Ciudad Basura

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CEAMSE, la apuesta fracasada La basura siempre resultó un problema para los porteños. Como vimos, históricamente se apostó a resolverlo mediante la incineración de los residuos. Esa forma de atender la cuestión terminó en 1977. Eran tiempos de la dictadura militar, que se había propuesto llevar adelante a sangre y fuego un “proceso de reorganización nacional” ambicioso, cuyo capítulo urbano implicó severas transformaciones de la principal ciudad argentina, impuestas en nombre de una supuesta racionalidad técnica y con una mirada profundamente ideológica acerca de la sociedad que se pretendía lograr. Además de cambiar radicalmente los criterios históricos con los que se trataban los residuos urbanos, el gobierno militar emprendió una significativa mutación de los medios de transporte urbano, privilegiando el acceso por automóvil a las áreas centrales de la ciudad mediante un extenso sistema de autopistas, muchas de las cuales no llegaron a concretarse. También concentró las labores de comercialización mayorista de productos frescos y ordenó el tráfico de ómnibus de larga distancia, centralizando las partidas y arribos de esos vehículos, por señalar algunas de sus intervenciones más destacadas. “Durante la última dictadura militar, la Ciudad de Buenos Aires fue objeto de una fuerte intervención en cuanto a su concepción espacial y social. Esta importante preocupación por modificar el espacio no es menor en tanto se intentó crear un nuevo orden más duradero”, señala Mariano Perelman36. Prosigue diciendo “Para el gobierno militar la ciudad se debía ‘merecer’ para vivirla, transitarla y usarla. (Oszlak, 199137; Torres, 1993). Así lo manifestaba un ex funcionario municipal: “No puede vivir cualquiera en ella. Hay que hacer un esfuerzo efectivo para mejorar el hábitat, las condiciones de salubridad e higiene. Concretamente, vivir en Buenos Aires no es para cualquiera sino para el que lo merezca, para el que acepte la pauta de una vida comunitaria agradable y eficiente. Debemos tener una ciudad mejor para la mejor gente” (Dr. Del Cioppo38, Competencia, 1980. En Oszlak, 1991: 78).” Estas ideas tuvieron importantes efectos prácticos, como subraya Perelman en la misma obra. “Las declaraciones del ex titular de la comisión municipal de la vivienda y luego intendente de la ciudad resumen parte de la concepción subyacente a las acciones que se llevaron adelante durante los siete años de gobierno de facto. Para ello se estableció un nuevo Código de Planeamiento urbano como marco normativo-jurídico donde todas las políticas municipales encontraron su anclaje legal e ideológico.(…) Además, se sancionó una nueva ley de viviendas que hizo subir el precio de los alquileres. Como resultado se produjo una serie de desalojos y mudanzas. Muchos optaron por instalarse en casas de parientes (donde aumentaron las condiciones de hacinamiento), trasladarse a villas de emergencia (de la provincia de Buenos Aires), regresar a sus provincias o países de origen o ubicarse en hoteles y pensiones.“ La política de “seleccionar” los pobladores que merecían la ciudad, se completó con otras dos operaciones. Dice el autor citado “También se produjo una explícita política de erradicación de villas. Se desarrolló una doble estrategia: por un lado, hacia los villeros y, por el otro, hacia el resto de la población de la ciudad de Buenos Aires, buscando crear una visión negativa de la población villera. (…) Otro elemento, que puede parecer menor, pero que no lo es, fue el plan de Autopistas. No sólo porque se desalojó a cientos de personas que luego no pudieron comprar casas (gracias al régimen de desalojos y los precios pagados por el municipio) sino porque privilegiar una forma de transporte como las autopistas por sobre otras (como los subtes o trenes que fueron descartados por la municipalidad) marca una postura sobre el ‘tipo’ de gente que tiene la capacidad de circular e ingresar a la ciudad.” Como también señala Álvarez39: “En el año 1977, el gobierno militar argentino se encontraba empeñado en producir una transformación profunda de la sociedad argentina. Sus principales herramientas políticas pasaban por la política represiva, juzgada más adelante como terrorismo de Estado y por su política económica, de corte antipopular, que 36 37 38

Perelman, Mariano. De la vida en la Quema al Trabajo en las calles. El cirujeo. Ciudad de Buenos Aires. Avá nº 12. Posadas, 2008.

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Álvarez, Raúl. La basura es lo más rico que hay. Buenos Aires, 2012.

Obra citada.

Durante la gestión de su antecesor, Osvaldo Cacciatore (1976 - 1982) se había desempeñado al frente de la Comisión Municipal de Vivienda, organismo que encabezó el proceso de erradicación de villas de emergencia en la Capital Federal. Tiempo después, fue designado intendente por las Fuerzas Armadas el 31 de marzo de 1982, tras la multitudinaria marcha en rechazo a la dictadura que gobernaba aquél entonces, que hizo caer al anterior Intendente.


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