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Agro y Economía
Por Alfonso Omega
Ruido y contaminación Comunidades valientes
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Lo dicen a diario las publicaciones que ya prendieron las alarmas a causa de la contaminación atmosférica en las principales ciudades colombianas. La venta de motos está desbordada en todas las capitales. Este aparatico de 2 ruedas, el juguete predilecto de los hijos de papi y mami años atrás se convirtió en alternativa de trabajo para centenares de desempleados de la ciudad. Y lo que es más grave: tambien alternativa de empleo para la nueva generación de campesinos de áreas urbanas, huérfano de tierra y de ocupación en el surco que no pudieron heredar de sus mayores. Ya es tiempo de los fabricantes de moto provenientes de
En Ituango
EE.UU, Europa y Asia, disponer de aportes significativos para combatir la contaminación en Medellín, Bogotá, Cali, Bucaramanga y los tres departamentos del Viejo Caldas. En Medellín por ejemplo los grados de contaminación marcan niveles críticos. Ningún gobierno le ha metido la mano a este problema y por eso impunemente ocurren los registros críticos. No hay vigilancia de las oficinas de tránsito para evitar y sancionar que siga prosperando la impureza del aire ni mucho menos sanciones ejemplares y mientras crece el numero de enfermos, las agencias de motos siguen llenando sus bolsillos vendiendo libremente con la misma libertad con que se vende una libra de papa en cualquier supermer- cado o tienda de barrio.

No solo plátano, yuca y maíz
2 ciudades, Puerto Colombia, en el Atlántico y Turbaco, en Bolívar han protestado valientemente y sin trastornar el orden público, contra el funcionamiento de sendos peajes. Para ambos pueblos son onerosos por su costo y hasta ofensivos. Por la serie de clamores exigiendo su retiro, los peajes se han convertido, con el pretexto de mantener vias en buen estado, en un desangre económico y en el alza de fletes para pequeños agricultores que transportan sus productos a Barranquilla y Cartagena. Con nadaito de perro le han instalado a cada municipio un peaje con el pretexto de darle una exigua participación.