La Jornada, 12/05/2018

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LA JORNADA DE ENMEDIO Miércoles 5 de diciembre de 2018

CIENCIAS

Inadmisible, usar técnica de edición genética, afirma experto de la UNAM Recillas-Targa fija postura del Instituto de Fisiología Celular sobre experimento de chino ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

El uso de la herramienta CRISPRCas9 para alterar el ácido desoxirribonucleico (ADN) de dos embriones sanos –dos gemelas– para evitar que se contagiaran del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), anunciado por He Jiankui, de la Universidad de Ciencias y Tecnologías del Sur, de Shenzhen, China, “es inadmisible, con graves implicaciones éticas y posiblemente con consecuencias negativas en un futuro para esas niñas”, afirmó Félix Recillas-Targa, director del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Recillas-Targa, experto en genética molecular, dio a conocer la postura del instituto respecto de dicho experimento, anunciado el 26 de noviembre por el genetista chino y el cual se concretó en el nacimiento

de las gemelas, en quienes el asiático quiso evitar que heredaran el VIH que padece su padre. “Es inadmisible, porque los embriones estaban sanos y fueron modificados genéticamente con el sistema CRISPR-Cas9, causando una mutación en el gen CCR5 para que las niñas fueran resistentes a una infección por VIH”, señaló RecillasTarga en conferencia en el IFC. Un aspecto que molestó a la comunidad científica internacional es que los resultados no fueron publicados en una revista especializada, así que no fueron revisados por sus pares ni están a disposición de los investigadores. “No sabemos exactamente cómo se hizo el proceso”, aseguró. Ahora, el Ministerio de Salud chino, el gobierno de ese país y la Universidad de Hong Kong han prohibido a Jiankui continuar con sus experimentos.

néticas para el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos y algunos virus. Es responsable de la herencia genética. Es una herramienta que ahora usan innumerables grupos de inves-

tigación, incluidos varios del IFCUNAM, que trabajan con animales y plantas. Ricardo Tapia Ibargüengoytia, investigador emérito del IFC e integrante del Colegio de Bioética AC,

señaló que el dilema ético que enfrenta la comunidad científica debe debatirse y regularse. “Hubo falta de transparencia y será necesaria la regulación de la manipulación de embriones”.

Situación preocupante

No quisiéramos que se satanizara el método CRISPR-Cas9, señala

“Esta situación preocupa a la comunidad científica, y no quisiéramos que se satanizara al sistema CRISPR-Cas9, que nos ha dotado de información inédita y valiosa para el desarrollo de la investigación científica cuando se aplica en modelos animales permitidos”, añadió. CRISPR-Cas9 es un sistema de edición genética que da la posibilidad de modificar la información genética de un ser vivo, para eliminar o incorporar secuencias de ADN, que contiene las instrucciones ge-

S Jennifer Doudna, de la Universidad de California, en Berkeley, y coautora de la técnica, durante una

conferencia sobre edición del genoma humano, realizada el 27 de noviembre en Hong Kong. Foto Ap

Científicos sospechaban de la pretensión de He Jiankui HONG KONG

A principios del año pasado, un desconocido investigador chino se presentó a una exclusiva reunión en Berkeley, California, donde científicos y expertos en ética discutían una tecnología que sacudió a la industria hasta los cimientos: una herramienta emergente para “editar” genes, las cadenas de ADN que forman el patrón de la vida. El joven científico, He Jiankui, vio el potencial de esa herramienta, llamada CRISPR, para transformar genes y su carrera. En visitas a Estados Unidos buscó a precursores del CRISPR, como Jennifer Doudna, de la Universidad de California, y Matthew Porteus, de la Universidad de Stanford, así como a grandes pensadores, como el especialista en ética de Stanford William Hurlbut. La semana pasada, estos científicos vieron, atónitos, como Jiankui

se apropiaba de una conferencia internacional que ayudaron a organizar con una afirmación asombrosa: ayudó a hacer a las primeras bebés genéticamente editadas, a pesar del claro consenso de que, por ahora, no deben hacerse cambios genéticos que se transmitan a generaciones futuras. El director de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, Francis Collins, indicó que el experimento es una “desgracia” que protagoniza “un científico que creyó que era héroe. De hecho, cruzó todos los límites, científicos y éticos”. Los científicos dicen que no hay forma de evitar que alguien juegue con ADN, sin importar las leyes o estándares vigentes. CRISPR es barato y fácil de usar, motivo por el cual los expertos se preocuparon de que algo así sucediera casi en cuanto fue inventada la tecnología. La edición de genes para reproducción está prohibida en Esta-

dos Unidos y casi toda Europa. En China, hay normas ministeriales que prohíben la investigación con embriones que “violan principios éticos o morales”.

En busca de consejo Jiankui buscó a expertos internacionales en las universidades Stanford y Rice, donde había hecho trabajos de posgrado, y en otras partes para pedir consejo antes y durante el experimento. La Comisión Nacional de Salud, la Academia de Ciencias Chinas y la misma universidad de Jiankui señalaron no saber lo que hacía y desde entonces lo han condenado. Sin embargo, tres científicos de Stanford –Hurlbut, Porteus y el ex asesor de Jiankui, Stephen Quake– tuvieron mucho contacto con él. Ellos y otros expertos sabían o tenían fuertes sospechas de que intentaba hacer bebés genéticamente editados.

Quake, profesor de bioingeniería, fue uno de los primeros en conocer la ambición de Jiankui. Le contó hace unos años sobre su interés de editar embriones para hacer a los bebés resistentes al virus del sida, precisó. Hurlbut cree que conoció a Jiankui a principios de 2017, cuando él y Doudna, coinventora de CRISPR, tuvieron la primera de tres reuniones con científicos y éticos prominentes para discutir la tecnología. Jiankui regresó varias veces a Stanford y Hurlbut dijo que “pasó varias horas” hablando con él sobre situaciones en las que la edición de genes sería apropiada. Porteus explicó que sabía que Jiankui había hablado con Hurlbut y dio por sentado que lo había desalentado. En febrero, el chino dijo que había recibido permiso de un consejo de ética de un hospital para seguir adelante. “Creo que esperaba que fuera

más receptivo, pero fui bastante negativo”, afirmó Porteus. “Estaba molesto con su ingenuidad, con su imprudencia”. Michael Deem, de la Universidad Rice y asesor de la tesis doctoral de Jiankui, sostuvo que trabaja con él desde que regresó a China alrededor de 2012, que está en el consejo y tiene “una pequeña participación” en las dos compañías del genetista en Shenzhen. Defendió las acciones de joven diciendo que el equipo investigador hizo experimentos anteriores en animales. No hay un organismo internacional para el control de reglas bioéticas, y los cuerpos científicos y universidades pueden utilizar otras herramientas. “Si alguien rompe esas reglas, los científicos te pueden aislar, las revistas negarse a publicar, financiadores a financiar”, explicó Hank Greely, profesor de derecho y genética en Stanford. Ap


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