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Miércoles 15 de abril de 2015 la Hora zamora
I
Gran tarde de toros ‘El Fandi’ y ‘Carmelo’ triunfaron en la feria del Señor del Buen Suceso, en la plaza rául Dávalos.
FiGura. David Fandila ‘El Fandi’ una vez más triunfó en ruedos ecuatorianos. (Foto de Andrea Acosta) Por Santiago aguilar• Dos interesantes corridas de toros se celebraron el pasado fin de semana en la plaza de toros Raúl Dávalos, en Riobamba, en el marco de su tradicional feria anual del Señor del Buen Suceso, espectáculos que se cumplieron con una importante asistencia de aficionados que disfrutaron de la labor de los toreros. El sábado, a partir de las cinco de la tarde, se lidiaron reses de la viña y el arriero, un complicado conjunto de toros ante los que los cuatro lidiadores se esforzaron al
máximo. La actitud de los toreros, reconocida con fuerza en el graderío, fue incomprendida en el palco presidencial, que no supo premiar la tarea de unos y otros. El festejo tuvo características de efeméride por la alternativa del torero local Diego Gaibor, ‘El Carmelo’, quien cumplió una notable actuación, en tanto que los españoles Miguel Abellán y David Fandila, ‘El Fandi’, con paciencia y entrega buscaron el triunfo. El rejoneador Sebastián Peñaherrera una vez más evidenció su progresión profe-
sional. Lidió ‘El Carmelo’ al primero de la tarde, que a la postre fue el único ejemplar que tomó las telas con clase, circunstancia aprovechada por el paisano para torear de capote de forma variada y vistosa tanto a la verónica como en el quite por navarras. La seguridad se repitió con la muleta al templar buenas series que calaron en el público tras una estocada al encuentro, recibió una oreja que supo a poco. Sin desdibujarse, despachó con rapidez a un astifino y complica-
do toro corrido en séptimo lugar. Miguel Abellán vive un momento importante de su carrera expresada en la serenidad, el poso y la solvencia con que resuelve sus actuaciones. En la arena riobambeña pechó con un par de deslucidos ejemplares; sin embargo, en su primero estructuró un trasteo inteligente, casi perfecto en la administración de tiempos, distancias y toques. Labor, que sumada a un volapié de antología, merecía una oreja finalmente no concedida. La maestría se repitió en el quinto, un toro al que robarle un
puñado de muletazos de mérito al final la estocada cayó. En la misma línea de capacidad y madurez pasó por Riobamba ‘El Fandi’ y su espectáculo total. Variopintos fueron los lances iniciales al tercero, en que verónicas, zapopinas, chicuelinas y tafalleras llenaron al escenario de movimiento y color. Tras los tres pares de rigor, manejó la muleta de rodillas en los medios e intentó intercalar el toreo con las dos manos, la res se vino abajo y el granadino debió abreviar. Un pinchazo y una estocada despertaron un unánime pedido de oreja que no fue atendido. La entrega se repitió en su segundo, un astado de muy poca duración al que lanceó con gusto a la verónica y prendió banderillas en un alarde técnico y físico que desencadenó el clamor popular. Toreó de nuevo con intensidad con la tela roja a niveles de dominio absoluto. Tras la estocada obtuvo un apéndice. Anduvo seguro Sebastián Peñaherrera en su primero, un toro de cambiante lidia al que paró de manera espectacular montando a ‘Garibaldi’. Los cuarteos de cisne y las batidas de kalé fueron medidos y precisos, el rejón de muerte descordó al toro de el arriero, no obstante el público volcó a reclamar el premio denegado por el palco. En el octavo de regalo del mismo hierro ejecutó cosas interesantes, faena medida y correcta con el mismo planteamiento, penosamente malograda en el tercio final.