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El aumento del consumo es un problema para todos
Hasta hace no mucho se creía que el abuso de las drogas ilegales era apenas un problema de salud pública más que se solucionaría con leyes, educación y asistencia médica. Desgraciadamente, el nuevo Informe Mundial sobre Drogas 2023 de la ONU evidencia que la cantidad de consumidores sigue creciendo. Parecería que, paradójicamente, conforme el mundo se enriquece, más aumenta la necesidad o el disfrute de estas sustancias. Ya hay cerca de 300 millones de usuarios —un tercio más que hace veinte años— y la cocaína —con 22 millones de consumidores— es la cuarta droga más popular. De entre esa población, 40 millones sufren una adicción que les acarrea graves problemas de salud y de desempeño.
Este aumento sostenido de la demanda internacional —en un producto como la cocaína, cuya oferta enfrenta insalvables limitaciones geográficas— tiene gravísimas implicaciones para Ecuador, en tanto un mercado mayor significa una defensa más violenta y determinada de éste por parte del crimen organizado. Pero la demanda nacional también se ve impulsada por dos realidades: primero, nuestra sociedad también es vulnerable a los mismos factores psicosociales que empujan el aumento de consumo en otros países; segundo, los grandes cárteles pagan a sus proveedores en drogas, no en efectivo, lo cual ha creado un voraz, sangriento e hipercompetitivo sector de microtráfico, ávido de clientes.
Las soluciones aún están por venir; mientras, cada ciudadano debe cobrar plena conciencia de que tanto él como su familia son ahora el objetivo supremo de una industria que necesita arrebatarle su salud, sus finanzas y su libertad.
Ofertas
Las campañas electorales colmadas de ofertas son demagógicas, propias de personas que se candidatizan para satisfacer egos, y quizá haya, también, los que menos ofrecen, los que desean ser útiles a su pueblo porque vivieron con necesidades insatisfechas y conocen profundamente los problemas cotidianos irresolutos, debido a la existencia de autoridades mediocres, decorativas, sin ideas ni conocimientos.
La demagogia es una acción política propia de los manipuladores de conciencias que, con artimañas y discursos ensayados, pretenden convencer a las masas para que voten a su favor. En consecuencia, es una deleznable manera de lograr resultados electorales fundamentados en discursos que se componen previo conocimiento de las necesidades insatisfechas de los ciudadanos que se conocen, luego de aplicar una serie de encuestas de opinión, que dejan al descubierto los pensamientos y sentimientos de los electores.
El discurso demagógico requiere de conocimientos de comunicación que se utilizan para persuadir a los electores para que voten por determinado candidato o “listas” sin siquiera merecerlo. Ese tipo de discursos no se fundamentan en ideologías sino en las necesidades sentidas e insatisfechas de los pueblos. Solo tienen un propósito: agradar a los electores y convencerlos para que voten a favor del ‘iluminado’.
La oferta demagógica es una postura política que tiene como fin atraer a los electores mediante acciones o palabras manipuladoras, es decir dar al elector lo que él quiere oír, lo que él quiere que le ofrezcan y, hasta la posibilidad de convertir en realidad sus sueños, pero cada elector tiene el conocimiento para separar los sueños de las realidades, así sean dolorosas e insoportables.
En cada elección hay millones de engañados, mentidos y desilusionados.
dos deberán ponerse en marcha en menos de dieciocho meses.
Estas son algunas de sus estrategias en seguridad: El binomio Armijos y Romero propone, en lenguaje bastante común, fortalecer la capacidad de combate, disuasión y castigo.
Sonnenholzner y Paredes proponen modernizar el sistema de justicia; fortalecer las fuerzas del orden; y, aumentar la presencia del Estado a través de inversión en brigadas y unidades de Policía Comunitaria.
Topic y Jácome consideran la seguridad como un eje trans- versal en su plan. Incluyen la protección de los derechos y libertades.
Noboa y Abad proponen estrategias con desarrollo socioeconómico inclusivo, reforma del sistema judicial y policial, participación comunitaria y prevención del crimen.
González y Arauz plantean con mucho detalle los ejes ciudadanía en paz y ciudadanía con seguridad. Buscan restituir el Ministerio Coordinador de Seguridad y de Justicia. Villavicencio y González proponen la profesionalización de la Policía Nacional con actualiza- ción tecnológica, armamento y cooperación internacional Pérez y Pinela presentan un programa un tanto esotérico, construido en torno a la simbología de la Constelación de la Chakana. Incluye medidas preventivas; acción policial; respuesta judicial; apoyo a las víctimas; y, reestructurar el sistema carcelario.
Hervas y Vega lo hicieron sencillo y plantean fortalecer instituciones de seguridad, con la promoción de la cultura de paz. Buscan colaboración entre comunidad y autoridades; cooperación internacional en seguridad; y, potenciar la productividad del país.
Era previsible que los candidatos prioricen el eje de seguridad en sus agendas. Si bien hay ciertas ideas interesantes, la constante en los planes es que ninguno de los candidatos desarrolla cómo llegar a esos objetivos y no brindan elementos para pensar en su viabilidad
Esto no es menor si reconocemos que en última instancia, el porvenir de nuestra nación se encuentra vinculado a la calidad y ejecución del Plan de Gobierno del binomio ganador.