Pedro morales ser profesor una mirada al alumno

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Ser Profesor, Una mirada al Alumno

Un breve resumen de cómo es (o más bien de cómo piensa, qué cree) el profesor que quiere transcender la mera docencia y ser además, de manera consciente y refleja, un educador, iría en esta línea (coherente por otra parte con lo que vengo exponiendo)12:

El profesor-educador: 1º Ve su profesión docente como una oportunidad para ayudar y servir a los demás. No sé si expresado así, hablando incluso de servicio, resulta demasiado piadoso y ajeno a la tarea académica, pero en cualquier caso el compromiso personal que supone la profesión docente asumida como acción educadora, implica vernos a nosotros mismos dispuestos a poner lo que somos al servicio de nuestros alumnos, y esto sin necesidad de salirnos del ámbito y de los objetivos propios de la relación académica. Bien entendido que lo académico, tanto a veces por los mismos contenidos como por los procesos emocionales y cognitivos que desencadena el aprendizaje, no se reduce a lo que está puesto en un programa. Es verdad además que lo que sucede en la clase va más allá de la misma clase; los efectos en el alumno no desaparecen cuando sale del aula. También podemos pensar, sin subir a grandes alturas, que nuestros alumnos son nuestros clientes; cliente es un término que nos puede parecer inapropiado pero expresa sin muchos rodeos que tenemos que prestarles un servicio. Dicho en términos realistas aunque poco elegantes, el alumno invierte con nosotros tiempo, energías y recursos económicos y tiene derecho a esperar de nosotros calidad docente y calidad educativa, es decir, tiene derecho a esperar de nosotros un buen servicio. Para eso estamos nosotros, ésa es nuestra obligación profesional. Pensemos que nuestra tarea como profesores no es enseñar, sino ayudar a aprender. Naturalmente podemos ver la profesión docente como una oportunidad legítima para otras cosas (es un puesto de trabajo), pero en última instancia son las necesidades de nuestros alumnos, las que ellos sienten y las que nosotros vemos aunque ellos no las sientan y manifiesten, las que justifican nuestra profesión. Hasta dónde llegan nuestras obligaciones y compromisos… estamos en el terreno de las creencias y de las opciones personales, pero difícilmente vamos a ser buenos educadores si no vemos nuestra situación como una gran oportunidad para ayudar a nuestros alumnos. Me baso en parte en las conclusiones de una investigación (de carácter cualitativo), hecha por medio de entrevistas en profundidad a profesores (y también a sus alumnos) seleccionados por su dedicación a los alumnos y por su eficacia educadora (Deiro, 1995). Otros excelentes estudios del mismo tipo (basados en entrevistas a buenos profesores) más cercanos a nosotros y merecedores de una lectura reposada, son el de Begoña Gros y Teresa Romañá (2004) y el de Ken Bain (2006). 12

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