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1.3 espacios post-pandemia
Luego de las transformaciones que ocurrieron junto a la pandemia, las ciudades han reconocido el importante rol que cumplen los espacios públicos para ayudar a las comunidades a superar los desafíos económicos, de salud, de relacionamiento e intercambio y de aprendizaje. Los parques, plazas y calles se han convertido en el principal escenario de entretenimiento, de desarrollo de actividades físicas, de mejora de la salud mental, y de desarrollo de actividades económicas.
Los espacios públicos son uno de los grandes articuladores de la identidad de cada ciudad y aquellos bien diseñados y regulados, constituyen un apoyo indiscutible para el desarrollo social que conlleva a espacios habitables.
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La importancia del relacionamiento, las actividades recreativas y el intercambio social trascendieron tras el aislamiento por el covid-19, dejando en evidencia la desigualdad que existe en la distribución de dichos espacios en los barrios de las distintas ciudades.

El valor de los espacios recreativos se ve reflejada en la salud y en el desenvolvimiento de las personas en el diario vivir. Actividades artísticas en entornos de emergencia, que incluyen música, manualidades y actuaciones, reducen la ansiedad, el dolor, la presión arterial, especialmente para lxs niñxs pero también para sus padres.

Ser miembro de una entidad lúdica, cultural o deportiva permite combinar el beneficio de la interacción social con los beneficios de la salud que dichas actividades brindan. Es importante promover en la educación, los aprendizajes significativos que contribuyan al desarrollo de los individuos alentando su espíritu investigativo a través del arte y el desarrollo de las actividades manuales. La frecuencia de la participación cultural y el número de diversas actividades, están positivamente asociadas a na buena salud, una buena satisfacción con la vida, un menor nivel de ansiedad y un menor nivel de depresión.
Los espacios públicos como parques, plazas o calles ofrecen oportunidades de recreación, ejercicio y socialización que contribuyen a la mejora de la salud emocional y física. La vegetación e infraestructura verde de dichos espacios contribuyen a reducir la contaminación del aire, el efecto de las islas de calor y las emisiones de gases de efecto invernadero. También reducen los riesgos del cambio climático y promueven la biodiversidad urbana.


Los espacios públicos de calidad y con regulaciones adecuadas, pueden favorecer actividades de comercialización (como ferias y mercados), actividades de servicios (como restaurantes a cielo abierto), y pueden funcionar como focos de atracción a los negocios locales.
Ante la necesidad de espacios que logren conjuar dichos aspectos, es necesario tener en cuenta factores como la accesibilidad, la calidad y la inclusión que consideran variables como las amenidades disponibles, la facilidad para acceder a dichos espacios y condiciones de seguridad, que promueven una integración entre lxs ciudadanxs y su entorno.
Los espacios deben de ser multifuncionales y adaptables.


¿La arquitectura como constructora de entornos o destructora de los mismos?
La toma de consciencia de la comunidad respecto al convivir con la naturaleza, ser parte de ella, integrarla a la vida, da como resultado una arquitectura más flexible y dinámica. El paisaje urbano es un bien colectivo por lo que debe librarse de una conceptualización meramente arquitectónica, lo que no quiere decir que una no nutra a la otra; un paisaje formado por una buena arquitectura, logra beneficiar a su comunidad.
Se debe proyectar atendiendo los aspectos de la naturaleza como sus formas y texturas, los espacios que ésta genera e incluso, los sentimientos y sensaciones que produce, sensaciones que se traducen como positivas y saludables para el ser humano.
¿Es posible crear comunidad a través de la arquitectura? ¿De qué manera, una arquitectura que parece ajena a sus proximidades, puede ser adaptada y apropiada por sus vecinos?
La comunidad se integra por un grupo de personas que comparten territorio, intereses, necesidades y problemas; asimismo intercambian manifestaciones culturales: tradiciones, creencias, actividades.
Resulta en una comunidad que busca a través de vivencias, crear una memoria colectiva.
La arquitectura que aspira implantarse allí, procura crear experiencias participativas que brinden como resultado una renovación activa en el barrio. Construir y diseñar un espacio tiene que ir a la par con las necesidades de su entorno, otorgarle identidad, una nueva cara que avive las ganas de crear, de ser parte. El proyecto parte de la idea de la comunidad como arquitectura, logrando que las personas sean partícipes desde los comienzos, creando y fortaleciendo lazos, apropiándose del espacio, creando un entorno que promete ser de disfrute y aprovechamiento, de crecimiento y desarrollo, no sólo en cuanto a conocimiento, sino también a creatividad y emoción.