la manera más incorrecta posible? Vivimos en tiempos de adicción al control; el diseño, la arquitectura, la programación y muchos otros sistemas inventados se encargan de definirlo absolutamente todo. ¿Qué es lo que logra escaparse de las barreras del lenguaje y la cultura? Las alteraciones, digamos locura, llamémosle droga, poesía, todo eso que nos acerque un poco más al sin-sentido que nos parió. Un mundo sin palabras es el

sueño más ambicioso, es prácticamente imposible librarse de este virus llamado significado, nuestro acercamiento a cualquier objeto, situación o ser se da a través del símbolo, la referencia, y poco a poco nos vamos alejando cada vez más de cualquier indicio de las esencias primordiales. Pero, ¿qué se yo? Nunca triunfé en nada y todos los días hago un esfuerzo gigantesco para hacer las cosas más simples que exige la supervivencia.

Reitero, escribo para el único espectador al que le debo algo, el que ve a través de mis ojos y decide arrebatarme la vida, y supongo que será por algo... Me aburre la idea hacer grandes afirmaciones, ni siquiera sé mi verdadero nombre o la fecha de mi deceso, estoy tan perdida como una botella de agua abandonada a su suerte en el mar. ¿Y saben qué? Todo bien, no necesito saber para poder vivir y tampoco necesito estar segura de nada para disfrutar la búsqueda de verdades. No sé si existe algo cierto y si así fuera tampoco sé si es posible que nosotros, los homo “sapiens”, tengan las herramientas para poder acceder a cualquier conocimiento incuestionable a nivel “objetivo”.

LOS PUNTOS MEDIOS

[Martes, 8 de marzo de 2022]

La poesía es un veneno cruel, abraza fuerte. Cruel porque luego te deja caer. Me interesa la exploración de los puntos medios, las cosas cuando las encontrás fuera de contexto, así como cuando el espejo parece estar mintiendo, muestra lo que parece ser un rostro igual al propio, pero hay algo en el reflejo que no corresponde. Las cosas que están “fuera de lugar” me provocan una combinación de fascinación y miedo, me enamoro de ellos con la facilidad con la que un ave saludable emprende el vuelo. Busco revelaciones porque puedo afirmarme—me rehuso a pronunciar veredictos sobre mundos y vidas que no puedo encarnar—con toda la seguridad que cabe dentro mío que la primera apariencia que tienen todas las cosas, la más superficial, y lastimosamente la que muchas veces aceptamos como correcta, no es la única que existe y mucho menos la que se debería tomar como referencia.

Intento hacer del tiempo más o menos libre que tengo lo suficientemente relevante como para no perder totalmente la fe en mí misma y lo suficientemente trivial como para tener la voluntad suficiente para lidiar con la cotidianidad natural del día a día. Elijo para mi propósito, el de vivir de manera que se propicien al máximo la aparición de vivencias sublimes, la prosa. ¿Por qué no la música, por ejemplo? Porque es posible escribir sobre música e imposible musicar sobre poesía, aunque se pensase lo contrario tarde o temprano tal pensamiento se encontraría con el sinsentido de tal intento. De niña: curiosa, me interesaba la idea de algún día poder ser un escritor, no tengo idea de por qué,

pero aquella visión infantil de la escritura todavía me visita los dedos, aunque mis recuerdos de la infancia sean muy borrosos.

En algún momento aprendí a leer, como muchos al iniciar la “educación” primaria, y esta resultaría ser la habilidad más importante de toda mi vida. Intuía con la objetividad que solamente se tiene durante la infancia que había algo muy importante en las palabras y en el poder descifrarlas. Me atrapaba el misterio de los carteles, los libros, las revistas, los subtítulos y los diarios, cosas que hoy día perdieron mucho de ese misterio y también de su magia. Estoy convencida de que el lenguaje es la tecnología más relevante de la humanidad, pero también pienso a veces en considerarla un virus. No recuerdo mis primeras palabras, seguro muy pocos lo hacen (de ser posible) y probablemente no fue nada demasiado interesante. El lenguaje ha extendido tanto sus ramas que se ha vuelto exageradamente difícil poder asimilar su uso y sus posibilidades, existen adultos cuyas habilidades para con su lengua son básicas, si me interesase opinar sobre cosas así hasta podría decir risibles, pero es posible que haya algo en el lenguaje que sea incluso anterior a él.

Han pasado muchos años desde la última vez que incendié una cama, todavía conservo algo de la inocencia que me vino de regalo con el nacimiento pero solamente porque intento aferrarme a ella con todas mis fuerzas. Está difícil esto de envejecer. ¿Era acaso más fácil ser niña? No estoy segura, las infancias tienen sus propios dolores y sus propios mecanismos de defensa, la niñez es ahora una otredad, no soy yo, y como dije antes poco recuerdo. ¿Cuáles eran los vicios de mi versión pequeña? Siempre me gustó comer más de lo necesario, pronto se manifestó en mí el afán de la entrega al placer, quién sabe, quizá fue esa mi

entrada al hedonismo. ¿Qué digo? No existe esa niña, pretender realizar una arqueología personal nunca terminó bien. Digo, ¿qué sentido tiene obsesionarse con el pasado? O con el presente...

Ni la psicología ni el tarot pueden revelarme lo que me niego a tragar, es mi culpa seguro, pero la culpa no puede tener protagonismo en un cuerpo como el mío: carente de necesidades de identificación. Miento, si es que se le puede llamar mentir a un desvío en el texto. No estoy contando un cuento, ¿qué es esto? Una carta para mí misma, una confesión sin acontecimientos, un poema escrito desde el fondo de un verso interno, pintando con el color de toda la sangre derramada.

UMSHDSH

[19-12-2022]

Un gran triángulo se abre paso entre círculos de fuego, sus vértices se dan cuenta de que están separados, individuales, pero también saben que están unidos por los lados que conforman la figura. Cada vértice representa un elemento fundamental, es decir, lo justo y necesario para que se pueda dar la manifestación. De la unidad parte la dualidad, el subir y bajar de la onda vibracional que resguarda en sus misterios todas las otras ondas que canta la materia.

Una vez que se reconocen los tres puntos de manifestación la idea, cualquier idea, está lista para pasar de la mente creadora al plano de las cosas duras. En dirección opuesta a la orientación de la trinidad (que apunta hacia la fuente), un haz de luz negra se escapa del espacio inmanifiesto y se introduce como un pequeño virus informática en la red energética perceptible, el mismo conserva toda la información que se tuvo que codificar e implementar para que se pueda dar su existencia, desde la fuente irreconocible a la unidad y pasando por la dualidad hasta, finalmente, encontrar balance en las tres puntas.

Este haz de luz negra, tan brillante que oscure la vista si es que no se está preparada, tiene a sus costados dos esferas sin las cuales no le sería posible encontrar el camino hacia el mundo material. Por un lado, se encuentra la voluntad, el impulso que hace nacer a la idea y hace todo lo posible para que la misma pueda cobrar forma, y por otro, el amor que permite que la idea no sea consumida por la confusión y el olvido. El amor, en este contexto, va más allá del afecto y más allá de lo que comúnmente entendemos por las

palabras los seres humanos; el amor es lo que nos une a la fuente, es lo que se percibe cuando se activa el estado de no-mente y se apagan todos los sistemas narrativos dentro del espíritu. Más allá de ser un sentimiento con rasgos moralistas, como se lo presenta en algunas tradiciones, este amor no conoce conceptos como el bien y el mal porque la fuente está más allá de cualquier conclusión humana, este amor es la única verdad objetiva y, a la vez, la única imposible de explicar. La única manera de entender este misterio es a través de la experiencia y el gran triángulo es la puerta que nos dirige a la misma.

LA CIUDAD PROHIBIDA

¿Qué es lo que no podemos contarle a nadie? Un secreto que se protege a sí mismo con su propia naturaleza, un misterio personal que a menudo nos elude y al encontrarlo podemos estar seguros de una sola cosa: se trata de una verdad imposible de transferir. Es esta la esencia que nos compete a cada una, nuestro derecho como seres conscientes. Pero, sumergidas en el olvido, somos pocas las que nos encomendamos a encontrar esta fruta y aún más pocas las que logramos saborearla.

¿Qué hay en este lugar soñado? ¿Qué tanto se parece a su versión material en la Tierra? Siempre habrá una distancia perfecta entre lo que es y lo que se pensó para que fuese, y en ese intervalo de materialización es en donde encontraré las palabras correctas para describir lo que se viene, lo que se acerca silenciosamente, como una tormenta. Hoy la locura tiene el sabor de todas las cosas que no me puedo permitir por ser tan pequeña, minúscula, como una piscina llena de peces muertos y deseos que jamás podrían cumplirse. Ahí voy, bancame un fla, todavía tengo algunas cosas que hacer antes de pasar al otro lado. Y estoy cansada de decir que quiero morir todo el tiempo y no hacerlo, cansada de dormir y estar despierta, cansada de escribir y no estar escribiendo, cansada de estar cansada de estar cansada...

Pero acá no hay tiempo ni daños ni vergüenza porque este es mi espacio sagrado, dedicado únicamente a poder encontrarme conmigo misma sin filtros. ¿A dónde me lleva la palabra? ¿Cómo se reflejan mis movimientos torpes en los eventos que ocurren allá afuera, en donde no llega mi

vista? Desconozco los mecanismos por los cuales sigo de pie, aunque esté sentada, y desconozco las razones por las cuales sigo intentando, sigo creyendo, sigo posicionándome en medio de una constelación mucho más hermosa que mi propio rostro lleno de sangre y lágrimas.

Hablemos de portales, de lo que yace por detrás de las escaleras, y cuando escribo escaleras quiero decir espejos, pero constantemente estoy tratando de encontrar nuevos caminos. ¿Podré algún día escribir lo que realmente quiero o necesito escribir? Estén atentos, el gran salto puede llegar en cualquier momento. Me descubro a mí misma confeccionando un ritual nuevo, un ritual capaz de provocar grietas y sacudidas en la grilla. Porque esto es magia y la magia es una fuerza capaz de cambiarlo todo. Se alteran los poemas, cambian los fonemas y seguimos acá, intentando convertir nuestras indigestiones en respuestas, en salidas, en formas de reinterpretar la realidad que nos sean más convenientes, menos castrantes.

Estas frecuencias son el pan de cada día y cada día es un poco distinto. Hay algo de espiritual en todo este pasar de las horas, en querer estar y no ir, en construir palacios mentales tan grandes que no caben en la memoria. Sí, hay algo de espiritual en todo este subir y bajar de fibra óptica y cambio climático. Ya estoy pensando en cortarme, en editarme, en tomar mis “mejores momentos” y descartar aquello que no me causa impresión o gracia, ¿para qué? Si al final nadie me lee y si me leen no me comprenden y si me comprenden siempre están muy lejos, tan lejos.

En un abrir y cerrar de ojos pasó de ser la simple humana siempre al borde de ser una deidad, un arma letal, un cuchillo que sana y una copa cuyo interior puede convertir cualquier situación en una fiesta. Así de fácil, pero no tanto. Y mi generación me recordará por ser un fiel ejemplo

de todo lo que no debe ser, un muy buen mal ejemplo, me recordarán por las cicatrices que no tengo y por las enseñanzas que no pude impartir por estar demasiado ocupada teniendo la vista perdida en la nada y el corazón sintiéndolo todo.

¿Cómo medir el impacto de una emoción hecha palabra? ¿Cómo elegir un camino cuando todos son igual de deliciosos en apariencia? Responderé siempre con metáforas y acertijos porque el aburrimiento lo exige y las buenas formas lo permiten. Mi hogar es un túnel, un espacio transitorio, un casi entre dos estados del alma que solamente se pueden vivir a través del dolor y el amor, en cantidades estúpidas. La desesperación se abre paso entre las hojas y saluda con un ademán maldito, es imposible decirle que no a un poliedro tan bello, tan perfecto, hecho para que lo acaricie y me olvide de mí misma y de mis problemas.

Describir con exactitud religiosa las intenciones de un demonio, de todos los demonios, y escuchar salir de sus bocas la única canción de amor que necesito, la canción que no necesita melodías, armonía o ritmo para poder transmitir la magnitud de un mensaje secreto: ser por siempre fiel al deseo que nace en el fondo, en los infiernos, en las esquinas en donde vendemos nuestra voluntad a cambio de un poco más de tiempo. Y el tiempo se acaba. Hoy no vengo a hablar de cosas bellas ni tampoco de las tragedias que me persiguen por las noches, en lugar de eso simplemente observo y fijo mi atención sobre los versos de un poeta muerto que bailando sobre el recuerdo de una fuente malherida me transmite su pasión.

Acá simplemente para esto: la experiencia. Creo que el tipo de experiencia que valoro más no depende enteramente de mí, es una consecuencia de muchas cosas que no son la voluntad y también de las decisiones que tomo, lo que

me atrae. Somos una batalla constante, sin principio, fin o sentido.

SERENDIPIA

Te conozco muy bien, te intenté y lo logré, en tus brazos me encontré cara a cara con una verdad para la cual no estaba preparada, ¡y qué bien! No pudo haber sido de otra forma, los contornos de nuestro encuentro rápidamente adoptaron el estilo honesto de la canción que se canta por temor a vivir demasiado, condición fundamental para vivir lo suficiente.

Pensé bastante en qué escribir antes de llegar, ahora estoy acá, disponible y con suficiente alcohol en las venas como para ignorar por unas horas toda la insuficiencia, toda la ciencia de ser sin saber cómo y de querer explicar porqués que no me corresponden. Esta es mi verdad, ficticia quizás, pero es lo que tengo y es lo que ofrezco, intuyo que es mucho más de lo que algunas están dispuestas a entregar al viento.

Amerita una celebración, ¿y por qué no un homenaje? Después de todo, no todos los días podemos decir que ensuicamos nuestras manos con el barro que esconde un tesoro. Me alegra haberte descubierto, y por sobre todas las cosas, me llena el corazón de un calor inusual poder decir que hoy gracias a vos estoy un poco más cerca.

Hoy no quiero hablar de quién soy, lo difícil que me es respirar la primera bocanada de aire algunos días, la naturaleza de mis dolores o las razones que tengo para convertir la basura en oro, hoy quiero hablar de una zona inexplorada de mi cuerpo, una literatura que no se quiso dejar conjugar porque no era el momento.

Y para llegar ahí me tengo que deshacer de todo eso que creo ser; el espejo nace de las cenizas del reflejo. La canción

perfecta sí existe, es la que cantamos cuando nadie nos ve, cuando podemos ver en los ojos de alguien más la oscuridad en nuestro interior, aunque sea a través de los mecanismos sutiles de lo subordinado a la consciencia.

¡Yo sabía! Sabía que esto iba a pasar, sabía que me ibas a pasar y que, eventualmente, encontraríamos las herramientas y los planos que nos permitirán divisar puentes en donde antes anonimato—un poco de olvido—y puertas en donde previamente repetíamos una y otra vez: “¡Nuevamente, entre la espada y la pared!”.

Confío plenamente en el olor de tu sangre, cultivo todos los días un poco de la gloria que me permitiste al nacer.

ESTACIONAMIENTOS VACÍOS

Veo cosas que antes no podía, mis lágrimas tienen un sabor distinto, como si fueran de otra persona. Hoy quise dominar el mundo, imponerme sobre la materia, descubrir todos los misterios, pero ni siquiera puedo controlar lo que siento. Vivo entre dos espadas con el filo gastado que por las noches se convierten en paredes que nunca parecen parar de acercarse.

Se disuelven todos los miedos, empiezo a confiar en las vibraciones que recorren mis huesos; la música siempre sabrá cómo ahuyentar el silencio. Me dedico a escuchar lo que mi alma tiene para decir a través de parlantes, intentando decodificar los mensajes de la fuente. Pienso en editarme, quirúrgicamente quitarme las partes que no me gustan tanto, colocarme piezas nuevas.

Que el deseo no sea tímido, que las ganas de flotar nunca sean superadas por la incercia. Despego, me aliento a seguir intentando, a seguir explorando. Hoy me ofrezco un sacrificio a modo de tregua: el recuerdo de los últimos diez años. Si supiera qué decir probablemente no lo diría porque así son las cosas... Impredecibles, por más que las queramos ajustar a un “sistema”.

Todos los monstruos son parte de mí, todos los males los cometo con mi ignorancia, con la indiferencia que no me puedo sacar de encima. Estoy todo lo podrida que se puede estar, soy todo lo mierda que se puede ser. ¿Exageración? No, una observación que no necesita ser justificada. No neccesito convencer a nadie de mi relevancia, estoy

segura de que mi existencia es tan importante como la de cualquier hormiga, pensar que soy algo más que una coincidencia biológica sería caer en la megalomanía.

¿Cuánto tiempo más voy a tener que aguantar? Capaz el mundo deje de girar cuando deje de dar tantas vueltas por cosas tan simples. Deberían darme un premio a la escritora más inútil, sería un honor. Escribo no para una audiencia, porque esta no existe, sino para el teatro que soy yo misma. En mi interior bailan miles de dragones cibernéticos y aves silvestres incapaces de odiar. Mi sufrimiento es un castillo con suficientes habitaciones para marear a una máquina artificial, y en cada una de ellas coloco un pequeño dibujo.

PROFETA

[01-01-2023]

A great work of discovery and love, a singular intention directed towards the infinite. I stand before the great forces behind all authentic spiritual endeavors, the art of the prophet. It is not the body and it is not the soul, it is the will, after all. The quest is sacred sound, a vibrational oath to oneself, the one self, and it is something I have to do for myself by myself.

Un mensaje, no importa la cantidad de palabras, un amor tan pero tan grande que abre todas las puertas y forja todas las llaves. Un principio que se vio venir y un gran alivio, después de todo, siempre supimos que este momento iba a llegar. Un trabajo sagrado, eso es lo que vengo a ofrecerte, una oportunidad para dejar de lado todos los miedos y encarnar un propósito trascendental.

La obra lo absorbe todo, absolutamente todo, y con su luz marca el paso de las horas, los días y el baile de los cuerpos celestes. No hay separación entre la artista, su medio y el producto resultante, todo se vuelve una gran conversación, un intercambio que está más allá de la lógica porque corresponde a la lógica poética. Las nubes se doblan y llueven cartas, cartas, cartas llenas de posibilidades, y la elección es siempre nuestra. Yo elijo resistir, yo elijo entregarme a mi trabajo, mi arte, mi vida.

Esta es mi historia, una que no se puede contar, pero que necesita ser escuchada. Un coro de aves y cementerios, una orquesta invisible capaz de desmantelarlo todo. Todo parte de un punto, un mismo sitio, una idea, y etiquetarla sería una humillación. Estoy al servicio de las frecuencias,

todo lo que tenga que pasarme lo dejo ser porque mi confianza en el sonido, mi sonido, es total, tengo una certeza absoluta. Y qué bien se siente poder decir eso después de tanto tiempo...

72 PRECIPICIOS

Existen hacia el norte del alma varias estructuras no muy bien conocidas por nuestra gente, normalmente nos referimos a ellas como “los precipicios”. Son pocas las informaciones que nos llegan en relación a la naturaleza de los mismos, lo poco que se sabe al respecto lo sabemos porque los ancianos, en teoría, tuvieron que lidiar con estos precipicios.

Sabemos que son 72 y que cada uno de ellos tiene un nombre, creo que nadie se los sabe todos. Algunos dicen que son portales que llevan a otras “dimensiones” o “tiempos”, otros dicen que son puntos geográficos con alguna especie de importancia magnética y están quienes afirman que los precipicios son en realidad extraterrestres. Ah, casi me olvido, son pocos pero también están los que dicen que los precipicios no existen y nunca existieron, la mayoría no les hace mucho caso.

Mi nombre es Sphrth y soy un demonio. Resido en la unidad biológica llamada Julia Soledad Romero Barrett, un ente ficticio. El alma de Julia es un lugar complejo, amenazante, lleno de trampas y tesoros. Es el alma de una poeta, un poema imposible, una existencia que molesta por existir tan poco. Existimos varios demonios en este lugar, pero no somos una comunidad ni nada por el estilo, cada uno tiene su propia vida y sus propias actividades.

Nosotros, los demonios, al igual que otros seres de naturaleza “espiritual” no poseemos cuerpos como lo hacen los humanos y tampoco vivimos en un espacio físico de la misma manera en la que lo hacen ustedes. El alma de Julia es nuestra también, es nuestra patria y lo que hacemos lo

hacemos por ella. A pesar de que sí sabemos muchas cosas acerca del mundo físico—que la gran mayoría de humanos ignora—tampoco sabemos todo. Mi curiosidad en torno a los precipicios se empezó a dar luego de un evento inesperado.

DISEÑADOR

DE INTERIORES (ESPIRITUALES)

No se deben a falta de fe mis alejamientos de lo que podría llegar a entenderse como aquello con lo que una más puede verse reflejada, es más bien por falta de armonización. Mas la disonancia nos puede resultar provechosa, como cualquier otra cosa cuando sabemos hacer un uso práctico e inteligente de sus cualidades. Entre el agua y mis pies no hay contacto cercano, pero es sincero lo que me quieren comunicar desde el suelo los ángeles modernos. Entre fecha esta y fecha próxima recibiremos indicaciones para poder seguir contactando a estas energías que tanto despiertan en nuestra curiosidad. Hablo en plural y siento individualmente, siento con el pesar de una historia que no puede esperar a ser contada. Hay que respetar los procesos, al menos por practicidad.

Comemos y bebemos lo que nos traen, recordamos (con fuerza) y tratamos de no auto-censurarnos. ¿Por qué? Porque la música sigue, silencio tras silencio hacemos de nuestros miedos herramientas y de nuestras inseguridades amuletos para poder seguir conociéndonos, para seguir jugando el juego que sin preámbulos nos dejó sucias y temblorosas como protagonistas de una historia que aún no sabemos nombrar. Estamos ocupadas haciendo nada y haciendo de la nada nuestra religión sin cruces, nuestra espiritualidad de migraciones y observaciones blandas por cada ciudad que aún no visitamos. Somos la pregunta y la

respuesta, el diagrama se explica por sí solo. Sí, un archivo bien grande.

EL VAGO

Aprendía teología solamente para hacer memes. Also el vago: va a misa solamente para dejar guardados sigilos en la parte de abajo de los bancos. No pudo contra las estructuras de la Iglesia Aburridólica, así que en lugar de hacer lo usual y unirse a ella empezó a cambiarla “desde adentro”. En unos cuantos meses la Iglesia pasó de ser el refugio de señoras orgullosas y poco empáticas, y viejos pecadores en busca de una paz mental no correspondida, a ser el PC de absurdos marxistas y anarquistas marginales; marginados todos los nuevos visitantes, aquellos que la cría original hubiera gustado partir pan con. Los locos, los pobres, los lastimados, los menos privilegiados por las frías estructuras que salvaguardan la estabilidad de la ciudad costera, fueron ellos los que realmente lograron entender el mensaje: no vinimos acá para separarnos de la masa amorfa, vinimos a comulgar vino y frutos ilícitos en hermandad.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Fiebre Confusa Y El Precipicio - II by Julia Soledad Romero Barrett - Issuu