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LA CIENCIA DEL JUEGO
POR MARY HELEN PÉREZ
Nuestros estudiantes de preescolar aprenden mediante el juego, experimentando el mundo al investigar, observar, notar, cuestionar, e hipotetizar. El juego con agua involucra a los más pequeños por lo divertido que resulta llenar y vaciar diversos envases. Niñas y niños repiten este juego hasta que se sienten satisfechos con todos los “¿Y si...?” que pasan por sus mentes. Conforme van creciendo, construyen estructuras con tubos y embudos, e intentan resolver el goteante, desordenado y desbordante trabajo del juego con agua con una pila de toallas y ropa extra. Los amigos Wyatt Benally y Brodan Morgan disfrutaron trabajar juntos en el centro de actividades con agua. Mientras Brodan montaba un soporte con embudos, Wyatt llenaba un envase recién introducido, y se deleitaba con la acción de bombeo. ¡Notaron el trabajo del otro, sonrieron, y se rieron! Además de los descubrimientos científicos en marcha, el impacto socioemocional de trabajar juntos pacíficamente es enorme.
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En ocasiones, la literatura nos inspira a explorar. El libro Stuck, ‘Atorado’, de Oliver Jeffers, cuenta la historia de un niño cuyo cometa queda atorado, y sus hilarantes esfuerzos por desatorar el papalote, arrojándole otros objetos. Los estudiantes recibieron materiales para que construyeran sus propios árboles y vieran cuántos objetos podían atorar hasta que el árbol colapsara. Haylee Gutiérrez se concentró en distribuir cuidadosamente los objetos sobre “la copa de sus árboles”. Tras muchas pruebas, Haylee finalmente colocó todos los objetos de la historia en su árbol. ¡Éxito!
Equilibrando objetos en un árbol ¡Cargando catapultas!
Mientras desayunaba una mañana, un estudiante de una de las clases vecinas preguntó, “¿Y si dejo caer mi pera en el cereal?” ¡Una gran pregunta! Su maestra le prometió que, luego de que todos terminaran de comer, conducirían un experimento para averiguarlo. Interesados, todos los estudiantes reunieron materiales, y vertieron lo que restaba de su leche en la jarra. Un estudiante marcó la línea del nivel de la leche con un marcador borrable, y otros fueron añadiendo peras. Hicieron muchas observaciones: “la leche está subiendo de nivel, sube, sube”; “demasiadas peras”; “se va a derramar”. Dibujamos una línea lineal al nivel más alto posible para demostrar la teoría del desplazamiento. La maestra también animó a los estudiantes a observar lo que le sucede al agua de la tina la próxima vez que se metan a ella.


¿Cuántas peras hasta que se desborda la leche?
Las catapultas son otra gran fuente de estudio de causa y efecto. A los estudiantes les encantó el aspecto del bricolaje (hacerlo ellos mismos) al operar las catapultas. Lanzaron pompones por todo el salón de clases. Brodan Morgan agregó observaciones a nuestra pizarra del taller de escritura y pudo dibujar nuestro experimento. Orgullosamente compartió su ilustración y hallazgos con los demás. Las aventuras en nuestro preescolar revelan la curiosidad natural de las y los niños, y cuánto les atrae la exploración y el descubrimiento a través del juego.