La navidad, las mujeres y la magia.

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Navidad

las Mujeres y la magia Taller de narrativa con Silvia Elena Regalado



La

Navidad

las Mujeres y la magia • Cuentos •


Titulo original: La Navidad, las mujeres y la magia... Universidad Tecnológica de El Salvador. Dirección de Cultura © DIC 2023 Primera edicción formato digital. Director de Cultura: Ramón Rivas. Dirección del proyecto: Silvia Elena Regalado. Edición e Ilustración: Katherine Elena Campos. Biografías y cuentos: Claudia Alvarez de Miranda Ana Lilian Aguilar Estrada Ana Elizabeth Alberto Rauda José Heriberto Chicas Cruz Silvia Elena Regalado Blanco Fidelina Villafranco Digna Esperanza Valdés Martínez Elizabeth Dary M. Celia Sánchez Huitrón © Todos los derechos reservados a los escritores y a los editores.


En noviembre de 2023, la Coordinación de Cultura de la Universidad Tecnológica de El salvador, ofreció cuatro talleres de narrativa: Cuentos fantásticos, cuentos de fantasmas, relatos infantiles y cuentos navideños de mujeres. Todos tuvieron una buena producción literaria. El objetivo fue desarrollar estas temáticas desde la realidad salvadoreña o del país donde estuvieran los talleristas. El último taller tuvo como objetivo destacar la presencia fundamental de las mujeres en las actividades comunitarias y familiares navideñas. La abuelas, madres y tías han movido desde siempre los hilos invisibles y visibles que nos han llevado a compartir una mesa, regalos, posadas, armado de nacimientos y del árbol de Navidad; y lo más importante, las mujeres, portadoras de la magia del amor, han sido las primeras en sostener y pasar a la siguiente generación esa llama encendida de la esperanza que se cristaliza en el Niño Jesús. Les presentamos La Navidad, las Mujeres y la Magia, nuestro primer libro digital de los talleres de narrativa, con un agradecimiento a nuestras autoridades universitarias, a los y las talleristas, que se conectaron desde El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos e Irlanda, y a nuestra diseñadora Katherine Campos, quien, con su paciencia, disciplina y talento, ha creado esta maravilla visual. Queremos que lo disfruten. Que estas historias y sus trazos de luz enciendan otras luces en sus corazones. Silvia Elena Regalado Blanco Facilitadora 18.12.2023


Contenido El sabor de la navidad Claudia Alvarez de Miranda

Nollaig agus Lucky-luus Ana Lilian Aguilar Estrada

Dulces sonrisas Ana Elizabeth Alberto Rauda

Regalo Navideño José Heriberto Chicas Cruz

Seis copitas y un decantador de baquelita Silvia Elena Regalado Blanco

!Estrella! Fidelina Villafranco

Cuento de Navidad Digna Esperanza Valdés Martínez

La vendedora de pantunflas Elizabeth Dary M.

Permiso para ser feliz Celia Sánchez Huitrón

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El sabor de la Navidad

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En un pequeño pueblo rodeado de cerros nublados, vivía una niña llamada Chipi. Sus padres estaban divorciados; ella vivía con sus abuelitos. Durante las vacaciones de Navidad, Chipi esperaba ansiosamente la llegada de su papá, quien vivía en otra ciudad. La abuelita de Chipi era amable y cariñosa; tenía una tienda muy grande. En la víspera de Navidad, Chipi ayudaba a su abuela a decorar la casa y la tienda con luces brillantes, adornos festivos y un enorme Nacimiento. A pesar de la emoción en el aire, la niña no podía evitar sentir un pequeño nudo en su estómago al pensar en la ausencia de su papá. La noche antes de Navidad, hacía mucho frío, Chipi se acurrucó junto al fuego con su abuelita. "Mamá Rosita", y le preguntó con timidez, "¿crees que papá llegará a tiempo para la Navidad?" La abuelita sonrió y le acarició tiernamente el cabello. "Mi querida Chipi, el amor siempre encuentra una manera de unir a las familias, incluso cuando están separadas por la distancia. Estoy segura de que tu papá hará todo lo posible para estar contigo".

Esa noche, Chipi se fue a la cama con el deseo de ver a su papá. A la mañana siguiente, se apuraba a realizar todas las tareas que le encomendaba su abuelita, pues debía estar todo listo para cuando él llegara. Al caer la noche, vio una luz parpadeante fuera de la ventana. Con el corazón latiendo rápidamente, corrió hacia la puerta, y vió que estaba llegando su papá con una bolsa llena de regalos para Chipi y toda su familia. El abrazo entre Chipi y su papá fue tan cálido, como las luces que iluminaban el árbol. Juntos, compartieron risas, historias y muchos malvaviscos que él llevó. La abuela miraba con ternura mientras la familia se reunía en la casa iluminada por la luz suave de la Navidad. Ese día, Chipi descubrió que la Navidad tenía sabor a malvavisco, y desde entonces, siempre comió malvaviscos en Navidad. Esa dulzura le hacía recordar que el amor de la familia puede superar cualquier distancia. Aunque sus padres vivían en lugares diferentes, el cariño y la conexión entre ellos nunca se desvaneció y ella podía encontrar alegría, incluso, en las situaciones difíciles. La casa de la abuela se llenó de risas, canciones y del ritmo reconfortante de la comunión de sus corazones.

Claudia Alvarez de Miranda

Nació en Guatemala el 8 de diciembre de 1969, maestra, artesana, esposa y madre. Amo la Navidad porque despierta la magia y el amor en las personas.

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Nollaig agus Lucky-luus

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En una tarde fría y lluviosa en la víspera de Navidad del 2018; Lily hablaba por teléfono con su amiga Katherine estaban ultimando detalles para pasar juntas la Navidad. De repente su conversación fue interrumpida por el intenso maullido de un gato que venía desde su jardín. Lily le comentó a su amiga lo que pasaba y ella le dijo que fuera a revisar, la temperatura iba a bajar mucho esa noche y no era recomendable tener a ningún gatito durmiendo en la bodega ya que se podría congelar. Al llegar a la bodega un gatito negro corrió entre sus pies, ella lo agarro y se fijó que este sólo tenía tres patitas y que saltaba al caminar. Con mucha alegría lo llevó a su casa, le buscó una cajita y mantas para hacerle su cama y así poco a poco el gatito se adaptaría a su nuevo hogar. Pasaron las horas pero el pequeño gatito quería salir a jugar no teniendo otra alternativa le tuvo que dejar salir, de un brinco saltó y salió corriendo por la puerta de atrás y se dirigió de nuevo hacia la bodega. Al pasar las horas Lily salió a buscar a su nuevo amigo. Buscó y buscó pero no lo encontró. Ya caída la noche se puso a cocinar. A cenar iba cuando de repente vio un post en su red social de su amiga Clare que se quejaba de la irresponsabilidad de las personas que no cuidan y castran a sus gatos ya que estos se multiplican de una manera muy rápida. Los gatitos al nacer quedan abandonados, sin hogar y pueden contraer muchas enfermedades al vivir en la calle y morir a corta edad. Lily al ver la foto del gato encontrado lo reco-

noció y se dispuso a escribirle a Clare para ver si ese era el gato de ella. Dejó su comida a un lado y se fue a casa de Clare. Gracias a Clare, Lily había logrado rescatar a seis gatos callejeros. El trabajo voluntariado de Clare es increíble, ella se encarga de buscar hogar a todo gatito callejero y sí son adultos ayuda a atraparlos, llevarlos al veterinario y luego son castrados y devueltos a su hogar evitando así la multiplicación de estos. Al llegar a la casa de Clare, ella le mostró el gatito y este pegó un fuerte maullido de alegría al ver a Lily. Que suerte la de ese gatito que sobrevivió su travesía hasta la casa de Clare, ya que ella vive lejos de su casa. Desde ese día el gatito fue bautizado como Lucky-Luus por haber tenido la suerte de haber sido encontrado y sobrevivido esa fría noche en la víspera de Navidad. Ahora Lucky Luus es un gato travieso, comilón y juguetón. Cinco años después se repite la historia en la vispera de navidad, un día se levanto Lily y fue hacia su cocina cuando de repente salto sobre sus pies un gatito blanco con negro el cual salio corriendo hacia el jardin. Lily se dispuso a seguirlo, lo agarró y le dio de comer. Este gatito rescatado será llamado Nollaigh en honor a la Navidad e irá a vivir con Katherine quien vive en una granja junto a su hija Amii quien ama mucho a los animales. Lo mejor de esta historia es que ambos gatitos fueron rescatados del duro invierno y de las calles de Tuam para que puedan llevar una mejor vida llena de amor y cariño junto a personas que los quieren y cuidan.

Ana Lilian Aguilar Estrada

Nació el 28 de diciembre de 1966 en la ciudad de San Salvador. Se mudó a Irlanda en 1998. En el año 2003 donde inició sus estudios de Asistente de Educación Especial y Terapia de Juego. Ha escrito 3 historias interactivas y las ha presentado en diferentes escuelas y festivales de Irlanda: “La Puerta Mágica a Brena”, “Las Aventuras de Jimmy Preachan” y “Xicalli” que ha sido presentada en El Museo Tin Marín de El Salvador. Desde hace años trabaja dando clases de arte en diferentes escuelas de Irlanda. Le gusta diseñar y hacer juguetes, escribir cuentos infantiles y como pasatiempos favoritos le gusta cantar y bailar.

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Dulces sonrisas

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Esta era una familia muy pobre pero feliz; vivían lejos del pueblo. Un día el padre pensó en mudarse e ir a vivir a otro lugar donde pudiera trabajar y su familia estuviera mejor. Así emprendieron un largo viaje, hasta llegar a un valle lleno de aguas y arenas muy bello.

El día 25 de diciembre y 1 de enero se levantaban temprano para recoger cuetillos que los demás niños habían dejado tirados o no reventaban. En una ocasión, uno de esos cuetillos le explotó en la mano al hermano mayor, y perdió las ganas de seguir explotando cuetes.

Los 7 hijos e hijas nunca habían escuchado nada sobre la Navidad y su magia hasta que llegaron a ese hermoso lugar. Sus padres siempre decían, démosle la comida a los niños pequeños, los más grandes pueden aguantar.

La segunda hermana siempre anhelaba recibir una muñeca como la de su hermanita, pero no la tenía hasta que ella se aburría y la dejaba porque poco le gustaban las muñecas, no como a su hermana mayor que siempre le hacían ilusión.

En esa Navidad los 3 niños pequeños tuvieron su regalo debajo del árbol que con tanta emoción habían decorado sus hermanos mayores, una rama seca y cascarones pintados con la cara de Santa Claus, hermosas tarjetas elaboradas con muchos materiales como cartón, tela, tuza, papel y pintadas con tintes artesanales hechos por ellos. Los hermanos mayores no recibían regalos, se sentían tristes, pero, noblemente no hacían reproches.

Pasaron los años y en el corazón de los hermanos mayores quedó aquel recuerdo, pero sanaron su tristeza porque su Dios los premió con sabiduría y bondad. Las hermanas han aprendido nuevas formas de mostrar cariño a las amistades, tienen un corazón lleno de gratitud por las bendiciones recibidas, comparten esas bendiciones colocando debajo de los árboles de navidad regalos hermosos para otras personas, solo para recibir como premio dulces sonrisas…

Ana Elizabeth Alberto Rauda

Nació el 23 de marzo de 1969 en el municipio de Nombre de Jesus, Chalatenango; Su familia se trasladó en 1977 a La cabecera departamental. Estudió profesorado y Licenciatura en Ciencias de la Educación, así como la especialidad en Educación Artística. Desde hace 30 años trabaja en el Centro Escolar Shafick Jorge Hándal, del Cantón Las Minas, Chalatenango. Le gusta escribir poesía y cuentos infantiles y como pasatiempos favoritos, le gusta cantar y bailar.

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Regalo Navideño

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El oficio de mi madre venia de una tradición familiar: Hacer tamales. De ese quehacer culinario popular pudo pagar la casa a sus hermanos y de eso vivió toda su vida. Hacían tamales todos los días y se vendían en el mercado municipal, los hacían con un pescado llamado “burrita” y los condimentaban con aiguaste, también hacían con costilla de cerdo. Pero para la venta del día domingo los hacían especiales y se elaboraban el día sábado por la noche. El ultimo tamal en hacer era un megatamal preparado con una pata de cuche entera. Este es para mí “chepito” sentenciaba mi madre. La pobre niña Julia la vida le puso enfrente una adversidad terrible, un demonio que la asolaba día a día, era mi padre, quien era muy amigo del alcohol y mujeriego empedernido, de aquellos hombres descarados y cínicos que tenían a la luz del día a sus amantes. A las seis de la tarde todos los días, se iba de la casa, corvo en mano y sus seis perros aguacateros que lo seguían a todas partes. La niña Julia caía en depresión, le caía a esa hora su eterno dolor de cabeza, con Vick Vaporub se frotaba y se amarraba con un trapo la cabeza. Don chepe aparecía hasta el día siguiente como si nada hubiese hecho, acarreaba el agua, regaba las plantas y hacía con ahínco cualquier tarea de la casa.

Llegado diciembre y la fiesta de navidad, la niña Julia se abocaba a la venta de los “muñequitos de barro” que venían de Ilobasco y compraba una siguanaba de barro de regular tamaño, luego con la ayuda de familiares cercanos a ella y que conocían de su estado emocional escribían en un papel una sarta de putiadas galanas, de esas que no tiene piedad de nadie. Te pareces a la siguanaba, hija de la gran pu… Terminando el manifiesto obsceno, envolvían con ese papel, la figura de la siguanaba, hacían un regalo navideño, y buscaban a alguien para que lo fuera a entregar a la amante de turno de mi padre. Al día siguiente de la entrega del regalo, mi papá llegaba botando paredes, bien enojado. Nadie le hacía caso, nadie sabía de nada, nadie se hacía cargo del hecho. Pero en el interior de mi madre, ella se moría de risa. Así la niña Julia, la tamalera, saciaba un poco su sed de venganza y desahogo y frustración y tener un poco de paz interior con la alegría que trae el nacimiento del niño Dios.

José Heriberto Chicas Cruz

Licenciado y profesor en letras. Originario de Cojutepeque, dedicado a la enseñanza de la Literatura a nivel de Educación Media e Universitaria y formador de Docentes.

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Seis copitas y un decantador de baquelita

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Muchas tardes de diciembre, con mi abuela y mi hermana, ambas Teres, recorríamos las vitrinas de los almacenes del centro de San Salvador y Santa Tecla. Mi abuela nos llevaba a “pasear”, sin darnos cuenta, ella averiguaba lo que más nos atraía y así ajustaba el pulso del Niño Dios con el regalito navideño.

le dije a mi abuela. Y ella, confiada en que el huevo era muy nutritivo, me compró Marsala. Así quedé absuelta, durante esa Navidad, para jugar en serio a beberme el vino en mis seis copitas de baquelita… A mi abuela Teresa García Pineda, y a mi hermana María Teresa Regalado. Ambas descansan en paz.

Uno de esos días, vi un juego de copitas y decantador de vino en su bandeja. Todo de baquelita transparente, pequeñito. Ese quiero, grité señalándolo. Y bueno, pasaron los días y lo olvidé entre tantas cosas con las que me ocupaba en ese mes, a los 8 años. El 25 de diciembre, mi hermana Teresita y yo, nos levantamos a abrir los regalos que nos había “traído” el Niño Dios. Mi sorpresa fue grande y feliz. Ahí estaban mis copitas de baquelita transparente, lindas y listas para jugar. Porque sí, debía jugar, y no con agua, sino con el vino de navidad que vendían en la abarrotería, Marsala al Huevo o Cinzano, no importa,

Silvia Elena Regalado Blanco

Soy poeta, docente universitaria y Naturópata. Nací en San Salvador, el 31 de agosto de 1961. Sumo casi 29 años de trabajar en la universidad Tecnológica de El Salvador. Facilito talleres literarios desde el año 2003.

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¡Estrella!

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Caminaba serena, despacio, conciliándose con el tiempo. En la pequeña ciudad, bañada de atardecer, Estrella tocaba su abultado abdomen llena de amor. Era tiempo festivo, tiempo navideño. Parecía lejano su regreso, después de un largo viaje. Otro mundo, otra vida.

A medianoche, la ciudad esperaba un varón, según la tradición. No llegó. El hado dispuso la cita con la estrella del amanecer. Así, muchos celebraron la llegada de la bebé. Pañales, leche, ropas, ¡¡¡en fin!!! A lo lejos… Cual susurro se escuchaba Noche de paz….

Ahora, sin dinero, con deudas y un hijo por llegar ¿Por qué había regresado? Sin duda, la conexión profunda con su madre y el deseo que conociera a su hijo... Pensar que no lo conocería, la hacía sentir el grito angustioso de su Madre. No tenía ropa para el pequeño, no conocía su sexo, sin embargo, eso que importaba. Cuando nació su abuela, eso no existía. La Diosa protectora de los partos, estaría allí. Anochecía, buscando donde sentarse se desvaneció. Abrió los ojos en un hospital. Una camilla, una camilla… escuchó a lo lejos, y alguien dijo, es una niña. ¡FELICIDADES! Un halo de tristeza cubrió a Estrella, reponiéndose rápidamente.

Fidelina Villafranco

Terapista Educativa. Me gusta la poesía y sobre todo los escritores salvadoreños.

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Cuento de Navidad

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Iniciando diciembre la abuela preparaba la celebración de navidad; estaba todo listo: la posada, las bebidas, los adornos, el árbol , luces, villancicos, el nacimiento, la pólvora y los platillos de la cena que en familia se disfrutaran . Todo el año ella engordó las gallinas que cocinaría para toda la familia, pero dos días antes de la fecha, al levantarse en la mañana, ella descubrió que por la noche alguien se llevó todas las gallinas; estaba solo el gallinero … Pálida la abuela se quedó, el mundo se le vino encima y en su cuarto se encerró, no hubo comentarios y todo hizo pensar, que esa navidad la alegría a la casa familiar no llegaría… Su vecina Doña Lupe, al rescate ella llegó; tocó la puerta del cuarto de la abuela y ésta simplemente se abrió, no se supo que hablaron, pero esa navidad, en la cena hubo pavo y no gallina, que la muy noble vecina a la familia nos donó…

Digna Esperanza Valdés Martínez Originaria de Santa Ana, docente de profesión, escribe desde su niñez y descubre en la literatura una forma de incentivar la creatividad en jóvenes y niños al interior de las aulas. Ha participado en talleres literarios de narrativa y poesía.

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La vendedora de pantunflas

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Es tiempo de Navidad, hay que trabajar, atender el almacén.

Salgo dispuesta a conquistar al chico navideño.

Atienda a la señora quiere unas pantuflas de peluche celestes. -oh, ese color me gusta y se ven calientes y suavecitas, se las voy a vender.

Ya en el almacén, viendo las preciosuras de peluche, subo la vista y allí está. Me va a hablar. Me sonrojo, me vuelvo una mujer valiente y pregunto ¿Qué desea joven? Y antes que me conteste aparece mi papá y lo atiende. Snif, otra vez será...

-¡Zas! Lo logré. Tengo que hacer el empaque, hay muchos pliegos de papel rojos, verdes ,blancos. Voy a usar el blanco con moñas rojas. Guauu, me quedo precioso. ¿Qué hora es ya? Son las 12.30, hora de almorzar. Me voy a peinar por si aparece el chico guapo por allí. Lista, hermosa y Coqueta caminando por el parque, allí está en el fondo. Paso como que si no lo viera. Almuerzo rápido y regreso, así lo vuelvo a ver. Comida, uf, otra vez caldo, puaj de prisa, hay que regresar rápido y que no se den cuenta.

Elizabeth Dary M. Licda en administración, asesora en lactancia, gestora cultural e instructora de yoga

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Permiso para ser

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Feliz


En un mundo pequeño, un pueblo del estado de Veracruz, México. Lucía con apenas ocho años, todo quería para ella pues era la primogénita. Pero como tenía ya cinco hermanitos, una gran carencia material con responsabilidades por ser la mayor, casi era imposible gozar de comodidades y permisos para salir. La niña quería como otros niños poder salir en las tardes a cantar “La Rama” en época navideña iniciando las tradicionales posadas. La rama es adornada con globos de colores y papeles metálicos, es cargada por algún adulto que acompaña a los pequeños para pedir aguinaldo. Dando a ésta una imagen de fiesta y alegre colorido. Con la ausencia de su padre que siempre viajaba por trabajo, su mamá no podía darle el permiso de salir.

Una tarde decembrina llego de visita la bisabuelita Nachita y con ella toda la alegría, mujer mayor dulce y risueña a la cual era imposible negarle nada. Pidió llevar a Lucía solo por unas cuantas casas cercanas y que las acompañaran sus dos hermanitas pequeñas, Elisa y Silvia. Así fue como muy pronta Ángeles mamá, una mujer trabajadora y creativa decoró una rama con papel de china picado de varios colores, que ella hacía con sus tijeras, hermosas banderitas, un poco de heno o musgo gris y algunos globos.

“Naranjas y limas, limas y limones es más lindo el niño* que todas las flores.” Jugaba alegre, cantando durante el día con una pequeña rama de saúco, imaginándose con su mejor vestido y lindos zapatitos blancos, yendo por las calles empedradas de casa en casa.

Celia Sánchez Huitrón

Edad: 68 años. Profesión: Artista Plástico. Cuento de Navidad: "Permiso para ser feliz" País: México.

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Canción para la rama navideña. Buenas noches venimos señores La rama les viene a cantar. les viene a cantar sus honores a ver que les puede usted dar. Naranjas y limas, limas y limones más linda es la virgen. que todas las flores. En un portalito de cal y de arena nació Jesucristo por la noche buena, y a la media noche un gallo cantó y en su canto dijo: ya cristo nació. Zacatito verde lleno de rocío el que no se tape se muere de frío. Denme mi aguinaldo si me lo han de dar la noche es muy corta y tenemos que andar. DESPEDIDA SI DAN AGUINALDO. Ya se va la rama muy agradecida porque en esta casa fue bien recibida. O Ya se va la rama por la oscuridad deseándole a ustedes. ¡ FELIZ NAVIDAD.! DESPEDIDA SI NO DAN AGUINALDO. Ya se va la rama muy desconsolada Porque en esta casa No le dieron nada. O Ya se va la rama con picos de alambre Porque en esta casa se mueren de hambre. Lucía es hoy la niña feliz con la experiencia de salir a cantar, con el permiso de su mamá, ha recibido el mejor regalo de navidad. ¡No necesitamos permiso para ser felices, los niños nacen felices por eso nunca dejemos de serlo.! ¡Feliz navidad a todos los seres del mundo.!

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Este libro, “versión digital” se terminó de editar el día 19 de Diciembre del año 2023 en San Salvador, El Salvador, con el titulo “La Navidad, las Mujeres y la Magia”.



Universidad Tecnológica de El Salvador Dirección de cultura Diciembre 2023


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