Colección de Ceroplástica

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COLECCIÓN DECEROPLÁSTICA Dermatológica


SEDE BOGOTÁ FACULTAD DE MEDICINA CENTRO DE HISTORIA DE LA MEDICINA “Andrés Soriano Lleras”

Semillero de Historia de la Medicina July Alejandra Baldión Borrás Edward Andres Infante Orduy


N AT U R A L E Z A DEL PROYECTO

“La cera palpita: ella se calienta en mi mano, toma la temperatura de mi cuerpo, en ese momento es capaz de involucrarse en el detalle de mis dedos, de recoger mis huellas, de pasar, dulcemente y biológicamente, de una forma a otra [...] este material contra mi carne, se vuelve mi carne [...] tal es su sutileza, su fragilidad, su sensibilidad”. Georges Didi-Huberman

La colección de ceroplástica dermatológica, es una propuesta que da continuidad a la labor desempeñada por el Museo de Historia de la Medicina, que constituye una de las tres dependencias del Centro de Historia de la Medicina, labor que encuentra en los procesos de recuperación, estudio, conservación, catalogación, y divulgación de las colecciones documentales, instrumentales y de reproducciones plásticas, que en él reposan, el testimonio del acontecer de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, de sus protagonistas, de los procesos educativos que en esta se daban, y del conocimiento y desarrollo científico de la medicina en Colombia. En este sentido la colección se constituye como una narración del cuerpo enfermo, voz que se inscribe en la representación fiel en cera del paciente y de su patología, modelos que figuran las enfermedades dermatológicas más prevalentes en la sociedad colombiana de los años treinta y cuarenta del siglo XX. Adicional a esto, la exposición pretende develar en estos objetos fidedignos, tridimensionales y a escala real, el proceso de instrucción en dermatología de los médicos de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, modelos en cera que sirvieron como herramienta de instrucción y documentación de la formación médica.


INVESTIGAC IÓN HISTÓRICA

La cera ha sido empleada desde la antigüedad para la elaboración de todo tipo de objetos en metal y herramientas, sirviendo como molde o prototipo de estas; así mismo, desde los siglos VI y V a.C. ha sido usada con múltiples fines, ya sean artísticos, industriales o religiosos, ejemplo de este último son los “exvotos”, esculturas en cera, que representaban partes del cuerpo enfermas y que en la Grecia clásica representaba a los dioses como ofrenda para su curación. La ceroplástica sin duda, representa una técnica artística única, que imprime en cada pieza mediante un proceso escultórico de gran destreza, un sin número de representaciones, modelos de la anatomía humana, sellos, retratos en relieve en el Renacimiento Italiano, muñecas, máscaras entre otras. Todo lo expuesto anteriormente, recalca la cera como material sustancial, que permite resultados de gran calidad artística, tanto en concepto como en diseño; piezas de un realismo fastuoso, complejo y trascendente. Al llegar a este punto, es necesario aclarar cómo la cera, y específicamente la ceroplástica incursionan en el mundo científico; durante el Renacimiento, se eleva el interés de la humanidad por el conocimiento del cuerpo humano, y por lo tanto por el estudio anatómico; sin embargo los recursos para éste se veían mermados por cuestionamientos religiosos en torno al uso de los cadáveres como herramienta de estudio y por la incapacidad de retardar el proceso de descomposición de los cuerpos. Por tal motivo, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, el reflorecimiento de materiales


que moldeados podían semejar la anatomía humana, no dio espera, los grabados y esculturas en cera ganaron un espacio muy importante, por la capacidad de éstos para reflejar fidedignamente la forma, color y textura de lo representado. Dos escuelas, la boloñesa y la florentina, desarrollaron en Italia el estudio anatómico, con figuras de cera, convirtiendo la ceroplástica, en una técnica artística perfeccionada, con un valor invaluable para la enseñanza y como un referente tridimensional que permitía refinar los detalles de la formación y práctica médica; el desarrollo de esta técnica se extendió por toda Europa y la creación de museos como el de Specola en 1775 no dio espera, museo de figuras anatómicas que a

través de moulages, se convertiría en referente mundial, permitiendo difundir este arte y ciencia por las diferentes ciudades europeas; otro escenario protagónico en la historia de las figuras anatómicas en cera, fue el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, que en 1787 bajo la dirección de Franceschi, escultor y discípulo de la escuela florentina, incorporó esta técnica a España y creó una de las colecciones de figuras en cera más extensas, variadas e imponentes del mundo. Las figuras en cera dedicadas a la anatomía, empezaron a encontrar una significativa reducción en su demanda, en especial en la esfera de la enseñanza durante el siglo XIX, tal vez como resultado de la implementación de nuevas técnicas

de fijación de tejidos que permitían un mayor tiempo de conservación de los cuerpos y la entrada en vigencia de una legislación más condescendiente, que permitía con una mayor facilidad, el uso de cadáveres para la disección. Por tal motivo, los escultores comenzaron a abrir nuevos espacios para los moulages en cera en otras especialidades de la medicina, entre ellas la dermatología, cuyo interés mayor se centra en parte más accesible y extensa del cuerpo humano, la piel y fundamenta su estudio en la observación de la imagen real o recreada. Durante este siglo, grandes escultores como Joseph Towne con un promedio de 560 figuras en cera de enfermedades cutáneas y Enrique Zofío escultor del Hospital de San


Juan de Dios de Madrid, coincidieron su trabajo artístico con la apertura de las primeras clínicas dermatológicas en Europa y el inicio de la enseñanza de esta especialidad en las universidades; todo ello queda consagrado en el primer Congreso Internacional de Dermatología y Sifiliografía, realizado en París en 1889, donde el arte de la ceroplástica se inscribe como protagonista en la sala de exposición de figuras en cera del Hospital de Saint Louis. Figuras que sin duda captaron el interés y el entusiasmo de todos aquellos médicos asistentes, que decidieron llevar consigo la idea de las representaciones en cera para sus escuelas y países de origen.

a inicios del siglo XX, donde el doctor Manuel José Silva, realizó sus estudios como dermatólogo especializado y es quizás, en este lugar, donde nació su interés por crear en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, la primera colección de ceroplástica en el país y toda Latinoamérica; y fue esta iniciativa junto al apoyo de dos reconocidos escultores Lisandro Moreno Parra y G. Restrepo, como nació con el acuerdo del 13 de agosto de 1933, el proyecto, Museo de reproducciones plásticas; donde el Lisandro Moreno, comenzó a trabajar como artista encargado del museo y a esculpir más de 300 piezas en cera de representaciones de las patologías más relevantes desde el punto de vista Sin duda, París se convirtió en un refer- científico, social o epidemiológico del ente de esta técnica para el estudio de territorio colombiano. la dermatología, y es allí en la Francia



L a c o l e c c i ó n d e c e r o p l á s t i c a d ermatológica: ESTÉTICA DE LA FEALDAD

encuentra en un estado de indiferenLA cia, una perfecta equivalencia que no es ni sufrimiento, ni placer; y es este estado de indiferencia, el que separa el uno del otro, en este sentido el deleite se presentaría como la remoción o moderación del sufrimiento:

La ceroplástica en Colombia, tuvo su mayor representante en el nombre del artista Lisandro Moreno Parra, creador de la mayoría de las piezas con las que cuenta el actual Museo de Historia de la medicina y del primer y único Las pasiones que pertenecen a la autoconservación emanan del sufmuseo de cera en Sur América. rimiento y del peligro; son simpleLas piezas creadas por el maestro más allá de sus beneficios en la práctica mente dolorosas cuando sus cauclínica, representan un legado histórico, cultural y artístico. Pero en este sas nos afectan inmediatamente; sentido, se presentan varios interrogantes en relación de la experiencia frente son “gozosas” cuando tenemos a estas imágenes de cuerpos fragmentados, de representaciones de la enfer- una idea del sufrimiento y del peligro, sin que estemos realmente en medad, del dolor; ¿Son acaso bellas, monstruosas, horrorosas, grotescas? circunstancias semejantes; este deAl respecto conviene decir que la tradición que atiende a criterios estéticos leite no lo he denominado placer nos induce a categorizar como “bello” o “feo” y aunque los términos se rela- porque se distingue claramente de cionan de manera intrínseca a momentos históricos o culturas diferentes, no cualquier idea de placer positivo. significa esto que no se trate de un intento por determinarlos en un paradigma Llamo sublime a cualquier cosa medianamente estable. Según Burke (1990), la mente del ser humano se que suscite este deleite. (Burke 47).


Así que cuando el sufrimiento nos perturba directamente, Burke los determina como doloroso, pero cuando son las ideas de sufrimiento las que se avistan, se produce deleite. El marco de esta vía estética permite el desarrollo de los conceptos del horror, el terror o lo feo como manifestaciones artísticas y permite también el acercamiento a la colección de ceroplástica no sólo como legado histórico y cultural, sino como un bello legado artístico.

como bonito, hermoso, guapo, precioso, lindo, agraciado, majo, elegante, escultural, fino, atractivo, majestuoso, excelente, primoroso, delicado, agradable, exquisito, noble, gentil, placentero, delicioso, encantador, espléndido, sublime, armónico; mientras que feo como antiestético, desagradable, deforme, repugnante, repelente, vergonzoso, inmoral, indecente, indecoroso, sucio, aterrador, desfigurado, horrible, desagradable…¿cabría entonces denominar a lo feo como lo contrario La sensibilidad del observador común de lo bello? percibe de manera habitual una asociación entre lo bello y la reacción de Rosenkranz (1853), en su Estética apreciación desinteresada y de manera de lo Feo, habla sobre la “autonomía análoga una correlación entre lo feo de lo feo”, como algo más complejo con la reacción de disgusto y re- que las negaciones de las diferentes pulsión. Si se observa con mayor formas de belleza, una especie de detenimiento los sinónimos de bel- “independencia de lo feo” donde el lo y feo, se puede estimar lo bello concepto de fealdad es encarnado

y abordado como en cualquier tipo de estética especialmente y para el caso propuesto, desde la fealdad en el arte (la desfiguración, la deformación) una perspectiva que permite ver lo feo más allá de lo opuesto a lo bello como armonía o proporción. Del mismo modo se debe entender la significativa brecha entre la fealdad en sí misma y la fealdad formal, esta última hace referencia al desequilibrio en relación a la composición de las partes de un todo. Desde la teoría estética se reconoce el hecho de que la fealdad artística es una fealdad formal, que en su relación intrínseca reconoce el hecho de poder liberar cualquier tipo de fealdad ante la representación artística fiel y fidedigna, un destello de belleza natural del ingenio y maestría artística.Con esto en mente y bajo la lectura y apreciación de la colección de cero-


plástica se puede estimar además de la maestría con que el artista Lisandro Moreno Parra representó las enfermedades más prevalentes de su época, la ocasión para experimentar reacciones tal vez de horror o angustia, como si se contemplara la fealdad en sí misma, aquella que nos implica pasionalmente. Considerando las reacciones que suscita, como lo menciona Eco (2007), la balanza estética se ve influida según los cánones determinados por el momento histórico y la cultura; una invitación a la reflexión sobre la belleza de lo feo y como menciona en la primera parte de su historia de la fealdad «¡Lo bello es feo y lo feo es bello!» lo que las brujas de «Macbeth» mencionan sabiamente en el primero de sus actos.



FOTOGRAFÍAS DE INVENTARIO





















































































































BIBLIOGRAFÍA


Alba Reatiga, Y. (2008). Ceroplástia e Historia de la Dermatología en Colombia. (Tesis Especialidad en Dermatología inédita). Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Medicina Interna. Unidad de Dermatología. Bogotá. Bazarte, Alicia. (2005). Cuando la Cera se Humanizó para el Estudio de la Anatomía [en línea]. [fecha de consulta: 9 Agosto 2014]. Disponible en: <http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/tye15/art_hist_06.html>. Burke, Edmund. (1990). A Philophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful. Oxford University Press, New York. Eco, Humberto. (2007). Historia de la Fealdad. Random House Mondadori, S. A.Barcelona. Heras Mendaza, F. (2010). Figuras e historias clínicas del Museo Olavide: Estudio dermatológico. (Tesis para Grado de Doctor en Medicina inédita). Departamento de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid.


SEDE BOGOTÁ FACULTAD DE MEDICINA CENTRO DE HISTORIA DE LA MEDICINA “Andrés Soriano Lleras”


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