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Encuestas ‘increíbles’ Aonce

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Lo cierto es que las encuestadoras y sondeos de opinión adolecen de una disrupción similar a la de otras industrias, incluso los medios de comunicación tradicionales. La tecnología destruyó los viejos mecanismos de medición y, más aún, cambió para siempre el comportamiento de sus sujetos de estudio, los consumidores-votantes.

La abundancia de información, la dispersión del electorado y la falta de métodos idóneos para la medición confiable nos coloca en una curiosa situación en la que, como hace más de cuarenta años, el votante deberá tomar decisiones sin contar con data que informe lo que hoy se conoce como el voto útil.

En caso de que todo siga su curso y el Consejo Nacional Electoral desempeñe su tarea democrática el domingo 20 de agosto, el país tendrá resultados que traerán más de una sorpresa.

Queson mentirosas. Que manipulan. Que no sirven para nada. Es lo que dicen quienes denuestan de esta técnica de levantar información, mientras que otro sector busca publicar datos y paga para que medios y periodistas digan que tal o cual candidatura está subiendo. En ambos casos, no saben realmente para qué sirven las encuestas.

Si usted conoce un político que se va contra esta técnica, pues está frente a una persona que habita en el siglo XVIII y que está completamente convencido de que su círculo cercano es toda la opinión pública que necesita para influir en la sociedad.

¿Pero qué son y para qué sirven las encuestas? Insisto, es una técnica de recolección de datos, en la cual las cantidades son importantes para la toma de decisiones. Así de simple, pero hacerlas es algo complejo, pues tienen que ser completamente representativas de lo que somos como población.

El político debe administrar bien esa información, pues si no conoce quién es la población que lo conoce, que lo ignora, que lo odia, que lo ama, no podrá hacer nada en campaña electoral, y un Gobierno que no las aplica constantemente, no sabe qué pasa en sus calles ni lo que dice la gente.

Las encuestas sirven para que el grupo que está trabajando con el candidato pueda reforzar mensajes, para que cambie de tácticas o de estrategias, para que sepa por dónde no debe ir y por dónde sí.

Así que cuando escuche que las encuestas son mentirosas, tiene que saber quién las hizo: ¿la propia empresa del candidato que obliga a empleados de otras empresas a publicar sus producciones en medios sociales?

¿Los datos obtenidos de manera rapidísima en Facebook o en WhatsApp a los amigos o vecinos?

La encuesta que vale es la que no autopublicita al candidato, y la hacen consultores y empresas serias, a las que se les critica que nunca le aciertan y son las perdedoras eternas de las elecciones. Pero sin ellas, no hay campaña, no hay estrategia, no hay contenidos.

Para eso sirven y son las encuestas.

Andrés Arauz; sí, el viejo enemigo del dólar. Más allá de causarnos ‘chiste’ y ser la nueva cantinflada del correísmo, representa un peligro real para la economía del país. Esa idea descabellada asusta a los inversores, y eso ya no es gracioso para un país en crisis como el nuestro.

Las cantinfladas del candidato podrían generar afectaciones a los mercados internacionales e incluso afectar los bonos de deuda del país y que se eleve más el riesgo país.

Ahora dice que su idea no es desdolarizar, pero ¿cómo entender la “convertibilidad electrónica” de la que habló? Claramente señaló que se refiere al uso de un medio de pago electrónico dentro del país, y que los dólares físicos sean usados solo para transacciones internacionales. Y, ¿eso no es desdolarizar?

Absurdo fue comentar que el modelo argentino, país golpeado por la hiperinflación, gracias a los irresponsables manejos económicos de los socialistas, sería ideal para implementar en el país.

Arauz es una amenaza para el Ecuador y es un capítulo digno de ser incluido en una de las obras del escritor español Ricardo Moreno Castillo, ‘Breve Tratado Sobre la Estupidez Humana’.

Arauz no entendió que la dolarización es una política de Estado exitosa que nos devolvió el poder adquisitivo. Intentar revertirla generaría la quiebra del sistema productivo. Aumentaría el desempleo y la migración.

Este 20 de agosto debemos castigar en las urnas a la casta de políticos que busca su propio beneficio, aquel personaje que busca ‘rompernos las piernas’ con un Estado intervencionista y controlador; envidioso de aquel que prospera con sacrificio.

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