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DE LA REDACCIÓN

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AGENCIAS

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LA JORNADA DE ENMEDIO Miércoles 18 de enero de 2023

CULTURA

Luisa Josefi na Hernández tuvo en la novela una libertad imposible en la dramaturgia

“Nada. Sólo el texto y yo”, sentenció la autora cuando prescindía de productores, directores, actores

ALONDRA FLORES SOTO

Luisa Josefina Hernández (19282023), reconocida ampliamente como una de las grandes dramaturgas del país, ejerció también la literatura desde la novela, abordaje menos conocido. “Cuando escribo novela soy libre en el tiempo y en el espacio”, declaró la propia autora sobre las páginas donde no hay productores, directores ni actores. “Nada. Sólo el texto y yo”.

En su fructífera trayectoria, publicó una docena de novelas. En 1982 obtuvo el premio Xavier Villaurrutia por Apocalipsis cum figuris, editado por la Universidad Veracruzana. Sin embargo, este género “ha recibido mucha menos atención. No porque tengan menor mérito literario, al contrario, la extraordinaria habilidad narrativa, que en la dramaturgia es todo dinamismo, en el caso de las novelas se enriquece con la profundidad de los personajes”, consideró la escritora Ave Barrera.

La también editora adelantó a este diario que pronto saldrá al público la obra Como los gorriones, en el que la narradora, fallecida el lunes pasado, prestó su voz para la grabación del texto, probablemente una de sus últimas colaboraciones. El audio forma parte de la colección Voz Viva, realizado por Descarga Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se prevé que salga a la luz en la segunda mitad del año y actualmente está la convocatoria para ilustrar la portada. Entre los detalles del concurso se comparte un fragmento de la grabación de la novela que exhibió la misoginia y la desigualdad de clases, publicada en 2021 por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Ezra Alcázar, parte del equipo del FCE, relató que al iniciar la presente administración, el escritor Juan Villoro llegó con un par de manuscritos inéditos, originalmente terminados en 1993, sobre

Sabía que escribía por enamoramiento literario, no por publicar

los cuales nunca hubo interés en el universo literario por publicarlos y se quedaron guardados. Así es como llegaron hasta los lectores las novelas Las confesiones y Como los gorriones. Por lo reciente de su aparición, aún no hay planes de reditar ninguna de esas obras. Comentó que recientemente la editorial votó por la escritora para recibir la medalla al mérito literario Rosario Castellanos, que lamentablemente ahora acudirán a recibir sus hijos.

“Al haber hecho tanto teatro, en estas dos novelas se percibe una forma de hacer muy ágil la lectura, donde una gran parte está contada a través de diálogos. Algo que me sorprendió de estos libros, escritos hace 30 años, es que son completamente vigentes. Si algo refleja en su narrativa es un panorama que apenas estamos intentando mostrar en la literatura, digamos que fue una adelantada en cuanto a la narrativa feminista, al menos en nuestro país”, opinó.

Confluencia de géneros

Ave Barrera apuntó que es bien conocida la afirmación de Luisa Josefina Hernández acerca de que la novela le permitió una libertad imposible en la dramaturgia. “Aunque desde mi punto de vista, en el conjunto de su obra estas dos categorías son indisociables. La agilidad narrativa de sus obras de teatro se hace patente en sus novelas, de la misma forma que la densidad de los personajes y el peso de las situaciones dramáticas de su teatro vienen de una extraordinaria elaboración narrativa que subyace a las palabras puestas en boca de los personajes”.

Entre otros títulos de novela también figuran Los palacios desiertos (1963), La cólera secreta (1964), El valle que elegimos (1965), La memoria de Amadis (1967), Nostalgia de Troya, por la que ganó el premio Magda Donato en 1971, y Apostasía (1978).

Más reciente es Mis tiendas y mis toldos, aparecida en 2016, que editó el FCE. Aquí se reiteró la intensidad narrativa y el estilo ya característico de sus relatos, con un lenguaje sencillo, pero vasto en tonos y matices, alrededor de una relación familiar agrietada, como describe la propia editorial.

En el cúmulo narrativo destaca Apocalipsis cum figuris, también un poco en el olvido. La investigadora Giannina Reyes Giardello consideró la novela “una rara avis dentro de la literatura apocalíptica mexicana”, con una importante relevancia en la actualidad. “La historia que la novela relata es un peregrinaje colectivo hacia el fin de los tiempos”, apunta en un artículo académico de la revista Humanística.

Además, en otros géneros encontramos la selección de cuentos Una noche para Bruno (2007) y los ensayos teóricos Beckett: Sentido y método de dos obras (1997) y Una lectura de Yerma de Federico García Lorca (2006).

Mujer de grandes pasiones

Silvia Molina, cuando ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua y dedicó su discurso a Luisa Josefina Hernández, la definió “como mujer de grandes pasiones aislada del ambiente literario y quizá la más llamativa autora del siglo XX, porque dedicó su vida a la escritura sin más recompensa que saber que escribía por enamoramiento literario, no por publicar”.

El lugar donde crece la hierba, aparecida en 1959, es la primera novela de Luisa Josefina Hernández. Su protagonista, acusada de robo, vive confinada y hace un ejercicio confesional en cartas a su primer amor, en el que da cuenta de su vulnerabilidad ante los hombres que aparentan protegerla.

“La extraordinaria habilidad dramática que Luisa Josefina Hernández muestra en sus obras de teatro adquiere una dimensión distinta”, comenta Barrera a propósito de la publicación, en 2019, de El lugar donde nace la hierba, por

▲ La producción literaria de Luisa Josefina Hernández (1928-2023) y sus más de seis décadas de actividad como dramaturga, traductora y académica han inspirado a varias generaciones de autores, actores y escenógrafos. Foto cortesía Inbal/Citru. Colección fotográfica, Biblioteca de las Artes-Cenart

el proyecto Vindictas, el cual busca poner en circulación novelas para hacer visibles a autoras del siglo pasado que no tuvieron tanta difusión. Esta novela de Hernández detonó esta colección editorial de la UNAM.

Epístolas demenciales, obra literaria singular que permanece inédita

Hernández dejó muchos textos sin publicar, en especial narrativa

CARLOS PAUL Y MERRY MACMASTERS

Entre los textos inéditos que dejó la dramaturga, ensayista, traductora y novelista Luisa Josefina Hernández (1928-2023), recientemente fallecida, se encuentran un par de novelas y un singular texto literario que tituló “Epístolas demenciales”, aclaró David Gaitán, nieto de la escritora, en charla con La Jornada.

El también dramaturgo y director informó que este viernes, a las 12 horas, se le rendirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.

Gaitán comentó que ayer se llevó a cabo en Cuernavaca una velación familiar e íntima del cuerpo de la maestra Hernández, el cual, dijo, posteriormente será cremado.

Gaitán explicó que su abuela “dejó mucha obra inédita, sobre todo narrativa. Hay un par de novelas inéditas, El parentesco y El ojo del cielo, así como un texto muy particular, Epístolas demenciales, en el que rescribe de manera muy elocuente una serie de cartas que recibió a lo largo de su vida”.

Las cartas se reunieron como un texto literario, explicó Gaitán. “Al ser rescritas, terminan por ser un claro testimonio de su personalidad, vista a través de los ojos de otras personas, así como un testimonio de toda una época, pues hay cartas desde los años 50 hasta algunas de hace pocos años.

“Ese texto es una especie de crisol del México del siglo XX, de su idiosincrasia, la entrada de la modernidad, de los golpes de la tecnología, del papel que ella jugaba para otras personas, como maestra, dramaturga, crítica teatral o investigadora”, dijo Gaitán.

Es un documento “muy entrañable”, pues la maestra Hernández se carteó con muchos familiares y colegas. “La idea –agregó Gaitán– no es ventanear con quién se escribió, habrá alguien que haga ciertas referencias, pero no es el caso, pues como dice el título, son cartas demasiado demenciales, y lo que hace es maquillar un poco la realidad”.

Los últimos años de su vida “ya no escribía teatro porque ya no se sentía con la fuerza creativa para hacerlo, así lo decía ella misma, pero sí tenía mucho material encajonado que aún no se ha publicado”.

Recientemente, la Sociedad General de Escritores de México publicó “un nuevo grupo de diálogos de la saga La calle de la gran ocasión, y quizá alguna obra de teatro se encuentre por ahí”, concluyó Gaitán.

Nostalgia de Troya y Apocalipsis cum fi guri, novelas de Luisa Josefi na Hernández, fueron reconocidas con los premios Magda Donato en 1971, y Xavier Villaurrutia en 1982, respectivamente. Foto cortesía Inbal/Citru. Colección fotográfica, Biblioteca de las Artes-Cenart

Por otra parte, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Sistema de Teatros de la Ciudad de México, la Compañía Nacional de Teatro, la Coordinación Nacional de Teatro, entre otras instituciones, así como muchos integrantes de la comunidad teatral a través de las redes sociales han ofrecido sus condolencias a la familia y han expresado su reconocimiento al talento de la reconocida dramaturga.

En su momento, la escritora Eve Gil, en su texto “Las pasiones de Luisa Josefina Hernández”, describió: “Ricas y variadas anécdotas nos la pintan de cuerpo entero como mujer fuerte y apasionada de su trabajo y de la vida, pero a fin de cuentas nos resulta inasible, enigmática, absoluta dueña de sus secretos. Si bien se ha manifestado sumamente crítica con la visión del feminismo en su país, afirmaría que ninguna autora mexicana de su generación es más feminista que ella” (suplemento La Jornada Semanal, 29/5/22).

En esa misma publicación, la también novelista apuntó: “Su máxima transgresión consistía en levantar una Babel monumental en medio de sus labores domésticas, robándole horas a la madrugada, escribiendo sin tregua de las 5 a las 7 de la mañana. Enorme lectora y traductora de teatro clásico, desde los griegos hasta Shakespeare, Luisa Josefina Hernández presenta un refinado sentido de lo trágico, sin permitirse el desgarre de vestiduras, logrando que la fuerza de sus personajes, principalmente los femeninos, se imponga al que pareciera el Designio de los Dioses, incluso aquellos extraídos de la tragedia misma, como lo constatan sus impecables monólogos. La rebeldía es otro elemento muy presente en este universo, pero una rebeldía factible de confundirse con patetismo; disfrazada de necedad, incluso de sumisión. Un sentimiento que se mal agazapa bajo cualquier antifaz para terminar saltando como un tigre sobre su desprevenida presa. Todo esto es distintivo de la obra de esta autora tan celebrada como mal leída”.

José Caballero montará en escena la novela feminista Las confesiones

CARLOS PAUL Y MERRY MAC MASTERS

La novela Las confesiones, de la dramaturga Luisa Josefina Hernández (1928-2023), “en la que se ve reflejado el pensamiento feminista de la reconocida creadora escénica”, será puesta en escena por el director José Caballero, en fecha aún por confirmar.

Caballero, quien dirigió al elenco de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) para montar seis obras de la saga Los grandes muertos, también escrita por la maestra Hernández, explicó en charla con La Jornada que desde el año pasado comenzó con lecturas y ensayos de lo que será la puesta en escena de la novela Las confesiones.

Es un relato en el que la dramaturga hace referencia, no de manera explícita, a la llamada generación del medio siglo, a las relaciones en el ámbito cultural y en particular a la comunidad teatral, explicó Caballero.

La novela cuenta “una parte de sus primeros años que pasó en la UNAM. Es una especie de autorretrato, en el que expone su profunda amistad y amor con un joven que también aspira a ser dramaturgo, y la relación que ambos tienen con un maestro. Habla también de cómo en algún momento se rompe esa amistad, por la desdicha”.

Es un relato “lleno de humor, que exhibe muchos de los comportamientos machistas de los hombres en el ámbito teatral y lo que significó para ella ir labrando su independencia. También menciona un tanto su vida familiar y está ubicada en ese México, en el que la universidad estaba diseminada en distintos sitios del Centro Histórico”.

La idea es ponerla en escena “tal como está escrita, no hacer una adaptación teatral, ya que la novela en sí misma es sumamente escénica. Es una historia muy recomendable, justamente por los tiempos que viven hoy las mujeres”, explicó Caballero.

“Las chicas que hoy se dedican al teatro han alzado la voz sobre la violencia de género que ocurre en las aulas. En ese sentido, llama mucho la atención el pensamiento feminista de la maestra Hernández, ya que ella no era una persona muy dada a teorizar o quejarse al respecto, pero sí se le daba la acción. Su vida como novelista, dramaturga y ensayista es un claro ejemplo de cómo esa generación de mujeres encontró la manera de que su voz se escuchara y cuestionara el sistema patriarcal, un movimiento que llega hasta nuestros días”.

La puesta en escena cuenta con el apoyo de Áperion Teatro, fundado por el finado Fernando Martínez Monroy –heredero de la cátedra de la maestra Hernández en la universidad– y por Esteban Montes.

“Estamos ensayando, en principio, con la idea de hacer algunas lecturas dramatizadas, en lo que esperamos la resolución del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (antes Fonca) para materializar el proyecto teatral, por lo tanto esperamos que el montaje se realice en agosto”, comentó Caballero.

Un breve recuerdo de Guadalupe Rivera Marín

ELENA PONIATOWSKA

En sus últimos años, entrevisté a Lupe Rivera para poder escribir la novela Dos veces única, que refleja a un México prodigioso. Ver juntas a Lupe Marín y a Lupe Rivera era un espectáculo formidable y la evidencia de una época creativa muy distinta a la que hoy vivimos. En la madre y en la hija se condensaba un México absolutamente fuera de serie.

Guadalupe Rivera publicó sus memorias con el título Un río dos Riveras e intentó explicar el fenómeno de ser hija de genios, cada uno en su campo. Pico, como la llamaba Diego, se convirtió en abogada a pesar de todas las tormentas familiares. Guadalupe no sólo fue una de las primeras mujeres en sobresalir por esfuerzo propio (como también lo hizo su hermana Ruth al entregarse a la arquitectura), sino que supo sobrevivir bajo el peso de dos volcanes, el Popocatépetl y la Iztaccíhuatl.

En sus últimos años, Guadalupe Rivera Marín se apasionó por los extraterrestres:

“Los años que me dediqué a los ovnis me divertí muchísimo. Es que vi uno de verdad allí en la Sierra Gorda, cuando andaba con el programa de las mazahuas; cuando veníamos de regreso, en Xilitla, se detuvo el coche y vimos pasar al ovni cerca de nosotros… Cuando se fue el coche que se había detenido de golpe, arrancó de nuevo. Por eso te aseguro que yo vi un ovni. Mis libros de ovnis se llaman El círculo de los dioses, La soberanía de los dioses y el tercero, que sale por estos meses, el editor le puso El regreso y no “Los orígenes” como quería yo. –¿Duermes bien o pasas horas pensando en lo que hay en el cielo? –Duermo nueve o 10 horas diarias.

Ahora la abogada Lupe Rivera Marín duerme el sueño que a todos nos espera. Ser hija de dos monstruos como Diego Rivera y Lupe Marín, y adquirir luz propia, no debe de ser tarea fácil.

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