Imbabura carchi 15 de junio del 2017

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Infierno en rascacielos Al menos 12 muertos y numerosos desaparecidos por el incendio de un edificio de vivienda social en Londres. El gigantesco incendio declarado en la noche del martes en una torre de 120 viviendas sociales de Londres causó al menos doce muertos y sumaba el miércoles críticas de los residentes por la gestión deficiente del inmueble. “Puedo confirmar que murieron 12 personas” pero “desgraciadamente me temo que el saldo aumentará”, declaró Stuart Cundy, comandante de la Policía Metropolitana londinense. Muchas personas siguen desaparecidas, advirtió.Un anterior balance daba cuenta de seis fallecidos. Setenta y ocho personas fueron hospitalizadas, de las cuales 18 estaban en estado crítico.

Otros testigos relataron cómo la gente dejaba caer a sus hijos desde las ventanas para intentar, en un gesto desesperado, salvarlos. “Escuché gritos por todos lados y vi gente saltar desde las ventanas. Las llamas devoraban la torre. Era un horror”, contó a la AFP Khadejah Miller que vive en un edificio aledaño y que fue evacuado por precaución. Después de unas 16 horas, quedaban focos del incendio en el interior, mientras que la torre, construida en 1974, estaba completamente calcinada. Los bomberos consiguieron llegar a la zona más alta y utilizaron drones para examinar las plantas superiores.

Escenas de horror

Aún se desconocen las causas del incendio. Pero las críticas comenzaron a escucharse entre los residentes que denuncian la insuficiencia de la empresa res-

LONDRES, AFP•

Sobrevivientes de la tragedia dijeron haber visto a gente cayendo o saltando desde la torre residencial de 120 departamentos y 24 pisos.

‘Sin sorpresa’

Herido de gravedad un congresista por ataque de un crítico de Trump ALEXANDRIA, EFE• Uno de los líderes de la bancada republicana en el Congreso estadounidense, dos asesores legislativos y dos policías resultaron heridos después de que un atacante armado, crítico con el presidente Donald Trump, irrumpiera a tiros en un entrenamiento de béisbol en Alexandria (Virginia). James T. Hodgkinson, de 66 años y natural del estado de Illinois, fue abatido y murió en el hospital después de iniciar un tiroteo a las 07.00 hora local en un encuentro de más de un veintena de miembros republicanos del Congreso para preparar un partido de béisbol benéfico. El congresista Steve Scalise, representante por Luisiana y el tercer republicano de mayor rango en la Cámara de Representantes de EE.UU., recibió un disparo en la cadera y su estado era de gravedad anoche. Scalise

es un conservador irreductible contrario al aborto, anti-inmigración y feroz defensor del porte de armas de fuego. El atacante, había aireado en las redes sociales su descontento con los republicanos y con el presidente de EE.UU., Donald Trump. Otro ataque

Otro tiroteo ocurrido ayer en un centro de mensajería UPS del área de Potrero Hill (San Francisco, EE.UU.) dejó al menos cuatro muertos, incluido el sospechoso, y dos heridos, informaron las autoridades. El supuesto autor de los hechos es un trabajador de la empresa. El resto de las víctimas mortales eran también trabajadores de la compañía. El sargento de policía Toney Chaplin dijo que el sospechoso se disparó a sí mismo tras abrir fuego contra sus compañeros.

PAÍS

Tragedia anunciada Según documentos difundidos en °Internet un colectivo de residentes

se había quejado en varias ocasiones estos últimos años del estado del edificio y de los posibles riesgos de incendio. “Nadie quiso hacer caso a todas nuestras advertencias, una catástrofe como esta era inevitable”, publicó en su blog el Grupo de Acción de Grenfgell luego de la catástrofe. Nana Akuffo estimó que esos problemas “se habrían solucionado” si se tratase del barrio chic de Knightsbridge. Gavin Barwell, el nuevo jefe de gabinete de la primera ministra Theresa May y exministro de vivienda, fue acusado por el diario sensacionalista de izquierda The Daily Mirror de haber cajoneado un informe de hace varios años que señalaba el riesgo de incendio en edificios como la torre Grenfell.

ponsable de la gestión del edificio y de las autoridades locales. Un “90% de los residentes firmaron a fines de 2015 una petición quejándose por la mala gestión de la empresa responsable del mantenimiento del edificio. El administrador me amenazó personalmente”, lamentó David Collins, presidente de la asociación de residentes de la torre hasta octubre pasado. “Escuché que algunas alarmas de incendio no funcionaron, no me sorprende. Estoy conster-

I

JUEVES 15 DE JUNIO DE 2017 La Hora, ECUADOR

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FUEGO. Las llamas devoran el edificio de apartamentos.(AFP)

nado, mortificado, pero no sorprendido”, agregó. David Collins también señaló la responsabilidad de Borough (municipalidad) del barrio de

Kensington y Chelsea. “Les informamos de nuestras preocupaciones y pedimos una investigación independiente pero no nos escucharon”, lamentó.

Reproducción tomada del Diario El Universo del 11 de junio de 2017

Asco Francisco Febres Cordero Poco a poco se ve, se va viendo, que la voluntad para destapar íntegramente la cloaca de la corrupción flaquea. Hay intereses políticos demasiado poderosos de por medio. Hay alianzas. Hay amistades. Hay parentescos. Hay complicidades. Hay lealtades. Hay –también hay– miedos. Con que a la superficie salga un poquito de mugre es suficiente, parece ser el afán del nuevo gobierno. Con ese poquito, distrae. Con ese poquito, silencia. Con ese poquito, tranquiliza. Con ese poquito, disimula. Al fin y al cabo, la mayoría de quienes integran el nuevo gobierno viene de arrastrar toda la mugre del viejo, de ese que duró diez años con el mismo contralor al que ahora descubren corrupto y que –como otros– comenzó a gozar de su dorado autoexilio en Miami, dejando vacante un cargo disputado a dentelladas por lo mucho que en la Contraloría hay que tapar, más que destapar. Y es que –viéndolos ahora tan sonreídos, tan amables– parece que ninguno de los revolucionarios cuando eran funcionarios del antiguo régimen cometió arbitrariedad alguna. Ninguno nombró a sus familiares para que ocuparan cargos públicos ni los colocó de asesores. Tan impolutos ellos, tan sin choferes ni escoltas ni mansiones. Ninguno otorgó contratos a dedo. Ninguno cobró coimas ni aceptó sobornos. Ninguno. Corazones ardientes, eso es lo que los une a todos los que ahora dicen que están luchando contra la corrupción que ellos mismos generaron para su beneficio, que ellos mismos permitieron que paseara, campante, ante sus ojos. Esos latidos de sus corazones son los que marcan el rumbo de lo que ellos llaman el proyecto, ese proyecto que nadie sabe qué es, pero del que ellos siguen disfrutando a su sabor, pues los cobija a todos. Mentes lúcidas las de todos ellos, tan lúcidas que demoraron una década para darse cuenta de que era necesario dejar que otras voces que no fueran las suyas se expresaran. Y por eso ahora dicen sí, que hablen nomás los otros, que denuncien para ver si así se destapa un poquito la cloaca, pero un poquito solamente para que no aparezcan nuestros nombres, nuestros gastos, nuestros contratos, nuestros silencios cómplices, nuestros aplausos fervientes con los que aprobamos la persecución a los opositores, los juicios a todos aquellos que se atrevían a hablar con voz propia, las sentencias amañadas, las leyes que aprobamos sumisamente porque nos venían impuestas desde arriba. Tienen derecho. Ganaron las elecciones. Pueden seguir impunes. No todos, claro. Habrá algunos a quienes tendrán que sacrificar para calmar las náuseas, el asco de quienes cuestionan la impudicia con que se despilfarraron los miles de millones de dólares de una época dorada en la que todo era posible, inclusive construir aeropuertos donde no llegaban aviones, universidades sin alumnos, hospitales sin medicinas, satélites que desaparecían en el espacio con la rapidez con que en la tierra se esfumaban los millones, edificios fastuosos en cuyas entradas se erigían estatuas a los asaltantes de caminos, carreteras que tenían el sobreprecio como lugar de destino.

INVESTIGACIÓN. Miembros de un equipo del FBI trabajan en la escena del tiroteo en el Parque Estadio Eugene Simpson, en Alexandria, Virginia, Estados Unidos. (EFE).

Así, mientras la corrupción esté en la boca de todos, algo hará el nuevo gobierno para combatirla. Por lo menos hasta que la crisis se agudice y al asco sigan la angustia, un mayor desempleo, el hambre. (O)


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