Acción libertaria, nº 35 mayo 1939

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UN lo. DE MAYO CONTRA EL FASCISMO CONTRA LAS TRAICIONES DE LAS DEMOCRACIAS DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO ANTIFASCISTA ESPAÑOL Y DE EFICAZ AYUDA A SU LA PRIMERA PROXIMA RESURRECCION HUELGA DE LA C.G.T. ESCRIBE EL DELEGADO DE LA F. A. C. A., EN FRANCIA

T j E aquí un lo. de Mayo que señala para los A trabajadores del mundo una conmemora­ ción profundamente dolorosa, un lo. de Mayo que será “celebrado” bajo la triste impresión del aplastamiento del pueblo español, de la re­ presión sangrienta que pesa sobre los centena res de miles de hermanos nuestros, en esa glo­ riosa tierra del supremo heroísmo proletario, donde el totalitarismo momentáneamente victo­ rioso se apresta a reinar sobre mía tierra deso­ lada, sin hombres que la fecunden, sobre pue­ blos y ciudades convertidos en cárceles o en cementerios. Es preciso admitir a plena conciencia esta dolorosa realidad y valorarla en toda su inten­ sidad dramática y aleccionadora. En España, hemos dicho tantas veces, se jugaba la suerte del mundo entero, especialmente del mundo pro letario. Esta frase encerraba una verdad abso­ lvía, que los acontecimientos actuales confir­ man implacablemente. En la formidable y desi­ gual lucha que los trabajadores españoles —re­ ducidos prácticamente a sus solas fuerzas— sostuvieron frente a la coalición de las fuerzas reaccionarias de Europa, se decidía algo mas que el propio destino del pueblo español. Se de cidía, sencillamente, la libertad o la esclavitud do los demás pueblos del mundo, la guerra o la paz, el avance arrollador y trágico del fascis­ mo o el principio de su colapso general, en una Europa ganada nuevamente por las corrientes do la libertad y de la justicia. Que el triunfo del pueblo español —cualquie­ ra que hubiera sido su exteriorización prác­ tica— habría significado la derrota del totalita rismo en el Continente, no cabe la menor duda. Lo prueba el efecto contrario producido por el errto M lie.oieo pueblo. E l fascismo, la política del “eje”, habían puesto en juego to­ do su prestigio en la lucha de España. Y ya se sabe que una pérdida de prestigio de grandes proyecciones es necesariamente fatal para las dictaduras. De haber sido derrotado el fascismo en España ¿podría suponerse que Checoeslo vaquia habría sido completamente aniquilada, anexada Albania al Imperio mussolinesco y su­ jeta toda Europa al dilema de sumisión sin lu­ cha a las ambiciones totalitarias o una guerra horriblemente destructora? ¿Podría suponerse, por ejemplo, este estado de pasividad de! pro letariado francés, que le hace someterse sin la menor reacción a los decretos de Daladicr, inspirados por el patronato, y que a manera de expresión simbólica renuncia, a través del acuerdo de la C.G.T. al paro general del lo. de Mayo, Desde luego, semejante situación, que caracteriza el momento europeo, sería inconce bible si nuestros hermanos de España hubieran triunfado. En cambio, es perfectamente lógico suponer que el ejemplo del pueblo español vic­ torioso, unido al efecto propio de la pérdida de prestigio por parte de las dictaduras, habría tenido una repercusión formidable en los paí­ ses que sufren el yugo fascista, particular­ mente en Italia, y en lugar de estos momen­ tos de angustia y desesperación que viven los pueblos de Europa, asistiríamos quizás al mag nífico despertar de los pueblos oprimidos, cuya consecuencia inmediata debía ser necesariamen te la lucha por la reconquista de las liberta des perdidas y por las realizaciones de reivindi­ caciones más amplias, volviendo a una época en que la'iniciativa de la lucha social estaba en manos del proletariado. Los trabajadores de España y parlicularinen te las organizaciones libertarias, qufe dieron máximo impulso a la lucha, tenían plena con ciencia del trascendental significado de la mis ma. Precisamente por esto actuaron con extra ordinario sentido de la responsabilidad y esa <extrema abnegación que observadores superfi cíales, de limitada visión, confundieron con un abandono de las propias finalidades del movi­ miento. ¡ Ah, pero ahí está la gran tragedia. La gigan tesca empresa de salvar a Europa y al mundo de la pesadilla totalitaria, quedó exclusivamen te a cargo del proletriado español y de su com bativa vanguardia libertaria. Ninguna colabora­ ción real, efectiva, llegó de fuera de las fronte ras de la España proletaria. Ninguna ayuda que no ocultara un ruin negocio, una infame de tnagogia, una canallesca traición. E s preciso gritarlo bien fuerte en todas partes, grabarlo hondamente en todas las conciencias honra­ das como supremo homenaje al martirologio de ese gran pueblo: ¡EL PUEBLO ESPAÑOL HA ESTADO ABANDONADO; HA LUCHA DO SOLO CONTRA LA POTENTE COALl CION REACCIONARIA! Solo tuvo que hacer frente , no únicamente a los numerosos ejér­

citos perfectamente armados y pertrechados por las potencias fascistas, sino también a esa siniestra confabulación de las llamadas gran­ des democracias, la que ha operado bajo el ru ­ bro vergonzante de la “no intervención”, y cu­ ya gloria corresponde sin disputa a un gobierno “avanzado” de frente popular con dirección so­ cialista. Es que todes, totalitarios y “demócratas”, temían el triunfo del pueblo español. La burgue­ sía de todos los países —comprendidos los di­ rigentes políticos de izquierda— consideraban con verdadero pánico la eventualidad de esc triunfo, que asociaba con el advenimiento de una serie de movimientos de renovación social en Europa. Y, de acuerdo con una norma que caracteriza la evolución de los acontecimientos durante la última década y explica el éxito cons tante del fascismo, ha preferido hacer el jue­ go a éste una vez más, antes que verse en la necesidad de ceder ante la insurrección de las fuerzas proletarias. Hoy, algunos sectores de la burguesía democrática, como también algu­ nos dirigentes obreristas, quizas se arrepientan de haber dejado sacrificar cobardemente a los trabajadores de España. Arrepentimiento ta r ­ dío e inútil, que no cancela una partícula la responsabilidad que esos elementos han con­ traído ante la historia.

E s preciso tener en cuenta todo eso para comprender en toda su intensidad la tragedia del pueblo español y hasta qué punto su lucha fué casi desde el principio una lucha desespe­ rada. Pero la falta de apoyo exterior aún no lo explica todo. Hay que tener en cuenta la canti­ dad de enemigos internos, cuya acción infame y deletérea hubo de soportar. E sas, Ltilda? de¡ aventureros emboscados en puestos de mando político y militar que traficaban vilmente con la sangre vertida generosamente por los traba­ jadores en el frente; esos héroes de los negocios criminales con los armamentos y con los ví­ veres, que monetizaban en su beneficio incluso la solidaridad internacional; esos especuladores de la “desinteresada ayuda soviética” que se dedicaron a una desenfrenada carrera de con­ quista de mandos y poderes , empleados exclu­ sivamente en beneficio del “partido” y en con­ tra casi siempre de los intereses vitales del pue­ blo; esos diversos clanes de burócratas onero­ sos y a menudo traidores que se habían incrus tado en el mecanismo político-militar a favor de circunstancias particularmente complejas; to do ese elemento negativo que aún se permite invocar los sacrificios del pueblo español, ha constituido un contrapeso enorme a la acción desarrollada por los auténticos luchadores anti­ fascistas, haciendo más árdua y difícil esa ac­ eran extraordinariamente heroica. Cuando se tienen en cuenta todas estas cir­ cunstancias, las condiciones de penuria, de ham­ bre, de agotamiento en que se efectuó la lucha durante los últimos meses, no puede extrañar el desenlace que tuvo la misma. Por el con­ trario, creemos que para el investigador objeti­ vo que escriba la historia de la epopeya espa­ ñola, será un motivo de asombro el hecho de que, a pesar de tantas y tan terribles circuns­ tancias adversas, el proletariado español haya resistido tanto tiempo. Ahora, después de la derrota, España apare­ ce como una colonia más, sometida al eje tota litario, destinada a ser lanzada en el juego m a­ cabro de la próxima conflagración general. De­ cenas de millares de sus mejores hijos han si­ do asesinados; otros sufren en las cárceles un régimen peor que la m uerte; otros, por centena­ res de miles, llenan los campos de concentra­ ción de la Francia hospitalaria. Franco, el fascismo internacional, triunfan en España. Pero este triunfo es sólo exterior y momentá­ neo. El pueblo español no se ha sometido ni se someterá. La lucha continuará siempre, ieroz, concentrada, implacable, hasta la expulsión fi­ nal de los opresores. Es esta la fe profunda que anima a los luchadores españoles, que en modo alguno se adaptan al espíritu de los vencidos. Debemos, pues, en todo el mundo, mantener la fe y la solidaridad hacia el pueblo español, trabajando en todas partes y con todos los me­ dios, por su resurrección triunfal. Y junto con esa labor constante y voluntariosa, debemos desenmascarar con firmeza y responsabilidad revolucionaria, a toda la canalla que ha lucrado y especulado de diversos modos con la sangre generosa de los trabajadores españoles. Es un deber y una necesidad que en nombre de nada podemos eludir. En Francia, fines de Abril de 193

Recordemos que e n la cárcel de M ercedes, TRES I N O C E N T E S : Vuotto, M ainini y d e Diago, esp eran su liberación de la protesta y so­ lid arid ad proletarias

FEDERACION AN ARCO-COMUNISTA ARGENTINA

i l 1IMAMA A ño V - No. 35

B uenos A ires, M ayo d e 1939

P rec io : 10 CTS.

N o podíam os c re erlo. D ebim os r e ­ c u rr ir a la co n fro n ta ció n de v a ria s n otic ia s pe riodístic as, p a ra c o n fir­ m arlo. Y , sin em b arg o , e ra cierto . L a C. G. T . ha b ía re su e lto u n a huelga g e n e ra l. L a p rim e ra hue lga g eneral q ue d e c la ra ría e sa c e n tra l desde su existe n cia . Y e ra nada m enos que c o n tra la in filtra ció n n a zi. T odo un a la rd e de a n tifasc ism o y de com batividad. E s c ierto que la hue lga fu é decla ra d a p a ra un día sábado, en el que la ley prohibe tr a b a ja r a los o breros m e­ dio d ía . E s cierto que se ha cía como a cto d e solidaridad hacia el presid en ­ te de la N ación. E s c ierto _ que «n todos los asp ec to s se cuidó de no c re a r situ ac io n es d e fu e rz a que po­ d rían ha ce r in te rv e n ir a la a u to rid ad . S e org an iz ó el m ovim iento con am ­ plia publicidad, reguland«* todos los asp ec to s, perdonando de p a rtic ip a r en el m ism o n los tra b a ja d o re s de serv icio s públicos v ita le s, etc. Sólo f a ltó una cesa p a ra que hu e l­ g a ta n form idable m e nte organ iz ad a , donde n a d a se h a ría im provisa da ­ m e n te y todo m n reh a ria con precisión m a te m á tic a : e ra el c onsentim iento de’ gobierno. ¡ P o r un d e talle ta n sim ple, la hu'fl-, g a no se realizó! E l m in istro A lvarado d ijo en f o r­ m a c la r a a la delegación c c g ítisl" q ue no q u e ría sa b e r nada de h uelgas Y eso se hizo público, con la c o n tra ­ o rd en sindical. E l am ag o de m ovim iento quedó <■!' la n ada p o r volu n ta d g u b e rn a m en tal. Y a sabem os a qué resu lta d o s a rrie sta “ inve stiga ción". S e rá coo tr a s a n te rio re s. Com o la q u e .se

Y la C. G. T .'c u m p le con el deseo de O rtiz de que no se h a s a a g ita ­ c ión e n to rn o de ese a su n to , que se d e je p a s a r el tiem po h a s ta que el pue­ blo se olvide del m ism o, en ta n to re a liz a la ficción de e n c a rg a rse p e r ­ sona lm e nte de la investigación. N o som os ta n ingenuos p a ra s u ­ p oner o ue s i h ubiese rea liz ado la h ue lg a, la C. G. T . h u b ie ra cum plido con un d e ber. P e ro el peligro — p a ra durante .la guerra, cuando dejaron s d irig e n te s— e ra que la m asa de que el pueblo español fuera asfixia­ asufiliad o s to m a ra en serio su a n tin a ­ do por la política de "no interven­ zism o y c om enzara en algu n o s casos

Los refu giad o s e r p a ñ o l e s sofreía e sp a n to sa s p en u rias ambos lados de los Pirineos, un pueblo qué supo dar il. úni-, co ejemplo digno en la Europa co­ rroída por el fascismo y el capita­ lismo vial llamado dcmocrátho, al­ zándose fieramente en defensi de lo libertad, sufre las más espantosaf penurias. B ájo el reinado c¡Ue lo­ graron los asesinosque sirvieron de instrumento ■ a 'Italia y A lemán ia, después de una'guerra en la que to­ das las fu era s' de la reacción — dentro y fuera .de España ■ — utili­ zaron todos ígs medios 'para hun­ dir a un pueblo heroico/ millones de homb/es «¿mujeres viven las furiosas em líemelas de los bárbaros, las ejecucionm las torturas, las pe/secucionesmn fin que haccn víc­ timas y siemaran el dolor en cada instante de cMs día. L o s esbirros de Franco prosiguen ahora su obra sangrienta. L os fieras sedientas no se hartarán nunca y en todos los rincones de la^spaña de hoy la an­ gustia' hinca sps garras en ¡a carne del pueblo, mientras los que vendie­ ron y destrozaron a su propio país festejan el botín conquistado. Y del otro lado, cu la Francia de los derechos dél ‘hombre, de las pala­ bras all¡sonares preñadas de hu­ manitarismo, la Francia que con­ denó a la dcrM a a la España anti­ fascista, 4jo.cfco refugiados de am­ bos sexos y M as las edades-viven una trágica odisea, que suma nue­ vos sufrimientos a los enormes que soportaran cnila guerra.

A

L a vida de fps campos de concen­ tración, el trato dado a los qué han logrado un dcrcchodc residencia en algún pueblo, | s represión sistemá­ tica contra lo/que han logrado elu­ d ir el aprisionamiento entre alam­ bradas de púas,y guardias moras, senegalesas o jpoliciales, de cuyos detalles se han dado ejemplos presionantes, lio es todo lo que tie­ nen que sufrir-los españoles que empujados por el odio al fascismo pasaron las fr it e r a s con la espe­ ranza de ser acogidos como mere­ cían y como un jlcmentalisimo prin­

cipio de solidaridad lo e.vigia. P or­ que todos los ¡horrores que se han vivido y se viven en los campos, to­ do el odio con que los jueces san­ cionan el terrible delito de lidber es­ capado de 'las prisiones inmensas que la democrática Francia montó para "aislar” a los evacuados es­ pañoles, con ser m ucho, nunca pue­ de compararse con el intenso dtama creado por la incertidumbre sobre el -porvenir que les espera, con la angustiosa cspectaliva de cada hora, con la obsesionante preocupación de una posible entrega en masa a los asesinos que tienen en sus manos a España. •

ción” . E l mundo está en deuda con el pueblo español. H a dcjqdo que fue­ ra derrotado en -la guerra sagrada por la libertad, cuando un esfuerzo, gesto decidido, un sacrificio hc> en común por los enemigos del fascismo de Europa y Am erica hu­ biera bastado , para apoyar su causa y posibilitar su victoria. E l mundo ha sido cómplice de los crím enes y de las. traiciones que dieron el triun­ fo militar al fascismo. N o hay liada que pueda compensar el gran error, la gran responsabilidad de todos los que de una u otra form a ne­ garon ayuda efectiva. Puede recla­ marse algo menos que después de la tragedia; los que se salvaron de la represión franquista encuentren una solidaridad amplia, rápida, que les salve de los sufrim ientos de hoy y de las siniestras perspectivas anunciadas pof el propio ministro del Interior, Sarraut? H ay que salvar a los refugiados españoles. H ay que vigilar atenta­ mente para evitar las maniobras cri­ minales de los que trabajan para entregarlos a los verdugos para que los asesinen y atormenten. H ay que exigir la liberación de■los que viven en los campos de concentración. H ay que socorrerles y hay que ha­ cerlo ahora mismo. Una gran campaña internacional debe detener al gobierno francés en sus propósitos. E l clamor del pro­ letariado de tod(¡s los países, la pro­ testa de todos los hombres libres debe desbaratar los planes del go­ bierno Daladier. N o puede permi­ tirse que se cometa el crimen sin nombre, sin precedentes en la his­ toria, de brindar a Franco y a sus sec,taces cientos de miles de vícti­ mas.

Cientos de miles de hombres, mu­ jeres y niños esperan. Esperan ago‘ id os casi por las penurias soporta­ das en un país que tiene’ grandes partidos mar .vistas y tina poderosa central obrera. Esperan sin esperan­ za casi, la mano fraterna que de alguna parte del mundo les libere de la pesadilla del cerco espinoso y de la presencia de aceros y fusiles vigilantes. Y mientras' en los mise­ ros albergues de Argelés, Saint Ciprien, etc.; en los barcos hospitales, en los pueblos en que están interna­ dos, los que pelearon por la salva­ ción de la Humanidad son tratados como prisioneros' peligrosos; mien­ tras se coacciona con amenazas y con el pro,pió cansancio de una vida insoportable, enrolando todos los días centenares de hombres en la tristemente célebre Legión Extran­ je r a ; mientras se encierra en las cárceles por diez o veinte meses a los escapados de algún campo; mientras se practica la caza del re­ fugiado sin descanso, se dejan oír, de 1111 lado, la constante amenaza de una próxima "solución” convenida con Franco sobre la base de la re­ patriación en gran escala y de un trato especial para los "indesea­ bles” , es decir, los revolucionarios, !:n cada país, es preciso agitar in­ los anarquistds, mientras los gran­ des partidos y la poderosa sindical tensamente . para lograr el derecho obrera hacen honor, con su pasivi­ de entrada para los españoles anti­ dad cómplice, a la posición asumida fascistas. Los gobiernos de Europa

—desde la Inglaterra de Chamberiait. a la Rusia de Stalín — han ce­ rrado las puertas. Francia aplica los métodos más vergonzosos, las coacciones más infames, para hacer imposible la vida en su suelo a los que no son admitidos en otros paí­ ses. Todo hace pensar en uit doble crim en que puede consumarse en cuanto la diplomacia franco-española llegue a un acuerdo sobre las condiciones de la entrega: la repa­ triación forzosa de la m ayoría; la internación en alguna isla lejana de los elementos revolucionarios. N o olvidemos que de nuestra ac­ ción solidaria depende la suerte de nuestros hermanos españoles. H a­ gamos una cuestión previa a todas las cuestiones, de esta lucha por su liberación. Aportemos nuestra ayuda para la atención de los refugiados en Fran­ cia. Intensifiquemos la campaña para su admisión. Vivam os y actue­ mos a cada instante con la visión del gran drama de millares y milla­ res de hombres, m ujeres y niños. Rodeados de alambradas de púas y de gendarmes, torturados por amenazas terribles, en la Francia reaccionaria que ¡tace burla de los deberes de hospitalidad, los que du­ rante casi tres años asombraron al mundo por su bravura y su amor a la libertad, esperan nuestra mano amiga. Trabajemos, activemos para que esta esperanza no se vea de­ fraudada. Y no olvidem os que los ihinutos son preciosos, porque en los ministerios y cancillerías el gran crim en de la entrega puede d ejar de ser proyecto de un gobier­ no obsesionado por quitarse de en­ cima la "carga" de los exilados, sea como sea. Au nque deba conver­ tirse en verdugo de la parte más selecta de toda la Europa, de todo un mundo que corre fatalmente a la catástrofe que será su muerte.

S O L I D A R I D A D Y ACCION. TODOS LOS ESFUERZOS POR LOS REFUGIADOS ESPAÑOLES. P A G U E M O S PARTF. DE N U E S T R A E N O R M E . I M P A G A B L E DEUDA. .

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