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Entrevista a Elena Martín, directora de Creatura
Sergi Ramos: Cuéntanos de dónde surge la idea de la película.
Elena Martín: Todo empezó con unas performances que realizamos hace unos cinco años, investigando sobre el cuerpo, la identidad y el deseo, en el que nos confiábamos experiencias de la infancia. Me di cuenta de lo común y lo importante que es en el desarrollo de una persona. Después, durante la preparación de la película, con Clara Roquet (coguionista), decidimos abrir y hacer entrevistas con otras personas. Ahí nos dimos cuenta de que había mucha gente que no conseguía hablar de ello. Mila, la protagonista de la película, ha acabado siendo un Frankenstein de todas esas experiencias que nos han regalado.
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SR: ¿Cómo diste el paso de ese trabajo previo hasta el rodaje?
EM: No queríamos hacer una tesis, sino una película que quiere conectar emocionalmente. Una película que habla del deseo no puede ser teórica, hay que darle un lado físico, emociones. Cinematográficamente, nos parecía muy importante la relación con la casa, el silencio, el mar, la piel… Todo esto nos ayudaba a crear imágenes que estructuran la película.
SR: Desde el principio, le das a la cámara una gran movilidad…
EM: El guion tenía ya muchas acotaciones que daban indicaciones técnicas, porque tanto Clara como yo somos directoras. También re- sultó muy importante el trabajo con Alana (directora de fotografía) que entendió que, a pesar de estar en la Costa Brava, había oscuridad, algo más barroco. La cámara flota, es casi como un personaje que va viajando a través de la memoria. También tiene que ver con el deseo, y se asocia con la mirada de Mila, cuando mira a su objeto del deseo, con cámara lenta o travellings
Sin embargo, la película propone una segunda modalidad en la expresión de la construcción de la sexualidad. La huella en la cama representa también el primer eslabón de una cadena simbólica que puntúa todo el metraje. De este modo, el cuerpo como vector de la sexualidad se ve sometido a una doble corriente del discurso, la física y la simbólica. Cabe preguntarse, sin embargo, si esta doble corriente se entreteje de manera orgánica, o si la dimensión simbólica no acaba lastrando la veracidad que se desprende de las secuencias más corporales con un cierto didactismo.