Edición 500 de la Revista Diners

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TAPICERÍA DE LA RUTA DE LA SEDA Mi fascinación por los textiles étnicos me llevó a emprender un fascinante viaje a las lejanas tierras de Uzbekistán. Las ciudades Bukhara y Samarkanda eran el corazón de la Ruta de la Seda que por tres siglos conectó las culturas y el comercio de Europa, Turquía y China. Fue en estas tierras donde el veneciano Marco Polo quedó extasiado con las riquezas que vio. Dentro de éstas estaban las tapicerías bordadas a mano que conocemos como Suzanis. Suzani viene del vocablo persa “aguja” y eran tapicerías que bordaban a mano la novia y su madre para aportar el día de su boda. Hoy en día es una espectacular pieza decorativa con mucha demanda, usada como complemento para colgar en la pared, de pie de cama, botar en un sofá o simplemente como mantel. Laura Puyana, decoradora de interiores.

299. “ARMAS, GÉRMENES Y ACERO” Una experiencia que vale la pena: leer Guns, Germs, and Steel, de Jared Diamond. Por la claridad sin tecnicismos con la que describe los avances de las civilizaciones antiguas, logrados a través de la creatividad, el desarrollo de las ideas y la generación de sustento, apoyadas en el respeto por las costumbres y el arraigo a las tradiciones, que curiosamente no son rasgos representativos de las llamadas sociedades poderosas.

302. SER ALCAHUETA Es mi estilo de vida. En realidad se trata de un país propio, creado por mi hija Sara y por mí, que se llama “Corazoncitis”, que une lazos y nos sumerge en un mundo de fantasía en donde la creatividad es infinita. Lo mejor es que allí siempre hay risas y carcajadas de buen humor. Se trata de otra dimensión en la que se adquieren superpoderes porque aprendo de los chiquitos las reglas “fantabulosas” de volar con la mente, de ponerle color a un corazón que sólo en esta práctica se puede descubrir. El tiempo pasa y jugar con nuestros hijos es detener el tiempo. Por eso aconsejo crear un lugar fantástico en el que las horas no existan, sino solo el cariño y el ser felizmente alcahuetas. Pilar Schmitt, presentadora, periodista.

303. UN DÍA NORMAL EN LA FINCA Al regresar de sus vacaciones, el administrador de la finca lechera preguntó cómo me había ido. “Nada especial, las cosas normales que pasan en una finca”, fue mi respuesta. Eso significaba una levantada a las 4 a. m. con mi hijo para ir al ordeño y encontrarlo sin funcionar, el cambio de la llanta de un tractor, el nacimiento de una ternera holstein patas arriba, y mi hija señalando “Pa’, la halaste muy duro, le dejaste las manchas negras adentro”, reparada del jarillón, arreglo de la bomba de agua y mi esposa diciendo que la helada había acabado con la huerta. Cualquiera hubiera contestado “problemas”, pero en el campo esto resulta normal. La satisfacción de vivir esta realidad es uno de los incentivos para luchar por este sector y por la gente que dependemos del mismo. Rafael Mejía López, presidente Sociedad de Agricultores de Colombia.

Alberto Furmanski, presidente de Minipak.

300. UN DÍA EN LA GRAN MANZANA Un día en Nueva York. Sobre todo si hay que quedarse un tiempo en el aeropuerto antes de partir a Europa, por ejemplo, que fue nuestro caso en el verano pasado. Llega uno a las seis de la mañana y puede hacer un mundo de cosas fantásticas. Primero tomamos el metro y desayunamos delicioso en Madison Avenue, luego hicimos una parada en el museo Metropolitan, del que salimos hacia las 11:30 de la mañana para caminar por el Central Park y visitar el zoológico con mi hija Cecilia, de seis años, donde se pueden ver pingüinos, leones marinos, osos, etc. De ahí tomamos un bus que nos dejó cerca de la Grand Central Station, donde se almuerza también delicioso, sobre todo en el Oyster Bar. Todavía me acuerdo del sabor. Ahí tomamos un tren hasta Wall Street, y en la bahía nos montamos en el ferry que conduce hasta Staten Island, donde uno puede divisar toda la vida de la ciudad y el atardecer más divino. Desde allí nos devolvimos en tren hasta el aeropuerto para irnos en el vuelo de las ocho de la noche a Europa. Sin duda, un día inolvidable. María Luisa Ortiz, diseñadora de modas.

¿ACASO TIENE ALMA?

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Un mundo financieramente en crisis por cuenta de grandes entidades debería preguntarse: ¿tiene alma el dinero? El libro de Lynne Twist, una exitosa fundraiser de grandes ligas para la fundación Hunger, escribió El alma del dinero (The soul of money) en 2003, pero hoy, dadas nuestras globales circunstancias, tiene más vigencia que nunca. Recoge allí sus experiencias alrededor del mundo, de Bangladesh a Etiopía, desde la Madre Teresa de Calcuta hasta un prominente banquero japonés, lo que resulta en un libro que encuentra diferentes ópticas acerca de nuestra relación con el llamado vil metal. Un libro profundamente humano, cultural, entretenido y experiencial, que me cambió y cambiará en otros la forma como concebimos los términos de pobreza y riqueza.

Alfonso Gutiérrez, productor musical radicado en Miami.

304. LA PRIMERA VEZ QUE COMIMOS SUSHI Existen pequeñas cosas que definirán nuestros gustos gastronómicos para el resto de nuestras vidas. Experiencias que abren nuestro paladar. Esta es la que se puede sentir al comer sushi por primera vez. Tendría 24 años, estaba en Los Ángeles (Estados Unidos), y fui a un pequeño sushi bar, en el barrio japonés de la ciudad. La variedad era limitada. No como hoy, que mis hijos desde temprana edad ya han probado el sushi y prefieren un buen sashimi o nigiri a una hamburguesa. Pero en realidad fue en Colombia, en el restaurante Teriyaki, donde al fin logramos comer sushi a la verdadera usanza, como lo mandan los cánones, cogiendo el bocado con los palitos. El orgullo nos invadía. Mirábamos todo con desconfianza, preguntábamos para saber qué nos comíamos. Este momento no lo olvidamos. Y Teriyaki siempre será ese gran primer sitio donde esa variedad de sabores, wasabi, jengibre, soya y pescados frescos, explotaron en nuestra boca. Felipe Carbó, empresario gastronómico.


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