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Después del carnaval

Elcambiar actividades, dejar la rutina diaria, parar durante las fiestas, es necesario y hasta terapéutico. Esa función cumplen los feriados. El carnaval tiene diversas formas de celebración, pero ninguna debería caer en lo grotesco, en lo “desenfrenado, vandálico y caótico”, tal como ha sido calificado por los medios de comunicación el carnaval de Salinas, balneario ecuatoriano que sufrió la avalancha de muchedumbres desenfrenadas que no representan lo mejor que tiene el Ecuador. Eso no le hace favor al turismo interno y de los extranjeros, que no quieren pasar ratos como los vividos en Salinas durante el último carnaval.

Pero también luego de esta pausa, debemos reflexionar en lo que nos espera en el futuro. Un futuro que en el caso ecuatoriano aparece con nubarrones listos a descargar toda su furia sobre la ciudadanía. Por ello han empezado a aparecer voces que se alzan contra una posible paralización del Ecuador, que dejaría muy costosas consecuencias para todos quienes vivimos en este hermoso país.

La normativa legal del Ecuador reconoce el derecho a la protesta y muchos querremos ejercerla, pero en lo que no podemos estar de acuerdo es en la violencia, en la marcha destructora de bienes públicos y privados, en la paralización de los estudios y de las actividades económicas, haciendo que el país retroceda.

Por ello hay que exigir el retorno de la cordura y la condena de la violencia, porque el Ecuador no puede permitirse el lujo de que cada cierto tiempo vayamos en reversa de todo lo que significa desarrollo y prosperidad.

¿Quién gana con las paralizaciones? Definitivamente no es el pueblo, ni siquiera quienes participan en las marchas. Nada mejora con estas paralizaciones. Los únicos que resultan beneficiarios son los líderes violentos que se imponen por terror y por miedo sobre las voluntades de su propio pueblo.

El falso dios

CARLOS ARELLANO en las protestas de octubre de 2019, cree que las aspiraciones de la Conaie son las verdaderas aspiraciones de todo el país.

Leonidas

Iza es un dirigente engreído que erróneamente piensa que el Ecuador le debe pleitesía y que los gobernantes de turno deben ceder a sus chantajes. Este líder, quien ganó adeptos tras su violenta participación

Recientemente el dirigente amenazó con romper la paz social si la Asamblea Nacional no se somete a sus caprichos y destituye al presidente Guillermo Lasso. También juramentó paralizar al país si el Ejecutivo invoca la muerte cruzada. La sed de poder, expresada en sus intenciones de volcarse como candidato a la Presidencia, le nubló el pensamiento y la sensatez.

Las paralizaciones de 2019 y 2022 provocaron muertos y heridos, generaron pérdidas millonarias que representaron que miles ecuatorianos pierdan sus empleos. ¿Por qué? Por la terquedad del dirigente que no le permite entender que sus rudimentarias formas de protestar no lograron ningún cambio significativo que permitan mejorar las condiciones de vida de millones de ecuatorianos.

A este señor, por ejemplo, poco le interesa el bienestar de las comunidades indígenas. En el tiempo que lleva como presidente de la Conaie, nada ha hecho para mejorar la calidad de vida de sus representados. Los mayores índices de analfabetismo, desnutrición crónica infantil y desempleo están en la ruralidad.

Mientras Iza disfruta de las mieles del poder, recorriendo el mundo entre lujos, sus mandantes siguen sumergidos en la pobreza sin esperanza alguna de mejores días.

Además, al dirigente no le bastó con arremeter contra la institucionalidad, también se declaró enemigo de la banca y del sector privado. Por ejemplo,

¿qué hubiese implicado la moratoria de pagos exigida en junio de 2022? Tasas de interés más altas, menor acceso al crédito, incluso una posible corrida de depósitos que hubiera generado el colapso del sistema financiero nacional.

Tristemente no existe autoridad alguna que frene el descontrol de este líder social. Estamos gobernados por un insensato, con una Asamblea Nacional de inmorales, azotados por la inseguridad y ahora sometidos al terror que provoca un falso dios que se cree intocable.

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