En los años recientes el desarrollo de los medios audiovisuales en América Latina ha experimentado un auge. El acceso a la tecnología y las condiciones de grupos sociales vulnerables, entre otros factores, han posibilitado una creciente presencia de materiales audiovisuales elaborados por colectivos que acompañan movimientos sociales o que son parte de los mismos.
Ha habido una coincidencia de circunstancias en la región, como la presencia de trasnacionales mineras, reformas que propician la inversión extranjera en rubros muy sensibles para la población rural, la represión, criminalización y hostigamiento a integrantes del movimiento social, entre otras. Ello ha permitido un proceso paralelo en prácticamente todos los países de América Latina, desde Mesoamérica hasta el cono sur, pasando por la región andina y Brasil, donde la comunicación alternativa está alcanzando niveles de fuerza inusitada, capaz de hacerle frente a discursos hegemónicos de poder.