Oesterheld & Breccia // En el interior del número 201 de Gente, apareció este Etemauta, el segundo, el que del viejo guión de Oesterheld sólo tomaba el hilo conductor, el esqueleto argumental, el que saltaba sobre el viejo, candoroso y encantador dibujo de Solano López (dibujante de la primera versión, en 1957) y se agigantaba, con Breccia, hacia una dimensión adulta y teñida de sabiduría. El Eternauta de Oesterheld y Breccia es una obra de arte maldita. Un relato lúcido, que arranca lenta y puntillosamente en el trazado de una metáfora: la invasión. En la medida en que el relato profundiza en las contradicciones de un grupo humano, el editor responsable de la revista Gente decide abortar la obra con un final precipitado. Breccia se preocupa, por esos tiempos, por experimentar en su obra. Imaginamos que la experimentación puede ser perturbadora, aún cuando ocurra en el arte, para gente que teme que algo se modifique, que algo cambie, que alguien se dé cuenta y perciba.