Le gustaba jugar en el bosque y saltar a la cuerda.
Le gustaba leer libros y hacer dibujos.
Incluso le gustaba jugar con muĂąecas de papel.
Y le encantaba disfrazarse. Subía al desván y se ponía todo tipo de ropa.
AllĂ cantaba y bailaba como si fuese una estrella de cine.
–Oliver –le decía su padre–, ¡no seas una nena! ¡Sal y vete a jugar al baloncesto o al fútbol, a cualquier juego de pelota!