Arbolito

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colección INVESTIGACIÓN HISTÓRICA BIBLIOTECA POPULAR LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA

ARBOLITO por JUAN MARTÍN ROMERO ilustraciones WALTER CORTÉS

diseño de tapa: LUCIANA BONONI diseño de interior y maquetación de imágenes y texto de esta 2da edición: EDITORES MATREROS BIBLIOTECA POPULAR LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA catálogo: www.issuu.com/LaBiblioPop actividades: www.LaBiblioPop.blogspot.com contactos: www.facebook.com/Editores.Matreros labibliopop@gmail.com




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EL ORIGEN

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a tierra llana y verde se extendía al infinito, sin dueño. Era libre y de todos. Los pueblos vivieron largos años en esta tierra que luego se llamó pampa, de ella y para ella. Los pueblos de la tierra pampa se movían, vivían en toldos de madera y cuero, cazaban, pescaban, comían frutos de las plantas. Los caciques eran los líderes de las comunidades, de manera hereditaria, pero sólo si tenían carácter y ciertas habilidades dignas del respeto de todos. Los españoles fueron los primeros en atacar a la tierra y a los suyos. Los pueblos resistieron luchando contra los invasores, defendieron la tierra. Los españoles llamaron pampas a estos pueblos. La palabra es quechua, Inca, su definición es llanura sin límite. Y agrego: en ese momento sin muchos árboles. Los ranqueles, tehuelches y puelches, pueblos influidos por los mapuches del sur, continuaron la tradición de resistencia en el siglo XIX, pero defendiéndose del Estado Argentino. El genocidio de los pueblos de la tierra fue el más grande de nuestra historia. Los viajes al sur de la Ciudad de Buenos Aires para civilizar a balazos a los indios comenzaron con el país mismo. En 1826 el gobierno de Bernardino Rivadavia contrató


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a un Coronel prusiano de apellido Rauch1 y lo puso al mando de las campañas al “desierto” para “limpiar las pampas argentinas de ranqueles”. La frontera con los salvajes era cerca de la ciudad que hoy se llama Dolores. Rauch entró en la tierra de los pampas a caballo, marchando doscientos metros delante de su ejército; así mostraba su autoridad, su superioridad y valentía, su conocimiento de las leyes de la guerra. Despreciaba a sus compañeros, criollos, mestizos, morochos e ignorantes, y subestimaba a sus futuros enemigos. En su diario escribió: “Hoy ahorramos balas, degollamos a 27 ranqueles”. Los tomaban prisioneros y les cortaban el cuello. También escribió que los ranqueles no tienen la idea de propiedad, son peligrosos. Un día la tropa vio un árbol que desapareció rápidamente en el horizonte... En una hondonada Arbolito, un indio, estaba esperando. Rauch llegó; Arbolito le boleó el caballo, corrió velozmente y le cortó la cabeza. Arbolito vengó a los de la tierra, a los suyos, y se perdió en la pampa2. La pampa, el sur de la provincia de Buenos Aires, recibió la sangre de sus mujeres y hombres. Los viajes de Julio Argentino Roca a partir de 1879 llegaron hasta el fin del sur y fueron igual de crueles con los pueblos. Así fue como la pampa libre se transformó en campo, pasó a tener dueños argentinos, y extranjeros, alambrados que intentaron frenarla y latifundios. Los pueblos de la tierra fueron desplazados pero aparecían por las noches en las propiedades robadas, sobre el pelo de caballos hermosos 1

Friedrich Rauch fue antes subordinado de Napoleón.

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Osvaldo Bayer, Rebeldía y esperanza, Buenos Aires, Grupo Editorial Zeta S.A., 1993, páginas 124 y 125.



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domados a caricias, gritando y tirando flechas de fuego; tomaban animales y cada tanto una mujer blanca cautiva. A estos actos de valent铆a y justicia los llamaron malones. Roca logr贸 apagarlos por un tiempo, pero no desaparecieron, s贸lo cambiaron de apariencia.


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rbolito es un pueblo sobre la tierra pampa, al sur de la provincia de Bs. As. A los pocos años de su fundación, 1883, le cambiaron el nombre por el de un Coronel porteño: Vidal. El pueblo se 1lamó Arbolito porque en el lugar había un árbol, un eucalipto3, y era lo único. El tren que iba a unir a la Ciudad de Bs. As. con Mar Del Plata llegó a Maipú en 1880. Cuando faltaban 60 kilómetros para terminar los trabajadores pararon, sólo se veía un eucalipto chiquito entre tanta pampa y llamaron “Arbolito” a la Estación. El árbol está, hoy ya crecido cerca de la Estación (junto a un monumento que lo reconoce y le rinde homenaje). La principal prueba, evidente, es él, lo vemos. Pero el eucalipto es petizo y muy angosto para haber sido plantado antes de 1883, a ojo parece de 1910 al menos. ¿La tierra no lo dejó crecer? Su edad se puede calcular “científicamente”: una máquina extrae un trozo, se limpia y se cuentan 3

La semilla de eucalipto se la debemos a Domingo Faustino Sarmiento, gran civilizador. El padre del aula, y también Presidente de la Nación Argentina, continuó el proyecto eurocentrista en el país, pero a diferencia de sus antecesores influido principalmente por los Estados Unidos de Norteamérica.


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los anillos. La otra historia del nombre es muy antigua, de boca a boca, de generación en generación. Arbolito siendo muy joven ya era el Cacique del lugar, y los nombres quedan, no se los puede borrar fácilmente. Era lindo, le decían Arbolito porque de lejos parecía un árbol, del color de los troncos, alto, flaco y de pelo muy largo. Fue líder de la resistencia india y valiente, bueno con el caballo y las boleadoras. También hizo alianzas con argentinos, por necesidad. Cerca del que fue su pago el 28 de marzo de 1829 peleó con los suyos y junto a los federales, y en el enfrentamiento en Las Vizcacheras le cortó la cabeza al prusiano genocida. Sarmiento lo nombra en Facundo, civilización i barbarie: “Arbolito, Pancho el ñato, Molina y otros jefes de la campaña eran los altos personajes que ostentaban su valor por cafés y mesones (...) en el café de la comedia, estaban algunos de estos héroes de la época y brindaban a la muerte del general Lavalle”4. ¿Eselmismo?5 4

Domingo F. Sarmiento, Facundo, Buenos Aires, Ediciones Losada, 1963. Página 207.

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Sarmiento al principio de su libro advierte: “Después de terminada la publicación de esta obra, he recibido de varios amigos, rectificaciones de varios hechos referidos en ella. Algunas inexactitudes han debido necesariamente escaparse en un trabajo hecho de prisa, lejos del teatro de los acontecimientos, y sobre un asunto del que no se había escrito nada hasta el presente. Al coordinar entre sí sucesos que han tenido lugar en distintas y remotas provincias, y en épocas diversas, consultando un testigo ocular sobre un punto, registrando manuscritos formados a la ligera, o apelando a las propias reminiscencias, no es extraño que de vez en cuando el lector argentino



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Eduardo S. Freije y Juan Carlos Azzanesi escribieron la historia del pueblo, de Arbolito (sobre-nombrado Coronel Vidal). Para los dos Arbolito es Leandro Ibáñez, un “capitanejo” de frontera de Juan Manuel de Rosas que tenía su “guarida” en las barrancas de la laguna más cercana al pueblo, la laguna de Arbolito. Era un “bandido” que tenía aterrorizados a los habitantes. Las palabras despectivas siguen hasta cuando relatan su muerte: Rosas mismo lo hizo fusilar por las “depredaciones que el hombre hacía”. La estación de tren se llamó Arbolito, en la versión que desprecian e intentan desechar, por Ibáñez, por su laguna. A favor de esta historia sin embargo, Freije cita un artículo de Manuel C. Reguera de 1933, Juez de Paz del Partido de Mar Chiquita (del que Vidal es cabecera), que afirma que al gaucho le decían Arbolito6. eche de menos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algún nombre propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar”. Sarmiento, Domingo F, Facundo, Buenos Aires, Ediciones Losada, 1963. Página 43. 6

“La denominación Arbolito predominó hasta 1897, en que comenzó a formarse el nuevo pueblo trazado, por cuyo motivo se sustituyó el nombre de la estación por el de Coronel Vidal. No ha sido posible establecer aún con seguridad la razón por la cual la estación fue denominada originalmente Arbolito. Hace diecisiete años, en ocasión de conmemorarse el cincuentenario de la ley que dispuso la creación de Coronel Vidal, la Comisión a cuyo cargo estuvieron los actos, solicitó a la empresa del Ferrocarril Sud, hoy F. N. General Roca y de dependencias oficiales, suministraran antecedentes respectivos, a fin de dejar aclaradas en esa propicia circunstancia las dudas existentes, siendo informada por ambas que no existía en sus archivos ante-


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cedente alguno aclaratorio a ese respecto. Hay dos versiones sobre este punto: una es que su denominación se debía a la laguna de Arbolito que, a su vez según la tradición debe su nombre a que en sus barrancas tuvo su guarida un famoso gaucho, ex capitanejo de fronteras, Leandro Ibáñez, alias “Arbolito”, fusilado en tiempos de Rosas por sus depredaciones. Esta versión procede de un origen muy antiguo y entre otras referencias acerca de ella, mencionaremos la que el señor Manuel C. Reguera, poblador de estos campos desde 1878 y más tarde Juez de Paz del partido, en una colaboración que con motivo del cincuentenario de esta localidad envió al semanario “El Pueblo” y que este publicó con fecha 8 de octubre de 1933, en las que se asigna a ese gaucho el apodo Arbolito”. Eduardo S. Freije, Reseña histórica de! Partido de Mar Chiquita y sus pueblos, Coronel Vidal, Municipalidad de Mar Chiquita Secretaria de Cultura y Educación, 1997. Páginas 57 y 58. “el vecindario intentó por todos los medios notificarse del motivo que le otorgó ese nombre a la estación, circulando al respecto distintas versiones que lo relacionaban con la laguna homónima en cuyas barrancas tenía su guarida un sujeto llamado Leandro Ibáñez, alias “Arbolito”, que fue capitanejo del gobierno de Juan Manuel de Rosas y que éste lo mandó fusilar por depredaciones que el hombre hacía'. Esta versión se debe al ex Juez de paz Manuel Reguera, que en tiempos de cincuentenario de Coronel Vidal, envió al periódico 'El Pueblo' como colaboración a tan magno acontecimiento y que fue publicado el 8 de octubre de 1933”. Juan Carlos Azzanesi (h.), Orígenes del Partido de Mar Chiquita, Provincia de Buenos Aires, Departamento de Publicaciones e Impresos, Dirección de Contabilidad y Servicios Aux., Ministerios de Economía, 2004. Página 122.


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El Arbolito de Sarmiento era jefe de campaña, el de Freije y Azzanesi capitán de frontera de Rosas. Freije dice que fue un famoso gaucho. Los que revisaron la historia argentina (revisionistas) llamaron al indio Arbolito también con un nombre europeo “Nicasio Maciel”, lo mismo hicieron con “Mariano Rosas”, Cacique de la generación siguiente7; pero a Leandro Ibáñez no lo apodaron Arbolito8. ¿Le decían “Arbolito” a Ibáñez? ¿También parecía un árbol de lejos? Un jefe de campaña, un capitán de frontera de Rosas, es un gaucho. Ibáñez era más conocido como “Gaucho”9. 7

“Su nombre huinca era Nicasio Maciel. Pero todos lo conocían como Arbolito por su aspecto físico: flaco, alto, porrudo y de color madera. Pertenecía al grupo ranquel liderado por Painé, el padre de Panghitruz Güor. Este último no es otro que el célebre Mariano Rosas, cautivo de Juan Manuel y protagonista del clásico Excursión a los indios ranqueles, de Lucio V. Mansilla.” Hernán Brienza, Valientes, Buenos Aires, Editorial Marea S. R. L., 2010, página 104.

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Efemérides - Patricios de Vuelta de Obligado Adolfo Saldías - Historia de la Confederación Argentina - Ed. El Ateneo, Buenos Aires (1951). www.revisionistas.com.ar Jacinto R. Yaben - Biografías argentinas y sudamericanas - Buenos Aires (1938) www.revisionistas.com.ar

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“Sobre el origen del nombre "Arbolito" algunos opinaban que fue debido a que en las Barrancas de la laguna homónima, vivió un bandolero llamado Leandro Ibáñez, más conocido con el nombre de gaucho. Arbolito, que tenía aterrorizada a estas comarcas con sus fechorías y que más tarde fue tomado preso y fusilado por orden de Rosas.” http://coronelvidal.galeon.com/feedback.htm


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A fines de 1828 Juan Galo Lavalle asesinó al líder federal Manuel Dorrego. En 1829 el sur de la provincia de Bs. As. se levantó en armas contra los unitarios. Los federales tuvieron apoyo popular, indio y gaucho. En el enfrentamiento en Las Vizcacheras Arbolito (alias Nicasio Maciel) y Gaucho (Leandro Ibáñez) estaban peleando del mismo lado, pero no codo a codo. Gaucho estuvo en la toma de Guardia del Monte el 16 de marzo de 1829 y como buen gaucho no acató la autoridad. Su Comandante Miguel Miranda después del triunfo salió para Las Vizcacheras y Gaucho para Chascomus. Gaucho no estuvo el día que Arbolito pasó a ser famoso por su coraje y héroe entre los federales, no lo vio vengar a los suyos y gritar desgarradoramente justicia en la lengua que sólo la pampa entiende, pero escuchó la historia. En 1833 Rosas viajó para continuar lo que Rauch no pudo seguir porque le faltaba la cabeza. El gaucho Ibáñez también viajó. El gobierno de Bs. As. quería más Estancias, más tierras para las vacas exportables a Europa, y menos malones. Rosas hizo alianzas con algunos pueblos indios y atacó a los del sur. En una carta a su amigo Terrero, del 12 de septiembre del mismo año, Rosas dejó escrito que despachó al Mayor Leandro Ibáñez con 50 cristianos y 100 pampas, con la orden de pasar el Río Negro y correr el campo hasta 100 leguas. Escribió también en la carta: “No hay por ahí más enemigos que el cacique Cayupán con algunos indios y muchas familias. Si da con el rastro los seguirá aunque sea hasta Chile, porque lo mando bien montado”10. Gaucho corrió a Cayupan y lo alcan10

Adolfo Saldias - Historia de la Confederación Argentina. Ed. El Ateneo, Buenos Aires (1951). www.revisionistas.com.ar



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zó, la travesía no fue fácil, mataron a 5 mujeres y 20 hombres. Cayupan iba acompañado de unos pocos guerreros, el enfrentamiento fue desigual. La montonera federal ese día fue el ejército ordenado a la europea, portador de civilización y progreso. Gaucho volvió victorioso y Rosas lo felicitó. El gaucho Ibáñez en este viaje terminó de conocer a sus hermanos los indios. Aprendió de ellos, los admiró. Los gauchos respetan al baqueano, su sabiduría de la tierra y de los animales; también las destrezas con el caballo, una parte del cuerpo. Las boleadoras, la guitarra, el canto, el zapateo, son cosas serias; pero en la filosofía del gaucho hay algo superior a todo: el coraje. La historia de Arbolito para Ibáñez dejó de ser ajena. Ibáñez se hizo llamar Arbolito, como el indio. Fue un gaucho, descendiente directo del indio pero no indio, y así le dijeron; su realidad fue más fuerte. Vivió a orillas de la laguna Arbolito siendo ya grande. Los últimos años de su vida los pasó en el pago de Arbolito, cuidando la laguna que guardaba el nombre del hombre de la tierra y su historia. Dos “Arbolitos” fueron necesarios para que la historia llegue a su tierra. La huella del indio no pudo ser borrada, a pesar del silencio y los años11. El pago se lla11

Osvaldo Bayer no describe al indio Arbolito como un cacique: “Un indio vulgar y desnudo, rápido como el viento y con los movimientos propios de un jaguar, enlazó con sus boleadoras al caballo del orgulloso oficial alemán, cayó sobre él y le cortó la cabeza.” Osvaldo Bayer, Rebeldía y esperanza, Buenos Aires, Grupo Editorial Zeta S. A., 1993, página 124. “Arbolito nunca fue líder ranquel, pero pasó a la historia gracias a un oscuro día de justicia. El día que degolló en


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maba Arbolito, y ese fue el nombre que escribieron los trabajadores en el cartel de la Estación. Los que escribieron sobre Vidal se aterrorizaron al descubrir que el nombre originario del pueblo es el de un federal rosista. Leyeron la historia argentina desde los ojos de los españoles primero, y de los unitarios después que cuando perdieron fueron a buscar apoyo a Europa para derrocar a los bárbaros federales. Los dos eligieron la historia de la semilla de Sarmiento, el eucalipto, y la defendieron. No lograron probar su veracidad pero le rindieron culto al arbolito, los gobiernos sucesivos también, y así la impusieron12. Las calles de Arbolito crecieron alrededor de las vías del tren y hoy muchas son de cemento, ese material que usan para tapar la tierra. Llegaron muchas personas, cada una con su origen y pasado. Recuerdo mi niñez, cuando la calle de la casa donde me crié todavía era de tierra, el tren pasaba y le tirábamos con lo que teníamos a mano, piedras en general, cascotazos; con el tiempo entendí que estábamos siguiendo una tradición de la tierra, la estábamos defendiendo como podíamos de los invasores y “el progreso”. De Arbolito se siguió hablando aunque el nombre oficial del pago fuera otro, y la historia me llegó. A la laguna intentaron cambiarle el nombre, hoy está dentro de una Estancia, rodeada de alambrados. *** los campos de Las Vizcacheras al inefable alemán Rauch.” Hernán Brienza, “El día del árbol. El cacique Arbolito y Federico Rauch” en Valientes, Buenos Aires, Editorial Marea S. R. L., 2010, página 104. 12

Después de la “versión” del gaucho, Freije dice: “Sin



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embargo, al investigar este interesante antecedente de la historia de nuestro pueblo, nos hemos encontrado con otra situación que torna aún más confusa esta versión y es la siguiente: en todas las actas del Juzgado de Paz, que en los años 1863, 1864 y 1865 tuvo su sede, como quedó referido, en la estancia a orillas de esa laguna, figura invariablemente el nombre “Arbolitos”, en plural, en vez de “Arbolito”. Se deduce entonces, o que el juzgado mencionaba equivocadamente el nombre, lo que no es presumible, o que siempre el de la estancia y su laguna fue en plural, lo que descartaría que su origen fuera el apodo de un hombre. La otra versión, también transmitida por muchos de los que nos antecedieron, es que la estación debió su nombre a un árbol, hoy histórico para Coronel Vidal, que se yergue junto a la misma. Esta hipótesis es la que encontramos más lógica, pues no estando la estación ubicada en campos “Arbolitos”, sino en “El Sol”, de Anchorena, la empresa no podía tener ninguna razón para designarla con el nombre de aquella población o laguna, relativamente alejadas; y teniendo en cuenta que cuando fue delineada la vía y demarcado el sitio de las estaciones, coincidió que lo único que allí existía era un árbol solitario, el actual eucalipto, como lo afirmaban las personas que conocieron el paraje antes de establecerse la estación, es presumible que al no encontrar otro punto de referencia en la entonces desierta extensión que la rodeaba, los ingenieros designaron al sitio con lo único que allí se destacaba -un arbolito-, como, por otra parte, se acostumbraba a hacerlo utilizando los nombres de accidentes geográficos y de vegetación de los terrenos para asignarlos a algunas estaciones: Algarrobo, Espartillar, Médanos, etcétera. Aún hoy mismo se utiliza el número de kilómetros con que coinciden.

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Confirma esta hipótesis la contestación que la gerencia del Ferrocarril remitió a la educacionista de este pueblo lgnacia Repodas, con fecha 23 de noviembre de 1938, respondiendo a su solicitud para que se aclarase el motivo por el cual había sido designada así a la estación. Esa información, cinco años posterior a aquella que la misma empresa dirigió a la Comisión del Cincuentenario a que nos hemos referido, es algo más explicativa que la misma, aun sin resultar terminantemente aclaratoria. Exprésase que 'el nombre de Arbolito le fue dado por decreto del Gobierno de la provincia de Buenos Aires de fecha 10 de junio de 1885, a propuesta del Departamento de Ingenieros de la Provincia, debido, al parecer, a la existencia en el lugar de un árbol, que, según se dice, aún existe1 y que 'el decreto reemplazando el nombre Arbolito por el de Coronel Vidal fue dictado el 28 de mayo de 1896 por el entonces Gobernador de la provincia de Buenos Aires Guillermo Udaondo y refrendando por su Ministro de Obras Públicas Emilio Freís, para que el nombre de la estación coincidiera con el pueblo, cabeza de partido. Posteriormente, por medio de una resolución ministerial del doctor Orma, de fecha 23 de diciembre de 1905, se le modificó a Vidal.' Las palabras 'debido, al parecer' no permiten una conclusión terminante, como hubiéramos deseado dejar establecida; pero, en cualquier caso, ese árbol es histórico para Coronel Vidal por ser anterior a todo lo existente, y evocativo de aquella poética denominación. Así lo entendieron también la Comisión y las autoridades, al hacerse construir a su pie un monolito con una placa recordatoria, y haberla fijado como punto para las ceremonias que motivó aquella conmemoración”



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Eduardo S. Freije, Reseña histórica del Partido de Mar Chiquita y sus pueblos, Coronel Vidal, Municipalidad de Mar Chiquita Secretaría de Cultura y Educación, 1997. Página 58 y 59 Y Azzanesi: “Tres años antes de la llegada del Ferrocarril Sud (ese era su nombre) a Mar Del Plata, la gobernación de Buenos Aires había dictado una ley con fecha 28 de mayo de 1883, en la que se disponía la creación de un pueblo en el Partido de Mar Chiquita, que debería llevar el nombre del guerrero de la independencia Coronel Celestino Vidal y además sería cabecera de dicho distrito. Juan Carlos Azzanesi (h.), Orígenes del Partido de Mar Chiquita, Provincia de Buenos Aires, Departamento de Publicaciones e Impresos, Dirección de Contabilidad y Servicios Aux., Ministerios de Economía, 2004. Pág. 118. “El vecindario quizás por ignorar la ley de su creación, estaba convencido que el pueblo se llamaba 'Arbolito', al ver escrito ese nombre en la estación del ferrocarril, cosa que no era así. Sólo se trató de una creencia popular que luego serviría para inspirar a los poetas."Op.cit., pp. 121 y 122. “Entonces, lo más lógico que debe ser tomado como veras es que realmente ese nombre se debió al eucaliptus histórico que a través de los años se mantiene erguido para la satisfacción y el amor que le profesa el pueblo de Coronel Vidal. Según las fuentes, este árbol fue plantado a raíz de un episodio fortuito, ya que en 1872 existía en ese paraje un puesto a cargo del señor Pedro Arismendi en campos de Anchorena, que arrendaba con sus cuñados Juan y Javier Berría.

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En el momento que nos ocupa se encontraba con la familia Arismendi la señora Bernarda D. De Zunzunegui, cuando llegó una tropa de carretas que transportaba estas plantas para la estancia Vivoratá. Luego de pasar la noche en el lugar y al no aceptárseles pago alguno por las atenciones recibidas, los troperos decidieron obsequiarle a la señora de Zunzunegui dos plantas de eucaliptus, las que fueron plantadas por dicha señora. De las dos, sólo una logró sobrevivir y es exactamente la que hoy puede contemplarse.” Op.cit., p. 123.



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Se terminó de reeditar en el año 2014, en el “TALLER GRÁFICO MATRERO”, sito en el porteño barrio de Balvanera.


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