“Compilación de escritos” de Angel J. Cappelletti
COMPILACIÓN DE ESCRITOS Angel J. Cappelletti
ORIGEN Y NATURALEZA DE LA REGIÓN Angel J. Cappelletti
Uno de los temas que más ocupan la pluma de Bakunin durante los últimos doce años de su vida es el de Dios y la religión. Indudablemente es uno de los que más lo apasionan. En este terreno resulta útil una vez más comparar su actitud con la de Marx. Puede definirse simplemente la actitud de Marx, a este respecto, como "ateísmo"; la de Bakunin, como "antiteísmo" o, según el mismo dice, "antiteologismo". En ambos casos, la negación de Dios y de la religión está vinculada a una concepción materialista del hombre y de la historia, pero en cada uno de ellos se inserta de un modo diferente. Para Marx, la religión es una superestructura de la sociedad de clases, que caducará necesariamente al desaparecer ésta, con la realización del comunismo (ni más ni menos que el gobierno y el Estado propiamente dicho). Para Bakunin, constituye, mas bien, una estructura de clases y al Estado en la realidad social, y que actúa y es actuada dialécticamente por ésta última. No niega Bakunin, como materialista, que tal estructura mental haya surgido como reflejo en la mente humana de la sociedad dividida en clases dominantes y dominadas, en gobernantes y gobernados, pero le atribuye gran autonomía y no deja de señalar, como dialéctico, que, a su vez, la sociedad dividida es efecto y reflejo de la religión. En la práctica, Bakunin cree en la necesidad de una lucha directa contra la religión, aunque no limite la lucha, como habían hecho los jóvenes hegelianos, a la mera crítica teológica. Marx, en cambio, no considera nunca que la lucha antirreligiosa sea un propósito sustancial del movimiento revolucionario: importante es acabar con el capitalismo y con el dominio de la burguesía; un gobierno de la clase obrera será un paso decisivo hacia el fin de la religión; una sociedad sin propiedad privada y sin clases será también una sociedad sin dioses y sin sacerdotes. Dónde más directa y profundamente ataca Marx a la religión es en su Crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Allí sostiene que la crítica de la religión, que en Alemania ha llegado ya a su culminación (con Feuerbach, Strauss y la izquierda hegeliana), constituye el punto de partida de cualquier crítica. La religión es, para Marx, qué en esto sigue a Feuerbach y no el propio Bakunin, una proyección fantástica del ser hombre. Dios no es sino una expresión sublimada de la ciencia humana creada por la imaginación. Cuando el hombre se da cuenta de que esto es así desaparece la alienación religiosa. En la citada obra, dice Marx: El hombre que sólo ha encontrado en la realidad fantástica del cielo, donde buscaba un superhombre, el reflejo de sí mismo, no se sentirá inclinado a encontrar solamente la apariencia de sí mismo, no se sentirá el no-hombre, donde lo que busca y debe necesariamente buscar es su verdadera realidad. El fundamento de la crítica religiosa es: el hombre hace la religión; la religión no hace al hombre. Y la religión es, bien entendido, la autoconciencia y autosentimiento del hombre que aún no se ha adquirido a sí mismo y ya ha vuelto a perderse. Sin embargo, Marx va más allá de Feuerbach en su crítica de la religión. Detrás de esta proyección fantástica que genera la noción de Dios y de lo sobrenatural; detrás de esta escisión entre lo terreno y lo divino que se produce en la mente del hombre, encuentra un modo de existencia real alienado y falsificado. La religión no es, en realidad, para Marx, sino la expresión fantástica de una sociedad de clases, es decir de una sociedad dividida y alienada, y, al mismo tiempo, un grito de protesta contra ella. Por un lado consuela al oprimido con la ilusoria bienaventuranza ultraterrena (y en este sentido es el 5