dignidad). Ambos traen consigo la noticia -discreta aún- de que Dios está actuando ya en la historia, la presencia de ambos es una buena noticia para Isabel. Por ello, su alabanza es también una profecía, junto al movimiento del niño, Isabel hace vislumbrar que ya llega el día de la salvación, el día en que Dios empezará a cumplir su promesa y actuará definitivamente en favor de su pueblo.
PASANDO POR EL CORAZÓN/INTERIORIDAD/ORACIÓN Les proponemos que puedan hacer una mirada contemplativa de este año, en clave de visitación, dejándonos tomar de la mano de María e Isabel para visitar nuestros encuentros... El texto nos ofrece cuatro verbos, cuatro acciones que configuran una relación caracterizada por la reciprocidad. María partió, fue sin demora, entró y saludó. Realizó cuatro acciones que posibilitaron un encuentro fecundo.
PARTIÓ
FUE SIN DEMORA
Partir implica dejar lugares y certezas, abandonar lo conocido, la comodidad y “dejarse llevar”...
Hacerlo con disponibilidad y prontitud. Sin demorar, es entrar en la dinámica de un “apuro ético” y una urgencia compasiva.
ENTRÓ
Entrar en la casa “templo de la vida” de una mujer excluida, para reconocer y proclamar su fecundidad. Entrar en la casa de otro/a implica relaciones de respeto, confianza, “projimidad”, amistad.
SALUDÓ
Saludar es tener un gesto humanizante, implica reconocer y honrar a un otro/a en reciprocidad. El saludo saca de la invisibilidad y del desconocimiento.
Luego, nos preguntamos: Nosotros/as: • ¿Hacia qué lugares hemos “PARTIDO”? ¿Hacia qué nuevos encuentros hemos salido? ¿Quiénes nos han visitado? • ¿Qué nos ha estremecido y nos ha hecho IR “SIN DEMORA”? • Habiendo “ENTRADO” en “el templo de la vida” ¿Qué queremos honrar?
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