Encuentro de Francisco con el clero en Nairobi El Papa Francisco este jueves 26, empezó dirigiendo su mensaje a los religiosos reunidos, hablando en inglés, del que se disculpó al resaltar su pobre calidad. A los dos minutos, cambió de plan, porque anticipaba que no lograba transmitir lo que sentía. Ergo continuó hablando, pero lo hizo en su castellano clásico y bergogliano, con un traductor simultáneo. El mensaje fue de cuore a cuore, no leyó nada. Lo dijo a medida que fluía. Es de una profundidad que solo se comprende, cuando se lo escucha o viendo el video. Veramente hondo, cabal, cristocéntrico. Dejando lo mejor para el final. No lo anticiparemos, recorramoslo juntos. Cuando se leía la carta de San Pablo, me tocó porque El comenzó Su Obra, el día que nos miró en el bautizmo. Ahí nos metimos en fila y comenzamos el camino. Pero el camino lo empezó El, no nosotros. En la lectura, vemos a alguien que quiso seguir el camino, pero El le dijo no. En este camino, la puerta es Cristo. Por El entramos. Algunos quieren entrar por la ventana. Eso no sirve. Si uno ve alguno que ingresa por allí, abracenlo, y explíquenle que mejor que se vaya,. Que sirva a Dios en otro lado. Porque nunca va a llegar a término, una obra que no empezó Jesús por la puerta. Esto nos debe llevar a una consciencia de elegidos: Yo fuí mirado. Yo fuí elegido. En el capítulo XVI de Ezequiel leemos “Eras hijo de extranjeros, estabas recién nacido y tirado. Yo pasé, te limpié y te llevé conmigo”. Este es el camino, esa es la obra que el Señor comenzó cuando nos miró .. Algunos no saben para que Dios los llama, pero sienten que Dios los llamó. Vayan tranquilos. El les hará saber para que los llamó. Hay otros que quieren seguir al Señor, pero por interés. Acordemonos de la mamá de Santiago y Juan. Señor, te quiero pedir que cuando partas la torta, le des la parte mas grande a mis dos hijos ... Existe la tentación de seguir al Señor por ambición (dinero, poder, etc.). Esta cizaña se siembra, existe. En la vida del seguimiento de Jesús, no hay lugar para la propia ambición, para la riqueza, ni para ser importante. Se lo sigue hasta el último paso de su vida terrena: la Cruz. Después, El se encarga de resucitarte, pero hasta ahí anda vos.