Federico Schickendantz. Un científico investigador y vehemente. Sara Peña de Bascary

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FEDERICO SCHICKENDANTZ UN CIENTÍFICO INVESTIGADOR Y VEHEMENTE Sara Peña de Bascary

Federico Schickendantz

En la segunda mitad del siglo XIX, llegaron al Rio de la Plata numerosos científicos europeos, especialistas en distintas disciplinas.

Publicado en Revista Nº 14 de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán – Diciembre 2014 ISSN .0327 - 1560


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Algunos, los llamados naturalistas viajeros, vinieron de paso a estudiar las riquezas de nuestro suelo, su flora y su fauna. Otros, arribaron en búsqueda de nuevos horizontes, con el objetivo de radicarse en la Argentina. Aquí trabajaron, formaron sus familias, fueron investigadores, educadores, y brindaron sus conocimientos y experiencias para la formación de los argentinos. Muchos científicos vinieron a Tucumán y en esta ciudad dejaron una impronta fundamental para el progreso. Entre ellos, se destaca la figura del químico alemán Federico Schickendantz.1 RUMBO AL RIO DE LA PLATA Federico Schickedantz nació en Landau, ciudad de la Baviera Renana (El Palatinado), el 15 de febrero de 1837. Hijo de Juan Federico Schickedantz y de Luisa Guillermina Von Geritchen, de noble familia. Obtuvo excelente educación en el Instituto Real de Estudios de Baviera, donde llegó a ser un buen pianista 2. Estudió química en las Universidades de Heidelberg y Münich; discípulo de Bunsen, era ya en 1860 ayudante, junto al príncipe de Gales, del profesor Brodie en la Universidad de Oxford. Por ese entonces, la

SARA PEÑA DE BASCARY, “El temperamental Federico Schickendantz” en: La Gaceta, Tucumán, Suplemento Literario 18-V-1980. En ese artículo tratamos algunos aspectos de la personalidad del científico. Con los años hemos, adquirido nuevos datos que amplían su biografía y damos a conocer en este trabajo. 2 VICENTE OSVALDO CUTULO: Nuevo diccionario biográfico argentino. Asiento: Federico Schickendantz. 1


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Empresa de Minas de Samuel Lafone y Quevedo3, que explotaba yacimientos en Catamarca, necesitaba un hábil metalurgo para mejorar la producción y publicó un aviso a este fin en los diarios de Inglaterra. El joven Schickendantz, que contaba a la sazón 24 años, vio el anuncio y se presentó, con una recomendación de su profesor. Fue aceptado, se firmaron los convenios respectivos y al poco tiempo se embarcó hacia el Río de la Plata. No bien llegado a Montevideo, donde estaba la sede del establecimiento de su empleador, se encontró con el primer escollo: la empresa Lafone había sufrido un revés financiero y quería rescindir el contrato pagándole un resarcimiento, ya que no había ninguna seguridad de poder cumplir lo convenido. No era Schickendantz hombre de amilanarse: planteó trabajar durante un año y propuso: “Señor Lafone, en todo caso como me tiene que pagar mi año de sueldo, permítame que lo gane en su establecimiento y si al fin de ese tiempo si quería desistir el contrato uno u otro podrá hacerlo”4. La propuesta fue aceptada y de inmediato Schickendantz se puso en marcha hacia Catamarca. Atravesando así el país en épocas de la campaña de Pavón y cayó prisionero de indios ranqueles aliados del ejército de Derqui. Finalmente llegó a Santa María, por el fuerte de Andalgalá, cuando la empresa trasladaba el ingenio al lugar llamado Pilciao.

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SARA PEÑA DE BASCARY: “Lafone: gentleman, minero, arqueólogo”, en: ibídem 9-I-78. ANÓNIMO. “Federico Schickendantz, homenaje a su memoria”. (U.N.T., Tucumán, 1943).


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LOS PRIMEROS TIEMPOS EN PILCIAO, CATAMARCA En 1862 se instaló definitivamente en el Ingenio Pilciao, con los propietarios de la mina, Samuel Lafone y Quevedo y el marino danés Juan Heller. Rápidamente demostró el joven químico su capacidad en metalurgia: gracias a sus ensayos, se pudo abaratar el costo de la fundición de metales, solucionando en parte el problema de la empresa. Fue además el comienzo de una gran amistad entre Lafone, Heller y Schickendantz. El trío fue puntal en la evolución y el progreso del distrito minero del Fuerte de Andalgalá, donde se encontraban los yacimientos5. De entrada Schickendantz buscó una forma rápida y económica para la fundición así, descubrió un método ingenioso y sencillo para concentrar el oro, existente en el cobre, de éxito completo. Este sistema, vigente durante años, fue llamado “Schickendantz” en su honor. En los ratos libres, comenzó a diversificar sus investigaciones y a escribir los resultados, que fueron publicados. Contaba con un excelente laboratorio en Pilciao. En 1868 dio a conocer un estudio físico geográfico (Geografische Mitteilungen) en Alemania, en colaboración con el prestigioso naturalista Germán Burmeister. Durante el período (1862-1870) de su permanencia en Pilciao, se dedicó a los estudios de la flora del lugar y a las posibilidades que

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SARA PEÑA DE BASCARY: “Un marino danés en la aventura del Pilciao” en: La Gaceta, Suplemento Literario, Tucumán, 22-II-1976


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esta prometía. Determinó así los alcaloides que podrían extraerse de algunas plantas de quebracho blanco. De los estudios que dio a conocer sobre el tema, surgió la aplicación dada por científicos franceses, a esos alcaloides, figurando en primer término la Aspidspermina. “Schickendantz formó un hortus siccus, del que mandó muchas muestras a los botánicos de Europa y estas le merecieron el reconocimiento de los hombres más distinguidos en esta ciencia. Entre otras cosas, remitió colecciones curiosas de cactus (cardones) y opuncias (pencas) de las que tantas variedades hay en Catamarca”6. Tenía predilección por la Botánica. Posiblemente por ello, su prestigioso amigo el Dr. Jorge Hieronymus, le honró clasificando al rodajillo -arbusto que crece en Chile- como Bulnesia Schikendantzii y al olivillo de la Rioja, Córdoba y Catamarca- cuyos frutos producen una tinta morada, y el tronco y hojas una especie de añil- como Montea Schikendantzii.7 Cabe aclarar que ya antes de salir de Europa, muy joven, Schickendantz había publicado algunos estudios, entre ellos uno sobre dosificación del azoe en colaboración con su maestro, el sabio Bunsen. EL FUERTE DE ANDALGALÁ, PILCIAO Y LAS IMPRESIONES DE UN VIAJERO Al margen de la explotación minera, Lafone, Heller y Schickendantz 6

diversificaron

sus

actividades

ampliamente

y

SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, Anales de la... Vol. XLII, pág. 101. (Buenos Aires, agosto 1986). 7 Ibídem.


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convirtieron a Andalgalá en un pujante centro de progreso agrícola, industrial y cultural. Realizaron una hercúlea tarea despertando inquietudes en hombres de la región. Hicieron traer llamas de Bolivia, para manufacturar ponchos de vicuña que se hicieron famosos y codiciados. A este fin encargaron a Inglaterra una máquina industrial para tejer, que fue la primera de este tipo en el país. Elaboraron buenos vinos, criaron ganado en las fincas El Carrizal y Las Blancas, los viñedos proliferaron y el aguardiente catamarqueño se cotizó en todo el país. Para lograr estas realizaciones, lucharon contra muchos inconvenientes: entre ellos, el árido clima castigado por el Zonda y la falta de costumbre de los lugareños de trabajar en forma organizada. Con estos productos, coparon casi todos los premios de la Exposición Nacional de Córdoba en 1872. Entre ellos, su medalla de plata por los ponchos de vicuña. El Colegio del Fuerte de Andalgalá fue obra, también, de estos hombres. Allí se impartía una esmeradísima educación, dando prioridad a las artes y a la música. Ernest William White, joven naturalista inglés que visitó la región y en especial Pilciao, en su libro Cameos from the silver land8, sin traducción al castellano, realiza una descripción que da una idea cabal de la importancia del establecimiento. El lugar le fascinó, pasando de asombro en asombro, desde la señorial casona estilo 8

SARA PEÑA DE BASCARY, “Un viajero inglés en Catamarca y Tucumán”, en La Gaceta, Suplemento Literario, Tucumán, 21-VI-1981. Traducción de la autora.


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Tudor que hizo construir Lafone, hasta la amabilidad de los anfitriones. Pero, de estas sorpresas, la más agradable fue escuchar el coro de niños nativos dirigidos por Lafone y Quevedo, que le hizo exclamar: “Yo he escuchado y admirado el canto de nuestras catedrales en mi patria. Pero nunca escuché tan deliciosa armonía, perfecta en tono y tiempo, como la que brotaba de esas gargantas infantiles, medio indias, de Pilciao, sucios pelagatos de 5 a 6 años de edad que nunca usaron un zapato, cuyos cuerpos se cubrían con harapientas camisas, mostrando su morena piel a través de los numerosos girones ondulantes, todos ellos adiestrados para participar; no solamente interpretaban Mendelsshon, Beethoven y Mozart, sino que lo hacían a la perfección” 9. AGRADABLES ESPARCIMIENTOS – LA VISITA DE GROUSSAC No todo fue trabajo y estudios en la vida de Schickendantz, Lafone y Heller, eran hombres de vasta cultura y muchas inquietudes. El mejor pasatiempo en las noches catamarqueñas fue el intercambio de conocimientos, le ejecución de música en un piano traído especialmente de Alemania. En 1866, Juan Heller escribe a Lafone y le comenta que “el domingo se han dicho dos misas en esta,

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Ibídem


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la última fue de Lugones (sacerdote) con música de piano tocado por Don Federico – que le parece a Ud”10. Fueron anfitriones de personajes de predicamento, entre ellos Paul Groussac, gran amigo de Schickendantz. El francés recordaba que, cuando estuvo en Catamarca, aceptó la invitación de su amigo y ex colega de Tucumán Federico Schickendantz de visitarlo en su arrinconado valle. Escribe Groussac: “Don Federico, era a la sazón Director Técnico del importante ingenio metalúrgico de Pilciao, propiedad del estimable americanista D. Samuel Lafone, que fue, hasta hace poco, digno profesor de esta Facultad y por entonces también residía en su establecimiento”. Comentaba: “Aunque mis invitantes me habían mandado su mejor mula de paso, no exagero diciendo que estas treinta leguas de áspera serranía, entre pedregales y carrizales, se me hicieron parecidas a sesenta, pero se compensaron las molestias del viaje, con lo cordial y ameno de la hospitalidad”. Terminaba: “No temáis que os describa la fundición de cobre, ni siquiera la espaciosa habitación –mitad estancia, mitad home ingléscon su patio lleno de plantas, su buena mesa, su biblioteca y sala de música, donde a la noche, mientras yo en mi rocking chair, recorría una revista, mis huéspedes, pianistas ambos, tocaban a dos o cuatro ARCHIVO HISTÓRICO DE TUCUMÁN (en adelante AHT). Libro copiador de cartas de Juan Heller, 1862-1870. Perteneció a la Srta. Mercedes Rougés Heller. ACLARACION: Los libros Copiadores del Capitán Juan Heller Johanssen, en poder de sus descendientes RougésHeller, han sido nuestra fuente de consulta en distintos trabajos que dimos a conocer sobre Heller, sobre Lafone y Quevedo y sobre Federico Schickendantz. Dos de estos copiadores (que atesoraba Mercedes Rougés Heller) se encuentran actualmente en el Archivo Histórico, donados por Carlos Páez de la Torre (h), a quien su propietaria se los obsequió; los otros (de Emilio y Susana Rougés Heller), que citaremos más adelante, están en poder de la familia. En adelante se citan respectivamente como LJH-I y LJH-II. 10


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manos, algunos andantes de Bach o Beethoven. En esa casa amiga, isleta de perfecta civilización, entre la más árida rustiquez pasé una semana agradabilísima”11. Ocasionalmente

alternaban

con

propietarios

de

otros

establecimientos y es precisamente en una reunión social don Federico

Schickendantz

conocería

a

quien

cambió

fundamentalmente su vida: la encantadora María Josefa [Mariquita] Díaz de la Peña, sobrina de Don Miguel Díaz de la Peña, diputado al Congreso en 1818 y 1819 y propietario de la estancia Santa Rita de Huasán. Rápidamente los jóvenes congeniaron y el casamiento se realizó en 1865.

LA VISITA DEL INSPECTOR GENERAL DE MINAS En 1869 el Inspector General de Minas, el británico Mayor F. Ignacio Rickard, realizó una inspección por distritos mineros de Argentina. Lógicamente, estuvo en Catamarca, en las minas de Lafone. En cartas de Juan Heller a don Samuel vemos lo importante que consideraron esta visita. Schickendantz acompañó al inspector en el recorrido por los establecimientos mineros de la región. Juan Heller comentaba a Lafone: “El señor Rickard pasó con D. Federico a Pipanaco. Estoy convencido que el hombre va muy contento con su

PAUL GROUSSAC, Conferencia en la Facultad Filosofía y Letras: “El romanticismo francés”; en: Nosotros, año XIV- Tomo XXXVI, págs. 9-10. (Buenos Aires, 1920) y en RICARDO ROJAS: Historia de la Literatura Argentina. Tomo XIV, p. 229. (Buenos Aires, 1925). 11


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visita a Pilciao, lo ha dado a entender en cada momento. Dice que el año entrante acompañará, como es probable, a Sarmiento en las visitas a las provincias y hará lo posible para hacerlo pasar por Pilciao”12. Continuaba su relato: “Don Federico ha tenido que hacer muchos ensayos para Rickard, de todas las piedras que ha juntado desde San Juan, ya puede figurarse Ud. que ha sido tarea y que más de una vez se le ha ido la sangre contra la cabeza, como él dice” 13. Sabido es que Schickendantz tenía un carácter muy especial. A todo esto su esposa “Mariquita” (María Díaz de la Peña), cuenta Heller, se encontraba en ese momento en el Fuerte de Andalgalá, pero como había terminado la Semana Santa “se le acabará el paraíso. También se va acercando el nº 3”.14 Es que la familia Schickendantz -Díaz de la Peña aumentaba rápidamente. Tuvieron varios hijos, entre ellos hemos detectado a: Federico, Eduardo, Pablo y Gustavo15. El informe Rickard se publicó en 1869. Allí se destaca que “el sistema de fundición con sus distintas operaciones me fue permitido estudiar por el Sr. Schickendantz, el inteligente químico metalurgista del establecimiento”. Describe el inspector minuciosamente con gráficos y textos el método y concluía: “recién hace dos años que el Sr. Lafone ha podido aprovechar el valor del oro y puedo decir también el de la plata presente en el cobre. Antes de adoptar el

AHT. LJH-I. Carta a Samuel Lafone. 12. IV. 1869. Ibídem 14 Ibídem 15 Datos proporcionados por Carlos Páez de la Torre (h). 12 13


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sistema descubierto por el Sr. Schickendantz, de producir bottoms16 la ley de oro no alcanzaba a 3 onzas por tonelada y la de plata, rara vez pasaba de 120 a 130 onzas. Hoy es distinto”17. En mayo de 1869, Heller comentaba a Lafone que “Don Federico le había hablado para continuar con su contrato por dos años después del 1º de enero de 1870. Que pretendía 3000 pesos, a lo que le respondió que creía les parecería mucho en Montevideo y que se enojó mucho, pero que después se convenció que estaba bien y convino quedarse dos años más”.18 Además, en la misma misiva, le decía: “Don Federico se lució con la producción de cobre”19. En abril, habían alcanzado 1000 quintales de cobre, y en mayo estaban en plena fundición y esperaban alcanzar 1100 quintales. El inquieto Schickendantz, por esa época, interesaba a Heller sobre el beneficio del plomo y bronces amarillos, y decía “que es probable que escriba sobre el particular”. Heller le contestó que no estaba demás que estudiara la cuestión, pero que por el momento no podían encarar el gasto que eso representaba, Concluía Heller: “Don Federico es muy amigo de sacar cuentas alegres”.20

Nombre en inglés que se daba a las barras de cobre. F. IGNACIO RICKARD; Informe sobre los distritos minerales, minas y establecimientos de la República Argentina en 1868-1869.Presentado al Gobierno Nacional por el Mayor F. Ignacio Rickard. F.G.S. Miembro de la Sociedad de Geografía y Geología de Inglaterra Inspector General de Minas. (Buenos Aires, 1869) Pág. 126. 18 Heller a Lafone 17 de mayo de 1869 fs. 189 a 192.AHT, en LJH-I. 19 Ibídem. 20 Heller a Lafone, junio 19 a 21 de 1869, fs. 234 a 239, en: ibídem. 16 17


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TUCUMÁN: ENTRE EL NACIONAL Y LA ESCUELA AGRONÓMICA Por aquel tiempo, Schickendantz sufría los trastornos de una dispepsia que posiblemente aumentó la acritud de su temperamento: ese carácter que le traía no pocos problemas. Pensando, tal vez, que el clima podría ser dañino a su salud, comenzó a estudiar la posibilidad de establecerse en Tucumán, aunque eso no significaría la desvinculación de Pilciao, ya que Lafone y Heller contarían con el resultado de sus ensayos químicos. En 1870 toma la decisión y se traslada a Tucumán. Comienza a ejercer la docencia en el Colegio Nacional como profesor de Física y Química. Conoce allí a su discípulo predilecto, que años más tarde sería el encargado de dar continuidad a su obra: el joven Miguel Lillo, como veremos más adelante. En 1871, es designado director de la Escuela Agronómica creada en Tucumán por iniciativa del presidente Domingo Faustino Sarmiento

y

su

ministro

Nicolás

del

Nacional.

Fue

este

nombramiento un gran honor para Schickendantz, ya que en la designación se le llamó sabio alemán21. Es en esa época que se acrecienta la intemperancia de su carácter. Estallan graves desinteligencias con el rector del Colegio don José Posse, que igualaba a don Federico en el carácter endiablado. El enfrentamiento dio como resultado la renuncia de Schickendantz a la cátedra y, consecuentemente, también a la 21

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA Argentina, pág. 102. (Buenos Aires, 1896). Pág. 102.


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dirección de la Escuela Agronómica. Paul Groussac, en un artículo de La Razón de marzo de 1874, también en polémica con Posse, menciona el hecho: “En vano presencié la destitución inmoral y funesta de mi noble amigo Federico Schickendantz que traté de impedir con el Dr. Bruland, como si el lenguaje de la magnanimidad pudiera despertar eco en un pecho secado por la bilis y la intriga. Por más que las pruebas se acumulaban, quedaba yo ciego y sordo, no quería entender estas palabras que me escribía Schickendantz como sabio vaticinio y que transcribo textualmente para mayor evidencia: Although I should scold you for your attachment to Posse, the most vile of all tucumanos, and whom you should rather beg for be your enemy, in orden to save your dignity22. Sucedió a Schickendantz, como director de la Escuela Agronómica, el pintoresco ingeniero español Juan de Cominges. Acotamos como hecho significativo que a poco andar renunció, como su antecesor, por desinteligencias con Posse. La circunstancia se repetiría con Paul Groussac en el Colegio Nacional.

REGRESO A PILCIAO En enero de 1872, Schickendantz acompañó a Pilciao en gira científica, al geólogo Stelzner y al botánico Hieronymus y se comprometió con don Juan Heller a realizar análisis de metales 22

En; La Razón, Tucumán, 18.III. 1874. Traducción: Aunque debería recriminarle su afecto a Posse, el más vil de todos los tucumanos, y de quien usted debería más bien rogar que sea su enemigo, en orden de salvar su dignidad.


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desde octubre de ese año. Posiblemente, este viaje animó a Schickendantz a adelantar su regreso a Pilciao, ya que el 14 de mayo Heller le escribía: “…Augier me dio su mensaje que con mucho gusto fue recibido por todos sus amigos del Fuerte. No le escribí pues en esos días estaba con Don Samuel aprontándose para el viaje y que carta mejor. No dudo haya hablado detenidamente sobre todo y puesto en la balanza Tucumán y el Fuerte. Don Samuel sabrá para qué lado se ha inclinado, espero el último. Entiendo que usted renunció a su empleo.” 23 En los comienzos de esta nueva etapa en Pilciao, Schickendantz estuvo muy deprimido. La amargura que le causó el alejamiento del Colegio Nacional perduraría por mucho tiempo. Heller comentaba asiduamente a Lafone los altibajos que este sufría, y que se acrecentaban por la ausencia de Mariquita, que no pudo acompañarle inmediatamente. Por otra parte, surge del epistolario Heller–Lafone, que su esposa no estaba muy conforme con el regreso a Catamarca. En julio de ese año, Heller decía a su socio: “No es Don Federico el descontento sino la comadre Marica que ha hablado en reserva. Hay que conceder ese aumento ya que Don Federico hoy en día nos hace más falta que nunca, si él no hubiera vuelto a Pilciao o no hubiésemos sabido la ley de plata que ahora tiene la mina y tal vez la hubiéramos botado por inservible”. Como comentario al margen, 23Juan

Heller a Federico Schickendantz, 14 de mayo de 1872. En: LJH-II, Cfr. SARA PEÑA DE BASCARY, “El temperamental Federico…”, cit.


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terminaba la carta: “Dona Marica ha tenido una chancleta, cosa inservible como incómoda”24. En Octubre se presentó otro problema. Evidentemente, Mariquita presionaba a Schickendantz para alejarse de Pilciao. Decía Heller a Lafone: “No comprendo como don Federico piensa conseguir una colocación en Catamarca, realmente debe estar loco, casi creo que Usted debe estar mal informado. No sea que la Marica que habiendo tomado el gusto a la vida en Tucumán, trata de sacar a Don Federico de Pilciao”25. En marzo de 1874, Heller comentaba a Lafone sobre D. Federico: “su genio que nada le favorece y le causa muchas amarguras”26. En una oportunidad, le aconsejaría: “Mi querido amigo, sea usted un poco más tolerante y sin duda será más feliz”27. En diciembre de 1874, se percibe que Schickendantz ya había superado

el

problema,

reapareciendo

su

inquietud

por

la

investigación. Heller decía a Lafone: “Que a más de sus trabajos preparatorios para esta oficina se ocupará con estudios para facilitarle una nueva carrera. ¿Cuál será? ¿En que estará pensando ahora?”28. El tiempo fue paliando los problemas anímicos de don Federico. El apoyo de estos amigos, con preocupación y consejos, fue fundamental para la recuperación.

24Juan

Heller a Samuel Lafone Quevedo, julio de 1872. En: ibídem, Cfr. Ibídem. “Chancleta” era la denominación despectiva de las hijas mujeres. 25 Juan Heller a Lafone Quevedo. Octubre de 1872. En: ibídem, Cfr. Ibídem. 26 Juan Heller a Lafone Quevedo. Marzo 10 de1874. En: ibídem, Cfr. Ibídem. 27 Juan Heller a Schickendantz. Agosto 23de 1874. En: ibídem, Cfr. Ibídem. 28 Juan Heller a Lafone Quevedo. Noviembre 27de 1874. En: ibídem, Cfr. Ibídem.


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Cabe destacar que, en esa época Heller y Lafone estaban abocados a la puesta en marcha del ingenio azucarero, La Trinidad, en Tucumán. Y de no ser por los denodados esfuerzos de Schickendantz, designado administrador, por sacar adelante la mina, esta hubiese sucumbido en 1872. Se dedicó, además a dar impulso a los viñedos del Fuerte de Andalgalá, y la empresa incrementó sus ingresos con la venta de sus excelentes vinos. Schickendantz se preocupaba por Catamarca. En un artículo publicado en 1874 en La Plata Monatsschrift: “Un viaje al cerro", se refiere críticamente a la enseñanza superior de esa provincia. Finalizaba su escrito diciendo: "Debería cumplir aquí mi promesa, hecha en el principio de este artículo, de hablar sobre los obstáculos que se oponen a un desarrollo sano de esta tierra…” “Estos obstáculos no desaparecerán antes de que se introduzca una reforma completa en la enseñanza superior.”… “Allá donde las ciencias naturales están consideradas como un interesante pasatiempo con extraños juguetes y no como la fuente de conocimiento de todas las cosas perceptibles del mundo y, especialmente, del hombre y su posición en el mismo...” “Pero Roma no se hizo en un día y se necesitará tiempo para introducir un nuevo sistema. Y una vez hecho esto, desaparecerán todos estos obstáculos y el limpio cielo de Catamarca cubrirá con su bóveda a un pueblo trabajador y contento; se aprovechará hasta la última gota de agua, con que la naturaleza ha dotado tan mezquinamente a esta tierra, en la seguridad

de que ninguna

triquiñuela

de abogado, ninguna

corruptibilidad sin castigo, pueda defraudar a los propietarios en sus


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derechos. Entonces florecerán la viticultura y la minería, sin necesidad de temer que algún proceso fraudulento devore las fatigas de veinte años de trabajo”29.

EL INVESTIGADOR Schickendantz fue esencialmente un investigador, minucioso y perseverante. Sus indagaciones dieron importantes resultados e inició la publicación de los mismos. Sus Datos de la empresa de minas del Señor Lafone, remitido a la Exposición de Paris, mereció un premio del jurado en 1874. Publicó además estudios sobre minería,

formación

de

salinas,

sulfatos

naturales,

botánica,

Industrias actuales y del porvenir en Catamarca (1875) y tratados de agricultura, dados a conocer en: Boletín del Departamento de Agricultura de la Nación, Boletín de la Academia de Ciencias de Córdoba, Actas de la Academia Nacional de Ciencias y en La Plata Monatscrift. En 1874. Fue designado Miembro Corresponsal de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, a propuesta de Burmeister que incluía, además, a Francisco P. Moreno, Carlos Berg, Francisco San Román, Juan D. F. Seecamp y Juan J. J. Kyle30. En 1881 la minería llegó a su ocaso. Nuevas industrias se perfilaron como de mayor porvenir y Schickendantz buscó otros horizontes. Ese año fue designado rector del Colegio Nacional de 29

FEDERICO SCHICKENDANTZ; “La personalidad de los argentinos – Juicio crítico de un minero alemán”; En: Norte geológico, Nº 8. (Tucumán, oct. 1977). 30 BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CÓRDOBA, (Córdoba, 1874) págs. 78 y 79.


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Catamarca. No se limitó allí a las tareas docentes: realizó un completo estudio sobre las industrias de la zona, en colaboración con don Samuel Lafone y Quevedo, que publicó la imprenta oficial. Pero el destino quiso que fuese agraviado. El Gobierno, en 1883, “le quitó el rectorado sin consultarle, aunque confiándole cátedras muy importantes y mejorándole el sueldo”31. Reaccionó violentamente con la renuncia y, recordando el ofrecimiento de su amigo Juan Heller, regresó a Tucumán a trabajar en el Ingenio Trinidad. De esa experiencia surgieron sus valiosos escritos sobre la industria azucarera. REGRESO A TUCUMÁN Don Federico se relacionó con Inocencio Liberani, a quien conoció en los tiempos del Nacional y se dispuso a colaborar en el proyecto de confección de una nueva “Memoria Descriptiva de Tucumán”. El 30 de abril de 1888, se dirigió al ingeniero geógrafo Antonio M. Correa, "para solicitar su colaboración en la Memoria Descriptiva de esta Provincia"32 que proyectaba Liberani. Años después, en 1891, integraron ambos una comisión gubernamental, para evaluar una plantación de cafetales en Lules de Ezequiel Bravo Bazán. La calificaron “digna de todo encomio”, y entendían que Bravo Bazán

ANÓNIMO, cit. pág. 13 SARA PEÑA DE BASCARY; “Inocencio Liberani”, en: Revista Junta de Estudios Históricos de Tucumán, Nº 13, pág. 138. (Tucumán, 2013); citado de: CARLOS PÁEZ DE LA TORRE (H); “Otra memoria sobre Tucumán”, en: “Apenas Ayer”, La Gaceta, Tucumán, 17.III.2011 31

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“era acreedor a la consideración de sus conciudadanos, por el noble ejemplo que ha dado”.33 Schickendantz se preocupó por las aguas servidas y vinazas de los ingenios. En 1888, informaba al Gobierno, como Director de la Oficina Química Municipal, que su derrame en los arroyos y acequias era un verdadero peligro para la salud. Afirmaba que se podía neutralizar el daño por medio de “la cal quemada” y utilizar después esa agua para regar cañaverales. A este fin los ingenios debían tener dos depósitos para hacer el tratamiento, propuesta que explicaba minuciosamente. A su juicio, así “se libraría a la población de focos infecciosos y se conservaría pura el agua de ríos y arroyos, se impediría el exterminio de peces” y "se devolvería a los terrenos los elementos de fertilidad; y, más aún, se aumentaría ésta en alto grado".34

LA SOCIEDAD CIENTÍFICA Hacia 1884, hubo un proyecto para fundar una “Sociedad Científica” en Tucumán. La opinión de Schickendantz al respecto, fue enviada quien impulsaba la iniciativa, el Dr. Ignacio Colombres, y se publicó en el diario El Orden el 17 de julio de 1884. Decía que encontraba positiva la idea, con algunas recomendaciones: "importa Ibídem, pág. 139. FEDERICO SCHICKENDANTZ, Informe al Gobierno de la Provincia 20-VIII-1888, publicado en la "Memoria Municipal", Tucumán, 1889. Cfr. CARLOS PÁEZ DE LA TORRE (H), “Apenas Ayer” en: La Gaceta, Tucumán, 15-IX-2002 33

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que sus miembros se contenten con el modesto rol de simples obreros, y no pretendan ser arquitectos en la construcción del edificio científico". Expresaba que "su tarea debe consistir en reconocer el carácter geológico del país, reuniendo, en excursiones emprendidas por diferentes miembros, muestras de rocas y metales; formar un inventario de toda la flora y una colección completa de toda la fauna de esta provincia; explorar las moradas de los antiguos y buscar y conservar sus artefactos, etcétera". Acotaba que, "acopiado el material, no tardarán en afluir los hombres versados en investigaciones científicas, y recién los estudios de estos serán beneficiosos para la ciencia". Agregaba Schickendantz que "hay que precaverse contra la manía de presentar al público cuanta cosa insignificante, cuanta teoría extravagante, se le ocurra a uno u otros miembros". Los trabajos "orgánicos y de mérito" siempre tendrían lugar en las revistas de la Academia de Córdoba, la Sociedad Científica o el Círculo Médico. "Y así como hay muchos que, por una debilidad harto común, se mueren por ver su nombre estampado en un periódico, no importa cuál, así también abundan los que gustan hacer que les oigan hablar. Para una Sociedad seria, no hay peste peor que los ?hableros? [Sic]. Las ciencias buscan la verdad; no son pues tema para declaraciones fútiles y para farsas médicas.”35

CARLOS PÁEZ DE LA TORRE (H); “El rol de la ciencia”, “Apenas Ayer”, en La Gaceta, Tucumán, 15.IX.2002 35


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HALLAZGO DE MINAS DE SULFATO DE SODIO En setiembre de 1885, Schickendantz expuso al Gobierno que había encontrado "en la banda norte del río Vipos, una mina de sulfato de sodio" y pedía que se le concediera el derecho de explotarla. La solicitud pasó a dictamen del fiscal de Estado, quien opinó que no estaba sancionado todavía el Código de Minería, por lo que

eran

aplicables

el

Estatuto

de

Hacienda

de

1853

y

subsidiariamente las Ordenanzas de México. Como el Estatuto llamaba mina "a todo yacimiento de sustancias minerales o reducibles a metal", el ácido sulfúrico estaba comprendido, por lo que correspondía dar la concesión a Schickendantz. Este debía extender su labor, "desde 200 varas desde el punto señalado como el arranque de la mina y en la dirección que lleve su veta", bajo el deslinde y amojonamiento que practicaría el Departamento Topográfico. Era necesario, además, iniciar los trabajos en un plazo de 90 días, bajo pena de perder la concesión, y pagar una patente de 20 pesos. En enero de 1886, Schickendantz pidió prórroga. Argumentó que previo a explotar la mina, necesitaba "conocer la opinión de una autoridad científica sobre la misma, y habiendo sido imposible al doctor Brackebusch, venir a esta ciudad antes de pocos días, necesitaba que el plazo se extendiera por tres meses más”. El Gobierno autorizó la prórroga, pero el expediente se detiene allí. No


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se sabe si Brackebusch llegó a dictaminar sobre el yacimiento de Schickendantz.36

MINERÍA EN TUCUMÁN - UNA POLÉMICA. Don Federico, en febrero de 1891, publicó una carta en el diario La Unión, dirigida al jefe de la Oficina de Estadística de la Provincia. Expresaba que, con motivo de la última Exposición de París, la Dirección Nacional de Minas le había remitido varias planillas con preguntas sobre existencia de minas y naturaleza de metales explotables en Tucumán. Como presidente entonces de la Comisión Auxiliar local de la muestra, Schickendantz contestaba: “que no se conocían en esta provincia vetas de metal, exceptuando una de cobre que se supone existe en el departamento de Trancas". Ahora, en la "Memoria general" que acaba de editar el ingeniero Henry D. Hoskold, encontraba "la noticia de que una persona que estuvo en Tucumán el año pasado, dice haber descubierto una mina de ¿Telurio con oro?”. Apuntaba: “no debe ser un cualquiera quien puede haber hecho la clasificación de semejante mineral, y hubiera convenido que el señor Hoskold publicase el nombre de aquella persona. Pero me permito decir, señor director, que esto del ¿Telurio con oro? es, en mi concepto, una patraña tan grande como la del ¿Seleniuro de plata? que el señor Seleniche dice haber descubierto en las minas de oro de Romay". Advertía: “que no podía darse ningún valor a la "Memoria" 36

Ibídem; “Mina de sulfato de sodio”, en: “Apenas Ayer”, La Gaceta, Tucumán, 17-IV-2009.


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sobre yacimientos tucumanos que se publicó con motivo de la Exposición de Filadelfia, ya que "se reduce a una simple enumeración de minerales, copiada de un texto cualquiera de Mineralogía". Schickendantz terminaba afirmando: "no hay duda de que se encontrarán minerales explotables, tanto en la sierra del Aconquija como en la de La Candelaria; pero, por lo pronto, tienen los tucumanos que ocuparse con mayor provecho en industrias agrícolas"37.

LA OFICINA QUÍMICA MUNICIPAL  MIGUEL LILLO, EL DISCÍPULO Una de las obras más destacables de Schickendantz, es haber contribuido a la formación del científico Miguel Lillo, posibilitando así la continuidad del estudio de las Ciencias Naturales en Tucumán. Como ya vimos, se conocieron en el Colegio Nacional. El discípulo colaboró con el maestro. En carta a Ignacio Colombres, decía Schickendantz que él era “únicamente un botánico aficionado”; sobre las especies que había incorporado al Herbario (catálogo que adjuntaba de 210 especímenes), aclaraba “debo los nombres de algunas a don Miguel Lillo quien tiene un raro conocimiento de la flora tucumana y a quien quedo muy agradecido por la ayuda.38. El mismo Lillo aseveraba, en una carta de autobiografía, que fue su discípulo: “Con Schickendantz mis estudios tomaron mayor vuelo”. Recordaba, además, que "en 1885 fui nombrado ayudante de Ibídem; “Minería en Tucumán”, “Apenas Ayer”, en: La Gaceta, Tucumán, 28-VIII-.2002 SARA PEÑA DE BASCARY; “Naturalistas en Tucumán”, Todo es Historia, Nº 104, Buenos Aires, 1976. 37

38


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la Oficina Química Provincial, en 1889 pasé a subdirector y en 1892 a Director hasta la fecha. Esta oficina fue fundada por el reputado químico Federico Schickendantz a quien debo la iniciación en esta ciencia (Química)"39. En 1884, durante el gobierno de Santiago Gallo, se había creado la Oficina Química Municipal y se designó Jefe a Don Federico. El Orden del 6 de febrero de 1885, anunciaba: “El Señor Schickendantz. Jefe de la Oficina Química Municipal, acompañado de su ayudante Miguel Lillo, se ocupa de instalar la oficina en el local de la Municipalidad. En los primeros días de la semana entrante comenzara a prestar servicios por el bien del público y el mal de los falsificadores de bebidas y sustancias alimenticias. ¡¡ Ojo, mucho OJO!! Expendedores de cosas no puras!!!40 En un informe al Intendente doctor Pedro Ruiz de Huidobro, del 1º de marzo de 1886, dice Schickendantz: “La Oficina Química, creada el 10 de noviembre de 1884. Instalóse recién el 5 febrero de 1885, con el nombramiento del que tiene el honor de firmar el presente informe”41. El mentado informe es completísimo y se refiere a todo lo actuado en un año de gestión. Decía que su primer cuidado fue el traslado al edificio de la Municipalidad, de los aparatos y reactivos que se adquirieron en Francia y que gracias a la generosidad de los concejales le concedieron $1.600 en oro para

Ibídem El Orden; Tucumán, 6 de febrero de 1885. 41 DIGESTO MUNICIPAL DE TUCUMÁN; Tomo II, pág. 90. (Tucumán, 1924). 39

40


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comprar un laboratorio en Alemania, el que a la fecha ya estaba en el Puerto de Rosario42. La obra que don Federico realizó allí fue notable. Organizó la Oficina

Química

Municipal,

reglamentó

su

funcionamiento

minuciosamente43, equipó los laboratorios y benefició, con sus análisis de aguas, bebidas y alimentos, la salud de la población. Llevó a cabo numerosos estudios sobre salinas, abonos, azúcares, minerales y alcaloides. Elevó completos informes sobre el resultado de sus investigaciones y publicó continuamente, en diarios locales, ilustrativos artículos sobre los temas que le atrajeron. Finalmente, creó los Anales de la Oficina Química. Fue esta una etapa muy productiva que aportó efectivos logros al progreso de la ciudad y de la provincia. En junio de 1885, eleva al Intendente, Ruiz Huidobro, un detallado informe sobre el agua de las vertientes de San Javier. Las encontró de gran pureza, con sales de magnesio, no excesivas, y que eran saludables. Decía “que se presentaba un problema interesante: el naturalista Grange atribuía el coto al uso de agua que contenía sales de magnesio, opinión impugnada por Chatin. Sería realmente una calamidad si la conducción del agua de San Javier a este lugar diese lugar al desarrollo del “conocido adorno”, con todas las

42

43

Ibídem, pág. 91. Ibídem, pág. 260. Reglamento de la Oficina Química Municipal


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consecuencias morales e intelectuales. Este es un asunto que incumbe al Tribunal de Medicina de pronunciarse, no a mi” 44 En abril de 1887 dirige al Ministro de Gobierno, Dr. Ignacio Colombres, un “Informe Geológico”. En el mismo, muy detallado, se refiere a las riquezas de nuestro suelo que estaban aún sin explotar, porque faltaban investigaciones para hacerlas conocer. Se refería a reino vegetal y a la mineralogía. Aconsejaba al Gobierno se hicieran exploraciones prolijas de nuestras serranías para poner a disposición de la Oficina Química las muestras vegetales y minerales para un examen químico. Decía que “tales muestras formarían, la base de un museo provincial, al cual se incorporarían también cuantos objetos se encontrasen de los antiguos moradores del país”

45.Solicitaba,

además, un subsidio de $ 2.000 para el laboratorio. Al iniciarse la gran epidemia del cólera, El Orden del 9 de noviembre de 1886, informaba que se había decidido ampliar, con nuevos miembros, el Tribunal de Medicina. Quedaba constituido por Dr. Tiburcio Padilla, Juan Mendilaharzu, Víctor Bruland, Pedro Catalán (miembro del consejo deliberante), Manuel Esteves, David Posse, Luis de la Peña, Eliseo Cantón, Vicente García, Francisco Mendioroz (médico municipal), Federico Schikendantz (Jefe de la

COMPILACIÓN ORDENADA DE LEYES DECRETOS Y MENSAJES DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN, vol. XI (1885-1886). Págs. 163-165. Tucumán, 1918.”Coto” es la denominación vulgar del bocio. 45 Ibídem; Vol. XII, (1887), Págs. 591-592. Tucumán, 1918. 44


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oficina Química Municipal) y el Dr. Benjamín Matienzo (secretario de la intendencia)46. Por esa época entusiasmó a su colaborador Miguel Lillo, a realizar un viaje a Europa con el fin de perfeccionarse y adquirir la experiencia necesaria para definir su vocación. Al regreso, manifestó Lillo: “Mi resolución está tomada, mi vocación son las Ciencias Naturales y entre ellas la Botánica”47. En los Anales de la Sociedad Científica Argentina de 1887, se publica el trabajo de Don Federico, Estudios Enológicos, en que se ocupa del análisis de los vinos que se bebían en Tucumán. Entre las varias críticas que hacía, concluía enfáticamente: “No es pues más que el lucro lo que causa la rebaja del extracto en los vinos del país con gran detrimento de la moral pública y del bolsillo del consumidor. No vaciló en declarar como fraude infame el librar al comercio un vino con solamente 16 grados de extracto como se me presentó uno de Mendoza.” También, en ese mismo número de los Anales, se publicó un trabajo de Schickendantz en colaboración con Miguel Lillo: Determinación de la Glucosa en los vinos y en los productos de la Industria Azucarera48

CYNTHIA FOLQUER;”Cólera morbus” y cólera divina. Miedo a la muerte e imaginario religioso en Tucumán argentina a fines del siglo XIX”, en: Boletín Americanista (Barcelona, 2011) pág. 85. 47 SARA PEÑA DE BASCARY; “Naturalistas en Tucumán”. cit. 48 SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, cit; vol. XXIII, Buenos Aires, 1887 46


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SU ÚLTIMA POLÉMICA SE ALEJA DE TUCUMÁN En 1892, don Federico tuvo un grave problema en la Oficina Química. La rigidez de su carácter le llevó a enfrentarse con las autoridades provinciales. Sucedió que se negó a realizar unos análisis de vinos del modo que la firma Rimbaut lo exigía, con una etiqueta que indicara un producto importado, que no correspondía al contenido. La negativa motivó una serie de trámites que la burocracia dilató en forma desmedida, interviniendo fiscales, ministros y el Consejo de Higiene. Schickendantz no depuso su actitud y como corolario presentó su renuncia al ministro: “Cuando hace pocos días tuve el honor de hablar con S. S. sobre mi renuncia aproveché la circunstancia para manifestarle con toda franqueza lo que pienso yo acerca del dictamen fiscal recaído en el asunto Rimbaud, como también acerca de la disposición de S. S. y del Consejo de Higiene de sellar artículos que siempre han sido rechazados por esta oficina como falsificados y no tengo reparos en repetir que, en mi concepto ningún artículo del Reglamento de esa oficina o del Decreto del Gobierno de la Provincia puede ser alterado por una nota de S. S. o del Consejo de Higiene” 49 .

Adjuntaba la reiteración de la renuncia, muy escueta y dura que, como es de imaginar, fue aceptada de inmediato. Una vez más 49

COMPILACIÓN, cit. vol. XIV, pág. 268. (Tucumán, 1918).


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puso de manifiesto su actitud de polemista y la franqueza con que emitía sus opiniones. Muy pocos comprendieron que tras el hosco carácter y la dureza de procedimiento, Schickedantz buscó por sobre todo cumplir inflexiblemente con su deber. Este episodio motivó su alejamiento definitivo de Tucumán. Se trasladó a Buenos Aires a ejercer la docencia en el Colegio Nacional. Heller y Lafone, en esta época, estuvieron preocupados por los problemas de su amigo. En cartas de don Juan a don Samuel se comprueba esto. El 15 de Noviembre de 1891: “A Schickendantz y Marica no los he visto después de su ida a Buenos Aires.” 50 El 29 de enero: “Hace tiempo que no he visto a Don Federico, este pobre hombre está muy aburrido aquí, no tiene genio para llevarse bien. Habla de ir a Buenos Aires una vez que los hijos acaben de colocarse allí. Tiene la suerte que los hijos se portan bien, principalmente Eduardo que parece adelantará pronto”51. El 17 de junio, nuevamente Heller le comenta a Lafone: “Don Federico aún sin poder arreglar su nueva ocupación y mucho me temo se quedara sin nada” 52 . Por último, el 18 de setiembre del 92 dice: “El sábado pasado se marchó don Federico con toda su familia a Buenos Aires”53.

Heller a Lafone, en AHT, fs. 159 Ibídem. fs.190 52 Ibídem. fs. 273 53 Ibídem. fs. 320 50 51


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CARTAS DE SCHICKENDANTZ A MIGUEL LILLO Se

conservan,

algunas

cartas,

inéditas,

de

Federico

Schickendantz al Dr. Miguel Lillo, en las que se aprecia una faceta muy importante de su personalidad. Hablamos del afecto, el respeto, y los temas que tenían en común, especialmente los relacionados a la Oficina Química y a la Botánica.54. Las damos a conocer, en la certeza que ilustran sobre la amistad del científico alemán con el sabio tucumano que, perduró inclusive cuando Schickendantz ya había dejado Tucumán para siempre. Las misivas son muy interesantes, y además, reveladoras de que no siempre tenía mal carácter. Nº 1 (Nota sin lugar y fecha, posiblemente desde Tucumán) Señor Don Miguel Lillo: Sírvase Ud mandar diluir 4 de las bordelesas de bisulfito de cal de modo que resulten 16 bordelesas de diluido. Dos de estas se llevaran al matadero para desinfectar el agua según la manera por mi indicada, una a la casa de aislamiento. Suyo Federico Schickedantz.

Nº 2 (Nota sin lugar y fecha; por el tenor de la misma, es desde Tucumán) Señor D. Miguel Lillo Hotel de París. Buenos Aires Las cartas de Federico Schickendantz a Miguel Lillo, se conservan en el Archivo del Centro Cultural “Alberto Rougés” de la Fundación Miguel Lillo. Transcripción de la Lic. Sara G. Amenta. 54


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Muy estimado Don Miguel: Preocupado como estaba yo en consecuencia de ciertas historias que Ud. conocerá a su regreso, no contesté su carta del 24 de febrero pero le mandé mensaje con Eduardo, quien llegó a esa el sábado pasado. Hoy llegó su carta dirigida a Santiago, a la que contesto como sigue: Aun no se ha aprobado el presupuesto de la Provincia: el P.E. ha puesto en vigencia el del año pasado, pero recién ahora [hará] dos días. Hemos presentado las planillas para enero y febrero las que espero serán pagadas hoy o mañana: acto continuo les mandaremos los $100 y entregaremos el saldo a su tía. Hemos recibido, ha como 15 días, 450$, valor de un vale, que apenas alcanzó a nuestros más apremiantes apuros; no más habíamos acordado de Ud. por creerle muy platudo. Quinteros se fue anoche a Córdoba, pero creo que pasará a esa, en cuyo caso conviene que Ud. lo visite. Con muchos deseos de verle a Ud de vuelta quedo su afmo. Federico Schickendantz.

Nº 3 Noviembre 4 de 1892 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel: En este momento -4 ½ pm – acabo de recibir su carta de 16 de septiembre, que parece haber demasiado en esa administración. Si bien me acuerdo he escrito todo lo que Ud. menciona en la citada; reciba Ud mis aprecios. Agradézcale no menos la promesa de enviarme a su debido tiempo los helechos, que mi hijo Federico me había solicitado para un señor Pardo. Nada hay que hacer con la oxiacantina desde que Schmidt en Marburgo ha publicado en el “Archiv. fico Phrmaciae”, con sus discípulos, una larga serie de

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investigaciones sobre Benberina alchaloide entre las cuales figura también las O. Grandemente aburrido estoy para mi ociosidad forzosa, porque las pocas horas que paso diariamente en la oficina son más bien horas de charla que de trabajo. Consérvese Ud bueno y reciba los recuerdos de su afmo. Federico Schickendantz”

Nº 4 Buenos Aires, 21 de noviembre de 1892 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel: El señor Jaime Cibils ha traído últimamente de Mato – grosso una bolsa de hojas de “coca del monte”, que supongo es Erythroxylum microphyllum. Pensamos, Arata y yo, estudiarlo, pero sería interesante someter al examen también las especies que hay en esa (E. areolatum y E. Pelleterianum). Le quedaría muy agradecido si pudiera favorecerme con la remisión de (resp.) una bolsa de hojas, tanto de las dos especies, como también de la E. microphyllum, si existe en esa flete y gastos de recolección quedarían a cargo del suscrito. Acuso recibo de su última y le saluda su afmo. Federico Schickendantz

Nº 5 Buenos Aires, 12 de diciembre de 1892 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel:


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Pablo me trajo su mensaje de Ud; que una vez terminadas sus tareas en el Colegio, se iría a los cerros y se ocuparía entonces en recoger las diferentes especies de Erythr. Vengo ahora con otra pretensión: En caso de no continuar Ud la investigación de la Baccaria, sírvase hacérmelo saber, para que yo en sociedad con Arata me ocupe de dicha planta. Me daría entonces una noticia sobre los resultados por Ud obtenidos, los que será publicada una vez terminado nuestro trabajo. Quedo su siempre afmo. amigo. Federico Schickendantz P.D. Sírvase darme el nombre de la especie de Ruprechlia que crece en las Lomas de Alurralde.

Nº 6 Buenos Aires, 30 de enero de 1893 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel: El sábado próximo pasado llegó su carta del 26 del presente; ayer me entregaron la bolsa con chuscho, y esta mañana recibí su última del 27. Contestando primero esta última doy a Ud muchas gracias por la remisión de la planta, sintiendo a la vez que sus encargados no hayan podido dar con la coca del Monte. En cuanto a la Vierteljahrsschrift poseo un solo número – 2tes Heft del año 1892 – que está con hoja y que se lo mandaré con don Carlos Lowhenhard. Contestaré su carta del 26 avisándole que he hablado hoy con Arata y Nelson sobre el vino de Grandval. Arata no tiene nada que observar en el vino N º 1; el de 13 ‰ de glicerina; efectivamente semejante ley es completamente justificada, como verá Ud también en el librito de Bargman: se admiten 10 a 12 de glicerina por 100 de alcohol. Yo por mi parte encuentro algo bajo la polarización, pero ya sabe Ud que el cociente

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glicométrico no es aun admitido aquí: la segunda clase no es admitida en esa, pues el Extracto – Glicosa da solamente 18.2, si bien aquí no hacen tal distinción. Me informa el señor Nelson que Grandval ha mandado hace pocos días 4 muestras de vino y que de las mismas esta Oficina ha rechazado 3; entiendo por estar teñidas con maqui. A este respecto me avisa el mismo señor Nelson que su modo de reconocer el maqui en un vino es tratando este último por alumbre amoniacal: se tiñe el vino, de un color rojo vinaza. La taña se tiñe (método Arata) de un color violado cual color no se extrae con alcohol amílico. Importante, según Arata, toneladas de maqui; veré de mandar una muestra, que se consigue en la calle Defensa, cerca de la Oficina. Trataré también de conseguirle copia de los análisis de las mencionadas viñas de Grandval. Sírvase felicitar a Gonnard por el feliz resultado de su examen de agrimensor y créame su afmo. Federico Schickendantz

Nº 7 Buenos Aires, 3 de febrero de 1893 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel: Domingo Mendilaharzu que saldrá de aquí el martes próximo llevará, para entregar a Ud, el número de la Vierteljahrsschrift

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y un sobre

con frutas de Maqui, que debo a la bondad de Arata. Se ha pesado hoy su envío de Chuscho, resultando solamente 3 kilos. Conviene pues que nos mande siquiera 7 kilos más. Saluda a Ud y a Gonnard su afmo. Federico Schickedantz.

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Revista: Deutsche Vierteljahrsschrift fur Literaturwissenschaft und Geistesgeschichte.


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Nº 8 Buenos Aires, 2 de noviembre de 1893 Señor Miguel Lillo Tucumán Estimado Don Miguel: Ha pocas horas que he recibido su grata del 31 de octubre, junto con un número de Berliner Berichte. Guardaré este último, por el cual le estoy muy agradecido hasta que se me presente una buena preparación para devolverle. Con todo esto los Berichte míos no aparecen. Creo que la casa Friedländer sigue mandándolas al Ingenio La Trinidad, en cuyo caso irán a esa casa de correo central y es posible que las recojan de lo de Don Segundo García. Si en la ultima las han retenido sírvase comunicarle a Rosa o a Lola que con premura y segura posposición me las manden. Parece, según su citada, que buenas luchas le ha causado la revolución, y no poco desorden habrá hecho la división Bosch en ese Colegio, resp. a su Oficina .Los hombres honrados del alto comercio de Tucumán estarán de parabienes por no funcionar la Oficina, espero que le pagaran sus sueldos. Yo sigo vegetando, como me ha visto en febrero: ya sabe que salí de este Colegio porque son indomables los muchachos. De las investigaciones con Arata no hablemos: ya por mi parte me he desanimado, por otra parte Arata, por la edición segunda de sus apuntes de Química Orgánica, ha estado tan ocupado que el laboratorio estaba cerrado la mayor parte del tiempo. Con mis recuerdos a sus tías y a Gonnard quedo. Su afmo. Federico Schickedantz P.D. ¿Qué tal anda el recomendado de M. Ebelot?

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San Martín, 2 de abril de 1894 Señor Don Miguel Lillo Tucumán Estimado amigo: Habiéndoseme entregado en la Oficina Química su grata del 19 pude consultar a Nelson sobre los diferentes puntos de su carta. He aquí lo que me dice Nelson: No ha analizado esta Oficina vino alguno del señor Sabathié; y digo yo que miente dicho señor Sabathié si afirma que yo también lo he analizado: no tengo laboratorio y, quien sabe, si tendré. El centro vitivinícola está por el momento muerto, o, mejor dicho, no ha nacido aún. Ud sabe que hoy se llama vino de pasas cuando está de hecho conforme o exige la ley, es decir 100 kilos de pasas para 3 hectolitros de agua; entiendo que tal vino no debe dar menos del 25 % de extracto libre de glicosa. Esto me hace recordar que de vinos cortados se exigen aquí 24 de extracto y 12 de alcohol – según creo, si bien no estoy muy seguro. Por lo demás, esta Oficina tolera la mezcla de vino natural con vino de pasas, obligando, empero, a las expendedores declarar la naturaleza del producto. En otra ocasión seré más extenso, y, preguntándole en que han quedado sus averiguaciones sobre el paradero de mis Berichtes le saluda su afmo. Federico Schickedantz. P.D. En el próximo mes nos volveremos a trasladar a Buenos Aires.

Nº 10 Buenos Aires, 21 de febrero de 1895 Señor Don Miguel Lillo Presente Estimado amigo:


S. PEÑA DE BASCARY: Federico Schickendantz-Un científico investigador…

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Doy a Ud poder para recoger de ingenio La Trinidad las números de los Berichte der Chemischen Gesellschaft de Berlín que se hallen, dirigidas a mí, en el Ingenio antedicho. Su afmo. Federico Schickedantz

MUERTE DE SCHICKENDANTZ - UN DIGNO HOMENAJE Dijimos que en 1892 Schickendantz dejó definitivamente Tucumán y se trasladó a Buenos Aires, donde enseñó en el Colegio Nacional. De allí se dirigió a La Plata y Francisco P. Moreno lo designó en el Museo encomendándole la sección Química. Dos años después, cuando se disponía a viajar a Mendoza para hacerse cargo de la Oficina Química de esa ciudad, murió repentinamente, el 4 de abril de 1896.56 La Academia Nacional de Ciencias, en ese mismo año, publicó un artículo de homenaje, a quien apuntalara con sus conocimientos, la ciencia, la cultura el progreso de Tucumán en la segunda mitad del siglo XIX. En ese minucioso escrito, se destaca sobre la personalidad de Schickendantz: “Era al mismo tiempo muy modesto, a pesar de conservar relaciones científicas con sus profesores Bunsen, Wurtz y Roskoe y con otros científicos europeos y de américa como Burmeister y Domeyko entre otros, a la segunda carta que recibió del Director del Observatorio de Córdoba llamándole doctor, le significó que no lo era a lo que el doctor 56

En cuanto a su esposa, María Díaz de la Peña, le sobrevió muchos años, la noticia de su muerte la da El Orden 30-V-1927.


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Gould, le significó que no lo era porque le faltaba el pergamino que no había aceptado cuando la Universidad de Oxford quiso otorgárselo, era doctor por que poseía la ciencia y continuo llamándole así”57.

La Universidad de Tucumán, Instituto Miguel Lillo, reeditó, en 1943, ese testimonio de reconocimiento. En su párrafo final, decía: “Schickendantz tenía fama de malo, pero, sin embargo, en los bosques de Pilciao, los peones aún recuerdan con cariño el nombre de Don Federico”58. La trayectoria de este vehemente científico alemán en nuestro país, especialmente en Tucumán y en Catamarca, estuvo jalonada de realizaciones, científicas y docentes que dejaron profunda huella en esas provincias. Federico Schickendantz fue esencialmente un gran investigador, y no hubo tema que no le interesase profundizar. Era, además, un hombre honorable, de arraigados principios. Supo defenderlos con el coraje propio de su fuerte personalidad y sus fundamentales convicciones.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS FUENTES ARCHIVO HISTÓRICO DE TUCUMÁN. Juan Heller - cartas. Libro copiador .Desde 18/10/1862 al 22/05/1870. Juan Heller - cartas. Libro copiador .Desde mayo 1891 a octubre 1893.

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ANÓNIMO, Boletín de la Academia de Ciencias. (Bs. As.1896). ANÓNIMO. Cit.


S. PEÑA DE BASCARY: Federico Schickendantz-Un científico investigador… ARCHIVO CENTRO CULTURAL ALBERTO ROUGÉS

DE LA

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FUNDACIÓN MIGUEL LILLO. Cartas de

Federico Schickendantz a Miguel Lillo ARCHIVO PRIVADO EMILIO ROUGÉS HELLER. Libro copiador de Juan Heller. Años 1870-1873. ARCHIVO PRIVADO SUSANA ROUGÉS HELLER. Libro copiador de Juan Heller. Años 1874-1878

BIBLIOGRAFÍA ANÓNIMO. “Federico Schickendantz, homenaje a su memoria”. U.N.T. (Tucumán, 1943). ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, Vol. XLI, (Buenos Aires, 1896.) BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CÓRDOBA. (Córdoba, 1874) COMPILACIÓN ORDENADA

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LEYES

Y

DECRETOS

DE LA

PROVINCIA

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TUCUMÁN, vol. XI Y XII.

(Tucumán, 1918) CUTOLO, VICENTE OSVALDO; Nuevo diccionario biográfico argentino. (1750-1950) Bs. As. (1968-1985). DIGESTO MUNICIPAL- COMPILACIÓN

ORDENANZAS, RESOLUCIONES, MEMORIAS Y DECRETOS DE LA

MUNICIPALIDAD DE TUCUMÁN, A PARTIR DEL AÑO 1868, vol.

II. (Tucumán, 1924).

EL ORDEN, (Tucumán, 1885). FOLQUER, CYNTHIA; “Cólera morbus” y cólera divina. Miedo a la muerte e imaginario religioso en Tucumán argentina a fines del siglo XIX. En Boletín Americanista, (Barcelona, 2011). GROUSSAC, PAUL; conferencia. En “Nosotros”, año XIV- vol. XXXVI. (Bs. As., 1920) LA RAZÓN, (Tucumán, 1874.) PÁEZ DE LA TORRE (H), CARLOS; Historia de Tucumán. (Bs As, 1987).

“El rol de la ciencia”. En: “Apenas Ayer”, La Gaceta, (Tucumán, 15.IX.2002) “La minería en Tucumán”. En: “Apenas Ayer”, La Gaceta, (Tucumán, 28.VIII.2002) “Mina de sulfato de sodio”. En: “Apenas Ayer”, La Gaceta, (Tucumán, 17.IV.2009) “Cafetal en Lules”, 1891. En “Apenas ayer. La Gaceta, (Tucumán, 8.IV. 2009). PEÑA

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