3 minute read

El anhelo liberal sigue pendiente

Etiquetas demagogas como ‘gobierno neoliberal’ adornan al régimen de Guillermo Lasso y su equipo. Sin embargo, por la fuerza de las circunstancias, su Gobierno dista mucho de ser uno genuinamente liberal tal y como en otros momentos le sucedió a León Febres Cordero, a Sixto Durán Ballén, a Galo Plaza y hasta al propio Eloy Alfaro; condenados a hacer profundas concesiones a una sociedad que insiste en mantenerse cerrada—.

Más allá de la consolidación del laicismo o de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, Ecuador lleva más de un siglo alejándose, navegando en dirección contraria, de esa democracia liberal que tanta prosperidad trajo en otras regiones. En plena cuarta revolución industrial, mantenemos un código laboral de la época agraria, inspirado en el culto fascista al trabajador y adaptado a una prosperidad inexistente. Perseveramos en un régimen comercial cerrado, heredado de ese continente en guerra del XIX. Continuamos con ‘elefantes blancos’ disfrazados de empresas públicas y subsidios dañinos heredados de la dictadura nacionalista, socialista y belicista de los años setenta.

A ello se le debe sumar el sistema de partidos distorsionado, ideado por las socialdemocracias europeas para perpetuar la fragmentación, y una Constitución que limita el mercado y garantiza —a un altísimo costo— una infinidad de derechos. El colofón es la educación, con un adoctrinamiento sostenido, desde hace generaciones, en contra de las libertades económicas y políticas, y a favor del estatismo y el nacionalismo.

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO rosaliaa@uio.telconet.net

Crisis de globos

La aparición de un primer globo de origen chino, sobre el territorio norteamericano y reconocido por ese país asiático, abre una crisis a la que todavía no se halla una solución. Los Estados Unidos han presentado una alerta global, y ha asumido la necesidad de derribar ese primer globo y luego otros más que han sobrevolado el territorio de Estados Unidos y de Canadá, y que también han sido abatidos. Todo esto abre una serie de interrogantes de difícil solución.

Para algunos de mentes afiebradas, se trata de fenómenos extraterrestres, de ovnis que están visitando el planeta Tierra, tratando de comunicarse o tal vez de adueñarse del mismo. Otros hablan de un sofisticado sistema de espionaje implementado por parte de la potencia asiática, a fin de adueñarse de información sensible y reservada, lo que traerá consecuencias para ese nuevo orden global.

Sea lo uno o lo otro, y aún otras más diversas versiones, la temática causa sobresaltos y la búsqueda de respuestas que satisfagan la curiosidad, sin comprometer la seguridad. La preocupación por el ascenso de China es razonable. Tiene que ver con la lucha de las superpotencias por cambiar el curso de la historia, y tener al mismo tiempo los elementos de conocimiento indispensables para tomar buenas resoluciones.

En todo caso, el avance de un imperio y el surgimiento de otro se ponen sobre el tapete de la discusión, conscientes de que en nuestro país, tan dependiente de las exportaciones de los productos emblemáticos, esas luchas y forcejeos revisten singular importancia.

Los globos han alertado al mundo y lo han puesto con la conciencia clara de que los pasos que se den, aún en circunstancias difíciles, pueden tener implicaciones futuras de graves consecuencias.

siempre tenemos la razón. El saber reconocer una equivocación nos hace ser más cuidadosos con el riesgo o la posibilidad de engañarnos a nosotros mismos.

Cuando una idea o suposición afecta demasiado a determinadas personas, la posibilidad de cuestionarlas les fascina: ¿será verdad? Cuenten más. Hay que denunciarlos. La curiosidad se desborda y el deseo de ser los primeros en revelarla es vuelve inevitable. Por el contrario, si alguien habla o cuestiona situaciones de esas personas, estas cierran su mente en lugar de abrirla. Es como si un dictador interior dentro de su cabeza controlara la información que llega a su cerebro; muy semejante a un país donde una dictadura impide desarrollar el pensamiento y la comunicación. Este fenómeno en psicología se conoce como ‘ego totalitario’, en el que se cierra el ingreso de la información que pueda desarrollar el pensamiento.

Las ofensas personales destrozan aspectos de la identidad individual que luego son difíciles de cambiar; destruyen la imagen del ofendido y lo llenan de mentiras y aparentes realidades.

El miedo y la rabia son viscerales, provocan reacciones ofensivas sin respaldos de ninguna naturaleza, convirtiendo a los involucrados en predicadores y fiscales que luchan por convertir o condenar a los profanos.

Cuando optamos por nuestras opiniones tenemos la posibilidad de reconsiderarlas, siempre y cuando lo queramos. Es algo tan normal porque disponemos de toda una vida de pruebas y experiencias que nos hacen ver nuestros aciertos y errores, sin que exista ningún tirano que controle nuestro pensamiento. La actuación de los nuevos políticos se limita a demostrar que sus percepciones tienen todo tipo de defectos; la disputa en la que hoy se encuentran, es tomar el poder a como dé lugar y allanar el camino para la llegada del conocido dictador, que destruye todo lo que puede con su ego totalitario y lleno de venganza.

This article is from: