“PERSONALMENTE ME MOLESTA EL PASE DE CLUBS EUROPEOS A MANOS FORÁNEAS PERO COMO PRESIDENTE DE LA UEFA NO TENGO NADA QUE ALEGAR” DB.-El 22 de marzo concluye su primer periodo como presidente de la UEFA. ¿Está satisfecho con su trabajo en estos cuatro años? -Absolutamente. Con todo lo que me había propuesto antes de ser elegido. En realidad lo cambié todo en un año: devolver poder a las federaciones nacionales, democratizar la Champions League, todo lo que quedaba un poco fuera del fútbol lo abordé de inmediato. Pero el fútbol nunca está totalmente listo; siempre surgen nuevos retos. DB.-¿Cuáles? -La crisis económica, la corrupción, las apuestas, la violencia, el dopaje… En el último cuatrienio hemos tenido asuntos pendientes. Permanecen dos como principales prioridades: el juego limpio (‘fair play’) financiero por parte de los clubs y la suciedad de apuestas y corrupción. DB.-¿Constituye la mafia de las apuestas el mayor problema? -El fútbol ofrece aspectos bonitos, pero también tiene otra cara, ajena al deporte. Tenemos nuestro sistema disciplinario para sancionar a jugadores y equipos. En la lucha contra las apuestas ilegales, debemos regular el deporte, protegerlo. Ya hemos invertido mucho dinero para detectar tempranamente la existencia de árbitros comprados o jugadores que amañan resultados, pero tras los intentos de manipulación se esconden organizaciones contra las que no podemos actuar en solitario. DB.-¿Junto a quién ha de batallar la UEFA? -Son otras las instituciones aludidas. Las consecuencias no constituyen materia de la UEFA. Yo no soy ni un gendarme ni un juez… Es una tarea de la justicia y de sus tribunales en los diferentes países. Como presidente de la UEFA, sólo puedo intentar hacer el máximo bien para el fútbol. DB.-¿Las leyes no siempre bastan para disuadir a los delincuentes? -Queremos renovar el sistema de investigación, en cooperación con las instituciones nacionales, las administraciones de Justicia y las fiscalías de todas las naciones UEFA. Es una cuestión de los estados, porque no se trata solamente del fútbol sino de pura criminalidad. Nosotros solo podemos apoyarnos en la colaboración con los sindicatos de futbolistas. DB.-¿Y funciona? -Sí, trabajamos intensamente con el FIFPro, el sindicato internacional de futbolistas. Solo los jugadores pueden salvar al deporte: constituyen el punto central del balompié. DB.-Ha mencionado el ‘fair play’ financiero como segundo punto de su programa reformista.
-Debemos marcar reglas muy claras. Tal y como estamos ahora no podemos continuar. Los equipos alemanes, por ejemplo, tienen un marco estricto y no pueden competir con aquellos que no tienen ninguna norma la respecto. Ese desequilibrio no presenta ninguna lógica; hemos de unificar las condiciones. Y eso únicamente lo puede lograr la UEFA. DB.-A partir de 2013 se introducirá un nuevo requisito en las licencias UEFA. -El ‘fair play’ financiero se va a convertir en algo muy importante. Hemos levantado un entramado del que no pensamos desmontar ni una sola pieza. Apoyaremos a los clubs a implementar este sistema, a adaptarse. No queremos dañarlos, ni dejarlos morir, ni expulsarlos. Lo que deseamos es ayudar a reforzar su autonomía de cara al futuro. DB.-Nadie se imagina ahora que clubs endeudados como el United, el Chelsea, el Inter o el Madrid puedan quedar, llegado el caso, fuera de la Champions por criterios financieros. -¡Pues es cosa de los clubs! Cuando acepten las reglas recibirán nuestra licencia. Conocen las condiciones para ello desde hace cuatro años. Y en caso de duda interviene una comisión disciplinaria independiente. DB.-Entonces, ¿se parará el creciente endeudamiento de los equipos? -Atención: nuestra licencia no alude a las deudas generales, sino a las pérdidas, esa es la diferencia. Que los clubs tienen obligaciones es algo comprensible para cualquiera que haya de manejar un presupuesto doméstico. El problema son las pérdidas continuadas durante tres campañas. Si una institución adeuda 500 millones de euros, tiene un problema con el banco. Para nosotros lo decisivo son las pérdidas, que no pueden seguir creciendo. Planteamos que los equipos no puedan gastar más de lo que ingresan. DB.-¿Contempla con preocupación la adquisición de clubs europeos por parte de oligarcas post-soviéticos o del Golfo Pérsico? -Personalmente sí que me molesta, pero como presidente de la UEFA no tengo nada que alegar. El fútbol se basa en la identificación: imagínese, como ya ocurre en algunas ligas, que equipos propiedad de extranjeros, entrenados por foráneos juegan sin futbolistas nacionales: ¿dónde queda la identificación de los aficionados? Los hinchas son importantes. Ellos apoyan al club siempre, mientras que los inversores acaban mudándose. El ‘fair play’ financiero generará mayor capacidad de autogobierno para los conjuntos. DB.-¿Ha pensado en un cambio de calendario para adaptar la competición a los años naturales?
-No. En 1998 medité sobre esa posibilidad, pero nada más. Además, quien fija el calendario competitivo internacional es la FIFA. Lo único que he dicho es que el Mundial 2022 de Qatar se ha de disputar en invierno. Los 55 grados del verano qatarí pueden ser dañinos para los participantes. DB.-¿Parecido al invierno en Sudáfrica? -Sí, es comparable. Allí se hacía de noche a las cinco de la tarde, los termómetros bajaban a cero grados y en esas condiciones los hinchas no podían disfrutar del país ni festejar las victorias. Qatar supondría el extremo opuesto: con 55 grados, ¿quien se atreverá a salir a la calle o acercarse a la playa? ¡Ese no es el ambiente de un Mundial! Aún tenemos diez años para meditar sobre la mejor ubicación del torneo en el calendario. DB.-Ha surgido una lucha de poder entre Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y Mohammed Bin Hammam, el qatarí que preside la Confederación Asiática, sobre cuando se debería jugar este Mundial... -El torneo pende entre verano e invierno, así que igual se celebra en otoño. En realidad, creo que será en invierno. Detrás de esta discusión me da que se esconde el interés de Bin Hamman en concurrir como candidato a presidir la FIFA. DB.-La elección de Qatar como sede levantó polvareda. ¿Por qué votó a favor? -Sencillo: la mayoría del Comité Ejecutivo de la FIFA decidió en ese sentido. Rusia y Qatar son dos naciones nuevas para la organización de una fase final del Mundial. Los rusos preguntaban con razón por qué todos los campeonatos en Europa se organizan en la mitad occidental. E igualmente acertado parecía el argumento de Qatar: tras cinco candidaturas de Marruecos, el ámbito árabe seguía sin albergar un Mundial. DB.-¿Cuándo le pidió el presidente francés, Sarkozy, que votara en favor de Qatar? -Él no me pidió que votara por los qataríes; solo me dijo en una reunión que sería bueno que lo hiciera. Él sabe lo independiente y libre que soy. DB.-En cada Mundial y Euro se oyen rumores sobre amaños de partidos. ¿Qué hacen ustedes en favor de la ética del deporte? -Estamos trabajando: se suceden las investigaciones de la FIFA cuando existen sospechas. Pero no hablamos de ningún fenómeno especial del fútbol. También existen casos en otros de-
portes, como el rugby, o en el mundo de la economía, la industria… e incluso el periodismo. DB.-¿Blatter conseguirá la reelección en junio? -Eso creo. Pero tal vez tenga un rival en Bin Hammam. DB.-¿Y Platini? -No, yo me presentaré a la reelección en la UEFA, donde me siento cómodo. DB.-¿Lamenta haber escogido a Polonia y Ucrania como sedes de la Euro 2012? -(ríe) ¡Yo no lo escogí! Fue un voto mayoritario, pero mi elección personal era Italia, precisamente porque sabía que sería difícil cumplir los plazos. Polonia y Ucrania suponen una apertura al Este en países que nunca han organizado eventos así. Pero a pesar de algunos problemas, es una buena decisión. La gente será feliz. DB.-¿Entonces, ‘ça va’? -Sí, aunque naturalmente no será como el Mundial de Alemania. No hay tantos hoteles, ni el transporte es tan cómodo. De Fráncfort a Múnich se viaja mejor que de Gdansk a Jarkow. DB.-Será la última Euro con 16 selecciones... -En Suiza y Austria faltaron todos los combinados británicos, más Dinamarca, Serbia o Bélgica, países que han ayudado a escribir la historia de este deporte. Estoy seguro de que a partir de la Euro 2016 en Francia muchos de estos equipos se ganarán un hueco entre los 24. Además hay otro criterio: una ciudad como Ginebra se gastó mucho dinero en un nuevo estadio que luego solo albergó tres partidos. Hay que tener más respeto por las ciudades sedes. DB.-¿Tiene sentido una fase de clasificación por grupos? -La habrá, aunque para las grandes naciones resultará más sencilla. Incluso también para los ingleses… La participación de 24 países promete buenas Eurocopas. DB.-¿Por qué el fútbol no se moderniza con la introducción del vídeo como elemento de arbitraje? -Eso es algo que piden sobre todo las televisiones, que desean convertirse en árbitros. Los futbolistas se oponen. Yo defiendo el arbitraje humano y si no alcanza con tres pares de ojos, pongamos otros dos pares más. Prefiero un colegiado con asistentes y jueces de gol que un árDB bitro en la tribuna.