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Santiago Roncagliolo “No hemos sido capaces, hasta ahora, de simplemente vivir en paz en toda América Latina”

Vamos se seguir teniendo a ésos que quieren cambiarlo todo y a los que quieren restituirlo todo, con sus discursos que polarizan a la sociedad, porque la polarización sirve para movilizar e imponer, mas no para llegar a acuerdos, añade el escritor peruano

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Espejismos

Adrián Figueroa

cultura@cronica.com.mx

Latinoamérica es una región desigual con amplios abismos amplios y mientras éstos no se resuelvan, vamos se seguir teniendo a ésos que quieren cambiarlo todo y a los que quieren restituirlo todo, con sus discursos que polarizan a la sociedad, porque la polarización sirve para movilizar e imponer, mas no para llegar a acuerdos, dice Santiago Roncagliolo.

El escritor peruano habla también de esa ilusión o utopía que se tuvo alguna vez en la región y señala que “la idea de que íbamos a ser democráticos, igualitarios y exitosos, es un espejismo. Y eso está volviendo a abrir una polarización, una división en todo el continente que sólo genera más violencia… No hemos sido capaces, hasta ahora, de simplemente vivir en paz en toda América Latina”.

Sus reflexiones se desprenden en la entrevista, vía zoom desde Madrid, sobre la edición conmemorativa de su novela “Abril rojo”, publicada por primera vez en 2006, un relato sobre una serie de asesinatos durante la Semana Santa, en medio de una zona de guerra con los estertores de Sendero Luminoso y sus consecuencias: un estado de violencia permanente en la sociedad.

¿Los movimientos armados en Latinoamérica parecen ser más espejismos que rutas de cambio?

Hace 15 años, cuando esta novela salió por primera vez, daba la impresión que lo que relataba era un espejismo. Recuerdo que cuando hacía la gira para promocionarla en cada país que iba, luego llegaba Hugo Chávez, quien era como un popstar. Y parecía él como el último resabio de la vieja izquierda latinoamericana. Lo curioso es que hoy en día sus herederos siguen vivos como Nicolás Maduro o Daniel Ortega, a la par de los extremistas del otro lado como Jair Bolsonaro y Nayib Armando Bukele y esto revela que parece vuelven a existir los mismos problemas de la Guerra Fría: volvemos hablar de comunistas, de fascistas… Un ejemplo es la extrema derecha española que va por ese discurso y hace reuniones con la derecha latinoamericana. La izquierda extrema detiene opositores en Nicaragua. Es como si hubiésemos vuelto a los noventas.

Hoy parece que la idea de que íbamos a ser democráticos, igualitarios y exitosos, es un espejismo. Y eso está volviendo a abrir una polarización, una división en toda la región que se parece a la que había en la Guerra Fría.

Por eso esta novela “Abril rojo”, que se reedita conmemorativamente 15 años después, parece más actual que entonces. La situación de la Guerra Fría y de división es más parecida a la novela hoy, que en el tiempo que salió.

Todos estamos convencidos de que los políticos nos roban y nos estafan y eso lo aprovechan los discursos extremos

En AL nada cambió. Se sigue viviendo en la pobreza, bajo los estigmas de la religión o los deseos de grupos ¿crees que hubo alguna vez interés por el cambio para mejorar las condiciones de vida en la región?

Eso depende de caso, pero lo que es común que cada vez creemos menos en los líderes. Todos estamos convencidos de que los políticos nos roban y nos estafan y eso lo aprovechan los discursos extremos, que dan soluciones simples para problemas complicados. El asunto está en que nada te garantiza que ellos sean menos corruptos de los que ahora están.

Y pasa algo más grave: Los ciudadanos latinoamericanos no sabemos dónde estamos cuando oímos esos discursos exaltados, porque no nos sentimos representados ni somos parte de ese grupo. Y cuando falla la idea del sistema, sus leyes y la élite en el poder, buscamos refugiarnos en nuestro grupo, sea de izquierda, de derecha, de una raza o de otra, porque son los míos y son los buenos y eso a la larga conduce a la violencia.

Estás décadas de guerrillas en Latinoamérica han trastocado la condición humana, como lo muestra el protagonista de tu novela “Abril rojo”.

Con cada sospechoso Félix Chacaltana Saldívar -fiscal de distrital en Lima, que es enviado a Ayacucho- en realidad asiste a un sector de la sociedad en la que todos eran asesinos o por lo menos defendían algún tipo de asesinato de gente que nos les gustaba. Y conforme va acercándose al final Félix, va descubriendo que él mismo no es tan inocente, que tiene cadáveres en el armario.

La violencia a la que enfrenta no se puede resolver si no se entiende que surge de todos los grupos, no sólo de Sendero Luminoso, porque cada uno está tratando de culpar al otro. Haciendo esta investigación durante los días de Semana Santa y lo que va encontrando son las videncias de una sociedad que no se entiende, que no tiene un proyecto común, en la que cada parte cree solamente puede destruir a la otra.

Y algo significativo, Félix cree que las palabras son mejores si son más largas, no le interesa abrir informes sino APERTURAR, no recibe una acta sino RECEPCIONA UN ACTA, es algo que nuestras burocracias latinoamericanas han hecho en toda la historia: crear un lenguaje que nadie entienda creyendo que eso es cultura y es una demostración de la poca cultura que tienen estos gobernantes, estos burócratas.

Me gustó jugar con este lenguaje del Estado que no sirve para para pensar la realidad, sino para esconderla.

¿Hoy vivimos más que antes un mundo creado por políticos para esconder la realidad?

Lo que pasa es que queremos una verdad a la carta, la que nos gusta, no la que es verdad. Buscamos las versiones de las cosas que nos dejan bien parados. Por eso en la novela Félix va a tener que abandonar su zona de confort en la que la ley funciona y el Estado es el bueno. Creo que si todos hacemos este ejercicio el mundo sería mejor, pero eso nos obligaría a plantearnos muchas cosas, a perder la inocencia, porque en el fondo lo que la novela narra es la pérdida de inocencia de Félix.

¿Por esta falta de cambio a mejorar, podemos decir que los movimientos armados han sido una metáfora siniestra?

No todo ha sido así. Gente que viene de movimientos armados como José Mújica y luego se convirtieron en grandes demócratas de sus países. Otros se con-

Foto: Xavier Torres-Bacchetta

La idea de que íbamos a ser democráticos, igualitarios y exitosos, es un espejismo, dice Santiago Roncagliolo.

virtieron en grandes asesinos. Es difícil generalizar sobre procesos tan grandes, lo que a mí me interesaba es cómo la violencia de un lado justifica a la otra, cómo las guerrillas justifican dictaduras militares y las dictaduras militares justifican a las guerrillas, y una vez que empieza la violencia, se crea un bucle del que ya no podemos salir. Unos pelean por orden, otros por justicia, pero ya no hay ni orden ni justicia, solamente hay pelea.

¿Y entonces qué futuro podemos tener?

Creo que vamos a estar cada vez más polarizados. Vamos vivir juntos, nos guste o no. Por ejemplo, en toda la violencia que viví en el Perú en los años 80, ninguno podía acabar con el otro. Lo real es que se tiene que llegar a un acuerdo para pensar cómo vamos a vivir juntos, pero la polarización que existe hace perder de vista esto, porque la polarización sirve para movilizar no para acordar.

¿Llegar al acuerdo siempre ha sido lo difícil?

Lo que pasa que acordar es poco movilizador, es matizado y no enciende pasiones. Lo que enciende pasiones es luchar contra el comunismo, contra el fascismo y estamos siendo presas de los extremos, porque es más fácil entenderlos y más simples, y por eso mismo son erróneas, por lo general. que América Latina es una región muy desigual, con una sociedad con abismos muy amplios, mientras éstos no se re-

Llegar a acuerdos es poco movilizador, es matizado y no enciende pasiones

Santiago Roncagliolo habla de la edición conmemorativa de su novela “Abril rojo”

suelvan, vamos se seguir teniendo a los que quieren cambiarlo todo y a los que quieren restituirlo todo. No hemos sido capaces, hasta ahora, de simplemente vivir en paz en toda América Latina.

¿De estos abismos sociales, cuáles serían los más urgentes a resolver?

La desigualdad, que incluye el poco acceso al dinero, a la educación, a la salud, entre otras. Creo que la pandemia hizo ver que si tenías dinero para ir a Estados Unidos a vacunarte, tenías más posibilidad de sobrevivir que si te quedabas en tu país. Eso puso en crisis las democracias en toda la región e hizo que mucha gente se preguntara ¿por qué yo no puedo vacunarme?, ¿por qué mis familiares mueren, mientras los políticos ganan dinero y todos los días tengo noticias sobre su corrupción?.., esa falta de fe en el sistema alimenta los extremismos.

Literatura Me encanta que las novelas escandalicen

Con mis libros siempre hay líos, ataques públicos, de las presentaciones tengo que salir escoltado, amenazas, porque escarbo en zonas muy oscuras, esas que las sociedades prefieren no hablar y eso habla de que las novelas aún pueden causar debates encendidos, hacernos discutir y hacernos mirar los temas que no queremos ver. Yo tengo mucha fe en el poder de las novelas para hacernos pensar y para escandalizarnos también y me encanta que aún lo tengan, explica Santiago Roncagliolo.

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