La Educación y la Cultura:
Por la Paz y contra las Adicciones en el Museo Vivo del Muralismo

SUPLEMENTO ESPECIAL
DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE MARTES 11 DE NOVIEMBRE DE 2025


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SUPLEMENTO ESPECIAL
DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE MARTES 11 DE NOVIEMBRE DE 2025


En el edificio de la Secretaría de Educación Pública se encuentra el Museo Vivo del Muralismo, testimonio formidable de nuestra historia e identidad que, en septiembre de 2024, fue inaugurado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la entonces presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, como un legado cultural para el pueblo de México.
Este espacio de profundo valor histórico y simbólico, que desde su origen se ha vinculado a la educación, ha contribuido de manera activa a la estrategia nacional “El fentanilo te mata. Aléjate de las drogas, elige ser feliz”, como parte de las acciones de prevención y construcción de paz impulsadas por el Gobierno de México, particularmente en el marco de los propósitos trazados por la presidenta Sheinbaum: alejar a las y los jóvenes del consumo de drogas a través de espacios reflexivos, constituyentes de identidad e historia, que también son legados artísticos y culturales de enorme trascendencia.
El Museo Vivo del Muralismo representa una respuesta cultural frente a los desafíos actuales. No es solo un recinto de memoria: es una herramienta viva de transformación social, que promueve la cultura de paz, la reflexión colectiva y el arraigo identitario, pilares fundamentales para fortalecer el tejido social y brindar alternativas significativas frente a las adicciones.
Se trata de un espacio que desde tiempos prehispánicos está conectado con la labor educativa; en este sitio se encontraba el Calmécac, centro formativo de la élite mexica donde se enseñaban astronomía, lectura de códices y artes de guerra. Durante el virreinato, se erigió el convento de la Encarnación, dedicado a la instrucción de jóvenes criollas y españolas. Más tarde, albergó la Escuela de Jurisprudencia, donde estudió José Vasconcelos, y posteriormente la Escuela Normal de Señoritas.
En 1921, tras la Revolución Mexicana, al crearse la Secretaría de Educación Pública, Vasconcelos eligió este
inmueble para ser el palacio de la educación del pueblo mexicano. Fiel a su visión de alfabetización y construcción de conciencia colectiva, convocó a Diego Rivera para forjar en murales una identidad nacional renovada, que acompañara a la tercera transformación de nuestra vida pública.
Así nacen obras como La Maestra Rural, que refleja la labor de las Misiones Culturales llevando educación a los rincones más apartados del país, o el icónico mural de Emiliano Zapata, que permanece en la memoria colectiva, mural del segundo piso de la serie El Corrido Revolucionario.
Desde distintos ángulos, Diego ilustra lo que en la Cuarta Transformación suscribimos con la frase: “por el bien de todos, primero los pobres”, mostrando además que cuando el pueblo se une y se organiza se vuelve dueño de su destino. Además de los murales de Rivera, el museo alberga obras de otros grandes artistas como Manuel Centurión, Ignacio Asúnsolo, Roberto Montenegro, David Alfaro Siqueiros, Luis Nishizawa, Raúl Anguiano, Alfredo Zalce, Federico Canessi, Eric Mose, José Chávez Morado, Cirilo Almeida Crespo y Manuel Felguérez. Este espacio garantiza el derecho a la memoria y al acceso a la cultura, fomenta el pensamiento crítico, promueve una educación con enfoque humanista, con equidad, inclusión y valores de paz, revitalizando el muralismo mexicano como una tradición artística que trasciende el ámbito estético para convertirse en movimiento social, en voz colectiva, en herramienta educativa y preventiva. El Museo Vivo del Muralismo es hoy una respuesta cultural con sentido transformador, en sintonía con las prioridades del gobierno federal: proteger a las juventudes, acercarlas al arte y la historia, y alejarlas de las adicciones a través de experiencias significativas que fortalezcan su identidad y sentido de pertenencia.
Titular de la Secretaría de Educación Pública

Se da atención prioritaria a las
Reyes Martínez Torrijos
El artista José Clemente Orozco (Ciudad Guzmán, 1883-Ciudad de México, 1949) realizó entre finales de 1947 y principios de 1948 el vasto mural Alegoría nacional en las instalaciones de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM). Fue una de sus últimas obras, en la que plasma la idea de que la educación es un factor esencial para resolver el estancamiento de la sociedad, además de que ha sido un elemento de identidad para maestros y personal de la institución, pues “nos habla de la historia de la educación y de un proyecto que apostó a ese rubro como un medio para sacar adelante al país”, dijo a La Jornada Ricardo Monter, coordinador del Colegio de Formación Histórica para el Desarrollo del Pensamiento Crítico.
La obra nos recuerda, agregó el docente, que “mientras haya necesidad educativa nuestro propósito principal son los niños de las clases más desprotegidas. La atmósfera simbólica en la Nacional de Maestros la cobija el mural de Orozco”. Cuando asumió el proyecto el muralista jalisciense ya tenía 65 años y había sido diagnosticado con problemas cardiacos, que se sumaron a la pérdida en una explosión del brazo izquierdo, la mayor parte de la audición y un porcentaje de la vista. Por su estado de salud, por primera vez requirió a un
equipo de ayudantes para que concretaran el mural de 18 metros de altura, bajo su diseño y dirección. Hay otras dos pinturas de Orozco en la BENM, los frescos El pueblo se acerca a las puertas de la escuela y Muerte y fin de la ignorancia, que simbolizan la emancipación del pueblo a través de la educación.
Alegoría nacional está al fondo del teatro al aire libre de la institución. Fue hecho con silicato de etilo, para asegurar su perdurabilidad, y tiene incrustaciones de aluminio, acero y latón, así como relieves en las paredes traseras del vestíbulo que era la base de un edificio de 71 metros diseñado por el arquitecto Mario Pani, que fue demolido hacia 1972 por los daños que sufrió en el sismo de 1957.
La obra se desarrolló alrededor de una puerta histórica de la institución que reúne en un inusual escudo elementos que remiten a la fundación de la Secretaría de Educación Pública y a la existencia de la entonces Universidad Nacional.
El profesor dijo que Alegoría nacional se refiere a la evolución de una sociedad en las épocas prehispánica, virreinal y contemporánea; se trata de una obra magistral en la que “podemos apreciar a un hombre que se está transfigurando, ascendiendo en un proceso de mestizaje”.
La SEP y el Museo Vivo del Muralismo invitan a jóvenes a acercarse al arte y la historia como alternativa positiva frente a las adicciones
Falcón Martínez, directora del Museo
Vivo del Muralismo
El Museo Vivo del Muralismo (MVM), de la Secretaría de Educación Pública (SEP), invita a las juventudes mexicanas a que conozcan este recinto cultural, abierto durante todo el año, además de sumarse a los esfuerzos del Gobierno de México para promover una cultura de paz y alejar a la juventud de conductas de riesgo, como el consumo de drogas.
En este sentido, destacamos la estrategia nacional “El fentanilo te mata. Aléjate de las drogas, elige ser feliz”, impulsada por el gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, como parte de una política integral de prevención de adicciones y fortalecimiento del tejido social.
Desde su vocación como espacio al servicio de la sociedad, el MVM ofrece contenidos accesibles e incluyentes que invitan al pensamiento crítico y a la reflexión estética. Mediante el contacto directo con las obras del muralismo mexicano —movimiento artístico clave en la construcción del imaginario social del siglo XX—, el museo brinda una oportunidad única para que las nuevas generaciones se inspiren y encuentren sentido de pertenencia en el arte.
El museo, ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de la educación nacional y del Centro Histórico de la Ciudad de México, declarado Patrimonio de la Humanidad, se mantiene como una alternativa positiva para que las y los jóvenes vivan experiencias significativas en las que reconocerán el arte, la historia y la identidad nacional, al entrar en contacto con parte esencial del patrimonio artístico y educativo del país.
El recinto también ofrece a los jóvenes la posibilidad de participar en talleres, disfrutar de conciertos, presentaciones de libros, cuentacuentos, recorridos temáticos y diversas actividades lúdicas, ampliando así la experiencia cultural y fomentando la vinculación con el patrimonio artístico. Bajo la premisa del Consejo Internacional de Museos (ICOM), que define un museo como “una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos”, es que el Museo Vivo del Muralismo mantiene su compromiso como espacio educativo y cultural, recordando su origen como la primera sede histórica de la Secretaría de Educación Pública, legado del proyecto visionario de José Vasconcelos.


Lectura crítica en favor del género femenino
Eirinet Gómez
Una mujer enseña a leer en una escalera. Otra, en cuclillas, sostiene trigo y maíz frente a una escena agrícola. Más allá, las lavanderas se inclinan sobre las pilas. En el Museo Vivo del Muralismo (MVM), Diego Rivera y Jean Charlot representaron a las mujeres con rasgos indígenas y roles activos: maestras rurales, campesinas, lavanderas, alfareras, guerrilleras. Uno de los espacios más llamativos en el inmueble histórico de la Secretaría de Educación Pública (SEP) es el cubo de una escalera donde Diego Rivera pintó La maestra. Al centro, una mujer con un libro en el regazo enseña a un grupo de niños, uno de los cuales toma apuntes en su cuaderno.
Jean Charlot, por su parte, creó Las lavanderas, donde aparecen mujeres inclinadas sobre las pilas, con faldas largas y trenzas. Los brazos sumergidos en agua transmiten fuerza, concentración y dignidad en medio de una faena cotidiana.
Con sus obras, Diego y Charlot efectuaron un homenaje al trabajo femenino que se hace en silencio y en comunidad, y que muchas veces queda invisibilizado. Además, estas imágenes contrastan con la pintura más antigua del recinto, ubicada en el techo del edificio de la ex Aduana (1731), donde hay una alegoría de la comunicación.
Pese a la presencia femenina en esas pinturas, ninguna
de las grandes muralistas mexicanas del siglo XX –como Aurora Reyes, Rina Lazo, Fanny Rabel o María Izquierdo–participó en la decoración de estos muros.
Por ello, desde la creación del MVM se ha impulsado una lectura crítica que busca reconocer esas ausencias y visibilizar a las creadoras. Esta nueva mirada intenta abrir espacio a las muralistas contemporáneas.
Entre las decisiones curatoriales para referenciarlas, en la sala Carlos Mérida –como parte de la exposición Muralismo en espacios educativos– se incluyeron dos frescos de María Izquierdo: La música y La tragedia. En la sala de exploración La pintura a tus sentidos se proyecta el documental La creación de un fresco, donde se reivindica la presencia de muralistas como Aurora Reyes e Izquierdo. En los pasillos se instalaron también fotografías que aluden a la presencia de las mujeres. Por ejemplo, frente al mural de Las lavanderas , hay una de Tina Modotti, e imágenes de Frida Kahlo en otros espacios del museo.
Además, la sala de lectura lleva el nombre de Luz Jiménez, indígena nahua que fue modelo y colaboradora de Rivera, representada más de 280 veces en sus murales.
Así, el MVM busca no sólo conservar el patrimonio mural, sino releerlo con mirada crítica y abrir espacio a nuevas voces femeninas sobre y bajo el andamio.

Visitantes hacen un tremendo viaje emocional
Reyes Martínez Torrijos
Por su constante resignificación y la reflexión en el presente sobre el importante papel del arte público, el muralismo sigue vigente.
De acuerdo con especialistas, la discusión reciente en torno al arte público incluye temas como fomentar la participación ciudadana en torno a la expresión artística y cuáles deben ser los proyectos públicos. Es así que el Museo Vivo del Muralismo (MVM), de la Secretaría de Educación Pública, ha incorporado de manera reciente creaciones como Abundancia, de César Menchaca, y Las flores nacen en silencio, de Antonio Ortiz Gritón, que explora una genealogía de los grupos de izquierda armada en el país, de manera destacada el Grupo Popular Guerrillero, que realizó el asalto al cuartel de Ciudad Madera, Chihuahua, en 1965.
Se agregará a ese acervo la obra de Circe Irasema Tramas para un mural , inspirado en los bocetos para Vida y obra del generalísimo don Ignacio de Allende, que pintó David Alfaro Siqueiros. Ese mural “será parte de la colección del museo, en el que se incluyen las nuevas propuestas y también a artistas femeninas a quienes en su momento no se dio un espacio aquí”, dijo Gloria Falcón Martínez, directora del MVM.
En la actualidad el recinto alberga, entre otras piezas de reciente producción, una obra textil realizada por el
dibujante y profesor retirado Ezequiel Vicente José y la bordadora Clemencia Candelario, así como una reproducción del conocido mural zapatista Vida y sueños de la cañada del río Perla, coordinado por Sergio Valdez (fallecido en agosto de 2024).
Además, en el recinto confluyen autores claves en la construcción de la educación iconográfica del México contemporáneo, como Diego Rivera, Roberto Montenegro y Siqueiros, con los posteriores Luis Nishizawa, Raúl Anguiano, José Chávez Morado y Manuel Felguérez.
En el ámbito internacional, muchos de estos murales han sido fuente de inspiración y de pensamiento para otros países.
La vigencia del muralismo, explicó Falcón, radica en que cumpla su función como arte público, “no basta que sea una pintura grandota. Implica un diálogo con una audiencia amplia, un nivel de juego y complementariedad con el paisaje urbano y los elementos arquitectónicos. Podemos constatar a diario el efecto que nuestra colección genera en los visitantes; algunos llegan desde Nueva Zelanda, no saben mucho de nuestra historia ni de nuestra geografía, pero entienden que hay humanidad en las obras y tratan de encontrar el vínculo. También hay un tremendo viaje emocional de los visitantes nacionales”.


El trabajo colectivo y la fiesta hermanan una parte de la narrativa pictórica en el Museo Vivo del Muralismo, presente en la acción de las figuras recurrentes de obreros, campesinos, artesanos y maestros.
Al parejo de exponentes de las artes y militantes de izquierda, en las obras se encuentran obreros de variadas ramas de la manufactura y agricultores que se unen fraternos. Son campesinos idealizados, misma representación estética de los mineros, de obreros de la siderurgia, de talleristas.
La forma de resolver artísticamente, por ejemplo, una milpa como un solo elemento remite a la creación plástica mesoamericana.
En Patricios y patricidas aparece un personaje femenino que, con los juegos de perspectiva de David Alfaro Siqueiros, tiene el brazo hacia el frente, “entonces es alguien que actúa, trabaja, transforma, pero también piensa”, explicó Gloria Falcón, responsable del MVM.
Los murales ensalzan por igual el trabajo de la maestra y el de ingenieros, médicos y enfermeras en campañas de vacunación.
La figura docente está representada por profesoras rurales, aunque existen imágenes de varones en las salas expositivas complementarias. Se pone el acento en maestras como Concha Michel, una gran investigadora de corridos mexicanos y quien formó parte de las Misiones Culturales de José Vasconcelos.
La escritora y maestra Gabriela Mistral, Nobel de Literatura 1945, fue pintada por Roberto Montenegro y el recinto alberga además una vitrina con objetos conmemorativos de los años en los que la poeta y pedagoga chilena estuvo en México, cuando trabajó en la escuela Francisco I. Madero, ubicada en la actual colonia Morelos.
Los murales de Diego Rivera son “una forma idealizada, casi un ballet, cuando están trabajando, por ejemplo, en el trapiche y con la melaza. También es muy estética la forma en que Jean Charlot representa a los cargadores. Al frente están fatigados, pero el zigzag que utiliza podría ser parte de una coreografía, igual que en Las lavanderas”, añadió Falcón.
Tanto Rivera como Siqueiros, Jean Charlot y O’Higgins investigaron las técnicas para extender la vida de sus obras y cómo se habían resuelto problemas en el pasado. Tomaban apuntes respecto a las soluciones plásticas que veían en el arte originario y consignaron una muy seria investigación en talleres de manufactura artesanal en cerámicas o textiles.
El MVM presenta un breve documental, La fiesta y el trabajo, protagonizado por un jornalero de una zona cañera morelense, quien comenta escenas en que Rivera plasmó el trabajo en la industria del azúcar, y se establece el símil entre el pasado y el presente, entre la representación del guanajuatense en sus murales e imágenes del pesado trabajo que aún se realiza para la producción de ese endulzante.

Son guiados para que en el futuro se conviertan en defensores del patrimonio cultural
Eirinet Gómez
C¿ómo hacer que niñas y niños se acerquen a los murales no sólo como espectadores, sino como creadores? El Museo Vivo del Muralismo (MVM) implementa estrategias lúdicas y educativas con la sala de lectura Luz Jiménez, talleres sabatinos, cuentacuentos y actividades mensuales como la banda Mini Tlacuilos.
Uno de los espacios destacados es la sala Luz Jiménez, que alberga libros de la colección Hacedores de las Palabras del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe). Son relatos en primera persona escritos por niños indígenas, en lenguas como zapoteco y náhuatl, con traducción al español.
“Son títulos donde varios niños han contribuido con algún relato sobre sí mismos o su entorno. También hacen sus propias ilustraciones”, explicó Rosario Molina, subdirectora de Difusión y Contenidos Digitales del MVM.
Las ilustraciones –creadas por pequeños de estados como Chiapas, Baja California, Oaxaca, Puebla y Yucatán– cuelgan en las paredes de la ludoteca. El mobiliario está adaptado para el público infantil: sillones puff, tapetes, sillas de colores y cédulas explicativas que incluyen preguntas y tableros en braille.
En el mismo espacio se exhiben fotografías de Carlos Blanco Fuentes, quien en los años 80 documentó el trabajo de Conafe en comunidades rurales. “Él se volvía parte de ella, y eso se nota en las imágenes. Son fotografías cotidianas, realistas, que nos hacen reflexionar si esa realidad ha cambiado o no”, añadió Molina. Otra propuesta clave es la banda Mini Tlacuilos, que se reúne el último viernes de cada mes. Niñas y niños de entre 6 y 12 años participan en talleres como Pinta con Pigmentos Naturales o Historias de Colores, que combinan arte y juego.
“Diseñamos actividades que no sean clases frente a los murales, sino experiencias alternativas, como juegos con la percepción del color. Por ejemplo, fabricar un catalejo con acetatos de distintos colores para observar cómo cambia lo que vemos según la luz”, agregó Gloria Falcón, directora de Proyectos Educativos y responsable del museo.
Los domingos hay sesiones de cuentacuentos, y para extender el impacto del MVM, se impulsa la dinámica Imprime y crea en redes sociales. Por medio de esta iniciativa, se pueden descargar plantillas con fragmentos de los murales para colocarlas en casa.
Destaca el caso del maestro Luis Antonio Martín Muñoz, de San Luis Potosí, quien imprimió las imágenes para sus alumnos de artes visuales, que después compartieron sus obras con el museo.
“En el MVM, los niños no son sólo visitantes: son lectores, artistas, narradores y futuros defensores del patrimonio cultural. La idea es formar comunidad, con las voces de quienes lo habitarán mañana”, concluyó Falcón Martínez.