¿Por qué feminismo decolonial?

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Como feministas libertarias luchamos por la superación del patriarcado como forma de opresión, sin embargo, el patriarcado como lo entendemos hoy, es una formulación occidental que fue introducida en nuestros pueblos como la díicotomía jerárquica hombre-mujer. Podemos reconocer y la subvertir estas lógicas de dominación sólo una vez que seamos conscientes del peso del colonialismo en nuestras vidas. El feminismo decolonial revela como el pensamiento moderno se caracteriza por el énfasis en la categorización y el principio de no contradicción. La modernidad impone una dicotomía principal: la distinción entre lo humano y lo no-humano. Esta dicotomía es central en la introducción colonial capitalista de un sistema de género que separa lo humano y lo no humano.

El feminismo decolonial es una crítica al feminismo occidental. Se centra en cómo el racismo, el colonialismo y los efectos económicos, políticos y culturales de éstos se relacionan con la opresión que viven las mujeres y en sus distintos contextos. El feminismo decolonial es una reacción contra el feminismo blanco occidental universalizante y la ausencia de la temática de género en teorías postcoloniales. Como feministas libertarias, mujeres indígenas, mestizas, racializadas, trabajadoras y pobladoras, que viven en un contexto geopolítico concreto no podemos ser indiferentes a nuestra realidad. No creemos que todas las mujeres seamos iguales, ni queremos serlo.


El feminismo decolonial es un feminismo surgido en América Latina, de la mano de la práctica y la experiencia de mujeres racializadas, mestizas y subalternizadas, que trabajan con otras mujeres racializadas, subalternizadas, en situación de migración, etc. El feminismo decolonial entiende la dominación como la intersección de los distintos conflictos de sexo/género, clase y raza, relacionándolos con las instituciones y categorías culturales impuestas por el colonialismo, el patriarcado y el capitalismo. El feminismo decolonial ha logrado replantear las relaciones sociales, políticas, afectivas, económicas, de poder y sexuales que atraviesan nuestras vidas, desde la especificidad de ser feminista desde el sur,.

asume una posición ética en el centro del objeto de conocimiento .

Asimismo el feminismo decolonial es una propuesta mestiza que se nutre de otras corrientes feministas, como los feminismos negros, el feminismo chicano, feminismos indígenas , el feminismo autónomo, feminismo radical, feminismo materialista, y la teoría decolonial.

La epistemología feminista requiere de una rendición de cuentas personal , un compromiso con el objeto de estudio, pero también un compromiso de cambio y revolución con la realidad de opresión a la que nos enfrentamos. Es importante, definir el concepto de opresión en términos de interseccionalidad incorporando lo que se denomina matriz de dominación cómo tensión entre el plano individual del investigador y lo colectivo . •La matriz de dominación hace referencia a la organización total de poder en una sociedad

Entre las bases conceptuales del feminismo decolonial debemos considerar la realización de un ejercicio de deconstrucción y reconstrucción del discurso de dominación. Asimismo debemos asumir un punto de vista particular, construído desde la experiencia de vida y no desde un imperativo de objetividad. Este punto de vista constituye una 3° vía epistemológica que

La matriz de dominación integra, tanto elementos estructurales cómo leyes y políticas institucionales, aspectos disciplinarios que se refieren a jerarquías burocráticas y técnicas de vigilancia, elementos hegemónicos o ideas e ideologías, cómo aspectos interpersonales, prácticas discriminatorias usuales en la experiencia cotidiana.


Patricia Hill Collins señala que debemos analizar el sexismo con relación a una matriz de dominación para ver como interactúa el racismo, la homofobia, el colonialismo y el clasismo generando un sistema jerárquico con múltiples niveles de opresión . Es necesario también una articulación entre conocimiento y empoderamiento, que se conecta con la diversidad en las formas de activismo que se traduce en muchos casos en la creación de espacios sociales donde las mujeres dialogan. Patricia Hill Collins sitúa la lucha por la autoidentificación, en tanto colectivo, como un dialogo entre acción y pensamiento : "Cambios en el pensamiento -afirma- pueden alterar conductas y las conductas alteradas pueden producir cambios en el pensamiento" . Este cambio es un proceso de rearticulación , más que de creación de consciencia, entendiendo la rearticulación como un medio para re-expresar la toma de consciencia. Otro factor esencial para el feminismo negro es el de resistenciaa. Resistencia frente a la pobreza, la marginalidad, el racismo, etc. Pero también frente a la erotización de su sexualidad como primitiva y exótica. Ángela Davis analiza la relación entre raza, clase, y género, mostrando como esta mirada de interconexión derruban muchas de las explicaciones de la teoría feminista clásica. En su libro "Mujeres, "raza" y clase" hace un recorrido histórico de la esclavitud y cómo han sido tratadas las mujeres negras: echa por tierra

la idea de que hayan recibido un trato diferenciado a los varones. Cuestiona la idea de feminidad de las mujeres blancas, por no corresponder con la experiencia de las mujeres negras. Davis cuestiona por qué el feminismo termina olvidando lo que le debe a las mujeres negras. Ejemplicando este olvido en la situación de las cárceles, lo que le permite pensar las diferencia de intereses entre mujeres racializadas y mujeres blancas. Uno de los tópicos más atrayentes de los feminismos negros es la redefinición del concepto de amilia y de parentesco:. de esta manera, Carol Satck se pregunta ¿Cómo es una familia negra? encontrándose que para los parámetros del modelo nuclear que universalizaciertos moodelos de comportamientos, partiendo por el matrimonio heterosexual, las familias negras son insuficientes, e incluso se establece que la causa de esta situación tendría raíces históricas ubicadas en la esclavitud y los posteriores desplazamiento, por lo tanto la familia negra, no sólo no se ajusta al modelo deseado, sino que obedece a uno distinto: el matriarcado. La mujer negra no obedece a los estereotipos de mujer de familia: piedad, pureza, sumisión y domesticidad, siendo de esta la culpable de la pobreza y marginación de las familias negras. No obstante, según lo observado por Stack esta forma de ser no es una carencia sino una estrategia de resistencia.


ANÍBAL QUIJANO

EL GIRO DECOLONIAL

“…Es tiempo de aprender a liberarnos del espejo eurocéntrico donde nuestra imagen es siempre, necesariamente, distorsionada. Es tiempo, en fin, de dejar de ser lo que no somos” Anibal Quijano es un teórico peruano que acuño el llamado giro decolonial que enfatiza cómo el colonialismo en la dimensión del ser, del saber y del poder han sido constitutivas de la modernidad y por lo tanto constitutivas del sentido común. El mundo en donde vivimos está impregnado por una lógica y un sentido de carácter colonial y de estructuras de dominación que se han enraizado en la gesta colonial Quijano afirma que la población está clasificada socialmente mediante la idea de raza,. Este proceso comenzó con la conquista de América y el capitalismo moderno, y logró poner a Europa a la cabeza del poder mundial. Quijano define raza como “una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial”. Esta forma de clasificación social, a pesar de originarse en la colonia se ha insertado a tal punto en la sociedad, que domina el patrón de poder hegemónico actual. De esta manera, el autor abre espacio a algunas cuestiones sobre lo que denomina como colonialidad del poder en la historia de América Latina. Quijano plantea que la confluencia de dos procesos históricos estableció la base del nuevo patrón del poder, constituyendo a América “como la primera id-entidad de la modernidad”. Por un lado, la idea de raza, la cual ubicaba a los conquistados en una situación de inferioridad respecto de los conquistadores como si tuvieran estructuras biológicas diferentes. Por otro lado, el sometimiento del trabajo en todas sus dimensiones al control del mercado y del capital.


Raza y división del trabajo se volvieron interdependientes, provocando una distribución racial del trabajo, a través de la cual se fueron legitimando los roles sociales de cada grupo. Quijano plantea que, de esta forma, quien dominara una forma de trabajo dominaba, a la vez, una raza.

El autor señala que la idea de raza puede haber nacido en referencia a las diferencias físicas que vieron los conquistadores, variando pronto hacia supuestas diferencias de tipo biológico. Con esto, se produjeron identidades sociales nuevas, tales como lxs indixs, negrxs y mestizxs. Con el tiempo, y mediante esta legitimación de la relación de dominación, se terminó clasificando social y jerárquicamente a la población.

La articulación entre raza y trabajo provocó la creencia que sólo los blancos eran dignos del trabajo asalariado, mientras que los colonizados, por considerarse inferiores, no contaban con el privilegio. Gran parte de las matanzas de indios fueron a causa de haber sido forzados a trabajar hasta morir. Con esta articulación se construyó “la geografía social del capitalismo: el capital [colonial, moderno y concentrado en Europa], en tanto que relación social de control del trabajo asalariado, era el eje en torno al cual se articulaban todas las demás formas del trabajo, de sus recursos y de sus productos”.

Además, se estableció el color como principal característica de la categoría racial. Los negros, además de explotados eran la parte principal de la economía de los autodenominados blancos, no formando parte de esta sociedad los indios. En relación a la nueva estructura del control del trabajo, en el momento en que América se formó, todas las dimensiones del trabajo, tales como el control, la explotación, etc., se dispusieron en torno al capital y al mercado mundial. Se establecieron estas formas de control del trabajo de manera que su organización tuviera por objetivo producir mercaderías, estableciendo un nuevo patrón de poder. Además, “y como consecuencia, para colmar las funciones cada una de ellas desarrolló nuevas configuraciones históricoestructurales […], se establecía una nueva, original y singular estructura de relaciones de producción histórica del mundo: el capitalismo mundial”

Se configuró el mundo a través de Europa, desde la cual se atribuían nuevas identidades geoculturales hacia América y luego a los demás continentes. Este sistema-mundo articuló incluso la producción de conocimiento. Como muestra de este control, podemos señalar la expropiación de cualquier recurso de América que ayudara a desarrollar el capitalismo y, por otro, el despojo de la herencia cultural de los dominados, relegándolos a una subcultura iletrada.


De la misma manera, fueron obligadas a abandonar sus prácticas de relación con lo sagrado e incluso admitir frente a los dominadores, la condición deshonrosa de su propio imaginario y de su propio universo de subjetividad. De este patrón de poder configurado con esas bases y de sus implicaciones a largo plazo, es de lo que da cuenta el concepto de "colonialidad del poder". Dada esta configuración de poder, no se podía esperar sino conflictividad “y se explicitó como un rasgo necesario y permanente”. Este carácter colonial del poder dibujó un mapa inalterable que entre los "europeos" o "blancos" y los "indios", "negros" y

"mestizos". Y en este mapa los “blancos” están siempre dispuestos aidentificarse con los intereses de los dominadores del mundo eurocéntrico a pesar de su relación desigual: “La colonialidad del poder implicaba necesariamente, la dependencia históricocultural”. Este saber con el paso del tiempo se fue conduciendo hacia una racionalidad instrumentalizada especialmente e su relación con el entorno. Las consecuencias de la colonización cultural no fueron terribles sólo para los "indios" y "negros". Ellos fueron obligados a” la imitación, a la simulación de lo ajeno y a la vergüenza de lo propio”, pero "nadie

"Si la teoría feminista estadounidense no necesita explicar las diferencias que hay entre nosotras, ni de las resultantes diferencias en nuestra opresión, entonces, cómo explicas el hecho de que las mujeres que te limpian la casa y cuidan de tus hijos, mientras asistes a congresos sobre teoría feminista, sean en su mayoría mujeres pobres y mujeres de color?, ¿Qué teoría respalda el feminismo racista?" (Audre Lorde, 2003).


"ETNOCENTRISMO Y COLONIALIDAD EN LOS FEMINISMOS LATINOAMERICANOS: COMPLICIDADES Y CONSOLIDACIÓN DE LAS HEGEMONÍAS FEMINISTAS EN EL ESPACIO TRANSNACIONAL" YUDERSKY ESPINOZA Según Yudersky Espinosa la condición geopolítica ha producido una dependencia ideológica de los feminismos latinoamericanos que ha impedido observar cómo la impronta constitutiva poscolonial (la colonialidad) determina indefectiblemente la sujeta del feminismo de la región, así como los objetivos urgentes de su política.

Las teorías y las críticas feministas blancas terminan produciendo conceptos y explicaciones ajenas a la actuación histórica del racismo y la colonialidad como algo importante en la opresión de la mayor parte de las mujeres a pesar de que al mismo tiempo reconocen su importancia. Los efectos de este tratamiento han sido productivos a un feminismo universalista que pretende establecer conocimientos generales para todas las mujeres y se justifica así mismo en nombre de todas ellas. De esta manera, la epistemología feminista se oponene al método científico clásico anclado en la pretensión de objetividad, que busca generalizar en base a universalismos dado que los privilegios de raza y clase permiten un mayor acceso al campo de las ideas de un grupo de mujeres cuyas experiencias y voces terminan constituyéndose en parámetro del resto.

De esta manera, la autora se cuestiona cómo ha sido posible que el feminismo latinoamericano no haya aprovechado el estallido de producción teórica sobre el cuerpo abyecto para articular una reflexión pendiente y urgente sobre los cuerpos expropiados de las mujeres dentro de la historia de colonización geopolítica y discursiva del continente Esta situación se debe en parte, a la colaboración entre los feminismos hegemónicos del Norte y del Sur, en complicidad con los proyectos de recolonización del subcontinente por parte de los países centro, en la producción de la sujeta subalterna y en beneficio de sus propios intereses. Aunque varias de las feministas incorporan reflexiones respecto de los debates que han abierto las feministas negras, esto no ha conducido a desarmar las premisas básicas de la teorización feminista hegemónica de una opresión basada en el género, como categoría fundamental para explicar la subordinación de las mujeres. Si bien en algunos análisis las feministas reconocen los efectos del racismo y de la colonización en la vida de las mujeres no blancas, y aunque varias llegan a reconocer la


necesidad de un análisis imbricado de raza/c lase/género/(hetero) sexualidad, su teoría general sigue quedando intacta. La episteme feminista clásica producida por mujeres blancoburguesas asentadas en países centrales no pudo reconocer la manera en que su práctica reproducía los mismos problemas que criticaba a la forma de producción de saber de las ciencias. Mientras criticaba el universalismo androcéntrico, produjo la categoría de género y la aplicó universalmente a toda sociedad y a toda cultura, sin siquiera poder dar cuenta de la manera en que el sistema de género es un constructo que surge para explicar la opresión de las mujeres en las sociedades modernas occidentales.

La visión clasista y racista del feminismo oculta cómo se reproducen sistemas de dominación entre las mismas mujeres


FEMINISMO CHICANO Debemos diferenciar entre lo heredado, lo adquirido y lo impuesto: “Botar lo que no vale, los desmientos, los desencuentros, el embrutecimiento. Aguarda el juicio, hondo y enraizado, de la gente antigua”. Para deconstruir y construir, comunicar la ruptura, adoptar nuevas perspectivas; al transformar el “Yo” en una totalidad del ser, la mujer: “Se hace moldeadora de su alma. Según la concepción que tiene de sí misma, así será”

El principal tópico de las mujeres Méxicoamericanas es la identidad. No se puede negar la discriminación que las mujeres sufren dentro de su propia cultura que la limita a la casa y a la iglesia. La liberación no vendrá sin cambios en la cultura, economía, política, etc. Entre sus principales objetivos se encuentra promover imágenes positivas de las chicanas, organizar el liderazgo, incrementar su credibilidad y ganar el respeto de la comunidad. El feminismo chicano investiga los problemas de las chicanas, y no exclusivamente el sexismo, si no también otros problemas relacionados con el trabajo y la ocupación laboral. Así como obtener justicia y beneficios sociales, sin recortes. Sus tópicos son la discusión de temas como el aborto, control de la natalidad, centros de cuidado infantil, bilingües y biculturales, sin estereotipos de la cultura chicana, sin

“machismo” y promoviendo el liderazgo de las chicanas. La legalización del aborto ha sido considerado dentro de los intereses generales de bienestar de las chicanas. El movimiento feminista chicano es diferente del blanco, se responsabiliza de tratar con el racismo que las limita política, económica y socialmente. Asimismo busca cambiar el concepto de familia alienada, que responsabiliza a la mujer del cuidado de la casa, integrando al hombre en la organización de la misma, y respetando la autodeterminación de las mujeres para establecer cuáles son sus necesidades y problemas, y cómo consideran que pueden trabajarse o solucionarse. Entre sus exponentes más destacadas podemos nombrar a Gloria Anzaldúa y Cherrie Moraga, ambas lesbofeministas chicanas.


El feminismo no es una suerte de lucha sectorial más es, es una lucha anti-sistémica imprescindible”.

Para María Galindo es fundamental no tener miedo de la palabra feminismo. Es necesario recuperar su fuerza y descaro, arrebatado por el uso que han hecho de éste el feminismo institucional, el gobierno y las ONG´s.: “La postura y la palabra 'feminismo' funcionan entonces como repulsivas, como filoso cuchillo que abre un debate que no está saldado y que no se puede cerrar, sino sólo abrir y seguir abriendo” El feminismo en el que ella se reconoce, es el que todavía crea molestia, que no negocia, ni busca situarse apaciblemente en un lugar. María Galindo habla desde la experiencia, el pensamiento y el corazón, teniendo la liberación como horizonte final. “ Para la autora, debemos ser precavidxs de no acomodarnos en la lucha por la identidad, ya que el arma que utilizamos, para la construcción de una identidad diferenciada y sujeto de enunciación, puede convierte en el peor enemigo al estrangularnos en un grupo que no permite que tenga lazos relacionales con otros: “Juegas socialmente el papel de la víctima y siempre puedes denunciar tu debilidad, siempre puedes señalar las responsabilidades del sistema, del otro poderoso, pero jamás colocarte en una perspectiva realmente subversiva”. Galindo llega a estas conclusiones desde su posición de lesbiana superviviente en la que empleó años de su activismo que después de ser liberador, se convierte en rutinario e “impide

pensarse más allá de la condición de víctima”. Por el contrario, afirma: “El feminismo muerde como perra furiosa todos los privilegios hasta destriparlos” Asimismo, Galindo analiza el patriarcado Latinoamericano en su especificidad sin depender de definiciones eurocéntricas. Cuando hablamos de patriarcado latinoamericano, señala hablamos de un patriarcado construido sobre la base de estructuras coloniales. El papel de las mujeres en todo este proceso de colonización no ha sido un papel indiferente, si no fundamental. Las estructuras coloniales en nuestra sociedad son patriarcales y las estructuras patriarcales en nuestra sociedad son coloniales, una cosa no puede ir sin la otra. De esta manera, es crítica del proceso de descolonización del gobierno porque quieren descolonizar sin entender que el proceso de descolonización no puede ser tal sin quitarse lo patriarcal de la cabeza, es imposible descolonizar sin meditar sobre las estructuras patriarcales del colonialismo.


https://www.instagram.com/laalzada/

La Alzada es una organización feminista que busca combatir el patriarcado con distintas acciones orientadas a la unión de todxs, lxs oprimidxs, en pos de transformar la sociedad. Nuestro objetivo es posicionar el feminismo como herramienta de cambio social, destacando su potencial liberador. Nuestra organización trabaja distintos nudos críticos, entre los que destacan; capitalismo-mujer trabajadora, capitalismo-sistema patriarcal, educación no sexista y sexualidad- derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, especialmente en la prevención de ETS´s, y el cuidado físico, emocional y social de las comunidades. Para lograr estos objetivos desarrollamos distintas estrategias como: la autoformación, la interpelación y la disputa contrahegemónica. Nuestra organización surge frente a la necesidad de hacer visibles las diversas opresiones que mujeres y hombres viven por su condición de género y/o sexo. Así, confluimos compañeras con distintas experiencias pero con el mismo diagnóstico: la urgencia de una organización específicamente feminista libertaria, en un contexto donde el activo social menospreciaba estas identidades y memorias diversas. Nos organizamos desde abajo hacia arriba, manteniendo principios como el federalismo, el apoyo mutuo, la horizontalidad y la democracia directa.


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