de los dominios mosquitos”.60 (Macdonald aparentemente ya se resignó a las ambiciones de los años precedentes por prolongar el área de influencia miskita hasta Panamá.) En respuesta a lo que consideraba la usurpación británica, Nicaragua pidió ayuda a los Estados Unidos, que en este período comenzaban a mostrar un interés creciente en los asuntos centroamericanos. También los gobiernos de Costa Rica y Nueva Granada, como era de esperarse, se opusieron a las demandas miskitas, provocándose una ola de anglofobia en los países centroamericanos que puso en peligro las vidas y bienes de los británicos allí residentes.61 Pero, de hecho, esto tuvo el efecto de poner al gobierno de Gran Bretaña a la defensiva y dar la razón a los que abogaban por la renovación oficial de la dominación británica en la Costa de Mosquitia. La acción de Macdonald fue desautorizada pues contribuyó de una manera definitiva al cambio de la política británica respecto a la Costa de Mosquitia. Además, para acentuar aún más la influencia británica, Macdonald en el mismo año de 1841 reclamó –a pesar de ser el Reino Mosquito supuestamente un estado independiente– la implementación de la emancipación de los esclavos negros en Bluefields y Corn Island, sobre la base de la vigente legislativa británica. El argumento fue que los amos, siendo predominantemente ciudadanos británicos, podían ser compelidos a respetar las leyes de su país.62 La situación se complicó después de la muerte del rey miskito Robert Charles Frederick en octubre de 1842 que provocó, de parte de los colonizadores en el litoral, inquietud ante la posible intervención nicaragüense y los esfuerzos por fortalecer y hacer oficial la presencia británica. Además, la muerte del rey y la inmadurez de sus herederos, junto con la liquidación definitiva en los previos decenios del resto de los hombres de autoridad de más alcance en los asuntos de las comunidades –gobernador, almirante, general– llevaron a Mosquitia a borde de anarquía. Los lazos entre los británicos y los miskitos, que en el siglo previo se formalizaron e intermediaron precisamente a través de la figura del rey, se debilitaron considerablemente. Para prevenir la intervención desde fuera o una lucha intestina por el poder del Reino, el coronel Macdonald asumió –según las supuestas últimas voluntades del rey, escritas en febrero de 1840– el papel de “regente de la Mosquitia” y tutor de sus hijos menores. La acentuación del papel de los “príncipes hereditarios” servía a los británicos promover la imagen de una fuerte y estable monarquía “indígena”, 60
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NAYLOR, Penny Ante Imperialism, p. 154. Véase también el resumen del “acontecimiento que debe llamar la atención de los Gobiernos de Centro-América” y del “grosero comportamiento […] del Superintendente [y] su pretendido Rey mosquito” en la Gazeta Oficial de Guatemala, no. 25 (24-IX-1841), p. 104. (Ibid., p. 154.) Pablo Buitrago a los nicaragüenses, León, 27-VIII-1841 (hoja suelta), BNA, PRO, FO 254/5; memorial de Chatfield, 24-III-1842, BNA, PRO, FO 15/29 etc., cit. por RODRÍGUEZ, Chatfield, pp. 340–341. La proclamación del rey explicó que “nuestro viejo y respectado aliado Gran Bretaña ha abolido esclavitud en todas sus colonias, [y] nosotros lo consideramos justo y propio seguir el ejemplo glorioso de nuestro aliado magnánimo”. (Whereas our ancient and respected ally of Great Britain has abolished slavery in all her Colonies, […] we deem it just and proper to follow the glorious example of our magnanimous ally. “Proclamation of the King of Mosquito” [1844] (copia), BNA, PRO, FO 53/45, f. 146. Las protestas de los colonos en la Costa de Mosquitia en BNA, PRO, FO 53/45, ff. 40–61.)
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