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Como árbol muerto

Se cierne sobre Ecuador un escenario deprimente: el de un presidente intrascendente e inoperante que se mantiene en pie, como un árbol muerto, solo porque nadie termina de derribarlo. Mientras, el correísmo se dedica a tiempo completo a sembrar miedo, turbación y tumulto, para conseguir, como sea, en los próximos comicios esos veinte puntos que le hacen falta para reconquistar el poder total. Encima, funcionarios, gremios y políticos buscan ya, patéticamente, con la prisa de esbirros asustados, congraciarse con los nuevos mandamases: ninguno sabe a dónde, pero nadie quiere quedarse de último.

Más allá de lo que diga el expresidente Rafal Correa movido por su conocida impaciencia, resulta improbable a estas alturas que el gobierno del presidente Guillermo Lasso enfrente un fin prematuro. Las dificultades logísticas, el costo político para el país e incluso el convulsionado escenario internacional en el que las grandes potencias quieren a toda costa mantener el orden en sus órbitas, dificultan ese escenario. Les resulta más conveniente al correísmo o a los radicales de Pachakutik preparar el terreno para la próxima campaña, que ya está a la vuelta de la esquina, mientras un régimen anquilosado termina de hundirse en la incompetencia y de enterrar el prestigio de su ideología y la fe pública en esta por, al menos, una generación.

Esto se puede revertir si el Gobierno abandona ya su política económica de “tal vez estás mal, pero piensa que podrías estar peor” y busca —con obra pública, educación, salud, deporte, cultura— impactar verdaderamente en la vida de la gente. Pero eso ya lo saben.

Consulta popular y renuncia

La historia reciente de las elecciones, consultas populares o referéndums que se han realizado en nuestra Patria, no son muy diferentes a lo que sucede en ciertas regiones de Latinoamérica, la Patria grande dirían algunos.

José Antonio Marina escribe: “nuestra historia parece un bateau ivre, una suerte de barco borracho que está a merced de las tormentas externas e internas”, y que, a entender de varios analistas políticos, es un buque comandado por un capitán que solo ha navegado con pilotín y por la rada de Salinas, que desconoce la bravura y hermosura de un océano libre que cambia su comportamiento de acuerdo al viento o las “corrientes”, en el que solo puede lograrse una navegación segura, cuando se tiene experiencia en navegación y cuando se escoge y lidera con autoridad, a la tripulación que le acompaña en el periplo.

Los resultados electorales del 05-02-2023 hacen muchos generales expertos en comentar después de la batalla, otros más audaces y engreídos, se creen dueños de la verdad , e interpretan todo a su conveniencia y ambiciones personales y de “la gallada”.

Si la “Consulta Popular” planteada por el presidente Lasso de derecha, tiene una respuesta negativa de aproximadamente 55% que votó NO y 45% que votó SÍ, eso ahora se pretende interpretarse como que deba renunciar, no es lógico.

Con la misma consideración, cuando en Chile, el presidente Boric de izquierda, el 04-092022 plateó un plebiscito, un 85,86% de empadronados votaron en un récord histórico del pueblo acudiendo a las urnas, la propuesta del presidente Boric tuvo un 38,11% de aceptación y un 61,89 % de rechazo, por eso ya debía renunciar...? En este aspecto los dirigentes políticos de ese hermano país, nunca pretendieron eso. Pero acá, el maniqueísmo, la inmadurez política mezclada con las desmedidas y patológicas ambiciones personales, tratan de pescar a río revuelto, sin importar la estabilidad y la paz que necesita la gente.

en el Ecuador. Dos herencias nefastas del correísmo: la Constitución de 2008 que no es una ley suprema, cuya consecuencia es el caos legal de las tres funciones o cinco que imperan en el Ecuador. Jueces inferiores que dictan resoluciones constitucionales. Ausencia definitiva de amparo del ciudadano para ejercer sus derechos. Falta de una Corte Suprema de última instancia. Corte Constitucional que se convierte en juez supremo de todos los actos públicos y privados; la otra herencia: la eliminación de un propósito ético en el arte de gobernar, el resultado es que frente al saqueo la impunidad se impone, pues el mal ejemplo es contagioso, es el cinismo populista . Se dice que la política es el arte de lo posible. Esta afirmación ha servido, lo dice Borges y es cierto, para justificar y ocultar toda clase de tropelías. El fascismo y el comunismo, luego de que entusiasmaron por una forma de fraternidad universal, terminaron en el despotismo soviético y un trágico final con Mussolini. Hoy el populismo, con rezagos de marxismo, triunfa a pesar de su rotundo fracaso que tiene en la miseria y opresión a muchas naciones.

Nuestros políticos deben afrontar la realidad, el país es ingobernable por su esquema casi ilegal: La autoridad máxima puede ser cuestionada por cualquiera y destituida por la Asamblea con 92 votos, la cual puede ser destituida con la novelera “muerte cruzada”; las autoridades de control no funcionan; el narcotráfico tiene en su mira captar la justicia. La inseguridad es resultado de los éxitos del crimen organizado, con la circunstancia que la conciencia ética quiere desaparecer, pues se propugna la violencia, el crimen y poseer muertos a su favor.

El peligro es que marchamos hacia un estado totalitario, de no ser razonables, cuando se quiere cambiar la historia, la tradición, los derechos fundamentales, a pretexto de revoluciones inicialmente democráticas.

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