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8 Reportaje Especial

Martes 30 de abril del 2013 Altamira, Tam. LA RED

Historias de poder, riquezas y corrupción

A la maestra con cariño Así es este negocio, pero ella no entendió, Jongitud se llevo sus ahorritos y ella se fue a la cárcel.

ESPECIAL / LA RED El 23 de abril de 1989 a temprana hora el eterno líder magisterial Carlos Jonguitud Barrios, luego de entrevistarse con el presidente Carlos Salinas de Gortari, anuncia de manera sorpresiva su renuncia al liderazgo moral del SNTE, como presidente vitalicio de Vanguardia Revolucionaria, así como al sindicato magisterial. Un día después, el 24, la maestra Elba Esther Gordillo, compañera sentimental y aliada sindical del potosino renunciante rendiría protesta como nueva secretaria general del sindicato magisterial más numeroso de América Latina que hoy mismo aglutina a un millón 200 mil agremiados. "No permitiremos que el sindicato sea un botín de nadie, de nadie. No habrá reelección. Los estatutos no lo permiten", declararía la maestra al asumir el cargo. 24 años después la historia se repite. El pasado martes 26 de febrero de este 2013 en

horas de la tarde y luego de casi un cuarto de siglo de ejercer un poder despótico, la Gordillo es puesta tras las rejas por razones políticas. y también jurídicas. En realidad, de acuerdo a las reglas del sistema político nacional, la clase política no va a prisión por sus raterías sino por sus deslealtades. A Elba Esther el aparato la creó, el poder establecido la mató. Así ha sido la historia política en México, así es como se dirimen las disputas por los espacios de poder, así es como se gestan

los Frankenstein. La de Elba Esther Gordillo es tan solo una historia de tantas que la clase política guarda en el libro de la política, en la nomenckatura. En alguna ocasión tras una taza de café don Fernando Gutiérrez Barrios platicó a quien esto escribe cómo se gestó el principio del fin del eterno líder magisterial Carlos Jonguitud Barrios, quien un 22 de septiembre de 1972, con el apoyo del presidente Luís Echeverría, se apoderó del edificio del SNTE con un grupo armado de unas

30 personas y proclamó como secretario interino a su incondicional Eloy Benavides, desconociendo a Carlos Olmos, entonces secretario general. Terminaba así, prácticamente a balazos, el cacicazgo de Jesús Robles Martínez y Manuel Sánchez Vite, enemigos acérrimos de Echeverría. En enero de 1974, Jonguitud sería designado secretario general del SNTE y a partir de entonces gestaría inmenso poder sobre el sindicato magisterial a través del grupo Vanguardia Revolucionaria. Vaya hasta gobernador de San Luis Potosí llegaría a ser sin dejar el cargo. 17 años después Jonguitud ya no es útil al sistema como resultante del divorcio entre la dirigencia sindical y sus bases, por su autoritarismo, por la represión sistemática sobre los disidentes, por la reducción de los sueldos a los maestros y por la penetración de la opositora Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE en varios estados y la capital del país.

Pero fundamentalmente por haber sido desleal al PRI y casi provocar la derrota electoral de Carlos Salinas al promover abiertamente la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. Por tanto debía pagar la factura. Al Secretario de Gobernación de ese entonces, 1989, Fernando Gutiérrez Barrios, le tocaría tejer el entramado de su caída. Es así que ese sábado 22 de abril de 1989 a eso del mediodía Jonguitud fue citado en las oficinas de Bucareli. "Que lata que Fernando me mande llamar cuando es él quien debería ir a mi oficina", le reclamó el dirigente magisterial al mayor Armando Félix Contreras, "El Sogocho", jefe de ayudantes del secretario. De inmediato el obeso profesor fue introducido no a la sala adjunta sino al despacho donde fue sentado frente al escritorio del secretario quien invariablemente se hacía acompañar del simbolismo: bandera nacional, el escudo y la fotografía del Presidente de la República.


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