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NUTRIENDOSE DURANTE LA DULCE ESPERA - Revista LatinX
NUTRIENDOSE DURANTE LA DULCE ESPERA
Por CONSTANZA HENRY
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Nutricionista
Dietista
Connmartid@gmail.com
706 380 5180
Cada etapa en la vida tiene necesidades diferentes en muchos aspectos y uno de ellos es la alimentación. Si bien es cierto durante la primera infancia niños y niñas tienen los mismos requerimientos nutricionales, con el paso de los años las cosas empiezan a cambiar y es necesario conocer las diferencias para tener herramientas y escoger lo que es más conveniente ingerir durante la emocionante etapa del embarazo.
Los cambios en este período no son solo físicos, también lo son metabólicos, emocionales y hormonales. Durante el embarazo la alimentación es más importante que nunca. Algunos nutrientes específicos son necesarios en mayor cantidad y elegir alimentos saludables a diario contribuirá con el normal desarrollo del bebé. Adicionalmente, la cantidad de peso que gane la madre será la adecuada para no caer en sobrepeso y llegar a posibles problemas de salud tanto para la madre como para el bebé.
Los nutrientes específicos a tener en cuenta durante la dulce espera son:
Ácido fólico: vitamina parte del complejo B que previene la aparición de algunos defectos congénitos como la falta total o parcial de cierre del tubo
neural (anencefalia, encefalocele y espina bífida). Su déficit también se asocia con aborto espontáneo, desprendimiento prematuro de placenta y preeclampsia. Previo al embarazo, el requerimiento diario para una mujer adulta es de 400 microgramos por día. Durante el desarrollo del embarazo y en el periodo de lactancia, es necesario incrementar el consumo a 600 microgramos por día resultante de la ingesta de alimentos fuente o de suplementos vitamínicos. Aunque parezca una pequeña cantidad, llegar al consumo de 600 mg solo con alimentos es un poco complicado por lo que usualmente su ginecólogo recomienda el suplemento de este micronutriente. La ingesta de verduras, fruta fresca y alimentos enriquecidos ayudan a cubrir la necesidad de esta vitamina.
Hierro: fundamental para el crecimiento y desarrollo cerebral del bebé. En el embarazo, la cantidad de sangre circulante en el cuerpo de la madre aumenta, haciendo imperioso consumir mayor cantidad de alimentos y/o suplementos que contengan hierro; la cantidad de este mineral a ingerir diariamente es de 30 a 60 miligramos. El déficit de hierro en el embarazo se asocia con bajo peso al nacer, prematures e incremento en la mortalidad perinatal, además, afecta el rendimiento cognitivo y el desarrollo físico de los recién nacidos. Se debe incluir en la alimentación diaria carnes, pescados, huevos y legumino-

sas acompañados preferiblemente de algún alimento rico en vitamina C para favorecer la biodisponibilidad del hierro no hemo. Si tenemos en cuenta que las embarazadas en algunas oportunidades tienen repulsión por alimentos como las carnes rojas y las vísceras, los suplementos son indispensables.
Calcio: este mineral contribuye a disminuir el riesgo de preeclampsia, la cual causa un aumento repentino de la presión arterial y provoca complicaciones tanto en la madre como en el bebé. De otra parte, el calcio también es parte importante para la formación de los huesos y futuros dientes del bebé. En la edad adulta, las mujeres deben recibir 1,000 miligramos de calcio al día y la ingesta de calcio para las embarazadas adolescentes es 1,300 miligramos por día. Leche y en general lácteos son fuentes de este nutriente.
La vitamina D ayuda al calcio a formar los huesos y dientes del bebé. Las mujeres en general deben con-
Adicionalmente, a llevar una alimentación sana, equilibrada, suficiente y adecuada, teniendo en cuenta los nutrientes que se mencionaron anteriormente, las siguientes recomendaciones le serán útiles:

Distribuir la ingesta de los alimentos en cinco comidas al día para evitar ayunos prolongados y reducir en la medida de lo posible náusea y vómitos.
Seleccionar los alimentos con base en su calidad y no en la cantidad.
La alimentación debe incluir alimentos de todos los grupos. (formadores, reguladores y energéticos).
Utilice técnicas culinarias de cocción como al vapor, hervido, escalfado, al horno y a la plancha. Moderar frituras, estofados, rebozados y empanados.
Abstenerse de consumir alcohol y tabaco.
Moderar el consumo de sal, edulcorantes artificiales y bebidas que contienen cafeína.
Realizar actividad física moderada como caminar, nadar, ejercicios de preparación al parto.
Controlar el peso: evitar picar entre comidas, moderar el consumo de azúcares, salsas y otros alimentos con alto contenido energético que provocarían una ganancia excesiva de peso, y no menos importante evitar dietas bajas en calorías que provoquen deficiencias nutricionales en la madre y en el bebé. Si la ganancia ponderal de peso no es suficiente, se deben incluir suplementos nutricionales.
Recuerde que siempre es necesario consultar con su médico y dietista de cabecera. Los tratamientos y las prescripciones deben ser individualizadas y acorde a las condiciones de cada persona.
sumir 600 unidades internacionales de vitamina D al día.