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La gente entiende que el IESS no está bien
La crisis del Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social no es una de promoción ni de publicidad, sino de diseño fundamental. Diferentes sectores políticos intentan engañar a la opinión pública con excusas acordes a su ideología y agenda. Unos aseguran que la falta de afiliados se revertirá con crecimiento económico —omitiendo que, bajo las reglas actuales, más afiliados generarían más obligaciones—. Otros creen que con reformas cosméticas —como aumentar la edad de jubilación o recortar beneficios— se puede corregir el sistema, cuando bajo la configuración demográfica y socioeconómica actual eso solo postergaría el problema. Si el IESS resulta cada vez menos atractivo para la ciudadanía es porque esta percibe su frágil diseño.
Hoy, la afiliación resulta suma- mente costosa para el empleador y demasiado arriesgada para el empleado —especialmente para los jóvenes que empiezan su vida productiva y que están lejos de cosechar varios beneficios—. Paradójicamente, las áreas que mejor funcionan —la atención médica y los servicios financieros— no pertenecen necesariamente a la seguridad social y atraen a usuarios que cuestan mucho y aportan poco. Se le exige a una juventud cada vez más esquiva y con un futuro incierto que se haga cargo de generaciones anteriores cada vez mayores, con más beneficios y bajos aportes. Al mismo tiempo la clase política intenta devengar su compromiso constitucional con el IESS usándolo, regularmente, como botín. Mientras esas contradicciones persistan, no tiene sentido esperar un aumento en la masa de afiliados.
Alausí
Fue y es un desastre avisado, que se sabía que ocurriría, que se tenía como inminente. Pero nadie hizo caso, nadie actuó, nadie gestionó: ni el Municipio, ni la Prefectura, ni el Gobierno Nacional. Tampoco la ciudadanía, que ahora, con indignación y rabia reclaman.
¿Qué hizo el Municipio de Alausí? ¿Por qué permitió que se siguiera construyendo en ese sector? ¿Por qué, a pesar de las indicaciones de peligro de inestabilidad del terreno, se siguen otorgando permisos de construcción y se promueve la habitabilidad y el uso del suelo tiene carácter de urbanístico? Todos están a merced de las ansias económicas de los urbanizadores y constructores. Hace falta una Contraloría y veeduría como si fuera Fiscalía, en donde no pase nada con dinero, ni con favores políticos.
¿Qué hizo el Gobierno y la Secretaría de Gestión de Riesgos? Si conocían desde hace varios días, semanas y meses de la inminente situación y posibilidad de deslizamiento, debieron tomar acciones radicales: reubicar a la población para salvaguardar sus vidas.
¿Qué hizo la Prefectura del Chimborazo? Lo mismo que las dos anteriores instancias de Gobierno: contar con datos, pero no actuar ni gestionar nada.
¿Es justo que la población de Alausí haya explotado de esa manera frente a la visita del presidente Lasso? Sí y no. No, porque debió reclamar con acciones urgentes. Sí, porque su gestión de la urgencia fue nefasta: primero anunció que no viajaba, luego que hizo lo imposible por llegar y posteriormente hablar de oportunidades a futuro… Pero y ¿dónde están el Alcalde de Alausí y el Prefecto de Chimborazo? Ellos también tienen que ver con la inoperancia, la indulgencia y la ineptitud de haber contado con información y no haber hecho nada.
Los datos por sí solos no salvan vidas ni solucionan nada. Si no se toman acciones el dato es un mero informe que se archiva y muestra la negligencia de todas las autoridades, que no reaccionan ni gestionan el futuro.
Solidaridad con los hermanos de Alausí.
El segundo acto se abre con la presentación de los 7 magos del Consejo de Administración Legislativa de la Asamblea Nacional (CAL) que con fanatismo e ignorancia sublimes , intentarán hacer desaparecer al Presidente y desconocer el sistema democrático Finalizarán este número con el sombrero del cinismo tratando de convertir en mandatario a un ‘conejo’ de apellido Saquicela.
Luego viene la Gran Iza, este monstruo, con mentalidad egoísta y maquiavélica no solo goza de impunidad, sino que intentará nuevamente calentar las calles, incendiar las ciudades del país y amedrentar a la Corte Constitucional para que dé paso al juicio político contra el Presidente. Corren los rumores de que está manejado a control remoto por algunas mentes obtusas y llenas de resentimiento. Los más atrevidos llegan a insinuar que hay unos titiriteros en Bélgica o en un islote paradisíaco del río Babahoyo, que podrían inspirar sus grandes hazañas destructoras.
Por último, nuestro espectáculo principal: el desfile de 137 payasos que saldrán a bailar al ritmo que les pongan en la Asamblea.
No olvide reservar su asiento, gaseosa y preparar canguil, porque, eso sí, aunque usted financió este gran circo con sus impuestos, lo que aquí no verá es: seguridad ante la delincuencia, acceso a la salud digna y a una educación de calidad Este es, sin duda, un espectáculo lamentable, pero imperdible. Dejando de lado la lamentable tragicomedia que es el país en manos de estos politiqueros, podemos decir que definitiva- mente necesitamos un sistema libertario, porque eliminaremos estos circos de políticos nefastos que tanto daño le hacen a Ecuador Lo que hoy tenemos solo beneficia a la casta política. En el libertarismo no hay impunidad, pues todos somos iguales ante la ley. Se impulsa la eficiencia en los sectores con un Estado menos interven cionista y de mayor calidad. Por eso se convierte en el único camino a la prosperidad. Pidamos sin miedo: ¡menos circo, menos Estado y más Libertad!