2 importancia de la comunidad en la escuela

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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en Educación Preescolar

“Importancia de la Comunidad en la forma de actuar del Jardín de Niños” Curso: Proyectos de Intervención Socioeducativa Titular del curso: Dra. Beatriz Hernández Sánchez Por: Karla Daniela Ortega Román Sexto Semestre Febrero, 2016


El proceso de comprender el acto educativo ha sido siempre muy complejo, es fácil notar los errores que la escuela comete, pero son pocos los que se atreven y comprometen a conocer la realidad, y sin duda los primeros en adquirir este compromiso debemos ser los docentes, pues toda intervención demanda conocimiento pleno. Hoy día no es un secreto el hecho de saber que un proceso cultural como lo es la educación, no puede estar alejado del contexto en el que se desarrolla y con ello se incluyen a todos y cada uno de los actores implicados que de una forma u otra influyen en el proceso. Es entonces que sale a la luz lo descrito por Delgado Tórnes, pues es necesario y, más bien imprescindible reconocer de una forma critica las profundidades del contexto sociocultural, económico y político donde se produce y se da la experiencia educativa, aprendiendo al mismo tiempo la razón del quehacer social por múltiples caminos, destacando claro que esos caminos serán decisión propia del docente, en este caso, pues a él le compete elegir y emplear instrumentos que le brinden la información más relevante y útil. Es preciso superar el pensamiento tradicional que plantea a la escuela como la simple institución en dónde de vez en cuando se ven integrados padres de familia, debemos rescatar la idea de que la escuela es y será siempre quien prepare a los sujetos para enfrentarse a la vida real, es el lugar en dónde se irán dando acercamientos paulatinos a la realidad concreta del pequeño para poderle formar las competencias necesarias que le permitan responder a las exigencias de una sociedad cambiante. Y es aquí donde resalta el valor de la escuela abierta a la comunidad, pues es necesario darnos cuenta que la escuela requiere de la participación de todos, no de unos cuantos ya que el beneficio educativo será para la sociedad en conjunto. Todos aquellos actores externos a la escuela poseen un conjunto de conocimientos de diferentes tipos que la escuela suele ignorar y que pueden representar grandes aportaciones en la formación de los nuevos ciudadanos, es esa gran riqueza cultural lo que permite fortalecer lo que la educadora brinda a los niños dentro del aula, pues es la participación activa de los agentes externos a la institución pero que forman parte de una misma sociedad, lo que potencia los beneficios de cada acción ya no únicamente dentro del Jardín sino de manera notoria fuera de éste. Entonces, es necesario adoptar una metodología de educación popular, que nos permita a los docentes actuales emprender movimientos de identificación, profundización y reconceptualización de todos y cada uno de esos componentes que constituyen al proceso educativo; enfocando la reflexión si en los actores


sociales, pero yendo más allá, dando importancia también a los contextos y procesos que se presentan en la comunidad para poder identificar las mentalidades que permean y que de alguna manera serán el punto de partida de nuestra intervención educativa. Cómo docentes siempre estamos alardeando sobre la necesidad de conocer el contexto, pero realmente creo que esa necesidad esta en nuestro cerebro como un requerimiento establecido con el que se debe cumplir cabalmente. Pero, ¿Realmente conocemos la importancia y utilidad de esa información? ¿Sabemos hasta qué grado el conocimiento de la comunidad favorece nuestro desempeño docente? Yo creo que no. Es momento de darnos cuenta que no basta con decir que conocemos cada aspecto del medio en que se desarrolla nuestra práctica, es tiempo de darle sentido a todo ese cumulo de información. Educar no es solo brindar información al alumno, es reconocer sus experiencias y darle oportunidad de enfrentarse a situaciones reales que le lleven a la resignificación del mundo, a cambiar su forma de percibirlo, logrando un cambio en su mentalidad que le permita cambiar así su contexto inmediato. Y es aquí donde toma importancia el conocimiento de la comunidad y sus implicaciones, pues ello permitirá comprender la realidad en que vive el alumno y rescatar con que contamos y sobre todo lo que hace falta brindar. En primer lugar es necesario tener conciencia de que dicho conocimiento no es fácil, al llegar a una institución conocemos primordialmente nuestro grupo, pero es la interacción y el dialogo bien intencionado lo que nos abrirá las puertas del conocimiento de la comunidad en general, y ya lo decía Tornes, el dialogo exige mucho del docente; humildad, autonomía, valentía y sobre todo respeto. Una vez logrado el acercamiento y conocimiento del contexto, el proceso educativo se ira facilitando considerablemente. Es ineludible pues, infundir una mentalidad que englobe a toda la sociedad en el proceso educativo y destaque la función potenciadora de cada actor para lograr la reconstrucción de sujetos sociales y promover nuevas mentalidades enfocadas al desarrollo del pueblo. De tal modo que es esa información que la comunidad nos brinda lo que posibilitará la puesta en marcha de acciones contextualizadas que busquen responder a las necesidades de los educandos pero que a su vez logren impactar en la sociedad que les rodea. Destacando que es con el trabajo colaborativo de toda esa comunidad que cada una de esas propuestas y/o acciones tendrán los mejores resultados posibles favoreciendo en todo momento a los implicados. Con todo lo anterior, considero realmente que mi desempeño en cuanto al reconocimiento de la comunidad en la jornada pasada fue por demás deficiente,


ya que mi foco de atención fue el niño desde luego pero únicamente en su función dentro del aula, lo que limito mi relación con el entorno y con los padres de familia. Aun habiéndome enfocado en el conocimiento de los niños dentro del aula, es claro que me falto mucho por conocer, identifique algunas situaciones particulares de los niños pero no les di gran énfasis, sinceramente no sabía qué hacer con toda esa información. Por tanto, y a la luz de esta reflexión el compromiso que adquiero es el de establecer un dialogo ameno con los padres de familia y otros actores de la comunidad que me permita reconocer la cultura que permea mi práctica educativa, que me deje ver cuál es la realidad concreta que enfrentan día a día mis alumnos; su vida familiar, sus intereses, aspiraciones, la historia de la comunidad, las situaciones que se presentan y que de una forma u otra influyen en el desempeño de los alumnos, etcétera. Pero ante todo, es fundamental reconocer que aspectos de la comunidad influyen o determinan la forma de actuar del Jardín de Niños, desde la organización hasta las formas de trabajo de cada docente. Y sé que eso me permitirá emprender un verdadero proyecto de intervención socioeducativa que atienda a las demandas reales de mis alumnos y su comunidad.


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