Poder y conflictividad social en América Latina (Ukázka, strana 99)

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S.M. recuperase el ejercicio de la soberanía en aquellas provincias, me es imposible sostener por más tiempo la intervención en el nombramiento de obispos propietarios de aquellas sillas y no será poco si en el consistorio de Navidad se contenta S.S. con nombrar vicarios apostólicos.46

En 1829 seis de las ocho sedes arzobispales en las que se dividía América estaban vacantes o sus arzobispos se habían visto obligados a tomar el camino del exilio, igual suerte corrieron 28 de las 35 diócesis.47 La muerte en diciembre de 1830 de Pío VIII y, poco después, en septiembre de 1833, la de Fernando VII, abrió una nueva etapa en los asuntos eclesiásticos de América. El nuevo papa, Gregorio XVI, no era otro que el cardenal Capellari, el prefecto de la congregación de la Propaganda Fide que había sido comisionado para las negociaciones con el embajador español Labrador después de la preconización de obispos de 1827 y quien se había demostrado un ardiente defensor de la necesidad de que el Papa nombrase con urgencia obispos en América, él mismo que probablemente vio desairada su autoridad cuando el embajador español abandonó las conversaciones para dirigirse directamente al papa y obtener una salida al problema de la preconización de obispos que satisficiese los derechos del patronato. Su pontificado se caracterizó por su carácter pastoral y misionero.48 Efectivamente con su elección como papa, el ahora Gregorio XVI (1831–1846), pudo poner en práctica aquellas ideas que había defendido siendo prefecto de la congregación de la Propaganda Fide: abandonó la elección de vicarios apostólicos hecha por sus predecesores y presentó obispos en propiedad de motu proprio, sin esperar la lista real.49 En su primer consistorio, celebrado el 28 de febrero de 1831, demostró cuán diferente era su política respecto a la de sus antecesores. Si a petición expresa de España que aún conservaba la esperanza de recuperar la soberanía sobre el antiguo virreinato de Nueva España, en 1828 León XII evitó nombrar a ningún vicario apostólico para las diócesis mexicanas.50 En 1831 Gregorio XVI nombró obispos mexicanos en propiedad para 4 diócesis mexicanas (Linares, Michoacán, 46 47

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Ibidem. Despacho reservado del embajador español al primer secretario de Estado. Roma, 6 de noviembre de 1830. Sólo los arzobispos de Guatemala y Cuba se mantenían al frente de sus jurisdicciones; mientras que las mitras que conservaban sus obispos fueron las de La Habana en el arzobispado de Cuba, Arequipa y Quito en el arzobispado de Perú, Nuestra Señora de la Paz, Córdoba de Tucumán y Paraguay en el de Charcas (también conocido por arzobispado de La Plata o Chuquisaca), el de Mérida de Maracaibo con un obispo auxiliar en el arzobispado de Caracas (AAEESS, América, Posicione 11, fasc. 5. Catalogo delle Chiese Metropolitane e Cattedrali delle due Americhe nei domini della Spagna [1829]). Álvaro LÓPEZ V., Gregorio XVI y la reorganización de la iglesia hispanoamericana. El paso del régimen de patronato a la misión como responsabilidad directa de la Santa Sede, Roma 2004. AEESS, leg. 919. El cardenal Bernetti a Gózmez Labrador. Estancias del Quirinal, 27 de febrero de 1831. “Pero como las circunstancias de Nueva España son más ventajosas que las de otras provincias ya con respecto a conseguir el reducir el país a la obediencia sobre la que se trabaja incesantemente con esperanza de buen suceso, ya con relación a las necesidades religiosas que no son tan urgentes por la mayor abundancia de ministros de culto y por el poco tiempo que ha pasado desde que se introdujo la anarquía, S.M. ha resuelto que se inste por la excepción de las diócesis de Nueva España en el

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