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Prevenir el fantasma del fraude

Los actores políticos deberían trabajar en la prevención de un potencial fraude electoral con el mismo ahinco con el que suelen denunciarlo -antes y después del sufragio-. Con pocas excepciones, los partidos y movimientos trabajan poco en el control electoral, hablan de ‘fraude’ con excesiva facilidad y apenas se hacen esfuerzos para esclarecer las acusaciones.

Desde el retorno a la democracia, el país acumula un lamentable prontuario de episodios que siembran sospechas nocivas y minan la confianza en la Democracia; las denuncias de Frank Vargas Pazzos en 1988, de Álvaro Noboa en 1998, de Rafael Correa en la primera vuelta de 2006, de Guillermo Lasso en 2017 y de Yaku Pérez en 2021, por mencionar algunas.

La participación ciudadana y las nuevas tecnologías, sumadas a la amplia experiencia del electorado gracias a elecciones tan frecuentes, hacen que el fraude en las urnas resulte virtualmente imposible. Ante ello, las redes y los sistemas informáticos se han vuelto el nuevo escenario de sospechas y acusaciones; pero, por su complejidad, este ámbito escapa del control ciudadano.

Desde ya, el Consejo Nacional Electoral busca curarse en salud, educando a la población sobre su sistema informático. Sin embargo, es indispensable que los partidos y movimientos cuenten con expertos propios y capacitados para ejercer el minucioso control informático que la ley permite. Solo así se podrá enterrar, de una buena vez, cualquier incómoda sospecha.

El feminismo es un movimiento político, social y filosófico radical que afirma a las mujeres como seres humanos con derechos. Las raíces de este se pueden encontrar en las luchas revolucionarias y liberales, especialmente en los ideales emancipatorios de la Revolución Francesa de los siglos XVIII y XIX

Este término no es lo contrario al machismo, que aún hoy en día todavía hay errores en el significado de la palabra que provienen del desconocimiento. El machismo es el comportamiento animalista de los hombres, siendo violentos, dominantes, agresivos ; y el feminismo no es su contraparte. No excluye a los hombres, sino que abraza y fomenta un cambio en la relación entre la equidad y ofrece un nuevo y beneficioso orden social para todos basado en la armonía.

Desafortunadamente, el feminismo moderno trata de imponer su forma de pensar a la sociedad, ignorando la parte más viable y razonable de su pensamiento, basan sus puntos de vista en sus experiencias negativas y tratan de trasladar su odio o ira como forma de buscar la ‘igualdad’ en las mujeres que dicen merecerla.

Contiene una noción falsa de equidad de género; es decir, creen que solo las mujeres son importantes y por lo tanto deben tener mejores oportunidades que los hombres en todas las áreas, y quieren lograrlo todo solo por ser mujeres. Este simple hecho las alienta así a adoptar una actitud agresiva hacia los hombres.

Su impacto es notoriamente negativo, ya que crean en las niñas una forma errada de socializar con un niño de su edad, tratándolo mal; con las adolescentes crean el concepto erróneo sobre su aspecto físico determinando que pueden estar desarregladas, con mal aspecto y aun así admirarla por el simple hecho que es una ‘mujer libre’ poder jubilarse? Así es, para salvar los trastes, la Comisión Ciudadana creada por el Gobierno para la reforma a las pensiones del IESS se va por el camino más fácil, exprimir al pueblo, para darle sostenibilidad al sistema que actualmente presenta varios riesgos por la pésima administración que ha mantenido en el transcurso de los años y por los hechos de corrupción que son de dominio público.

El feminismo se debe presentar como un movimiento inclusivo , que a su vez es una poderosa fuerza de cambio, capaz de derribar barreras y crear un futuro donde brille la justicia para todos.

La floja justificación que mencionan es que, de toda la población con empleo, los trabajadores independientes representan 3.8 millones, y de ellos, apenas el 9% aporta al IESS. Pero, lo que no dicen es que solo 696.550 (18%) laboran en condiciones adecuadas que, según el INEC, son: ganar, al menos, un salario básico, de USD 425 al mes, y laborar 40 horas a la semana. Y que de acuerdo a esas cifras el 82% (3.1 millones) se encuentran en condiciones económicamente inestables que no llegan al salario básico.

En cuanto al aumento de los años de aportación quisiera saber ¿cuál es el beneficio para los afiliados? Existe una fuerte presunción de que estas medidas son regresivas, pues no aportan en lo absoluto a promover y cumplir las normas, principios y derechos fundamentales; y tampoco apuntan a mejorar la cobertura y la eficacia de la seguridad social.

Estamos de acuerdo que se debe enfrentar esta crisis, pero abordando los temas de fondo como el manejo de la institución, revisión y control de las inversiones ¿qué pasa con las obligaciones del estado (principal deudor) y con sectores privados? ¿dónde están las propuestas? No se puede traspasar la responsabilidad al pueblo, no podemos tolerar más abusos. Recordemos lo dicho por Platón “La obra maestra de la injusticia es parecer justa sin serlo”.

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