El territorio no es un escenario en el que ocurren todas las desigualdades, es la representación simbólica y concreta de todas ellas: la casa, la calle, el trabajo, la escuela, la parcela, la iglesia, la prisión; es en cada uno de esos lugares donde se construyen relaciones desiguales entre mujeres y hombres.
Así como no podemos hablar de un territorio, sino de territorios, de la misma manera no podemos pensar que el patriarcado es igual en todos los lugares, no lo es, así como tampoco lo es el capitalismo o el colonialismo. Ello nos orienta a trabajar en cada lugar de manera diferente para erradicarlo. La geografía feminista ha descrito cómo se distribuyen en el territorio las desigualdades; ahora es necesario reconocer cómo se construyen esas desigualdades desde cada territorio, los mecanismos utilizados por el patriarcado para la dominación del género femenino en el lugar, y los rasgos culturales, económicos y políticos del territorio que confluyen en la formación de la identidad