Edición impresa Los Ríos del 12 de noviembre de 2013

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martes 12 dE NOviEMBrE dE 2013 La Hora, ECuAdOr

Faltan pagos en la Universidad de Guayaquil

GUAYAQUIL• Un total de cinco mil alumnos aún no han podido recuperar los dineros que la Universidad de Guayaquil les cobró ilegalmente. José Apoló, vicerrector académico, hizo el anuncio ayer al mismo tiempo de extender una invitación a los estudiantes para presentar la respectiva queja en el rectorado. Esto, mientras José Kalil, presidente de la Comisión Interventora de la Universidad, explicó que las renuncias fueron notificadas. I

Ya se puede poner la vacuna contra la influenza Personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y padres con sus niños acuden desde ayer a los centros de salud del país para recibir la vacuna contra la influenza AH1N1, AH3N2 y tipo B. Los beneficiarios acudieron desde horas de la mañana, inclusive antes de que iniciara el horario de atención. Esto ocurrió en el Centro de Salud Nº1 de Quito, donde desde las 07:45 las personas hicieron fila. Hasta las 10:00 ya habían sido vacunadas más de 100, según informó la enfermera Lucía Gutiérrez. El Ministerio de Salud adquirió 3,7 millones de dosis que serán administradas hasta el 31 de diciembre. Las vacunas se diferencian, dependiendo de la edad. Es así que en los centros de salud, se pregunta la edad de los pacientes. Hay una para entre seis meses y tres años, entre tres años y nueve, y a partir de nueve en adelante. ¿Qué hacer?

Quienes acudan a los centros de salud no requieren completar algún requisito. En caso de que tengan carné de vacunación de-

PREVENCIÓN. Las madres llevaron a sus hijos para que estén protegidos contra el virus.

berán llevarlo, pero si no lo tuvieren se les proporcionará uno al recibir la dosis. Gutiérrez explicó que es preferible que las personas vayan sanas, sin fiebre o temperatura, porque la vacuna podría causar más fiebre. Sin embargo, esto no aplica para las personas con enfermedades crónicas, que también están en el grupo de beneficiarios. Martha Chalán, ama de casa, llevó a su hija Joselyn de un año seis meses al centro de salud. “Mi hija tenía pendiente una vacuna de refuerzo y también le pusieron la de la influenza. Eso es mejor para que no se enferme”, dijo. En Guayas, las brigadas del Ministerio de Salud Pública arribaron hasta la ciudadela Martha de Roldós, ubicada en el norte de la ciudad. Rosa Valverde, coordinadora de la jornada, dijo que se atendió a niños, adultos mayores y personas con enfermedades catastróficas. La campaña durará hasta el próximo 31 de diciembre en todo el país. (AGO - DA)

El DATO El Ministerio de Salud ha clausurado este año 24 clínicas clandestinas.

PROCESO. La clínica fue clausurada por las autoridades. Nadie puede ingresar.

La tortura tenía una ‘fachada amable’ El dueño de la clínica clandestina era considerado un buen vecino. Los moradores no se imaginaron lo que ocurría. Dicen que nunca se escuchó un grito o una pelea. Cuentan que el señor era de lo más amable, que siempre saludaba y que nunca tuvieron problemas. Mencionan que los jóvenes, a veces, salían a hacer deporte o a comprar algo en la tienda. Todo parecía estar en orden. La mayoría de vecinos de la clínica clandestina ‘Unión y Esperanza’, ubicada en el barrio Tiwintza (noroccidente de Quito), se sorprendieron del operativo que realizó la Policía, el pasado jueves. Para ellos no ocurría nada irregular en el edificio blanco de tres pisos donde continuamente veían entrar y salir personas, principalmente hombres, con problemas de drogadicción. El dueño del terreno y la clínica, con su esposa, ya eran conocidos en la zona, según los relatos de las personas entrevistadas por La Hora. Calculan que desde hace ocho o nueve años viven allí, pero que hace alrededor de uno y medio abrieron la clínica. “Nos dijo que nos iba a hacer un descuento, que nos iba a ayudar por ser vecinos”, contó una mujer que vive en el sector, quien internó a su sobri-

RECTIFICACIÓN

no. Cuando él se escapó, no le creyó que era maltratado. Sólo después del allanamiento se dio cuenta que era verdad. Sin escape

Una calle lastrada llega hasta el portón donde se ubica la clínica. A su alrededor hay unas cuantas casas de adobe, algunos terrenos baldíos y construcciones abandonadas. Por la pared posterior, de bloque, las personas se escapaban. Algunos vecinos podían ver cómo salían corriendo y cómo tras ellos iban otros internos y personal de la clínica. En muchos casos les atrapaban y les encerraban nuevamente. Los castigos eran inhumanos: les encerraban en un ‘hueco’, les hacían pelear entre compañeros, les torturaban con corriente eléctrica o no les daban de comer, según cuenta la tía del joven que escapó. Ella pagaba 120 dólares mensuales para que recibiera el ‘tratamiento’. Él no quiso regresar. Amenazó a su familia con suicidarse si le volvían a internar. La Policía y la Fiscalía liberaron de esa clínica a 17 personas, que fueron trasladados a diferentes casas de salud. Según

sus reportes, había un pozo séptico donde encerraban a las personas, también un camal clandestino donde se les obligaba a trabajar. Testimonio

María Simbaña vive 11 años en el barrio. Desde que llegó el ‘colombiano’ mantuvo una relación cordial. “Cuando pasaba por aquí saludaba”. Ella nunca vio nada fuera de lo normal, solo el hilo de sangre que descendía por la calle. De lo que sabía, era la sangre de los animales que mataban, pero nunca creyó que los internos sufrían por maltrato. Dice que no puede mentir, que no puede contar algo que no ha visto. En Tiwintza, en las noches, la oscuridad es profunda. Simbaña, después de haber visto el allanamiento, se aventura a decir que podía ser el momento en que se dieron los abusos, aunque no da nada por cierto. La señora de la tienda también tiene el mejor concepto del dueño de la clínica. Los internos que se acercaban a comprar, después de los tres meses que tenían que estar encerrados, dice que no tenían ninguna señal de tortura. La verdad estaba oculta entre las paredes de bloque, en el edificio a medio construir, en el interior de los ventanales, que lo único que reflejaban era el azul del cielo. (AGO)

En la edición del domingo, en este mismo espacio, en la nota titulada ‘La Mama Negra encanta nuevamente a su pueblo’, publicamos que el sábado se realizó la edición 949 de la tradicional fiesta, cuando lo correcto es que fue la edición 49 de la Mama Negra de noviembre. Adicionalmente, se mencionó que Luis Tapia y Washington Olivo fueron dos de los personajes de la comparsa, cuando los nombres son realmente Luis Tapia y Washington Martínez. Ofrecemos disculpas a nuestros lectores por este error.


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