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Instalación de la sesión a cargo del señor presidente
JOsé ALVEAR CAmPODóNiCO
@JoseRAlvearC
La alternativa para un Gobierno con prioridades confusas
Vivimos en un país quebrado, víctima de un Estado mal administrado. Quienes están al frente de la toma de decisiones, ceden ante el chantaje, los violentos y también ante sus ¨amigos¨.
Han pasado 60 días y la historia continúa. Nuevamente, el señor Leonidas Iza, de la Conaie, y su agenda política se imponen por encima de los intereses del país. Para el Gobierno, las soluciones apuntan a tener gobernabilidad, sin importar el costo.
La demanda de energía del Ecuador es de aproximadamente 70 millones de barriles de petróleo anuales y consume cerca de 2.200 millones de galones de combustible líquido. Un 70% del diésel se destina al transporte, que consume el 80% total de la gasolina. A estos datos, se suma que los principales consumidores de electricidad son: el sector industrial y el residencial. Juntos cubren el 72% del total del consumo de la energía eléctrica Además, el sector camaronero adquiere cerca de 120 millones de galones de diésel a $1,57 el galón, se le subsidia $2,55. El sector atunero consume 43 millones de galones y el pesquero 22 millones al mismo precio. Los tres sectores reciben aproximadamente 500 millones por subsidio a los combustibles.
Es fundamental que Ecuador extraiga gas natural. La solución la tenemos frente a nuestras narices. El Campo Amistad, con sus 25 millones de metros cúbicos de reserva, equivale a 4.200 barriles de petróleo diarios. Sin embargo, somos el único país en Latinoamérica que no es productor de gas natural. La extracción, podría ser la alternativa a los subsidios.
El país sale adelante con energía barata, educación, salud y seguridad. O el Gobierno prioriza estos ejes y deja que los sectores productivos sean competitivos, sin usufructuar del Estado, o cavaremos más profundo, aunque parezca que ya tocamos fondo.
EDiTORiAL
El negocio de ser candidato
Como en cada elección, la ciudadanía tendrá que torear una absurda abundancia de candidatos en una papeleta llena de postulantes sin experiencia alguna en gestión pública o, incluso peor, completos desconocidos.
Esto es especialmente dañino en las elecciones seccionales: sin segunda vuelta, en muchos casos se corona a candidatos con apoyo minoritario y concejos municipales inoperantes. Los defensores del sistema echan la culpa a la gente por su ‘falta de compromiso político’, cuando estamos apenas ante una consecuencia —tan lamentable como previsible— de nuestro sistema electoral.
Cuando se establecieron abundantes y rigurosos requisitos para la creación de partidos y movimientos, así como límites al gasto de campaña y espacios publicitarios pagados con dinero de aquellos que pagan impuestos, se esperaba fomentar la participación política y el pluralismo. El efecto fue el contrario: engendró una industria electoral aún más alejada de la gente, desentendida de la ideología y angurrienta de poder.
Las barreras para crear partidos fomentaron la aparición de ‘partidos de alquiler’ y los fondos públicos atrajeron a oportunistas sin interés en gobernar, sino en el jugoso cobro. Además, la incapacidad y desinterés del Estado de controlar el origen del dinero del que lucran miles de ‘políticos’, publicistas, medios y partidos, hacen del sistema un imán para el crimen organizado que busca protección tras el poder.
Si se quiere mejorar la política, habrá que empezar por reformar profundamente un Código de la Democracia que fomenta la mediocridad y premia el rentismo.
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DiANA LuzuRiAGA VERA
diluve2005@yahoo.com
Sicariato
Apropósito del Día Mundial de la Dignidad, que se conmemora cada tercer miércoles de octubre. Comparto este artículo, cuyo objetivo es contribuir a la discusión de una forma de delincuencia cada vez más preocupante en nuestro país, y que atenta, amenaza y menoscaba el derecho a la dignidad humana.
En el preámbulo de la Constitución de la República se señala de manera expresa que, como país decidimos edificar una nueva forma de convivencia ciudadana en armonía. En contraposición, a las justas y legales aspiraciones del pueblo ecuatoriano nos enfrentamos a una peligrosa descomposición social, en la cual la vida humana vale tan poco, que se asesina por encargo a cambio de dinero o prebendas; bien sea por venganza, por razones políticas o por cualquier otro motivo. Hemos visto como los criminales actúan con pasmosa frialdad en el momento en que ejecutan a sus víctimas, convencidos de su impunidad, ante un sistema judicial debilitado, y lo más triste con la participación de un alto porcentaje de menores de edad entre sus operadores.
De acuerdo a diferentes estudios referentes al tema, ser sicario para los niños y jóvenes que han crecido en la marginación y la exclusión social, se está convirtiendo en una aspiración para alcanzar el prototipo del nuevo rico del barrio, que cree todo lo puede tener, todo lo puede comprar y además gozar del respeto. Son instruidos para lavar sus manos de la culpa como pilatos, trasladando la responsabilidad exclusivamente a quien paga por matar.
La delincuencia organizada se convierte en la alternativa, cuando la falta de opciones se entremezcla con el fácil acceso a drogas y dinero. En base a lo mencionado, necesitamos frenar este tipo de involucramiento delictivo, implementando estrategias de detección temprana; generación de oportunidades laborales; y, acceso a una educación de calidad, donde se fomenten los valores y el respeto a la dignidad de las personas en todas sus dimensiones.
ORLANDO AmOREs TERáN
logcaba33@gmail.com
¡No, y no...
Yno me da la gana, una dictadura como la cubana! Nos encontramos en situación similar a la que estuvo Chile en 1972: un régimen comunista, que provocó división social, escasez, expropiaciones, pobreza, caos.
En Ecuador, el régimen ejerce desde una estructura, de narco-Estado que generó división social, no expropió, pero el expolio consiste en triplicar impuestos: de los 22 que pagábamos el 2006, hoy nos extorsionan con 68, para sostener gastos suntuarios de una burocracia que también se triplicó: de 250.000 sirvientes, en el 2006, se incrementó a 800.000, en la década infame 2007-17; generando repugnantes diferencias.
Mientras un mediocre, inepto y por lo general corrupto burócrata de elección o designación, gana de $2.000 a $5.000 mensuales, el pueblo sobrevive con $90 al mes. En Chile 1972, el caos era político. En Ecuador, es provocado por la instauración del narco-Estado que sometió a la Nación a leyes diseñadas para favorecer el delito y proteger a los criminales, anteponiendo los DDHH de los delincuentes, al interés de la sociedad, que la mantiene en indefensión; desarmó a la población; anuló la reacción de la fuerza pública ante el hampa; destruyó la disciplina, tradiciones, usos y costumbres de las instituciones castrenses; permitió que la delincuencia se tome espacios públicos, políticos e infiltre las instituciones y la fuerza pública. Ello provocó inseguridad social y jurídica, corrupción generalizada, fraude electoral, injusticia e impunidad.
La diferencia con Chile, radica en el hecho de que muy pocos en el mando militar, se sometieron dóciles al comunismo, como Schneider y Prats, quienes ante el caos, sostenían que las FFAA debían “obediencia” al poder constituido. Esa actitud, en situaciones de peligro para la Nación, comporta traición al juramento de defender la Patria. En Ecuador, mandos acomodaticios, permitieron se instaure el narcoEstado.