VIDA COTIDIANA EN TUCUMAN (1845-1880) "RECUERDOS DE FAMILIA DE DELFINA GALLO TERÁN- S. Peña Bascary

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Vida cotidiana en Tucumán (1845-1880) “Recuerdos de familia” de Delfina Gallo Terán Sara Peña de Bascary Publicado en Revista Nº 15 Junta Estudios Historicos Tucumán 2018

Hace años conservo un escrito, al que llamo “Recuerdos de familia de la Tía Delfina”. El mismo es ilustrativo sobre vida cotidiana en Tucumán, en la segunda mitad del siglo XIX. Tema que apasiona a muchos investigadores, entre los que me incluyo. Por otra parte no hay relatos de tucumanos que vivieron esa época, es decir, de testigos presenciales. Las crónicas de viajeros e historiadores brindan datos pero considero, a estos recuerdos, valiosos por la vivencia personal. No resulta fácil publicar escritos familiares, decidí hacerlo porque tienen detalladas descripciones sobre usos y costumbres de esos tiempos. Delfina tuvo gran admiración y especial cariño hacia su hermano mayor Delfín, el llamado “célebre tribuno”, diputado nacional de brillante trayectoria. Es por eso que su relato es, en realidad, la biografía de su hermano, inserta en la historia de su familia, en el Tucumán decimonónico. La autora, Defina Gallo Terán, nació en Tucumán en 1863, la menor de los siete hijos del matrimonio de Don Vicente Gallo Ispizúa y Doña Delfina Terán Alurralde. Murió, soltera, en la villa veraniega de Raco,Tucumán, en el verano de 1946.


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El texto original, es un álbum manuscrito, realizado con notable prolijidad con algunas fotos y decorado con viñetas de colores. Hizo Delfina, por los menos, dos ejemplares, que conservan miembros de la familia. Tuve la oportunidad de consultar uno de ellos, el de Ezequiel Ávila Gallo. Hacia 1972 Alberto “Pato” Gallo Gallo, hijo del Dr. Vicente Carmelo Gallo, me obsequió fotocopias de un original dactilografiado, 83 páginas. Cabe aclarar que esta “Biografía” está precedida por extensos datos genealógicos, por ella compilados, de Carlos Calvo, entre otros especialistas y con referencias biográficas de sus ancestros. Creo que fue, posiblemente, la primera mujer tucumana que se interesó por la genealogía. Sus apuntes fueron superados, posteriormente por expertos, pero su aporte es interesante. En esta oportunidad doy a conocer una selección de temas que ella describe, coloridamente, con profusión de adjetivos, demasiados a mi parecer- admiración por su familia y especialmente por su hermano mayor. Me detengo en lo relacionado a vida cotidiana, usos y costumbres, largas travesías, religiosidad y educación en Tucumán entre 1845 a 1880. Los fragmentos seleccionados son tomados de la primera parte de la “Biografía”, que se desarrolla en esta provincia ya que, en la segunda parte, se refiere a la vida Delfín radicado en Buenos Aires. Sección esta, también muy interesante y que, acaso, daré a conocer en su momento.


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Los textos que transcribo, en bastardilla, respetan fielmente el escrito dactilografiado. Algunos aspectos, que considero necesarios, complemento en notas, de mi autoría, a pie de página. Por

último,

cabe

apuntar que, siendo muy niña, conocí a tía Delfina. Mi abuela Sara Molina de Gallo Cainzo me llevó, por lo

menos

oportunidades

en a

dos visitarla

cuando ella venía todos los años a Tucumán, ya muy anciana, para pasar a Raco, a “Sans Souci”, la casa familiar que conservan los Ávila Gallo. La recuerdo, Doctor Delfin Gallo

muy

bajita

y

delgada,

canosa, peinada de rodete, vestida de negro con cuello de puntilla blanca con un prendedor. Impresionaban sus penetrantes ojos azules. Años después, mi tío Alberto Gallo Cainzo, me regaló una reseña biografica del Gobernador Santiago Gallo Terán, realizada por Delfina. Creo que ese escrito, que conservo, despertó en mi la vocación por la investigación histórica.


4 DELFIN GALLO (1845-1889). “NACIO ENTRE LUCES” (Palabras del Doctor Don Bernardo de Irigoyen)1 Por Defina Gallo Terán

En la histórica y floreciente ciudad de San Miguel de Tucumán, llamada el “jardin de la republica”, el día 25 de noviembre de 1845, a las 9 de la mañana nació entre luces, Delfin Gallo, en la gran casa colonial de su abuela materna, Doña Mercedes Alurralde de Terán, recientemente viuda de Don José Manuel Terán, situada en la calle, de nombre hoy: 24 de septiembre, a media cuadra de la plaza principal, de nombre: “Independencia” y lindante con los fondos del antiguo Cabildo.

SUS PADRES GALLO TERÁN

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BERNARDO DE IRIGOYEN; “Delfín Gallo. Apuntes Biográficos. Publicados en “El Diario”. Buenos Aires, 1890. Irigoyen finalizaba: “Delfín Gallo, nació entre luces, vivió entre aplausos y se extinguió entre flores”; CARLOS PÁEZ DE LA TORRE (H) se ocupa de su personalidad en “Delfín Gallo, un tucumano de la Generación del 80”, La Gaceta de Tucumán, 18.09.2005. Delfín Gallo, representó a Tucumán en el Congreso de la Nación. Sus intervenciones en la cámara fueron inolvidables. Decía Irigoyen; “mostró en ellas la pasión que enciende la elocuencia, pero el calor que aquellas controversias produjeron no alcanzó a perturbar la templanza de su porte. Razonaba con vigor, protestaba en algunos casos con energía, apostrofaba valientemente en otros; pero no salían de sus labios esas intemperancias vulgares que rebajaban el nivel de los debates” Tuvo destacada actuacion parlamentaria en el debate de la Ley de Educación Común (1420) la que apoyó fervientemente. Su último debate fue por “el escándalo de Tucumán” ante la intervención ordenada por Juárez Celman en 1887. Murió, en Buenos Aires, el 8 de diciembre de 1889. Fue sepultado en el Cementerio de la Recoleta donde sus amigos mandaron erigir un busto de mármol en el mausoleo.


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Su padre: Don Vicente Gallo, de origen santiagueño, era hijo legítimo de don Pedro Diaz Gallo2 y Doña Manuela Ispizúa. Nació el 5 de abril de 1810. Hombre recto, de acertado consejo, emprendedor en los negocios, de posición acomodada, católico práctico; y por su reconocida generosidad, era respetado y muy querido. Fue buen hijo, cariñoso, hermano y modelo de esposo y de padre. Su físico: era blanco, de ojos azules y cabello castaño claro. Su madre: Doña Delfina Terán, hija legítima de Don José Manuel Terán, catamarqueño, y de Doña Mercedes de Alurralde, tucumana, nacida el 21 se diciembre de 1822. Piadosa y caritativa, por su gracia y bondad, se conquistaba la simpatía de todos los que la trataban. Fue hija, hermana, esposa y madre, ejemplar. Su fisonomía era: muy blanca, rubia, de ojos celestes, y como era bonita, sus amigas la llamaban cariñosamente: “la linda rubia”.3 Contrajeron enlace, en la ciudad de Tucumán, el 10 de abril de 1842; teniendo Don Vicente 32 años y Doña Delfina 19 años. Fueron sus padrinos: la hermana mayor de la novia, Doña Dorotea Terán de Paz, meritoria y querida señora, esposa del respetable señor Don Manuel Paz, -catamarqueño como su suegro, el Señor 2

Pedro Vicente Díaz Gallo y López de Velasco, Teniente de Dragones, Guerrero de la Independencia, hermano del Congresal de la Independencia Pbro. Pedro León Gallo. Hijo de Vicente Díaz Gallo de la Peña, Capitán de las Milicias Regladas de Lima, Alférez Real de Sgo. del Estero en 1755 y de Sabina López de Velasco y Paz. 3 Vicente Gallo Ispizúa y Delfina Terán de Gallo fueron retratados por Ignacio Baz. Estos oleos se conservan en el Museo Histórico de Santiago del Estero, donados por la familia Lacroze Gallo.


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Terán- y el cuñado del novio, Don Manuel de Alcorta, (Gobernador de Santiago del Estero, en 1830). Era el esposo de Doña María Jesús Gallo, la hermana mayor del novio. Los casó en la casa, el ilustre y virtuoso sacerdote Pbtero. Doctor Miguel Ignacio de Alurralde, -primo de Doña Delfina y consejero de la familia- y este mismo Ministro del señor, los veló4 un mes después, en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced.5 En este histórico Templo, -antiguo Convento de los Padres Mercedarios- se rinde culto a la Imagen de la Santísima Virgen de esta devoción, -a la que donó el General Belgrano su bastón de mando, en acción de gracias por su triunfo, en la famosa batalla ganada en el año 1812, al formidable ejército realista a las órdenes del General Tristán. Imagen, declarada después, por el Gobierno Nacional “Generala del Ejercito Argentino” y coronada por la autoridad Eclesiástica, en el Centenario de nuestra Independencia. Este bien constituido matrimonio “Gallo -Terán” tuvieron 12 hijos. Perdieron 5 pequeños y a los 7 que conservaron, se preocuparon en darles una sólida educación intelectual y cristiana.

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VELACIÓN: es una ceremonia litúrgica de la Iglesia Católica que se realizaba hasta avanzando el siglo XX, mediante la llamada “misa de velaciones”, celebrada posteriormente a la nupcial para propiciar que los hijos de la pareja se educaran cristianamente y más aún que fueran sacerdotes. En esta ceremonia se cubría con un velo o palio los hombros del varón y completamente la cabeza de la mujer. En: “Manual de Liturgia Sagrada" de Gregorio Martínez de Antoñana. Madrid (1957) 5 En el Archivo Parroquial de la Catedral de Tucumán se encuentra registrado este casamiento, en el libro que empieza el 10 de febrero de 1827, f. 24 vta. tal como lo consigna Delfina Gallo en su escrito.


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Delfin, fue el tercero y primer varón. Dios envió el mundo este hermoso niño, para enjugar las lágrimas de sus doloridos padres, por la pérdida de sus dos primeras hijitas, fallecidas a la edad de 1 y 3 años, llamadas: Manuela Ubaldina de Jesus y Mercedes Elena6 (nombre de las abuelas) y de la sentida muerte de su abuelo materno, Don José Manuel Terán, acaecida en ese mismo año 1845.

BAUTISMO

Este niño, a los tres días de nacido, lo bautizó en la casa paterna, su tío el honorable Pbtero. Dr. Miguel Ignacio Alurralde; quién como se dijo, fue el que casó a sus padres. Se le puso el nombre de “Pedro Vicente Delfin”. El primero por su abuelo paterno, el segundo por su padre y el tercero por su madre. Fue llamado y firmó siempre, con el de “Delfin”. Su padrino fue su tio, Don Napoleón Gallo; hermano menor de su padre, muy unidos y socios en los negocios. Era hombre de actuación política, inteligente y muy apreciado. (Don Napoleón, en 1857, contrajo enlace con la Señorita Elmina Paz, prima hermana de Delfín, era hija de Don Manuel Paz y de doña Dorotea Terán de Paz) estos esposos, sufrieron la intensa pena, de perder su única hijita de 4 años de edad de nombre María de Jesús. Su madrina fue: 6

Amancio Alcorta, Buenos Aires (1842-1902). Abogado, Rcctor del Colegio Nacional de Buenos Aires. Canciller. Pariente de Gallo, su madre era Coleta Palacio Ispizúa. Dedicó a Delfina Terán unos versos fúnebres a las niñitas fallecidas. Estos homenajes poéticos se acostumbraban en aquella época. Los mismos transcribe Delfina, completos, en la Biografía.


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su tía materna, doña Dorotea Terán de Paz. Dama muy virtuosa y querida, que fue también madrina de casamiento de los padres de Delfín. El pequeño Delfín, a los 8 meses de nacido, recibió los santos oleos del Pbtero. Dr. Alurralde, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced en cuyo templo, fueron velados los padres de este niño, cuando contrajeron enlace; celebrando la Santa Misa, este mismo sacerdote (como ya se dijo).

DOÑA ELMINA PAZ DE GALLO

La Señora Elmina Paz de Gallo, a raíz de enviudar, el 1 de junio de 1886, y mientras ella lloraba cristianamente a su digno esposo, estalló el mortífero cólera en Tucumán, en el mes de diciembre de ese mismo año. Esta dama, admirable ya, como hija, esposa y madre; por su sólida piedad y por sus benéficas obras, tuvo el heroísmo de cobijar en su casa a los apestados huerfanitos; consagrándoles su vida y donando su fortuna, para el Asilo que levantó. Desde entonces fue llamada cariñosamente “La Madre Elmina”,”La Madre del huerfano desvalido”. Para consolidar y perpetuar su benéfica obra, bajo la inteligente dirección del eminente Rdo. Padre Maestro Fray Angel Maria Boisdron O.P. abrazó el estado religioso en la comunidad de las “Hermanas Terciarias Dominicas del Santisimo Nombre de


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Jesus” que, en este nombre, ella fundara en Tucumán. Tenía 53 años. El 15 de enero de 1888, la Madre Elimina, junto con 11 señoritas, muchas de ellas de la aristocracia tucumana las que, atraídas por su heroica acción, querían ayudarla en su laudable y caritativa empresa, y renunciando a los halagos de su hogar y comodidades del mundo, vistieron con ella, el santo hábito del Patriarca Santo Domingo de Guzmán, pronunciando los santos Votos Religiosos de “obediencia, pobreza y castidad”. A la Señora de Gallo, se le dio el nombre de Sor Maria Dominga del Santisimo Sacramento Paz Gallo. Como fundadora y por su capacidad se la nombró Madre Priora del nuevo Instituto 7. Todos continuaron llamándola con respeto y cariño “Madre Elmina” y en la comunidad: “Nuestra Madre”. Esta venerable y amada Religiosa, entregó su pura y bella alma a Nuestro Creador, el 2 de noviembre de 1911, a la edad de 76 años y 23 de religiosa, siendo desoladamente llorada en el claustro y fuera de él. La benemérita Madre Elmina, habiendo edificado con su acrisolada virtud, primeramente, en el mundo y luego en la vida conventual, falleciendo en olor de santidad, la Comunidad de Religiosas, por ella fundada, se ocupa actualmente en recoger datos

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Cabe aclarar que más adelante, en su escrito, Delfina consigna que la Madre Elmina después de levantar el asilo de huérfanos –con su peculio – y para completar su benéfica obra, construyó la Capilla, con donaciones piadosas.


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para presentarlos a la Santa Sede, pidiendo su merecida beatificación. SUS HERMANOS

Iº Manuela Ubaldina de Jesús (falleció en la infancia); IIº Mercedes Elena ( falleció en la infancia). IIIº Pedro Vicente Delfín (firmó siempre Delfín); IVº Ubaldina del Rosario; Vº Vicente del Carmen; VIº Carmen; VIIº Santiago del Carmen; VIIIº Manuela del Carmen; IXº Napoleón de Jesús; Xº Pedro del Monte Carmelo (falleció en la infancia); XIº Pedro del Carmen (falleció en la infancia); XIIº Delfina de los Dolores

Sus padres, los primeros años de casados, tuvieron la desgracia de no poder conservar a dos hijos, porque se les morían; pérdida que les ocasionaba un intenso dolor, que ellos ofrecían a Nuestro Señor. Sus hermanos Vicente y Santiago, sus primos: Manuel, Sixto y Brígida Terán, fueron en su infancia y en su niñez y en su juventud sus compañeros más íntimos. Ya hombres los hermanos, fueron socios en los negocios. Sus hermanas Carmen y Manuelita con sus primitas, la mayor parte del día jugaban con sus muñecas al lado de sus madres, de la abuelita y de las tías pero, a las horas que salían a correr por los patios, con su pequeño hermanito Napoleón y primitos menores, era Delfín, como mayor de todos, el que cariñosamente los cuidaba y dirigía sus juegos infantiles, evitando que se cayeran de las hamacas y que se golpearan al jugar a las escondidas y a la mancha


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o piedra blanca, juego llamado en esa época por los niños “la manilla”. Seguían los dos hermanitos de nombre Pedro, que murieron pequeñitos. Por último Delfinita, la más mimada de la familia, por ser la menor, nacida después de la dolorosa perdida de sus dos hermanitos anteriores. En su niñez le decían “La Shulka” o “La Chulca”, palabra quichua que quiere decir: la menor, la benjamina de la familia.

AÑO 1848 - SU PRIMER ACTO PÚBLICO

En el año 1848, el 16 de julio, fiesta de Ntra. Madre Santísima del Carmen, se colocó en Tucumán, la piedra fundamental para levantar la nueva iglesia Matriz, hoy catedral.8 Todo el pueblo acudió en masa a celebrar este religioso acontecimiento, y a prestar su concurso. El acaudalado con su generoso óbolo; el artesano y el obrero, con su robusta mano de obra. Hasta los niños pequeños, llevados por sus padres, acarreaban piedras para los cimientos; entre ellos estaba el infantil Delfín, de 2 años y 8 meses, conducido de la mano por su piadoso benefactor padre, gozoso con su hijito. Así, el previsor padre y la tierna madre, entre caricias iban formando en la escuela de la fe y de la caridad cristiana, a su encantador hijito, cuyo físico era: blanco como la leche, rubio como 8

El General Celedonio Gutiérrez, gobernador de Tucumán (1841-1852), fue quien mandó construir la iglesia Matriz.


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las aromas, cabecita redonda, frente ancha y despejada, hermosos ojos celeste claro, boca sonriente y graciosa en su tierna edad, parecía un querubín; y ya presagiaba todo en él, su futura capacidad intelectual y moral; realzadas por su gran corazón.

LA IGLESIA MATRIZ

La dirección del edificio y su plano, de la nueva iglesia Matriz, de Tucumán, fueron dados por el distinguido Capitán de Ingenieros de la Confederación Argentina, Don Pedro Delgare Echeverri, ciudadano francés, vecino de esta; y el adorno, por el Señor Don Félix Revol, decorador, también francés, hecho venir al efecto, en tiempo del gobierno del General Celedonio Gutiérrez, bisabuelo materno del actual Dr. Vicente C. Gallo; sobrino carnal del Dr. Felfin Hallo.

LA CASA DE LA ABUELA

La casa de Doña Mercedes de Alurralde, viuda ya de Don José Manuel Teran, (abuelos maternos de Delfin), ocupaba un extenso solar de 40 varas de frente, por 80 de fondo, situada en la calle hoy 24 de septiembre a media cuadra de la plaza principal de nombre Independencia; en la misma manzana del antiguo Cabildo, y lindando los fondos con él. Doña Mercedes el sitio lo tenía de herencia de sus padres el Sargento Mayor Don Miguel Antonio de Alurralde y Doña Maria Isabel de Avila, su esposa, y fue edificada, por su marido.


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Esta casa, de estilo colonial, era baja, con sus grandes patios, los dos primeros con sus plantas de rosas y jazmines; en el tercero, que era el de servicio había un gran parral, que en el verano con su sombra refrescaba la atmósfera y producía rica uva. En el fondo, estaba la inmensa huerta, que era el lugar de recreo, primero de los hijos y más tarde, de los nietos del matrimonio Teran-Alurralde. La casa tenía muchas habitaciones, en las que vivieron cómodamente, el matrimonio Terán-Alurralde con sus hijos. Casados los dos mayores Dorotea y Juan manuel, se instalaron en casa propia, y muerto el jefe de familia don Jose Manuel, continuaron viviendo con Doña Mercedes, sus tres hijas solteras: Micaela, Javiera y Juana y sus dos hijos casados; Sixto y Delfina, con sus esposos y sus numerosos hijos; los que nacían y se criaban como hermanos. La meritoria abuelita, querida y respetada, cifraba su felicidad, en el bienestar de sus descendientes, que se multiplicaban como las estrellas del firmamento. Tuvo la dicha de haberle tocado excelentes yernos y nueras. Don Vicente, padre de Delfin, con su holgada situación financiera, tuvo la satisfacción de proporcionar la abundancia, a este ejemplar hogar; porqué, con el fallecimiento del jefe de la familia, y de la crisis que había en el país, los recursos eran bastante reducidos.


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Las cariñosas tías solteras, ayudaban a las jóvenes mamás, en la atención de sus hijos. Para Micaela, estos niños, eran sus sobrinos más queridos, y con su inteligencia y buen corazón supo educarlos y hacerse querer. Uno de sus predilectos, era el rubio Delfin.

LA HUERTA DE LA ABUELA

La inmensa huerta de la abuela, ya viuda, era el lugar de recreo, primero de los hijos del matrimonio Teran-Alurralde; y después, de los nietos de Doña Mercedes, cuando enviudó. En ella los niños se divertían y no necesitaban vagar por las calles. Tenía amplios corredores, que los protegía de la lluvia y del sol; donde había columpios, pelotas, trompos, etc., en el piso, los chicos dibujaban sus rayuelas. Había gallinas, palomas, variados pájaros, entre ellos, un loro parlanchín; y a las aves, las cuidaban y daban de comer. Había dos grandes higueras, a las que trepaban los chicos, a comer la bien sazonada fruta, y las gallinas, al atardecer, subían a dormir. En la huerta, estaba el lavadero para el servicio, la pila de leña para la cocina y para la estufa de la salita de diario. Estaba también, el horno de barro, para los ricos pasteles con relleno de pollo y con merengue encima y para las sabrosas empanadas, -dos platos tucumanos, que deleitaban a los grandes y a los niños y favoritos de Delfin, aún ya hombre. El día de la hornada, esperaban


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ansiosos los chicos, a la puerta del horno, y el más listo, se acaparaba la primera empanada caliente que salía y muy ufano, se la comía haciendo mil piruetas, por su triunfo. En un martillo a favor que tenía la huerta, se guardaban los dos caballos de Don Vicente y de Don Sixto, en los que salían estos señores, todas las mañanas, a sus negocios; -costumbre de esa época. -El coche de doña Delfina, -llamada entonces: “volanta”, se la guardaba en la barraca de negocio de su esposo el señor Gallo, situada en calle Mendoza 225.

LOS JUEGOS INFANTILES

En la época de la infancia de Delfín, no había en Tucumán jugueterías, así que eran muy escasos los juguetes; y aunque el señor Gallo, en sus dos viajes anuales a Buenos Aires, por sus negocios, regresaba con un cajón de juguetes para sus hijos y sus sobrinos, pero como estos se destruían, entonces se desarrollaba el ingenio de los niños, para reemplazarlos: en vez de bolitas, servían de los anchos, (es un grano más grande que el poroto, un poco chato, de variados y pintorescos colores; que se sembraban y vendían al comenzar el invierno, para los diversos juegos, que los utilizaban los chicos). Cuando se rompían los soldaditos de plomo, entonces, el rubio Delfín, siempre ingenioso, se ganaba la voluntad de la cocinera y le pedía los huesitos de las patas de los corderos; los limpiaba prolijamente y eran sus soldaditos, más apreciados,


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que si fueran de marfil. Delfín, desde su niñez, se distinguió, por su carácter suave y bondadoso; con nadie peleaba; pero dominaba, con su gracia y su inteligencia.

EN LA QUINTA PATERNA

Los Domingos y días festivos, por la tarde, Don Vicente llevaba la caravana de chicos, hijos y sobrinos, a su quinta, situada a 10 cuadras de su casa, en los alrededores de la Ciudadela, lugar del glorioso triunfo del inmortal General Belgrano, al ejército español, en el año de 1812. En el trayecto, el Señor Gallo, les relataba ese memorable episodio nacional; que ellos con avidez escuchaban, pues eran las primeras lecciones de historia patria, que ellos aprendían. Bajo estas impresiones patrióticas, llegaban a la quinta. Esta propiedad de recreo, cercada de erguidos álamos, había en ella, variados árboles frutales, siendo los naranjos y los parrales, los más abundantes; en los jardines variedad de flores; especialmente rosas y jazmines de distintas clases. Los niños la recorrían entera, trepaban a los árboles en busca de nidos de pájaros y a comer la sazonada fruta de cada estación; y después de deleitarse con ella, organizaban sus patrióticos juegos; con ramas de los árboles, improvisaban fusiles, (como ya dijimos, los juguetes eran escasos y aquí también se ingeniaban los niños para reemplazarlos,) simulaban la batalla del


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año 1812: en la que casi siempre le tocaba al rubio, representar al General Belgrano. Y al son de la marcha triunfal, cantada por los niños y cargados de ricas frutas y de fragantes flores, (sus trofeos,) acompañados siempre del complaciente papa y tío el señor Gallo, que iba festejando a estos diminutos precursores, pro-hombres del porvenir en la Argentina, regresaban a su hogar; contentos del alegre día que habían pasado, en recompensa por su buena conducta.

RELIGION, PATRIA Y HOGAR

De regreso de los niños al hogar, las frutas entregaban a la abuelita, a las mamás y a las tías; las flores, unas colocaban al Niño Jesús, que se rendía culto en la salita de diario, punto de reunión de la familia, y otras, al cuadro de Ntra. Señora de la Merced, que estaba en el dormitorio de los padres de Delfín; simulando en esta piadosa ofrenda la entrega de Belgrano de su bastón de mando a la Sma. Virgen de la Merced, declarándola: Protectora del Ejército Argentino. Luego el rubio, con su armoniosa voz infantil, recitaba la proclama del inmortal General; memorables palabras que, con entusiasmo patriótico, eran recordadas en esta provincia. “Tucumán, consideró a Belgrano, al General Belgrano, como algo


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suyo; y le conserva el cariño y gratitud a que le hicieron acreedor sus virtudes y sus servicios a la Nación”. Para las fiestas cívicas, del 25 de mayo y del 9 de Julio, Delfín con sus hermanos y primos, con entusiasmo patriótico, colocaban la bandera y adornaban el frente de la casa, con farolitos de colores, (única iluminación de esa época, en la que no había más que el Kerosene y las velas.) Para el 24 de septiembre, fiesta de la Santísima Virgen de la Merced día, en el que la tradicional procesión Cívica-religiosa, pasaba por la casa, se repetía esta decoración; la que duraba hasta el 29, fiesta del Arcángel San Miguel, Patrono de esta Ciudad. Estos fueron los recreos infantiles del rubio Delfín; que nacido con buena estrella, supieron sus honorables padres, inculcar desde la cuna, en el corazón de sus tiernos hijos, los tres grandes ideales de todo hombre de bien: “Religión, Patria y Hogar”. INSTRUCCIÓN

Delfín, en su niñez, aprendió a leer en la antigua y cristiana cartilla, en la que empezaba el alfabeto con el signo de la Santa Cruz; para enseñar a los niños, ante todo, a pronunciar el Santísimo Nombre de Cristo. Su primera maestra, fue la Señora Juana de Castro; la que tenía una escuela particular, para niñas mujeres de la primera sociedad; y enseñaba también a varones pequeños.


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Delfín, ha crecido y ha adelantado en los estudios primarios continuando luego, brillantemente, los estudios secundarios, en el Colegio San Miguel de Tucumán, bajo la dirección del notable pedagogo, Monsieur Amadeé Jacques,9 de origen francés: emigrado de su país en tiempo de Napoleón III, vino a la Argentina; y en 1858, al fundar el Gobierno de Tucumán, este establecimiento de enseñanza, le nombró su primer rector. Fue muy querido y respetado en nuestro país, por sus dotes personales y su reconocida ilustración. Su memoria, perdura aún entre los argentinos. Los primeros discípulos de este acreditado Colegio, fueron: Delfín Gallo, Sixto Terán y Exequiel Molina. Fueron estos tres, los primeros que, en diciembre de 1862, recibieron el diploma de estudios, que correspondían al Bachillerato de los Colegios Nacionales y fueron válidas a Delfín, para ingresar en la Universidad de Buenos Aires. Delfín tenía 17 años.

DOCTOR DON MARCOS PAZ

El doctor Don Marcos Paz, que fue Gobernador de Tucumán, en el periodo de 1856 –1860, recién recibido de su alto puesto, fundó el Colegio San Miguel de enseñanza secundaria, para varones. El Dr. Paz, estableció en Tucumán, un gobierno, que tendría dignos imitadores. Supo reunir dos cosas, que los pasados tiempos, 9

Doctor en Ciencias Naturales vino a Argentina recomendado por Humboldt.


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nos mostraron casi siempre desunidas: La Justicia y la fuerza, la energía en la moderación; la generosidad con todos y el desinterés para sí solo. Al Gdor. Paz, debe también Tucumán, la fundación de la Sociedad de Beneficencia (23 de junio de 1858), compuesta de 21 distinguidas matronas. Una de ellas, fue la madre de Delfín Doña Delfina Terán de Gallo; siendo nombrada primera Presidenta su hermana mayor, Doña Dorotea Terán de Paz.

CREENCIAS RELIGIOSAS

Delfín, ha nacido y crecido, en un ambiente de sólida piedad cristiana. Desde su tierna infancia, en el regazo materno, aprendió a conocer y amar a Dios, a hacer la señal de la Santa Cruz y a pronunciar los nombres de Jesús y María. En los hogares de sus abuelos, Gallo Ispizúa y Terán Gallo, se frecuentaba los Santos Sacramentos. Los niños, preparados por sus mamás e instruidos en religión por el consejero espiritual de la familia, (por el fallecimiento del pariente Pbtero Dr. Alurralde) el Rdo. Padre Agustín Romero, Sacerdote O.M. a la edad conveniente, hacían la primera comunión, - así lo hizo Delfín. Los Domingos y fiestas de precepto, los papás asistían a la Santa Misa, teniendo a su lado a los hijos varones y las mamas, a sus hijas mujeres. Todas las noches, la familia reunida con su servidumbre, rezaban el santo rosario, y durante el año, se rezaban


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también en común, algunas novenas; siendo la devoción predilecta de los chicos, la del Niño Jesús. La víspera de la fiesta de Navidad, eran los niños que, con regocijo y esmero, preparaban el Pesebre para recibir al Divino Niño, que se veneraba en el hogar. Ahí andaba el rubio en primera línea, trepándose a la escalera para figurar montañas con el fresco musgo que traían de las sierras tucumanas, mientras, sus hermanitas y sus primas, se ocupaban en vestir al Niño Dios, a su Madre Santísima y al Patriarca San José. Los miembros de la familia Gallo-Ispizúa, eran Terceros Dominicos y la de Terán Alurralde, eran terceros franciscanos, muy unidas ambas familias, como lo fueron los santos fundadores de estas dos Santas Órdenes Religiosas. Don Vicente, diariamente iba a la primera Misa, a las 9 de la mañana, a la Iglesia de Santo Domingo; y muchos años costeaba la solemne función de Nuestra Señora del Rosario. Doña Delfina también muy devota, pero sus deberes de madre con tantos hijos pequeños, le impedían ir diariamente, pero se daba su tiempo, -sin desatender su hogar, - para asistir los jueves a la Misa cantada del Santísimo Sacramento, en la Iglesia Matriz, y los sábados, a la de la Santísima Virgen, en la Iglesia de San Francisco. Delfín, en el fondo de su alma, conservó estas santas creencias. Ya hombre, aunque descuidó el cumplimiento de los actos religiosos, (lo que desgraciadamente es bastante general en los


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hombres,) pero, conservó intacta, su fe en Cristo; y en sus santas enseñanzas, aprendidas de sus mayores: “siempre creyó, esperó y amó a Dios, sobre todas las cosas”. Casado cristianamente, hacia bautizar prontamente a sus hijitos; y en cuanto empezaban a hablar, les enseñaba a hacer la señal de la Santa Cruz, y a rezar el Bendito, el Padre Nuestro, el Ave María y el Santo ángel de la Guarda, conforme sus cristianos padres le enseñaron a él en su infancia.

AÑO 1860 - SENTIDA MUERTE

El 30 de octubre de 1860, tuvo lugar el sentido fallecimiento de la querida y respetada abuelita materna, la noble matrona Doña Mercedes Alurralde de Terán, llamada cariñosamente por sus nietos: “la mamama”. La que llena de méritos, se durmió en el Señor, a la edad de 70 años; dejando un gran vacío en el hogar…

LIQUIDACION TESTAMENTARIA

Por liquidación testamentaria, la vieja casa colonial, les tocó en herencia a los hermanos Sixto y Delfina; quienes, ya casados, continuaron viviendo con ella, con sus tres hermanas solteras, acompañando a su señora madre. Ellos, de común acuerdo, conservando la misma unión fraternal, resolvieron dividirla en dos lotes; y cada uno edificar casas nuevas; para dar mayor comodidad a sus numerosos hijos, que iban creciendo y seguían naciendo.


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Don Sixto, al comenzar la suya, le sobrevino la muerte; quedando la casa, aunque a medio construir, espaciosa y cómoda, para que pudieran continuar habitándola, su dolorida y joven viuda, con sus 8 hijos, privados tempranamente, del apoyo del meritorio esposo y padre.

La casa de altos de Don Vicente Gallo y Delfina Terán. Foto de Angel Paganelli

Don Vicente y Doña Delfina, -padres de Delfín- más favorecidos por la suerte, levantaron una espléndida casa, -para esa


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época, con piezas altas sobre la calle, para dormitorios y estudios de sus hijos varones.10 El mobiliario, el Señor Gallo trajo de Buenos Aires y la amobló lujosamente: los salones, con muebles de jacarandá tallados, tapizados de brocato de seda granate, las paredes empapelado con un rico papel blanco y dorado, decorados de yeso, pendían tres arañas de cristal y bronce y extendida en el piso una espléndida alfombra de tripe cortado. Además, un rico piano “Player”, la mejor marca de esa época, para estudio de la música y distracción de sus hijas mujeres. La salita de diario, llamada el “Costurero”, por ser donde se reunían de día las damas para hacer sus labores. Y de noche los amigos íntimos de Don Vicente, con sus muebles cómodos de caoba; estaba la máquina de coser y colgado de la pared, un reloj de campana, dos objetos útiles y de los primeros que hubo en los hogares tucumanos; traídos también de Buenos Aires por Don Vicente, para sus hijas mujeres; allí estaba la urna con el Niño Dios y sus Santísimos Padres; a quienes se daba riguroso culto en este hogar. Para completar el confort, en esta pieza, había una estufa de mármol, la que se encendía las noches de invierno.

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La casa se conserva tal como la fotografió Paganelli hacia 1870. Es la parte antigua, de altos, del Colegio Santa Rosa en calle 24 se septiembre al 500. En 1983, el Pte. Julio A. Roca vino a Tucuman y se alojó en la casa. Cfr. Carlos Paez de la Torre (h) “Roca de visita en Tucuman”, La Gaceta, Tucuman 18.07.2017


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En los dormitorios, los muebles eran también de caoba, con camas de bronce, de pabellón con cortinados de muselina blanca moteada, (las cujas como se las llamaba entonces). Los del gran comedor, eran de nogal; y en las dos alacenas que había -llamadas hoy placard- se guardaba la rica vajilla de plata, de cristal y de porcelana. Los patios, conservaron sus rosales y sus jazmines; en el segundo, estaba el aljibe con brocal de mármol con el balde y cadena de bronce; en el tercero, los parrales y el pozo. La huerta, también conservó, las higueras el horno, los columpios, etc. Para que no faltara ningún detalle en esta mansión, una de las más importantes de esa época, don Vicente hizo colocar en lo alto de la azotea, una veleta metálica, muy novedosa, en forma de gallito giratorio; que servía para hacer conocer a la vecindad, la dirección del viento y los cambios del tiempo, y a los forasteros el confortable hogar de la familia: “Gallo-Terán”11 De las tres hermanas solteras, Micaela y Javiera, quedaron con su predilecta hermana Delfina, y continuaron ayudándola cariñosamente, en la atención de su hogar; siendo muy apreciadas por su afectuoso cuñado Don Vicente, el que se complacía de tenerlas al lado de ellos; y eran respetadas y muy queridas por sus

11

El Doctor Eduardo Frías Silva me relató que Don Vicente hizo colocar los rostros de los niños, confeccionados en yeso, en el cielorraso de la sala, en lugar de los clásicos florones que se estilaban.


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sobrinas. Juana fue a vivir con su hermana mayor Dorotea; secundándola, en sus tareas maternales. Todos los hermanos, se conservaron unidos, después del fallecimiento de su señora madre.

EN LA CASA PATERNA

En esa época, la gente por lo general, era madrugadora; así que se almorzaba a las 11 horas y se comía a las 5 de la tarde; y después salían a dar una vuelta por la plaza o a visitar a sus relaciones; regresando las mamas a su hogar a las 8 de la noche que era la hora de dormir de los niños. Entrada la noche, uno de los puntos de reunión de la sociedad más distinguida de Tucumán, era: primeramente, la casa de los abuelos maternos de Delfín, Terán-Alurralde; y cuando estos fallecieron, continuaron estas tertulias intimas, en la casa nueva de sus padres, Gallo-Terán; las que tenían lugar en la salita de diario, llamada: “el Costurero”, por ser donde cosían las damas; y allí se rezaba diariamente el santo rosario. Los señores, conversaban sobre las novedades del dia: de política, de ciencia, de religión, de artes, de comercio, etc. Entre los concurrentes, podemos citar: al jefe de familia y dueño de casa, Don Vicente Gallo, su hermano Napoleón Gallo, sus cuñados Juan Manuel y Sixto Terán, sus parientes Dr. Ezequiel Colombres, Pbtero. Dr. Miguel Ignacio Alurralde, Manuel Paz, Mariano Alurralde, Javier López, Rufino Cossio, Florencio Sal,


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Pedro Ruiz Huidobro, Ambrosio Romero; sus amigos Agustín Justo de la Vega, Justiniano y Facundo Frías, y otros más. Las tenían de oyentes a sus esposas, sus hermanas y sus hijas mayores; las que, mientras hacían sus labores y mecían las cunas de los bebés, se instruían con estas ilustradas conversaciones, pues, en estos tiempos, era muy rudimental la instrucción que en las escuelas recibía la mujer. El rubito, en las primeras horas de la noche, dejaba sus juegos infantiles y venía a sentarse en las rodillas del cariñoso papá, y permanecía allí, hasta que daban las 8, hora en que la tierna mamá, le llevaba a dormir. Era tan encantador que todos le acariciaban. En la adolescencia, aprendidas sus lecciones y hechas sus tareas escolares, venían a escuchar las conversaciones científicas de sus mayores, nutriendo con ellas su bien equilibrado cerebro. Ya Delfín, en su primera juventud, participaba de estos debates íntimos que preparaban al futuro y notable abogado y Diputado Nacional; cuya fama, perdura, aun, después de 50 años de su prematura y sentida muerte.

DESPERTAR DE LA JUVENTUD

Al despertar la juventud, Delfín, con sus hermanos y con sus primos, cambiaron sus programas; muchas horas del día, lo pasaban en el Colegio o estudiando en la casa; pero, en las horas de recreo, se divertían recitando poesías e improvisando comedias;


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en unión de sus hermanitas. Las representaban en los salones del hogar; y tenían por auditorio, a sus mayores, quienes festejaban sus finas ocurrencias juveniles, en las que se destacaba el rubio. Por las tardes de invierno y por la noche en verano, concurrían a la retreta en la plaza principal, -de nombre Independencia, -paseo de moda en Tucumán. En los días festivos del primaveral invierno tucumano, formaban cabalgatas de mozos y de niñas, -acompañadas de sus mayores, para visitar a las familias de los industriales de la caña de azúcar, que en tiempo de la cosecha residían en sus ingenios. Allí, a la sombra de los frondosos y perfumados naranjos, se deleitaban tomando el jugo de la caña y comiendo chancacas, tabletas y alfeñiques –productos de este jugo- Tocaban la guitarra y cantaban tonadillas populares. Las niñas, se lucían bailando la graciosa cueca; y los mozos, en el zapateo del gato; (bailes estos puramente campestres.) A Delfín, que todo le gustaba, era entusiasta por el canto; y ya se iniciaba en el que empezaba a asomarle el fino bigote rubio, al joven distinguido y galante, que fue en su plena juventud. En estas sanas diversiones, Delfín con sus hermanos y con sus primos lo pasaban alegres y felices; sin ocurrírseles frecuentar las confiterías, que es muchas veces, la perdición de la juventud. AÑO 1862 - BACHILLER


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El 25 de noviembre de 1862 Delfín Gallo cumplió 17 años; y en esos días en medio de aplausos, se recibió de Bachiller, en el colegio San Miguel de Tucumán regenteado por Monsieur Amadeé Jacques, estudios que fueron válidos para ingresar a la Universidad de Buenos Aires. Terminadas las vacaciones y al comenzar el año siguiente, el de 1863, su padre, presumiendo con su aventajado hijo, emprendió viaje con él a Buenos Aires, para inscribirlo en la Facultad de Derecho, por ser la carrera elegida por Delfín. Su cariñosa madre, al darle el abrazo de despedida, con tierna emoción le bendijo. El Señor Gallo, se hospedó con su hijo, en casa de su cuñado, Don Manuel Alcorta, esposo de su hermana mayor Doña María de Jesús Gallo; quienes vivían con sus hijos y su hermana soltera Rosario Gallo, en una espléndida casa propia, situada en la calle Florida, entre Cangallo y Cuyo. Don Vicente, muy unido con sus hermanas y cuñado siempre se hospedada al lado de ellos; para quienes era un halago, su visita anual. Así, Delfín, fue recibido con regocijo. Ya fallecido su tío, siguió viviendo al lado de sus dos tías, hasta el año 1875, que contrajo enlace. Al Señor Gallo, le costó separarse de su hijo; y se hizo retratar con él para llevarle este recuerdo a su buena esposa; pero regresó tranquilo, al dejarlo en tan buenas condiciones; recomendado además de la familia a algunos importantes amigos


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que tenía en Buenos Aires; entre otros: los doctores Bernardo de Irigoyen, José Benjamín Gorostiaga, Estanislao Frías, etc. Fue grande el vacío que este privilegiado hijo dejó en su hogar: muy lejos se encontraba de sus cariñosos padres y hermanos y no podrían verlo hasta diciembre. Entonces los viajes a las provincias eran largos y penosos se hacían en mensajerías o diligencias a Tucumán desde Buenos Aires, se ponían 15 o 20 días, y quizás más. Aún no había telégrafo y la correspondencia solo se recibía una vez por semana. Pero, es la misión de los abnegados padres: separarse de sus hijos mirando el porvenir de ellos; teniendo recompensa, el poder gloriarse con sus triunfos. Efectivamente, anualmente en diciembre, al venir el rubio al amado terruño, a presentar a los autores de sus días, sus sobresalientes clasificaciones, era recibido con júbilo en su dichoso hogar; en el que reinaba el bienestar

VIDA DE ESTUDIANTE

Mientras Delfín estudiaba Derecho, sus hermanos Vicente y Santiago, al recibirse sucesivamente de Bachiller en Tucumán, los trajo también el Señor Gallo a Buenos Aires, para que siguieran estudios comerciales, carrera elegida por ellos; para secundar a su padre, en sus múltiples ocupaciones, así el rubio acompañado de estos hermanos y atendidos cariñosamente por sus dos tías, lo pasaba agradablemente en esta Capital.


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Cada año Delfín, después de rendir exámenes, iba a pasar las vacaciones en el hogar paterno, llevando sus brillantes clasificaciones. Era recibido con regocijo, no solo por su familia, sino también, por toda la sociedad tucumana. Con la venida de los jóvenes universitarios en las vacaciones, es la época animada en las provincias. Se organizan fiestas y la juventud lo pasaba alegremente. En su época, andaba en primera línea el rubio, galanteando a sus bellas comprovincianas, cuya hermosura, tenía fama en esos tiempos. En casa se reunían todas las tardes, las primas y amigas íntimas de su jovencita hermana Carmen, entre ellas: Sofía, Restituta y Julia Terán, Mercedes Paz, Carmen y Dolores Colombres, (que casó con su hermano Vicente y padres del actual Dr. Vicente C. Gallo,) Arminda Sierra, Martina Ruiz Huidobro, Ugolina y Tomasa de la Vega, Gabriela Posse, Lastenia Molina, Agustina Roca y muchas otras. Detrás de estas bellas niñas, iban los jóvenes siguientes: Delfín, Vicente y Santiago Gallo, Manuel, Sixto y Brígido Terán, Bernardo, Alfredo y Celedonio Colombres, Juan y Martín Posse, Juan, Miguel y Ambrosio Nougués, Julio A. Roca, Ezequiel Molina, Eudoro Avellaneda, etc. Se hacía música, se bailaba y se recitaban poesías. Delfín era muy aficionado a la música y de naturaleza poética, con mucha gracia y con su timbre de voz armonioso, recitaba versos; algunos


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compuestos por él, dedicados a sus lindas comprovincianas. Ya se notaba en el joven universitario, al orador notable, que fue años después. Con sus ideas profundas y con su dulce voz, mantenía embelesado al auditorio, y a quien le oía una vez, le quedaba grabado en el oído, el eco de su armoniosa voz, como música arrobadora.

AÑO 1867 - DOCTOR EN LEYES

El 5 de junio de 1867, Delflin Gallo, de edad de 22 años, se recibió brillantemente de Doctor en Leyes, en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, en unión con los jóvenes siguientes: Aurelio Prado y Rojas, Augusto Marcó del Pont, Octavio Bunge, Manuel Escobar, Pedro José Peña, Leopoldo Basavilbaso, Manuel E. Pinedo, Luis Beláustegui, Vicente Chas y esteban Duarte. El tema de su Tesis para doctorarse fue; “Estudio sobre la Complicidad”. El afortunado padre, presenció la colación de grados, participando del triunfo de su primogénito; quien le entregó su diploma; correspondiendo como buen hijo, a sus desvelos paternales. El Señor Gallo, regresó en seguida al terruño, con su laureado hijo, para que llevara su diploma a su abnegada madre, que ansiosa le esperaba; recibiéndolo en sus brazos maternales, radiante de felicidad.

EPISODIO


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El Señor Gallo y su esposa, en buena situación financiera, eran apreciados y queridos, por su bondadoso corazón y por su generosidad. De Don Vicente, parco en sus palabras, pero pródigo en sus actos, se cuenta el episodio siguiente: “Un amigo suyo, General de la Nación, encontrándose una vez, en una situación precaria, se dirigió al Señor Gallo, solicitándole un valioso préstamo de dinero; y le enviaba como garantía, sus ricas charreteras militares. Don Vicente, le contestó amistosamente, mandándole la cantidad pedida y devolviéndole generosamente, las bien

ganadas

insignias

militares,

de

su

querido

amigo;

dispensándole de su deuda”. Estos casos de generosidad del Señor Gallo, se repetían con frecuencia. Doña Delfina, de naturaleza expansiva, agraciada y muy caritativa también, se ganaba el cariño de todos. Con su consejo y con su óbolo oportuno, era el consuelo del doliente. Vestía correctamente, como lo exigía su posición social, pero con sencillez. Las valiosas joyas y los elegantes trajes, que su esposo le traía de Buenos Aires, los obsequiaba a sus sobrinas, que se iban casando. Don Vicente, que amaba tiernamente a “su rubia”, le daba de libertad para disponer de su bolsa y de sus ricos obsequios. Delfin, en el físico y en el carácter, se parecía mucho a su madre, teniendo de su padre, la nobleza y rectitud de sus actos. Y de los dos, una alma grande y generosa.


34 AMISTADES

El joven Delfín Gallo, ya Doctor en Leyes y Sub-Secretario de un Ministerio Nacional,12 se vinculó con los hombres más importantes de este tiempo. Además del distinguido grupo de ex condiscípulos universitarios, eligió por amigos, a los jóvenes siguientes; doctores también como el: Luis y Juan Carlos Lagos García, Carlos Pellegrini (quienes fueron después sus cuñados), Roque Sáenz Peña, Carlos Marenco, Miguel Cané, Pedro Goyena, Bernardo y Guillermo Solveyra, Eduardo Wilde (médico), Julio A. Roca (militar), Dr. Tristán Achával Rodríguez, Aristóbulo del Valle y otros más.

AÑO DE 1871 - ACONTECIMIENTOS DE FAMILIA

El 26 de enero, de ese año, encontrándose Delfin en Tucumán, se realizó el enlace de su hermana Carmen, con el ingeniero Julio Lacroze; intelectual porteño, miembro de una honorable familia. Apenas instalados en su hogar, los esposos Lacroze-Gallo, se declaró en Buenos Aires la Fiebre Amarilla, que tantos estragos hizo en esta ciudad. Delfin, que andaba con sus amigos visitando enfermos, contrajo la peste y contagió a su cuñado Julio, en cuya casa se enfermó. Carmen, joven de 21 años, de niña, mimada por sus padres, y de casada por su esposo, se encontró sola para 12

Fue subsecretario del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, que desempeñaba Nicolás Avellaneda (1868-1874)


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atender con fortaleza a los dos tan queridos enfermos, atacados de un mal que con razón, a todos aterraba. Gracias a Dios, la peste los dió con carácter benigno, cedió el mal y prontamente sanaron.

CASAMIENTO DE VICENTE

A los cuatro meses de casada Carmen, el 10 de abril, celebrando el 29 aniversario del casamiento de sus padres, contrajo enlace su hermano Vicente, con su prima Dolores Colombres, interesante niña, adornada de bellas prendas físicas y morales; (hija del Dr. Ezequiel Colombres, primo hermano de Doña Delfina y amigo íntimo de Don Vicente, notable facultativo, hombre de talento y de destacada actuación política: formó parte del Congreso AdHoc, reunido en Paraná, en el año 1853, fue Senador Nacional por su provincia natal y ocupando este puesto, falleció repentinamente en Buenos Aires, el 16 de junio de 1882. Su madre, Doña Zoila Gutiérrez, virtuosa dama muy amiga de Doña Delfina, era hija del General Celedonio Gutiérrez, que fue Gobernador de Tucumán.) Por la estrecha amistad y parentesco que había en las familias de los contrayentes, esta boda se efectuó con gran regocijo. Fue la última nota feliz en la familia paterna de Delfín; porque, desgraciadamente, poco después, su madre, empezó a sentir los primeros síntomas de la terrible enfermedad, (un temor maligno), que unos meses después, la llevó al sepulcro.


36 AVISOS AFLIGENTES

En este mismo año de 1871, el señor Gallo, que rodeaba de comodidades y confort a su familia, acaba de construir una espaciosa casa solariega de recreo, en la quinta, en la que Delfín con sus hermanos y primos, realizaban sus alegres paseos infantiles. Viendo Don Vicente, que su inmejorable esposa se destruía, debido a la persistente dolencia que sufría, resolvió ese invierno, ir a habitarla con su familia, esperando que el aire puro y tranquilidad del paraje, la restableciera. A principio del mes de septiembre, estando los padres de Delfín en esta quinta, con sus hijas Manuelita y Delfinita y acompañados por su hijo Vicente con su joven esposa Dolores; y en Buenos Aires, Delfín con sus hermanos Napoleón (estudiante de derecho) y Santiago (enviado por su padre, por negocios, en reemplazo suyo, por no poder ir a causa de la grave enfermedad de su esposa). Fue cuando Delfín, recibió de Tucumán, una carta de su tío el doctor Ezequiel Colombres (quien como dijimos era primo de su madre, amigo íntimo de su padre y ahora suegro de su hermano Vicente). En esta carta él decía lo siguiente: “En contestación a tu carta, preguntándome por el estado de la enfermedad de tu madre, con sentimiento debo decirte, que desgraciadamente el mal avanza rápidamente; así que es conveniente, apresures tu venida. No me atrevo a comunicar a tu pobre padre este diagnóstico fatal, temiendo la impresión terrible que le produciría. Aunque él no lo


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pregunta, pero sospecho que se da cuenta del estado de gravedad de su rubia, porque lo noto preocupado y cabizbajo”. Con esta noticia y llamado tan afligente, Delfín se ocupaba en arreglar sus asuntos de abogado y secretario, para ponerse en viaje con sus dos hermanos varones, lo más pronto posible. Y ya, dispuestos a partir, a fines de septiembre, reciben de su hermano Vicente, un inesperado aviso, más o menos en estos términos: “Nuestro padre, gravemente enfermo de neumonía, vengan inmediatamente”. Emprendieron viaje precipitadamente, para ver de alcanzar con vida a sus beneméritos padres y recibir su última bendición. Aún no había telégrafo a Tucumán y la carta, tenía ya 15 días de escrita.

ITINERARIO DEL VIAJE

Se salía de Buenos Aires, a las 8.p.m. en ferrocarril, por vía Norte hasta Campana; donde se embarcaban en un pequeño vapor que llegaba a Rosario por la mañana; se pasaba el día y la noche, en esta ciudad; (entonces los trenes no andaban de noche) al día siguiente, a las 7.a.m. se tomaba el tren para llegar a Córdoba a las 7 p.m. Se dormía allí, y se esperaba la mensajería, hasta el día de salida, que era una vez por semana. Duraba el viaje en mensajería, hasta Tucumán, de 12 a 15 días aguantando la lluvia, la tierra, el frío y el calor. Se dormía en las postas, que eran ranchos miserables de paja; llenos de bichos,


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los más temibles las vinchucas; por lo general, no había catres y los pasajeros, extendían en el suelo de tierras, sus colchones y sus mantas que llevaban en el equipaje, en el techo de la galera o mensajería; muchas veces no encontraban ni que comer.

ANGUSTIOSO VIAJE

Cuando llegaron Delfín y sus dos hermanos a Córdoba, no era día de mensajería, ha había partido. ¿Cómo esperar una semana?... La salida de ellos era urgente…Entonces contrataron un baqueano y alquilaron caballos; y montados en ellos, viajando de dia y de noche a galope tendido, hasta alcanzar la Galera. DESGARRADORA LLEGADA

Por el 10 de octubre, Delfín y sus dos hermanos, recién pudieron llegar a su hogar. Se paró la mensajería, en la casa paterna, en cuya puerta entornada, con el largo crespón negro en el llamador de bronce (a usanza de la época) los esperaban: su hermano Vicente y los tres jefes principales de la familia, que eran sus tíos: don Napoleón Gallo, Don Juan Manuel Terán y Doctor Ezequiel Colombres. Sus trajes de riguroso luto y sus semblantes contristados, les reveló la terrible realidad: su padre, ya no existía…13 su madre, estaba próxima a seguirlo…Sin valor para

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“En esta ciudad de San Miguel de Tucumán, el 17 de septiembre de 1871, en su casa recibió el Sacramento de la Penitencia, el Viatico y la Extremaunción, por mi mano y murió de Costado en la Comunión de nuestra Santa Madre Iglesia D.


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articular palabras se estrecharon en un expresivo y doloroso abrazo. Sofocando su intenso dolor, entraron Delfín y sus hermanos a su desolado hogar. -Que distinto a sus llegadas anteriores, donde todo era goce y alegría-... Qué cambio tan espantoso se ha efectuado en el hogar paterno de Delfín, en el que antes irradiaba felicidad …. Abrazados de sus hermanitas Manuela y Delfina, y de su cariñosa cuñada dolores, las tres bañadas en lágrimas, se encaminaron a la alcoba de la madre querida; la que, postrada en su lecho, haciendo esfuerzo supremo, se enderezó y estrechó sollozando sobre su corazón materno a sus tres hijos recién llegados. “Que emocionante cuadro…” Permanentemente acompañaban a la querida enferma, además de sus hijos y de su nuera, sus hermanas, las dos mayores: Dorotea, viuda de Don Manuel Paz, y Micaela, que vivía consagrada a su predilecta hermana mayor Delfina y su piadosa sobrina doña Elmina Paz de Gallo de la que ya hablamos anteriormente.

DOÑA LUCIA ARAOZ DE LOPEZ

Vicente Gallo de edad de sesenta y seis años, casado con doña Delfina Terán, su cadáver fue sepultado en el cementerio de esta Iglesia Matriz con Oficio Cantado y para que conste lo firmo, Estratón Colombres. Cura Rr. Into.” En: Archivo Parroquial de la Catedral de Tucumán.


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También la velaba y no se apartaba de su lecho de sufrimientos, su cariñosa prima hermana, Doña Lucía Araoz de López. Virtuosa dama, muy probada por los sangrientos sucesos políticos que rodearon su vida, era hija única del ex -gobernador de Tucumán (1822-1825), el Coronel Don Diego Araoz y de doña Micaela de Alurralde, hermana mayor de Doña Mercedes de Alurralde de Terán la abuela materna de Delfín. Doña Lucía, notable en su juventud, por su belleza física y moral; y sobre todo por su gran patriotismo, todos la llamaban cariñosamente “la rubia de la patria”. Pues fue ella, niña en los albores de su juventud, la que llevó al Congresal del Año 1816, por La Rioja, Fray Justo Santa María de Oro O.P. el mensaje del Pueblo: “Que, al ser Proclamada la libertad, de los pueblos de las Provincias Unidas del rio de la Plata, las masas querían ser gobernadas por una República y no, por una nueva Monarquía”. Esta bella niña casó con el Ex Gobernador de Tucumán (1821-1822 y1828-1830), el General Javier López; quien fue fusilado por enemistades políticas, por orden del Gobernador de Tucumán, el Coronel Alejandro Heredia, el 25 de enero de 1835.14

14

Javier López, el 24 de enero de 1836, escribe a su esposa: “los caprichos de la suerte o mi destino llegado me conducen al patíbulo a las 10 de este día, después de unas cuantas horas de estar en capilla. Adiós dulce compañera. Cría pues, como Dios te ayude a esos ocho desgraciados frutos de nuestro enlace conyugal, viviendo al lado de tus queridos y ancianos padres que te ayudaran el tiempo que viviesen. Muero libre de todo remordimiento y a la vida eterna no llevo otro pesar que dejar a mis hijos y a la compañera más fina que se conozca. Javier López”.


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Doña Lucía, quedó viuda joven, pobre y con 8 hijos pequeños. Su fortaleza en sus sufrimientos fue la Religión, para educar cristianamente a sus hijos. Vivía con sus hijos y sus nietos, en una espaciosa casa colonial, heredada de su madre, contigua a la de las familias Gallo y Terán. Doña Lucia, era más de 20 años mayor que su prima Doña Delfina.

DOLOROSO RELATO

Pasada esta fuerte y consoladora emoción, Doña Delfina, con sus fuerzas extenuadas, se adormeció, mientras ella dormitaba, Delfín, con sus hermanos y abrazados con sus hermanitas Manuela y Delfina, acudieron a la huerta, testigo de sus alegres juegos infantiles y hoy, de su dolor filial, a desahogar su comprimido llanto; y que no llegaran a oídos de su dolorida madre. Allí, Delfín y sus hermanos recién llegados, piden detalles de lo ocurrido en ese lúgubre mes de septiembre, de la inesperada muerte de su padre. Vicente, único hijo varón que le tocó encontrarse en ese doloroso suceso, les hace el relato siguiente: Don Vicente, que andaba muy preocupado y entristecido con la suma gravedad de su esposa contrajo un fuerte resfriado en los primeros días de septiembre; y el día 10, se le declaró una mortal neumonía. En los pocos días que duró su rápida y mortal enfermedad, a Doña Delfina con su enfermedad tan avanzada, Colección particular. Transcripto por Carlos Páez la Torre (h) en “Historia de Tucumán”, pág. 435. Plus Ultra, Buenos Aires 1987.


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imposibilitada de caminar, la levantaban de la cama, la sentaban en un sillón y la llevaban al lado del lecho de su esposo, moribundo. A los 7 días, el Domingo 17, a las 5 a. m. el Rdo. Padre Agustín Romero, O.M.- amigo y director espiritual de la familia, celebró la Santa Misa, en el Oratorio, que los esposos Gallo, tenían en su casa quinta, con el privilegio obtenido de la Autoridad Eclesiástica, para que Doña Delfina, ya imposibilitada de salir, de su casa, pudiera cumplir con este precepto, los Domingos y días de fiestas, con todo el personal de su casa. Don Vicente, ya desahuciado por los médicos, desde su lecho, contiguo al Oratorio y teniendo a su lado a su angustiada esposa, la oyeron fervorosamente, fortaleciéndose ambos, para la próxima y breve separación terrenal; pues muy pronto, se reunirían, en el seno del Señor. Al Señor Gallo, se le administraron los últimos Sacramentos. Parece que solo esperaba la recepción de los auxilios divinos, para remontar su vuelo a la Eternidad, porque en seguida perdió el habla y comenzó su penosa agonía que duró 5 horas entregando su piadosa alma a Nuestro Creador, a las 9 h. a. m., mientras los reverendos Padres Dominicos le daban las absoluciones de la Tercera Orden Dominica y la del Santísimo Rosario. Tenía 61 años de edad. Rodeaban su lecho, este mismo grupo íntimo de familia, que ahora siguen cuidando y atendiendo a su desolada viuda, en sus últimos días que le quedan. Al día siguiente, sepultado el señor


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Gallo, la familia dejó la quinta y se instalaron nuevamente, en su casa de la ciudad; donde había más recursos para la gravedad de Doña Delfina. Allí los encontró Delfín y sus hermanos, en su triste llegada. DESENLACE FATAL

Doña Delfina, con la llegada de sus tres hijos, - sintió un alivio en su intenso dolor de viuda; pero, le faltaba su hija Carmen. Sus hijos le avisaron que, porque acababa de ser madre, no había podido venir a su lado, para consolarla presentándole su primera nietita, nacida en días tan aciagos para esta familia. Ella en medio de sus sufrimientos, exclamaba: “Me parece que, si viera a mi hija y acariciara a mi nietita, había de sanar”. Se distraía haciendo preparar el ajuar para la recién nacida, privada de las tiernas caricias, de sus abuelitos maternos. Pero estaba decretado por Dios llevarla prontamente a su mansión de las almas Justas, para reunirla a su digno marido. Así fue, confortada por los Santos Sacramentos y bendiciendo a sus hijos, entregó su bella alma a Nuestro Creador, el 17 de octubre a la 1 p. m. Justo al mes de la muerte de su digno esposo. Tenía 48 años. SENTIDO DUELO

Toda la sociedad tucumana, se conmovió de la sentida muerte de los esposos Gallo Terán; y participó del intenso dolor de su familia. Los ricos perdieron a estos sinceros amigos, y los pobres, quedaron privados de la protección de estos protectores.


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Hasta el jardín del hogar, tomó parte de este duelo general; pues, cuando sacaron el cadáver de Doña Delfina, los amplios patios de la casa, estaban cubiertos de flores, dando la despedida eterna a su dueña. Al día siguiente, las fragantes rosas, amanecieron marchitas; y terminaron por secarse estas plantas, por carecer de riego, pues, faltaban la orden y mano jardinera de los jefes de este desolado hogar. De los jardines de Doña Delfina, solo quedaron para recuerdo de sus hijos: los jazmines y dos esplendidas magnolias, en los patios; y en la huerta, los parrales y la famosa y añeja higuera que fue plantada por la abuela materna Doña Mercedes Alurralde Aún estaban calientes los restos de sus queridísimos padres; y latente la honda pena que han sentido Delfín y sus hermanos, con la pérdida de los autores de sus días, cuando en Tucumán, surgió, la candidatura de Delfín Gallo, para Diputado Nacional. El día que en medio de aplausos y de atronadores; “Vivas al Doctor Delfin Gallo” fue proclamado para ocupar esa banca, en el Congreso, en representación de su provincia natal.15 Terminados los discursos de felicitaciones, el recién proclamado, contestó, con vibrantes palabras de agradecimiento, la entusiasta ovación que recibía de sus comprovincianos; iniciándose, en este palpitante discurso político, el brillante orador parlamentario, que fue en adelante, el Doctor Gallo. 15

CFR. CARLOS PÁEZ DE LA TORRE (H)…”

Delfín Gallo…” Op. Cit.


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Concluidos

los

discursos.

Gallo

fue

acompañado

triunfalmente, continuando los atronadores: “Vivas” hasta la puerta de la casa, la que, por el reciente duelo, permanecía entornada, con el negro crespón en el llamador. Los manifestantes, respetando el duelo de la familia, se retiraron silenciosamente. En la calle, acompañaron a Delfín, sus tres hermanos varones, Vicente, Santiago y Napoleón; y sus numerosos tíos y primos. Gloriándose todos ellos, con el triunfo del hermano y pariente; quien, con sus brillantes dotes, era de tantas esperanzas para nuestro país. En el interior de hogar del Delfín, a sus hermanitas Manuelas y Delfina, acompañadas de su cuñada Dolores y de sus cariñosas tías y primas, les llegaron el eco de la imponente manifestación de simpatía que recibió este aventajado hermano mayor; y a través de sus lágrimas, con grata emoción la escucharon. ¡Oh! Si hubieran vivido los padres de Delfín, cuanto hubieran gozado con este triunfo de su hijo primogénito; ¡y que suntuosa recepción hubieran dado en su hogar, celebrando este fausto acontecimiento! Pero, desde la eternidad, de las almas justas, velaban por la felicidad de sus amados hijos; por esto, esta ovación política, vino a suavizar la pena de Delfín que: “nacio entre luces y vivio entre aplausos”. Delfín, acababa de cumplir 25 años de edad.

CASAMIENTO DE SANTIAGO


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Santiago, que estaba próximo a contraer enlace en Tucumán, con la interesante Señorita Mercedes Molina; no existiendo sus padres y radicados en Buenos Aires sus hermanos, -menos él y Vicente, que quedaron en Tucumán, atendiendo los intereses de familia, –vino a Buenos Aires en el mes de marzo de 1874, a invitarlos, fueran a acompañarlos en este solemne acto de su vida.

El Gobernador Santiago Gallo,su señora Mercedes Molina y sus hijos mayores

Su hermano mayor Delfín, con gran sentimiento de su parte, como Diputado Nacional, no podía en invierno, época de las sesiones del Congreso, alejarse de la Capital. Carmen tampoco podía ir, por sus


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deberes de esposa y de madre; sus múltiples ocupaciones, no le permitían realizar este largo viaje con toda su familia. Aun no existía el ferrocarril a Tucumán; así es que, continuaban los largos y penosos viajes; y lo menos que se necesitaba para ir y volver, era un mes; sin contar la estadía allí. Así es que Santiago regresó acompañado de sus hermanos; Napoleón, Manuela y Delfina; que son los que pudieron ir. Realizándose el casamiento el 23 de abril. La joven desposada, era hija de Don Exequiel Molina y de Doña Elvira Cossio; distinguida familia, muy vinculada por la amistad con la familia Gallo-Terán. Esta niña, era íntima amiga de Manuelita; y su hermano mayor Exequiel, fue compañero de Colegio de Delfín y juntos se recibieron de Bachiller en Tucumán. Su tío abuelo, el Exmo. Obispo, Mñor. José Agustín Molina, antes de su consagración, fue prosecretario en el Congreso Nacional el 9 de julio de 1816, reunido en Tucumán, era ahijado de la bisabuela materna de Delfín, doña Isabel Ávila de Alurralde. Santiago Gallo, fue Gobernador de Tucumán, en los años de 1884 a 1886 querido y respetado por sus comprovincianos, hizo un buen gobierno.16

EN TUCUMAN

Al comenzar el invierno de 1880, época en que tuvieron lugar las elecciones para nombrar el Presidente que debía 16

Delfina Gallo escribió una reseña biografíca de su hermano Santiago, la que conservo.


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reemplazar al Doctor Nicolás Avellaneda, el que el 12 de octubre terminaba su período presidencial, debido a los graves disturbios políticos que hubieron en el país, el Doctor Gallo, como Diputado Nacional, entonces lo era por Buenos Aires, disuelto el Congreso, se vio obligado a alejarse de Buenos Aires; yendo a refugiarse a Tucumán, su provincia natal, con su esposa, sus tres hijitos y su suegra.17 Delfín con su familia, se hospedó en la casa que tenía en la ciudad su hermano Santiago, situada en la calle Muñecas Nº 30, a la vuelta de la casa paterna; quien, cariñosamente, se la puso a su disposición; pues, él con su esposa y sus tres hijitos, varones, los meses de la cosecha de azúcar, lo pasaba atendiendo el Ingenio Gallo Hnos. de nombre “Lujan” situado en el departamento de Cruz Alta, a tres leguas de distancia, hacia el Este, de la ciudad de Tucumán. Su hermano Vicente, que era el que atendía en la ciudad el Escritorio Gallo Hnos. Fue el que quedó con su familia, ocupando la casa paterna. Ese año, ya tenía este matrimonio, tres hijitas mujeres y un varón que era el segundo de cerca de 7 años de edad,

17

Delfin Gallo de 29 años, casó con Aniceta Lagos García, porteña de 19 años, en Buenos Aires el 25 de junio de 1875. Fueron padrinos Napoleón Gallo y Josefa García de Lagos. Aniceta era hermana de Carolina Lagos, esposa del Dr. Carlos Pellegrini, amigo de Delfin. Tuvieron 6 hijos. Delfin murió de “erisipela interna del cerebro” (sic) en 1889 y su esposa le sobrevivió 33 años muriendo en 1992 a los 67 años. Estos datos, síntesis, proporciona Delfina en su escrito.


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el actual Dr. Vicente C. Gallo, de tanta actuación política como su tío Delfin. Ese invierno, estaban también en la casa paterna, sus hermanos Napoleón y Delfinita, Y estaban en Europa, sus hermanas Carmen, Manuelita con su cuñado Lacroze y sus tres hijitos. Delfín y su familia, fueron recibidos con regocijo en Tucumán, siendo atendidos afectuosamente, por su numerosa familia y relaciones. Estas manifestaciones de sincera simpatía, que recibió Delfin de sus comprovincianos, mitigaron en su corazón sensible, el hondo vacío que, en su terruño, habían dejado sus honorables padres. Encontrándose Delfín con su familia, en su tierra natal, en el mes, en el que comienzan los fragantes azahares, el 9 de agosto, nació su hija Celia, la “tucumanita”, rubia, de ojos celeste claro, como su padre y su abuela paterna. Esta niña, fue recibida con doble entusiasmo por ser la primera hija mujer, después de tres varones.18 En primavera, ya calmados los ánimos políticos, regresó Gallo con su familia a Buenos Aires, para encontrarse el 12 de octubre en la toma de posición del mando, del nuevo presidente y amigo, el General Julio A. Roca.19

18

Celia Gallo Lagos casó con su primo Vicente Carmelo Gallo. Esta fue la penúltima estadia de Defín Gallo en Tucuman, posteriormete (1886) hizo una ultima visita. Estuvo en la Sociedad Sarmiento donde estampó su firma en álbum de visitas, confesó que lo maravillaban no sólo el progreso material, 19


50 A MODO DE CONCLUSION

El Joven Delfin Gallo

Delfina Gallo Terán, niña

Esta fue una síntesis del escrito, de Delfina Gallo, en el que describe usos y costumbres en Tucumán entre 1845 a 1880. Son sus recuerdos, sus vivencias personales de la vida cotidiana en ese tiempo, vinculados a su familia. Personalmente, lo que más me interesó, son las descripciones de la casa de la abuela, la de sus padres, la huerta, los juegos de los niños, las reuniones con amistades, las largas travesías a Buenos Aires, a donde se viajaba continuamente por negocios o estudios, los sino también el intelectual de su provincia. Treinta años atrás, sólo había un par de escuelas y unos 200 alumnos. Ahora, encontraba que 10.000 niños asistían a 110 escuelas. Se congratulaba de esa "luz que avanza sin cesar" y que disipaba las sombras: "sólo la pasión o la ceguedad del hombre pueden detenerla; "Cfr. Carlos Paez de la Torre (h), Delfin Gallo….op.cit.


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casamientos, la religiosidad, los duelos, alegrías y dolores. En fin, la vida y sus contrastes. En un período difícil, en medio de guerras civiles y comienzos de la Organización Nacional. La autora relata con lujo de detalles y mucho sentimiento por momentos conmovedor- algunos acontecimientos familiares, con un estilo peculiar y muy de la época. Creo que el texto brinda numerosos datos para estudiosos de usos, costumbres y vida cotidiana y eso es lo que consideré más destacable para darlo a conocer.

San Miguel de Tucumán, septiembre 2017


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