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Baiona, 1900. Balneario en la Praia de A Concheira.
El edificio del balneario era de madera, y junto a él, una torre cuadrangular de piedra se encargaba de calentar el agua del mar. Los baños se tomaban en grandes bañeras individuales. Las crónicas de los historiadores dicen que el balneario abría entre las cinco y seis de la mañana. Pero la hora “elegante” se situaba entre las diez y la una. El pago se podía hacer diariamente, o bien con un abono de temporada. A la entrada del balneario había una placa con el siguiente mensaje: “Adiós Concheira queridiña, algas, agua e canto tes. Vin xunto a ti tullidiño e volvo por os meus pes.” En el Paseo de Pinzón, delante de A Concheira, una nueva placa perpetúa en la actualidad las frases del visitante anónimo curado por las aguas sanadoras de Baiona…