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tu papito!!

Cada canasta de Yuri Valarezo, de Félix Monteros, de Walter Mena, de Marco Coronel y de cualquier jugador de basketball de la escuela “Miguel Riofrío”, era festejada con este grito ¡¡Miguelito tu papito!!, ya que en esa época no había quien le gane a la Miguel.

Gustavo Novillo Riofrío

Los miguelinos nos aprestamos a repetir este grito de orgullo, pues se avecina la celebración de los 50 años de egresados de grandes amigos y compañeros que nos mantenemos unidos gracias al esfuerzo de Manuelito Tandazo que coordina el grupo y nos mantiene firmes desde las 6 de la mañana!! Hemos participado en algunos reencuentros de los alumnos de los paralelos A, B y C de mi promoción. Lo primero que ponderamos siempre es a nuestros profesores.El profesor Clotario Tapia estaba a cargo del paralelo A, del cual fui parte; el profesor Segundo Santín del paralelo B; y, el profesor Jorge Hugo Sotomayor del paralelo C, cada uno con su estilo de enseñanza, pero todos coincidimos en que nuestros maestros fueron verdaderos formadores y orientadores en nuestra vida escolar, lo cual nos convirtió en hombres útiles a la sociedad, pues una gran gama de pro- fesionales es el resultado de esta educación. No faltan los recuerdos vívidos de la “pichicola” en las nalgas de los compañeros (así le llamaba el profesor David Pacheco, nuestro querido y recordado director de la escuela, a la “veta”) que en su momento les aplicaron por indisciplinados. También recordamos a nuestras profesoras de los primeros grados. En mi caso, fui alumno de la señorita Fanny Almeida, de quien tengo excelentes recuerdos y a quien le debo mucho lo que soy como persona. Ella me enseñó a saludar, por ejemplo: “Buenos días”, “Buenas tardes”, era cosa común en nuestro comportamiento con los mayores. En la actualidad el saludo parece que ya no está en el currículo escolar porque cada vez observo menos niños que entran saludando; y cuando lo hacen usan expresiones como “Qué más”, “Ahí te ves”, entre otras. Nuestros profesores lo primero que nos inculcaron fue el respeto y eso es parte de nuestras vidas. Las profesoras de los otros paralelos eran la señorita Luz Erazo y la señorita Delia Serrano. En las reuniones tenemos la oportunidad de evocar tantas vivencias infantiles, por lo que siempre es muy emotivo volvernos a encontrar, en algunos casos con compañeros que no habíamos visto en décadas. La reunión siempre empieza con la formación de los alumnos convocada con pito y campana, luego se corre lista (para ello, incluso se habían conseguido el libro original de la escuela!!) y no faltan los indisciplinados de siempre que requieren “pichicola” para ponerse en orden. Bien formaditos y al son de una marcha, se ingresa al salón de actos donde el maestro de ceremonias revisa en ese libro y socializa la respectiva calificación de conducta y aprovechamiento (para vergüenza de algunos). La parte central de la reunión es una peña artística con artistas de excelente calidad. Todos los que participan activamente en el evento suben su calificación de Buena en aprovechamiento y Regular en conducta del libro original, a Sobresaliente!. También tengo recuerdos del bar de la escuela donde comíamos arroz con tomate a dos reales. El arroz era “sopudo”, pero para nosotros nos resultaba deli- cioso, tanto que en casa pedíamos a la mamá que prepare “arroz Miguel”, que era sinónimo de arroz sopudo.

Cada uno de los miguelinos tiene sus propias historias y los reencuentros suelen ser el espacio ideal para rememorarlas. El próximo reencuentro es uno de los más importantes de nuestra historia Miguelina. Celebramos 50 años de egresados y al tratarse de nuestras Bodas de Oro, toca botar la casa por la ventana. Se ha organizado un programa cultural previsto para el viernes 9 de junio. Se inicia con una misa de acción de gracias y de conmemoración por nuestros compañeros fallecidos. Luego un programa cívico en los patios de nuestra escuela y el develamiento de sendas placas en honor a nuestros profesores. Por la tarde se realizará un desfile de los egresados por las calles de la ciudad; y, por la noche brillarán las estrellas miguelinas en una espectacular peña. Hay que volver a hacer honor a nuestro grito ¡Miguelito, tu papito!

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