Revista Galerías

Page 1


Edición: Julia Tomasini • Traducciones: Teresa Arijón, Bárbara Belloc, Aileen El-Kadi, Lucía Tennina, Julia Tomasini • Fotografías: Julia Amenábar, Clara Tomasini • Proyecto gráfico: Lucía Correa • Arte de tapa: Luiz Wachelke • Agradecimientos: Angela Di Stasio (FBN), Fabio Lima (FBN), João Cezar de Castro Rocha, Marianna Teixeira Soares, Luiz Nadal, Gloria Rodrigué (Ed. Edhasa) Miguel Villafañe (Santiago Arcos editor). Número 1 - Año 1 Noviembre 2014 | Correo de lectores: galeriasliterarias@gmail.com Esta publicación fue creada gracias al apoyo de la Fundação Biblioteca Nacional

2


íNDICE 5

Galería N* 1

14

Los Malaquías ANDRÉA DEL FUEGO

76

La exacta distancia de la vulva al corazón MARÇAL AQUINO

154

Carnaval EMILIO FRAIA

182

Desnorte PAULA FÁBRIO

230

Cuentos negreros MARCELINO FREIRE

254

Lavie a la luz JULIANA FRANK

274

Tres entrevistas y un relato: traduzir o Brasil BÁRBARA BELLOC AILEEN EL-KADI LUCÍA TENNINA

298

Bio-bibliografías

3


4


Galería n*1

¿La literatura brasileña contemporánea tiene sus lectores hispanoamericanos? ¿Y viceversa? Este primer número de cuadernos de traducción, publicado gracias a la Fundação Biblioteca Nacional, quiere encontrar un posible recorrido para pensar y responder estas preguntas: conectarse con literaturas y lectores de las dos lenguas, cruzar el charco de una frontera lingüística que não é de nada, que es, realmente, poca cosa (robo de la poeta y traductora Bárbara Belloc estas expresiones del asombro). Las diferentes ideas que fueron apareciendo para hacer esta revista a lo largo de mi trabajo de traducción y de investigación sobre literatura brasileña en español impusieron finalmente su diseño arquitectónico propio: galerías literarias. Al aire libre o bajo tierra, las galerías se conectan entre sí, nunca de una sola forma ni tampoco muy organizada. Autores y traductores, fragmentos de escritura, de crítica, de entrevistas, videos, fotografías, para conocer la literatura brasileña, para pensar la traducción en español. Cada galería abre otras galerías de escritores y traductores, escritores que entrevistan a escritores, traductores que hablan de sus autores, que hablan de sus traducciones. Los textos literarios, en versión bilingüe, están

5


acompañados de breves ensayos o entrevistas a escritores. Sin el espíritu de armar catálogos, ni antologías, ni listas, esta revista busca publicar algo de las literaturas que se escriben en Brasil a través, sobre todo, de la mirada y el entusiasmo de sus traductores. Estos cuadernos están hechos por ellos y dedicados a ellos. Los traductores también tienen un papel esencial en las nuevas publicaciones de literatura brasileña en español, que, junto con el apoyo de la Fundação Biblioteca Nacional, hicieron posible que en los últimos años circularan en español importantes autores hasta hace poco inéditos en nuestras costas, como Ana Cristina César, Dalton Trevisan, Hilda Hilst, Luiz Ruffato, Sérgio Sant’Anna, João Gilberto Noll... Esta primera galería se abre entre Brasil y Argentina, con algunos de los escritores paulistas que participaron este año en la Feria del Libro de Buenos Aires, que entre abril y mayo recibió a São Paulo como ciudad invitada. La Biblioteca Mário de Andrade armó una pequeña ciudad literaria en el interior de la feria en la que hubo una muestra de una literatura radicalmente diversa en cuanto a sus estéticas, público lector e inscripción en el circuito intelectual y comercial. La literatura paulista entró en escena a través de escritores tan diferentes como Ricardo Lísias, Andréa del Fuego, Emilio

6


Fraia, Marcelino Freire, Vanessa Barbara, Paula Fábrio y los poetas Arnaldo Antunes, Sérgio Vaz y Fabrício Corsaletti, entre los escritores invitados. Hubo presentaciones de libros, mesas y “saraus”, que recrearon en Buenos Aires las reuniones poéticas organizadas en la periferia de São Paulo. Para este número, elegí seis de esos autores: Marçal Aquino, Paula Fábrio, Andréa del Fuego, Emilio Fraia, Juliana Frank y Marcelino Freire. Elegí autores que tuvieran una relación particular con Buenos Aires y otros que no la tuvieran en absoluto, para que ahora se sientan a gusto pasando de una ciudad a otra. Autores ya publicados en español, y que nunca fueron traducidos. Con muchas y con pocas publicaciones. Y que contaran historias diferentes, que aparecen aquí publicadas en el español de cinco traductoras argentinas: Bárbara Belloc, Teresa Arijón. Aileen El-Kadi, Lucía Tennina y yo. El presente número está dedicado a la prosa de ficción, pero no faltará ensayo, poesía, teatro y literatura infantil en los próximos.

7


No hubo un tema ni un tamaño específico pensado de antemano (hay cuentos cortos y largos, fragmentos de novelas, y una “casi nouvelle”). Fui dejando que las historias y las fotografías fueran diseñando las galerías, que comenzaron a llenarse de casas y ventanas y puertas y familias y amores detrás de esas ventanas y puertas que abren y cierran recorridos. Como la historia de los tres hermanos que se salvan de un rayo que una noche parte su casa y su destino en la novela Los Malaquias, de Andréa del Fuego, cuyos primeros capítulos abren esta revista, traducidos a cuatro manos por Bárbara Belloc y Teresa Arijón y publicados por Edhasa. Andréa le dedica su novela a los personajes, tejidos con la memoria y su delicada contundencia literaria, que le hizo ganar el Premio Saramago en 2012. La entrevista que precede a la historia es del escritor y periodista brasileño Luiz Nadal, para sus particularísimos “perfis literários”, una mezcla genial de entrevista y biografía ficcionalizadas. Pero también está la casa de donde Lavie quiere desesperadamente irse para salir a buscar la imposible pérdida de la virginidad y escapar de una mamá improbable y un papá hecho de dinero, como en el cuento de Juliana Frank, que encara con una fuerza inusitada el absurdo del erotismo, el crecimiento, el humor y la tristeza. Juliana, que

8


9


desde que viajó a Buenos Aires para la Feria del Libro, se quedó por allá, me cedió una breve entrevista en un “jardín de la infamia” que inventamos en una placita de Río de Janeiro. ¿Y qué decir de la profesora universitaria treintañera que mete en su casa a un mendigo y su perro? Inspirado en un samba de Noel Rosa, Marçal Aquino, uno de los grandes narradores brasileños contemporáneos, relata en su cuento “La exacta distancia de la vulva al corazón” una extraña, tempestuosa y doméstica historia de amor que se teje junto con una historia que nunca conoceremos. Una reflexión de su traductora, la profesora Aileen El-Kadi, introduce el cuento. Los inquietantes tejados de las casas de una hipotética ciudad del interior durante el carnaval son el escenario de las aventuras de un agente de seguros en “Carnaval”, de Emilio Fraia, joven escritor paulista que le gusta atravesar las fronteras de la lengua y que como editor publicó a varios escritores hispanoamericanos. Pero antes del viajero en carnaval, otro viajero: el mismo escritor, que, en Buenos Aires escribió un diario sobre su recorrido por la ciudad en busca de viejas y próximas lecturas, sobre los nombres de las calles y el ineludible grupo de escritores que reunió en un libro la literatura fantástica: Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo. Paula Fábrio responde las preguntas del escritor Rafael

10


Gallo, sobre su novela Desnorteio, y nos da algunos hilos para entrar en el laberinto de la familia Oliveira, tres hermanos que se hicieron mendigos, tres hermanas tristes y la mirada melancólica y poética sobre la memoria y la locura. Todavía no publicada en español, Paula ganó con esta, su primera e inquietante novela, el premio São Paulo en 2013. ¿La casa de los ricos podría ser objeto de un documental de los pobres? Los Cuentos negreros de Marcelino Freire, traducidos por Lucía Tennina y publicados por Santiago Arcos en 2012, son cuentos cortos, como cantos. Aquí publicamos dos de estos cuentos, elegidos y presentados por su traductora, además de un interesante video filmado en Buenos Aires sobre el proceso de traducción del libro en el que se los ve al autor y la traductora en pleno trabajo. Finalmente, la revista se cierra con las reflexiones e historias de las traductoras que participaron en esta publicación: ssu trabajo, sus proyectos, sus voces. Esta primera galería tiene su comienzo en Río de Janeiro y una continuación en Buenos Aires, con un breve paso por São Paulo. Ese fue su recorrido. Pero por estas galerías se entra y se sale por cualquier parte, por cualquiera de las ventanas que iluminan y conectan las historias y los autores, que escriben en portugués, que escriben en español.

11

Julia Tomasini Noviembre 2014


12


13


Entrevista a Andréa del Fuego por el escritor y periodista Luiz Nadal para sus “perfis literários”

14


¿Dónde está la baraja que estaba aquí, Andréa? Acompañamiento: Banana flambeada y milk shake con chantilly Banda de sonido: A vaca de fogo (Madredeus) Andréa, el maldito despertador no sonó. Eran más de las once cuando me subí al ómnibus. Mi estómago comenzó a ponerse nervioso y me corrió un frío helado por la espalda. Bajé en la esquina de la calle Doutor Arnaldo y Alfonso Bovero. El estómago gruñía. rrrrr. Una fila enorme salía de la Padaria Real, como si fuera una lombriz gigante, justo el día de la entrevista. Esperé en la fila más de una hora. Las paredes del estómago se arquearon una contra la otra. En mi frente había una señora, un ejecutivo y una niñera –rrrr– que fingieron no oír mi desazón. Estiré el cuello una vez más: todavía estabas en la silla, Andréa. Si los clientes no estaban asustados por ese monstruo blando y gigante que salía de allí, entonces mis ruidos internos les serían totalmente inofensivos. Enseguida, mi turno. En la mesa había de un lado una milk shake con

15


chantilly y del otro un cartel: “Tiro las cartas”. Tomé asiento. Andréa, no me reconocías, ¡Andréa! Pensé que era parte de tu procedimiento chamanístico. Acomodaste mejor al bebé en uno de tus brazos para darle la leche. El pequeño comía con ganas. Mi estómago hizo unas onditas peristálticas y mordió un poco de membrana. El jugo gástrico tocó las paredes: ¡RRRR! Se me saltaron los ojos. Me tomaste la mano y me dijiste que cortara la baraja en tres. “¿Qué soñaste anoche, mi ángel?” *** –Soñé esto, Andréa. Ella se rió, cuando finalmente nos encontramos. Uno de los chismes que oí sobre Andréa del Fuego es que después de recibir el Premio José Saramago empezó a pasar más tiempo con su hijo Francisco. Y como estaba difícil escribir, prefería tirarle las cartas a desconocidos en una padaria de Pompeia. “No cobra nada”, era lo que decían. Intrigado, marqué un encuentro con ella en este lugar y pedí un milk shake con chantilly. ***

16


Fuera de casa el aire era húmedo, las fábricas de automóviles hacían ruido todo el día zuuuu. El silencio, en São Bernardo del ABC paulista, tenía ese sonido. Andréa imitó el zuuuu curvando los labios. En la ciudad no había mucho para hacer, aunque hubo una vez un show de Sepultura que llevó el silencio del lugar a otro nivel. El guitarrista de la banda, Andreas Kisser, era su vecino. A ella le encantaba recibir su correspondencia por equivocación. Dentro de casa había una televisión inmensa, la única en el barrio que ocupaba una pared entera. Nadie se acostumbraba al silencio, zuuuu, ni a la estrella del heavy metal sãobernardense. La madre de Andréa preparaba el desayuno: “¿Qué soñaste, mi ángel?” Y antes de que respondiera, ella le contaba sus propios sueños. Las historias eran absurdas: paredes hechas de agua y peces nadando por la casa. La madre se tomaba el ritual en serio, creía que podría prever algo en los sueños de la hija. Ella conservaba algunos manuales esotéricos, una biblia y un libro de

17


recetas. Nada de ficción, nada de literatura en la biblioteca. “Los sueños de mi madre fueron mi primer contacto con la invención”. Durante la cena, la madre le pedía a Andréa que escribiera cartas a los tíos de Minas Gerais. Mientras cortaba zanahorias, ella le dictaba las novedades. Con el pasar del tiempo, la madre se iba a ver novelas en sus 84 pulgadas. “¿Podrías escribirles, Andréa? ya que te gusta escribir”. Cuando Andréa decidió ir a São Paulo, la condición de la madre fue que continuara escribiendo todos los días, incluyendo la parte de los sueños. *** – Da vuelta la primera carta, Andréa. Conoció el placer de la lectura después de escribir mucho. Una amiga actriz le presentó a Clarice Lispector, después vino Cortázar, Murilo Rubião y Roberto Bolaño. Cuando leyó a Alejandro Jodorowski, pensó: “Si mamá publicara sus memorias, el libro de ella estaría al lado del de Jodorowski en la biblioteca.” La madre creía que Andréa soñaba cada vez mejor; ella escribía frases largas y poéticas, usaba buenas metáforas, pero quizás sus aventuras fueran demasiado eróticas. Todo bien, todo bien, ¿quién gobierna en nuestros

18


sueños? En São Paulo, Andréa dormía poco, zuuuu. “Hice un curso técnico de publicidad, tipo mecánico tornero chic”. Trabajó en agencias, productoras de comerciales, y hacía editoriales. Para la escritura, quedaban los domingos. Y con las cartas, vinieron las pequeñas narraciones. Reunió sus cuentos en una carpeta y se la mostró a un editor. Él no la publicó, pero le ofreció una columna sobre dudas sexuales: “Responde como si fueras la protagonista de tus historias”. Andréa Fátima dos Santos aceptó. “Pero trata de buscarte un seudónimo”, agregó el editor. La suegra le sugirió Luz del Fuego, la mujer que sabía danzar con boas y hacía desnudos. “Me quedo con lo cursi y le quito el erotismo.” Andréa del Fuego fue a la redacción y abrió su correo. En una de las cartas, un lector decía: –“Odio hacerle sexo oral a mi novia, ¿qué hago Andréa del Fuego?” –“¡Chantilly, joven, chantilly!” ***

19


– Otra carta, Andréa. Y por favor, un poco de milk shake. Andréa volvió a su carpeta de cuentos para intentar publicarlos. Miento mientras puedo, su primer libro, tuvo una recepción tímida. Más allá de lo erótico, sus textos proponían un juego con la verdad: anotaciones en cuadernos de escuela, conversaciones tras las puertas, susurros en el ascensor. El libro comenzó un diálogo con otros escritores. Y Andréa fue adentrándose en lanzamientos, saraus y enseguida fue invitada para participar en numerosas antologías. El cuento que integra 35 secretos para llegar a ningún lado da instrucciones para ganar el Jabuti, el premio más importante de literatura brasileña. “Con el tiempo puedes tomar vino blanco, pero es necesario haber publicado un libro. Con dos libros puedes tomar dos copas; con tres, tres; con cuatro, no necesitas más ir a lanzamientos.” Y vinieron otras participaciones: 30 mujeres que están haciendo la nueva literatura brasileña, Una antología ebria y Los cien menores cuentos brasileños del siglo. Poco a poco, la relación con la literatura se ajusta. “Era como si tejiera un chal y no quisiera deshacer los puntos mal hechos”. Andréa adora las metáforas, mira a ambos lados: “Murilo Rubião pasaba diez años reescribiendo”. Vino el segundo libro Lo niego todo, el tercero, Equivocación tuya,

20


que cerraba la trilogía. La prosa poética se mantiene, los textos se condensan, y un ajuste más: “Me gustaba escribir desbordándome, pero empecé a controlar la escritura”. –Andréa, no me escondas nada. Un rayo penetró la casa de los Malaquias durante la noche. El matrimonio murió, pero los tres hijos sobrevivieron. Nico se quedó en la hacienda vecina, trabajando para el dueño, Geraldo. Júlia fue adoptada por una familia árabe. Y Antônio, por ser enano, permaneció en el orfanato. La novela Los Malaquias muestra la baraja entera delante del lector. En la historia, la verdad es verdad y la mentira, mentira. Incluso cuando la irrealidad es la regla del juego. El narrador reparte las cartas, las da vuelta y revela los silencios de los Malaquias. Años después de la muerte de los padres, Nico, el hijo mayor, se casa y vuelve a su antigua casa. Sin embargo, allí, en el valle de Serra Morena, será instalada una hidroeléctrica, y el lugar se transformará en una represa para hacer electricidad. Los habitantes venden sus casas, el agua desborda las haciendas, todos se mudan a otras ciudades con casas iluminadas. El misterio comienza cuando encuentran un pasaje más allá de la represa: otro valle. Todo el agua que llenaba Serra Morena había salido de allí. En aquel lado que quedó seco, también

21


había habitantes. Ellos esperan que el agua vuelva. En el valle del otro lado, el agua es salada; en este, dulce. Los personajes son tan misteriosos como las tierras de Serra Morena. Nico, por ejemplo, cae dentro de una jarra de café y desaparece por días. La difunta Geraldina sigue siendo una figura encendida incluso después de muerta. Ella se vuelve algo así como una memoria sólida, que pasea sin ser vista. Andréa del Fuego dedicó el libro a los personajes de su historia. Cuando era niña, al visitar a los abuelos en la hacienda de Serra Morena, la recibía el tío, un señorito enano. Pero al pasar por la puerta, la escritura deja de ser la de la propia vida. La literatura tiene su propia existencia: “Con Los Malaquias siento que no necesito explicar nada”. –¿Qué está haciendo esa carta en tu manga, Andréa? Andréa Malaquias bebió vino blanco en la ceremonia del Jabuti y después en el evento del Premio São Paulo de Literatura. Finalista de ambos premios, estaba lista para escribir un excelente “Cómo portarse en solemnidades literarias: modalidad finalista”. Pero antes fue nominada al premio José Saramago. Durante el vuelo a Portugal, definió su primera regla: “Use negro: serenidad para la derrota, sobriedad para la victoria”. Al llegar al aeropuerto,

22


los periodistas ya estaban allí, agazapados. Andréa dio un discurso en la ceremonia de entrega del premio, tomó té con Pilar Saramago y fue reconocida en la calle. Entonces vino el segundo tópico: “en caso de que el premio sea internacional, aumente la dosis de vino blanco a media docena de copas”. Su libro tuvo una edición portuguesa, y las traducciones aparecieron en Italia, Argentina, Alemania e Israel. En el manual de buenas maneras para finalistas, Andréa alerta: “Ganar un premio literario no quiere decir que tu libro va a sobrevivir en el tiempo: ¿o acaso uno se acuerda del ganador del anteaño pasado?” Un consejo infalible viene enseguida: “Mejor el milk shake que el vino blanco: por lo menos hasta ganar el Nobel”. Biblioteca: De acero, gris claro, 26 mm, 10 estantes y con rueditas. “La compré a un precio irrisorio en un lugar que vendía muebles abandonados del Consulado de Albania.” Personaje: Julien Sorel, de Rojo y negro. Lector ideal: aquel que lee como si fuera a comer, con amor, que así se digiere mejor.

23


andréa d

andréa del Fuego Os Malaquias

[Língua Geral, 2010]

24


del Fuego Los Malaquias

andr茅a del Fuego Los Malaquias Traducci贸n: Teresa Arij贸n y B谩rbara Belloc

25

[Edhasa, 2012]


Os Malaquias

1 Serra Morena é íngreme, úmida e fértil. Aos pés dela vivem os Malaquias, janela com tamanho de porta, porta com autoridade de madeira escura. – Corre, Adolfo! Donana pedia ajuda ao marido, ele cravou o machado na lenha e foi acudir. A bacia brilhava no fundo da cisterna. Adolfo desceu a corda com o balde amarrado na ponta, o encaixou na bacia e foi arrastando-a de volta pela parede. A mulher nao fazia mais o pesado, com osso quebradiço, passou a benzer espinha de criança e com reza ganhava fubá, café e leite. Branca rosada, lábio fino. Tirando os Malaquias, os habitantes eram pardos como mamíferos silvestres. As crianças fizeram um círculo em torno do poço, o lençol freático refletia três pares de mãos, cada par moldurando dois brilhos e um nariz: Nico tinha o olho azul, nove anos. Antônio, miúdo, seis. Júlia, barriguda, quatro.

26


Los Malaquias

1 La Sierra Morena es húmeda, fértil y escarpada. A sus pies viven los Malaquias, ventana del tamaño de una puerta, puerta con autoridad de madera oscura. –Ven, corre, Adolfo! Donana llamó a su marido; él clavó el hacha en la leña y acudió a ayudarla. La vasija brillaba en el fondo del aljibe. Adolfo hizo descender el balde amarrado al extremo de la cuerda, atrapó la vasija y la trajo de vuelta arrastrándola contra la pared del pozo. La mujer no hacía tareas pesadas; de huesos quebradizos, empezó a curar el empacho, y a cambio de las curas obtenía harina de maíz, leche y café. Blanca rosada, de labios finos. Salvo por los Malaquias, los habitantes de la Sierra eran pardos como mamíferos silvestres. Los niños hicieron un círculo alrededor del aljibe; el manto freático reflejaba tres pares de manos, cada cual enmarcando dos puntos brillantes y una nariz: Nico tenía ojos azules, nueve años. Antônio, menudo, seis. Júlia, panzona, cuatro.

27


2 Todos se recolheram, a noite ia grossa, o vento afrouxava as janelas. As telhas vibravam, num mínimo gesto a tempestade nasceria dentro da casa. Os pais dormiam em um quarto. Nico, Júlia e Antônio em outro, na mesma cama, aninhados em forma de embrião. Um gato esticou as pernas, as paredes se retesaram. A pressão do ar achatou os corpos contra o colchão, a casa inteira se acendeu e apagou, uma lâmpada no meio do vale. O trovão soou comprido até alcançar o lado oposto da serra. Debaixo da construção a terra, de carga negativa, recebeu o raio positivo de uma nuvem vertical. As cargas invisíveis se encontraram na casa dos Malaquias. O coração do casal fazia sístole, momento em que a aorta se fecha. Com a via contraída, a descarga não pode atravessálos e aterrar-se. Na passagem do raio, pai e mãe inspiraram, o músculo cardíaco recebeu o abalo sem escoamento. O clarão aqueceu o sangue em níveis solares e pôs-se a queimar toda a árvore circulatória. Um incêndio interno que fez o coração, cavalo interno que corre por si, terminar a corrida em Donana e Adolfo. Nas crianças, nos três, o coração fazia a diástole, a via

28


2 Todos se habían ido a acostar; la noche estaba cargada, el viento sacudía las ventanas, las tejas vibraban; en cualquier momento la tempestad nacería dentro de la casa. Los padres dormían en un cuarto. Nico, Júlia y Antônio en otro, los tres en la misma cama, acurrucados en forma de embrión. El gato estiró las patas, las paredes se tensaron. La presión del aire aplastó los cuerpos contra el colchón; la casa entera se encendió y se apagó como una lámpara en medio del valle. El trueno sonó largo, hasta alcanzar el otro lado de la Sierra. Debajo de la construcción, la tierra, de carga negativa, recibió el rayo positivo de una nube vertical. Las cargas invisibles se encontraron en la casa de los Malaquias. El corazón de la pareja estaba en sístole, que es cuando la aorta se cierra. Con la vía contraída, la descarga no pudo atravesarlos y llegar a tierra. En la caída del rayo el padre y la madre inspiraron y el músculo cardíaco recibió el impacto sin poder desahogarse. El fogonazo calentó la sangre a niveles solares e incendió todo el árbol circulatorio: un ardor interno que hizo que el corazón, caballo salvaje, interrumpiera su carrera en Donana y en Adolfo. En los niños, en los tres, el corazón hacía diástole, la vía

29


expressa estava aberta. o vaso dilatado nao perturbou o curso da eletricidade e o raio seguiu pelo funil da aorta. Sem afetar o órgão, os três tiveram queimaduras ínfimas, imperceptíveis. Nico acordou e nao saiu da posição , tenso, esperou o dia. A chuva nao impediu que a noite clareasse, o galo ficou mudo. No quarto dos pais o sol entrou pelas telhas destruídas, o casal estava enrijecido sobre a cama, mas ninguém diria que uma faísca de fogo os havia cozido por dentro. O colchão e a borda das telhas ficaram enegrecidos. Nico foi até lá e se deu conta do embate entre luz e carne. Antônio abriu os olhos, em choque. Júlia estava alerta, mas não se mexia, não levantou a pálpebra, Nico a deu por morta. Ele puxou Antônio pela mão, atravessaram a sala, seguiram pela trilha que os deixou na porteira. Os dois ficaram sentados debaixo do arbusto. Antônio cutucou o braço do Nico, a perturbação era fome. Nico voltou, a provisão mais acessível foi uma rapadura, que ele enfiou no bolso molhado. Ouviu barulho no quarto, era Júlia assustada. Mal desceu da cama e Nico a alcançou, pegou-a no colo, as pernas compridas batiam no joelho dele. Antônio roeu a rapadura, os outros se recolheram um com outro. Vacas se ergueram no fim da estrada, atrás delas um adolescente segurando um galho, água gelada pingava do

30


rápida estaba abierta. El vaso dilatado no interrumpió el curso de la electricidad, y así el rayo siguió viaje por el embudo de la aorta. Sin que se afectara el órgano, los tres sufrieron quemaduras ínfimas, imperceptibles. Nico despertó y no movió un músculo; tenso, esperó el día. La lluvia no impidió que la noche clareara; el gallo quedó mudo. En el cuarto de los padres el sol entró por las tejas destruidas; la pareja estaba rígida sobre la cama, pero nadie habría dicho que una chispa de fuego los había quemado por dentro. El colchón y el borde de las tejas estaban ennegrecidos; Nico fue hasta allí y se dio cuenta del combate entre la luz y la carne. Antônio abrió los ojos, impactado. Júlia estaba alerta pero no se movía, no abría los ojos; Nico la dio por muerta. Tomó a Antônio de la mano, cruzaron la sala, siguieron por el sendero que los llevó a la tranquera. Se quedaron sentados debajo de un arbusto. Antônio le dio un codazo a Nico, estaba molesto por el hambre. Nico volvió a la casa y lo único que encontró fue un bloque de dulce que se metió en el bolsillo mojado. Oyó un ruido en el cuarto: era Júlia asustada. Apenas bajó de la cama Nico la levantó en brazos, las piernitas largas le golpearon las rodillas. Antônio masticó el dulce; los otros se acurrucaron. Unas vacas asomaron al final del camino; detrás de ellas venía un adolescente con una rama en la mano, el agua helada goteando de su sombrero

31


chapéu, estiou. Os irmãos tremiam, lábio roxo, pés frios. – Nico! Timóteo era empregado de Geraldo Passos, dondo da Fazenda Rio Claro. Timóteo foi até a casa dos Malaquias, entrou e voltou correndo. Disse nada, montou os três no cavalo sem arreio que vinha junto à boiada e continuou o trajeto. Assim que Geraldo viu os três em escadinha, mandou a velha empregada trazer café. – Timóteo, amanhã você leva os pequenos pro lar da irma francesa, lá na cidade. O maior fica comigo. Dormiram os três juntos no tapete, em espiral estreita, ao lado da cama de Timóteo. Antes de saírem do quarto, Nico botou o resto da rapadura no bolso da irmã. – Não chora, vou buscar vocês. A pequena enxugou o rosto com a barra do vestido e a rapadura caiu. Antônio pegou do chão e guardou no bolso dele, censurando a irmã. Timóteo levou Antônio e Júlia a cavalo. Seis horas de viagem até a pequena cidade. – De onde são? – veio a irmã Marie. – Os pais foram esturricados, caiu trovão na casa. O mais velho ficou na Fazenda, seu Geraldo pegou o menino para ele. Marie levou os dois para um pátio, esperariam ali até que se ajeitasse uma cama em um dos quartos.

32


se le enjugó. Los hermanos temblaban, labios morados, pies fríos. – ¡Nico! Timóteo era empleado de Geraldo Passos, dueño de la Fazenda Rio Claro. El muchacho entró a la casa de los Malaquias y al poco tiempo volvió corriendo. Sin decir nada, los subió a los tres al caballo sin apero que había traído con la manada y retomaron el camino. Cuando Geraldo tuvo frente a sí a los tres hermanos, de mayor a menor, mandó a su vieja empleada a buscar café. – Timóteo, mañana llevarás a los más chicos al hogar de las monjas francesas, en la ciudad. El mayor se queda conmigo. Durmieron los tres juntos sobre la alfombra, en espiral estrecha, al lado de la cama de Timóteo. Antes de salir del cuarto, Nico guardó lo que quedaba del dulce en el bolsillo de su hermana. – No llores, iré a buscarlos. La niña se secó la cara con el ruedo del vestido y el dulce cayó al suelo. Antônio lo recogió y se lo guardó en el bolsillo, censurando a su hermana. Timóteo se llevó a Júlia y Antônio a caballo. Eran seis horas de viaje hasta la pequeña ciudad. – ¿De dónde son?– dijo la hermana Marie. – Los padres murieron electrocutados, cayó un rayo en la casa. El más grande está en la Fazenda, don Geraldo se lo quedó. Marie llevó a los niños a un patio; tendrían que esperar allí hasta que les tendieran una cama en uno de los cuartos.

33


3 – Deixa ver tua boca. Nico abriu e revelou uma amígdala inflamada. – Tizica, pega um mato pra chá que ele tá com dor de garganta. Amanhã ele começa no café – ordenou Geraldo. Tizica cuidava da casa e tirava o que podia de uma espiga de milho: angu, fogo, papel de tabaco, óleo, curau. Tratou de Nico com uma erva qualquer, fingiu dar a ele o unguento certo. Deixou que a garganta se inflamasse até um limite possível, assim ele não trabalharia debaixo do sol. Tizica levava o bolo para o quarto e especulava Nico. – Como ficou o corpo da tua mãe? A empregada não descansava desde a chegada do menino, numa manhã foi ter com o patrão. – Vou ficar com Nico. – Ser teu filho vai mudar nada, boto ele pra trabalhar do mesmo jeito. Amanhã ele vai ajudar Osório pentear o café no terreiro. Dia seguinte, Tizica veio dizer que o garoto estava febril, que daquele jeito não ia render, nem adiantava, ia dar mais trabalho. – Nico já perdeu uma mãe. Na tua idade, não demora ele

34


3 – Abre la boca. Nico la abrió y reveló una amígdala inflamada. – Tizica , busca hierbas para el té, que tiene dolor de garganta. Mañana empieza en el cafetal – ordenó Geraldo. Tizica cuidaba la casa y hacía todo lo que podía con una mazorca de maíz; polenta, fuego, papel de fumar, aceite, guiso. Trató a Nico con una hierba cualquiera, fingió pasarle el ungüento adecuado. Dejó que la garganta se le inflamara hasta un límite aceptable para que no tuviera que trabajar bajo el sol. Cuando le llevó una porción de torta al cuarto lo interrogó. – ¿Cómo quedó el cuerpo de tu madre? Desde la llegada de Nico la mujer no tenía descanso. Una mañana fue a hablar con el patrón. – Lo quiero para mí. – Que sea tu hijo no cambiará nada; de todos modos lo pondré a trabajar. Mañana ayudará a Osório a seleccionar los granos en el cafetal. Al día siguiente Tizica le dijo al patrón que el chico tenía fiebre, que así no iba a rendir, no tenía sentido, iba a dar más trabajo. – Nico ya perdió una madre. Con tu edad, no tardará en

35


perde outra – respondeu Geraldo. Os dias correram, Nico levava para o cafezal o almoço dos trabalhadores. A febre se mantinha, vestígios do raio ficaram nos olhos, cintilando. Numa madrugada, levantou-se e foi à cozinha, a lenha em brasa deu um halo vermelho ao menino, os sabugos de milho estalavam no calor do fogão, o filtro de barro era seco e vazio. –Vai deitar, moleque – disse Tizica, de camisola. Ao encostar nele percebeu a febre, mais um pouco marava as enzimas que transformam farinha de trigo em célula humana. Foi à cisterna puxar um balde com água. Levou com ela o garoto, que sorveu o frio do madrigal. Molhou a nuca, os braços, testa, por fim todo o balde pelo corpo magro. Levantou a camisa dele, deixando o pulmão tomar raios lunares. – Vai te esfriar. Tizica ouviu barulho no mato, podia ser lobo indo sondar galinhas. Fosse, Geraldo sairia com a espingarda. Questão de minuto e o patrão engatilhou no alpendre. Nao viu os dois no terreiro, Nico tinha adormecido no colo de Tizica, ela estava sentada, imóvel. O barulho se aproximou, Nico gritou com o tiro. O lobo caiu perto das cebolinhas.

36


perder otra– respondió Geraldo. Fueron pasando los días; Nico les llevaba el almuerzo a los trabajadores de la plantación. La fiebre no cejaba, los ojos conservaban vestigios del rayo. Una madrugada, Nico se levantó y fue a la cocina, las brasas lo envolvieron en un halo rojo, los granos de maíz estallaban con el fuego, el filtro de barro estaba seco y vacío. – Vaya a acostarse, mocoso – dijo Tizica en camisón. Cuando lo tocó percibió la fiebre; un poco más y mataba las enzimas que transforman la harina de trigo en célula humana. Fue al aljibe a buscar agua. Llevó al chico, que sorbió el frío matinal. Le mojó la nuca, los brazos, la frente, por último le volcó un balde entero sobre el cuerpo magro. Le levantó la camisa para que los pulmones tomaran rayos lunares. – Eso te va a enfriar. Tizica oyó ruido en los matorrales, podía ser un lobo acercándose al gallinero. De ser así, Geraldo saldría con la escopeta. En cuestión de minutos el patrón gatilló en el porche. No los vio en el plantío; Nico se había adormecido en el regazo de Tizica, que estaba sentada inmóvil. El ruido se acercó y Nico gritó con el tiro. El lobo cayó cerca de las cebollas.

37


38


39


4 Júlia tinha os vestidos engomados, as meias passadas. Antônio o mesmo trato*. As irmãs francesas estavam em missão católica na pequena cidade, gostavam de crianças enquanto elas cresciam e repetiam ensinamentos. Talco e farelo de sequilhos pulverizavam o chão de madeira. As jarras de refresco eram coloridas pelo sumo das frutas que se acomodava no leito. Quadris tensos, costelas curvas, ombros curvos. Pele fina, lençóis alvejados, broches e madrepérolas à noite. – Talvez a família árabe fique com a pequena, a menina é obediente – supôs Marie. – Mandarei uma carta- decidiu Cecille, cruzando as mãos. A resposta chegou em um mês. Irmãs, Irei conhecer a menina no próximo outono. Leila. A matriarca árabe chegou com duas malas, ia ficar poucos dias, só o tempo de visitar o colégio. Cecille ofereceu pouso no quarto com janela para o pátio. Do parapeito, Leila analisaria Júlia sem ser notada. Estudar os modos, o semblante, a pedra bruta. – Volto para buscá-la em quatro anos.

40


4 Júlia usaba vestidos almidonados y medias planchadas. Antônio por primera vez tenía un guardarropa igual de pulcro. Las monjas francesas cumplían con su misión católica en la pequeña ciudad; les gustaba criar niños porque crecían y repetían sus enseñanzas. Talco y migas de tostadas cubrían el piso de madera, las jarras de refresco manchadas por el jugo de la fruta acumulado en el fondo. Caderas tensas, costillas curvas, hombros encorvados. Piel fina, sábanas blanqueadas al sol, hebillas y madreperlas a la noche. – Quizás la familia árabe se quede con la niña, es obediente– supuso Marie. – Mandaré una carta – decidió Cecille, cruzando las manos. La respuesta llegó en un mes. Hermanas, Iré a conocer a la niña el próximo otoño. Leila La matriarca árabe llegó con dos valijas, se quedaría pocos días, solo el tiempo necesario. Cecille le ofreció hospedarse en la habitación con ventana al patio. Desde allí Leila podría observar a Júlia sin ser vista. Estudiar los modales, el semblante, la piedra bruta. – Volveré a buscarla dentro de cuatro años.

41


– O que achou do Antônio? – Quero só a menina. Marie e Cecille não deram a notícia para Júlia, fariam isso às vésperas de sua partida para a capital. Nessa época Tizica foi à cidade comprar fazendas florais e estendeu visita aos irmãos de Nico. – Eu ficaria com os três. – Júlia já conseguiu um destino – disse Marie. Tizica voltou com tecidos e pães de canela. Disse ao Nico, enquanto ele comia, que Júlia ia para longe e que Antônio ninguém quis. Antes de Geraldo ir dormir Tizica foi amornar o leite do patrão. – Tô pensando em levar Nico para ver os irmãos. – Ninguém vai pra cidade, quero os dois aqui dentro. Timóteo estava montado na porteira, barro no sapato, acendia un cigarro. Árvores altas, finas nas pontas, o óleo do eucalipto tentando sair de dentro das folhas. Nico carregava lenha, só mais dois feixes adentrando a despensa e terminaria o trabalho. Timóteo apagou o cigarro, desceu e deu com ele. Nico saudou o rapaz, diminuindo o passo. – Sabe nadar, Timóteo? – Nadar pra onde? Ficou doido? Nico botou sobre o ombro o último monte de lenha e entrou.

42


– ¿Qué le pareció Antônio? – Solo quiero a la niña. Marie y Cecille no le dieron la noticia a Júlia; lo harían en las vísperas de su partida a la capital. En esa época, Tizica fue a la ciudad a comprar telas estampadas y aprovechó para visitar a los hermanos de Nico. – Yo me quedaría con los tres. – Júlia ya consiguió un destino – dijo Marie. Tizica volvió al campo con tejidos y panes de canela. Mientras Nico comía, le dijo que Júlia se iría lejos y que nadie quería a Antônio. Antes de que Geraldo se fuera a dormir, la empleada fue a entibiar la leche del patrón. – Estoy pensando en llevar a Nico a ver a sus hermanos. – Nadie va a ir a la ciudad; los quiero a los dos aquí. Timóteo, montado en la tranquera, con los zapatos embarrados, encendía un cigarro. Árboles altos, finos en las puntas, el aceite del eucalipto intentando escaparse por las nervaduras de las hojas. Nico estaba cargando leña, le faltaba llevar dos hatos más a la despensa y terminaría el trabajo. Timóteo apagó el cigarro, bajó de la tranquera y se dirigió hacia él. Nico lo saludó, aminorando el paso. - ¿Sabes nadar, Timóteo? - ¿Nadar, adónde? ¿Te volviste loco? Nico se echó al hombro el último paquete de leña y entró.

43


5 Nico não saia da Fazenda Rio Claro há quatro anos. Traços adultos jea borravam a cara infantil. Notícia dos irmãos vinha por Tizica, ela os visitava de três em três meses. Antônio demorou a ser alfabetizado, tinha dificuldade de concentração, tímido, nao permitia aproximações. Júlia articulava sílabas com facilidade e recebia cuidados para nao perder o viço dos doces de vitrine. Era borrifada com lavanda, o cabelo alinhado com pente de osso. A adoção, bagagem e documentos de Júlia estavam acertados. O carro escuro e encerado parou na entrada do colégio. Irmã Cecille desceu as escadas para receber a matriarca. Leila beijou a mão da freira e pediu a benção, concedida num murmúrio automático. A mulher suplicou pressa e nenhuma cerimônia na despedida para que pegassem estrada imediatamente. Cecille foi apanhar Júlia enquanto Marie se aproximava. – Antônio chora, pede para ir também, a señora... – Só a menina. Leila conferia o relógio no pulso largo, Marie tossiu. Júlia surgiu embalada num vestido branco bordado nas mangas. O brilho do carro debaixo do sol a perfurou feito lança, estacou

44


5 Hacía ya cuatro años que Nico no salía de la Fazenda Rio Claro. Los rasgos adultos iban borrando la expresión infantil. Tenía noticias de sus hermanos por Tizica, que los visitaba cada tres meses. Antônio demoró en ser alfabetizado; tenía dificultades para concentrarse, era tímido, no permitía que nadie se le acercara. Júlia tenía muy buena dicción y aceptaba que la acicalaran para no perder la recompensa de los dulces del aparador. La rociaban con lavanda y la peinaban con peine de hueso. Los papeles de adopción, el equipaje y los documentos de Júlia estaban listos. El auto oscuro y lustroso se detuvo frente a la puerta del colegio. La hermana Cecille bajó las escaleras para recibir a la matriarca. Leila besó la mano de la monja y pidió su bendición, que le fue concedida en un murmullo automático. La mujer dijo tener prisa y suplicó que no hubiera ceremonias de despedida, así podrían volver de inmediato a la carretera. Cecille fue a buscar a Júlia mientras Marie se acercó a la matriarca. – Antônio está llorando; quiere ir también, si usted, señora… – Solo la niña. Leila miraba el reloj en su muñeca; Marie tosió. Júlia apareció envuelta en un vestido blanco con las mangas bordadas. El brillo del auto bajo el sol la perforó como una lanza, que la dejó clavada

45


no meio da escada. Cecille puxou pelo braço e entregou os pertences à matriarca, tudo coube numa frasqueira. Na estrada, Júlia via passar o lombo das serras e cachoeiras que pela distância pareciam congeladas, um fio branco imóvel com começo, meio e fim. Na cidade, depois de viadutos e túneis, enjoada pela constância hipnótica do trajeto, Júlia desceu na porta da pequena mansão. Leila atravessou com ela as salas da casa. Na cozinha serviu uma sopa de carne que a esperava sobre o fogão, olhou-a sorver tudo, mas sem acompanhá-la. A menina limpou a boca com um guardanapo e foi encaminhada para uma edícula ao fundo. Leila deixou a mala de Júlia ao lado de uma cama de solteiro. No quartinho anda havia um guarda-roupa, uma rádio de pilha e atrás da porta uma tábua de passar roupa. A casa maior cheirava cardamomo, âmbar nos lustres, castanha nos móveis, alaranjada pela luz do dia. Jardim aparado e aprisionado em formas educadas, tâmaras nos potes do guardalouça, prata sobre a mesa aos domingos. O sobrado no fundo, pela escadinha lateral o acesso ao cômodo destinado à Júlia, seu lugar.

46


en mitad de la escalera. Cecille la tironeó del brazo y entregó sus pertenencias al chofer; todo había cabido en una valija. En la carretera, Júlia vio pasar el lomo sinuoso de las sierras y las cascadas que a la distancia parecían congeladas, un hilo blanco inmóvil con principio, medio y fin. En la ciudad, después de atravesar viaductos y túneles, nauseosa por la monotonía hipnótica del trayecto, Júlia bajó en la puerta de la pequeña mansión. Leila la guió a través de los salones de la casa. En la cocina, le sirvió una sopa de carne que esperaba sobre la hornalla, la miró tomarla toda, pero no la acompañó. La niña se limpió la boca con la servilleta y fue encaminada hacia una pequeña casa que había al fondo. Leila dejó la valija de Júlia al lado de una cama de soltero. En el cuartito había, además, un ropero, una radio a transistores y, detrás de la puerta, una tabla de planchar. La casa grande olía a cardamomo, arañas color ámbar, muebles de castaño: la sala lucía anaranjada a la luz del día. Jardín disciplinado, dátiles en los frascos del aparador, plata en la mesa de los domingos. Y la casita del fondo: la escalera lateral que llevaba al cuarto de Júlia, a su lugar.

47


6 As irmãs francesas recebiam crianças de toda região, abrigavam os órfãos sem restrição inicial, cuidavam da aparência deles para atrair famílias que os adotassem. Antonio beirava os onze anos. Braços e pernas eram mais curtos que o tronco, também pequeno para a idade. – O doutor Calixto chegou. – Irei recebe-lo, apanhe Antônio. Calixto sentou-se na cadeira, ao lado havia uma cama com lençol e travesseiro, cortina espessa cobria o vitrô, local de consultas médicas eventuais. Antônio veio de bermuda, camisa e saparo de couro com cadarço de algodão. Calixto analisou o menino por duas horas. Fez um sinal com a cabeça denuncianco o fim das observações clínicas. Cecille ajudou Antônio a se vestir e o encaminhou para o refeitório, onde iam servir a merenda vespertina. – Irmã Marie, ele é anão – esclareceu o médico. – Anão como? – Anão. Corre riscos pulmonares e coronários inerentes às pessoas com esse destino menor, irmã. Não tenho dúvida, é anão. Algum caso na família? – Os pais eram normais.

48


6 Las monjas francesas recibían niños de todas las provincias; acogían a los huérfanos sin poner restricciones y cuidaban de su aspecto para atraer familias que los adoptaran. Antônio tenía casi once años. Sus brazos y sus piernas eran más cortos que el tronco. También pequeño para su edad. – Llegó el doctor Calixto. – Iré a recibirlo, busca a Antônio. El doctor se sentó en la silla, junto a la cual había una cama con sábana y almohada; una gruesa cortina cubría el vitral del improvisado consultorio médico. Antônio vestía bermudas, camisa y zapatos de cuero con cordones de algodón. Calixto revisó al niño durante dos horas. Hizo una seña con la cabeza para anunciar la finalización de las observaciones clínicas. Cecille ayudó a Antônio a vestirse y lo llevó al refectorio, donde servirían la merienda vespertina. – Hermana Marie, es enano – informó el médico. – ¿Cómo que es enano? – Lo es. Corre los riesgos pulmonares y coronarios inherentes a las personas con ese tamaño menor, hermana. No tengo ninguna duda, es un enano. ¿Hay algún caso en la familia? – Los padres eran normales.

49


– Nesse caso, os antepassados explicariam a inibição das glândulas de crescimento. Ou o problema pode ter se iniciado nele mesmo. Que Deus nao me ouça, mas já ouvi casos em que a mulher adúltera é castigada com um filho defeituoso. – O senhor me acompanhe até a porta. Marie despediu-se de Calixto e, do segundo andar do colégio, foi observar Antônio. Não conhecia anões, nem os que se exibem nas praças. Saber que hospedava uma criança anão foi ter acesso ao berçário das galáxias. Marie queria conhecer o mecanismo do mistério, mas igualmente manterse longe do fenômeno e da ciência que o explica. Pelo pátio Antônio limpava, com o braço, o leite da boca. Tinha a altura do Moraes, o menino de sete anos. – Tenho esperança de um fazendeiro querer esse rapazola nas rotinas de casa, varrer uma despensa – disse Cecille. Numa quina da sala estava Geraldina, mãe de Geraldo. Ela era uma presença que acompanhava o pequeno Antônio, nao podia ser vista e essa condição lhe permitia interferir até mesmo no sono do anão. O menino dormia nove horas por noite, com alterações cardíacas coerentes aos sonhos e à influência.

50


– Si alguno de sus antepasados hubiera sido enano, eso explicaría la inhibición de las glándulas de crecimiento. O bien, el problema podría haberse iniciado en este niño. Que Dios me perdone, pero se conocen numerosas mujeres adúlteras que han sido castigadas con un hijo defectuoso. – Lo acompañaré hasta la puerta, doctor. Marie se despidió de Calixto y fue a observar a Antônio desde el segundo piso del colegio. Nunca había visto un enano; ni siquiera los que se exhiben en las plazas. Saber que hospedaba a un niño enano fue como abrir la puerta de la trastienda de las galaxias. Marie quería conocer el mecanismo del misterio, pero al mismo tiempo mantenerse lejos del fenómeno y de la ciencia que lo explica. En el patio, Antônio se limpiaba con el brazo la leche de la boca. Tenía la altura de Moraes, un niño de siete años. – Confío en que algún chacarero lo querrá para las tareas de la casa, para barrer los pisos – dijo Cecille. En una esquina de la sala estaba Geraldina, madre de Geraldo, una presencia que lo acompañaba al pequeño Antônio sin que nadie pudiera verla, lo que le permitía inmiscuirse incluso en el sueño del enano. El niño dormía nueve horas cada noche, con las variaciones cardíacas coherentes con los sueños y la influencia de ella.

51


Ant么nio pouco se lembrava da fisionomia dos pais, ela reduziu-se a pontinhos sem a reta que os alinhavasse. Da voz sim, um timbre feminino que a mem贸ria conduzia para um trov茫o, de um agudo menor para o maior.

52


Antônio casi no se acordaba de la fisonomía de sus padres; había quedado reducida a una serie de puntos sin una recta que los uniera. De la voz sí se acordaba: un timbre femenino que la memoria asociaba a un trueno, de un agudo menor a uno mayor.

53


7 A casa dos Malaquias não ficou sozinha, vizinhos apanharam os pertences da família. Com os donos mortos, os filhos pelo mundo, aquilo era de quem chegasse antes. Veio Eneido, vizinho dos Malaquias e também funcionário da Fazenda Rio Claro. Eneido pegou tudo com autoridade de parente: panela, monjolo, cobertas de lã, novelos fiados por Donana rechearam sacos. Gamelas, galinheiro, galinhas, galo, pato, o milho adulto. Secos foram guardados em paiol, molhados, em cumbucas e cuias. A casa ficou vazia. Tinha-se nos arredores o direito legitimado, apalavrado, de que a propriedade era de Nico, Júlia e Antônio. Eneido só tomaria conta até que chegasse a maioridade das crianças. Geraldo se interessava pela casa, não a construção, mas a tormenta que houve nela. Reconhecia poderes se eles estivessem acima dele, embora relâmpagos toquem o chão, ainda mais tenebroso, alcançam as nuvens. Mandava Timóteo, vez ou outra, ver como estava a casa. Só ver, não limpar, não tocar. Depois de levar móveis, roupas e provisões, Eneido deixou aas paredes e o teto abrigando ar. Morando perto da propriedade, notava as visitas diurnas

54


7 La casa de los Malaquias no quedó abandonada; al poco tiempo los vecinos se adueñaron de las pertenencias de la familia. Muertos los dueños, los hijos por el mundo, aquello sería del primero que llegara. Y llegó Eneido, vecino de los Malaquias y empleado de la Fazenda Rio Claro. Eneido se llevó todo con autoridad de pariente: sartenes, molinillo, frazadas de lana y varios ovillos armados por Donana fueron a parar a sus bolsas. Artesas, gallinero, gallinas, gallo, pato, maíz maduro. Los granos en el galpón, las frutas en cuencos y tarros. La casa quedó vacía. En los alrededores se pensaba que la propiedad era de Nico, Júlia y Antônio por derecho legítimo, de palabra. Eneido solo se haría cargo hasta que los niños fueran mayores de edad. Geraldo estaba interesado en la casa; no en el edificio, sino en la tormenta que había habido allí. Reconocía los poderes que estaban por encima de él: aunque los relámpagos toquen el suelo, todavía más tenebroso, alcanzan las nubes. De vez en cuando Timóteo mandaba a alguien a ver cómo estaba la casa. Solo ver; no limpiar, no tocar. Después de llevarse muchos muebles, ropas y provisiones, Eneido había dejado las paredes y el techo abrigando el aire. Como vivía cerca

55


de Timóteo e as noturnas de Geraldo. O fazendeiro era um solteirão ainda robusto, levava umas donas para o cômodo chamuscado. Não comentava o assunto, Geraldo era dono até do que não tinha. Eneido espiava o movimento da moradia abandonada. Enquanto os de sua casa dormiam, ele ia pela estrada da terra até a cerca de arame e chuchu. Ajeitava-se de cócoras, tirando um legume e outro da haste, abrindo o campo de observação . Viu Geraldo baixar uma alça de vestido que cobria uma morena, ele a despia com ânimo taurino. Ela saía de sua larva de algodão, os braços escapavam da roupa laçando o pescoço do touro. De onde estava, Eneido sentia o cheiro da fêmea. Não era muito nova, mulher de tato firme, íntima de carne, deu um seio ao mamífero. A mulher se empinou, ficou mais alta e curva, uma estrada no meio das costas. Da nuca à cintura, uma canaleta se enchia de suor. Eneido fungava o gemido de Geraldo, o casal levantou poeira, pedregulhos que os pés raspavam, indo e vindo. Vigorosos como Geraldo, quase todos, Eneido incluso. Chegando em casa foi ver as filhas dormindo. Frescas, cobertas por lençol, duas meninas abraçadas. Na mais nova, passou dedos entre as coxas pequeninas, encostou no vapor

56


de la propiedad, divisaba las visitas diurnas de Timóteo y las nocturnas de Geraldo, que era un solterón robusto que llevaba mujeres al dormitorio chamuscado. No había nada que decir; Geraldo era dueño hasta de lo que no tenía. Eneido espiaba los movimientos de la vivienda abandonada. Mientras todos dormían en su casa, él iba por la calle de tierra hasta el cerco de alambre y trepadoras. Se ponía en cuclillas y arrancaba algunas hojas de los tallos para abrir el campo de observación. Vio a Geraldo bajar el escote del vestido que cubría a una morena, desnudándola con ánimo taurino. Ella salía de su larva de algodón, los brazos se escurrían de la ropa y enlazaban el pescuezo del toro. Desde donde estaba, Eneido podía sentir el olor de la hembra. No era muy joven, era mujer de tacto firme, íntima de la carne, y le dio un seno al mamífero. La mujer se echó hacia atrás, quedó más alta y curvada, un surco se le marcó en medio de las costillas. Desde la nuca hasta la cintura una canaleta se llenaba de sudor. Eneido aspiró el gemido de Geraldo, la pareja levantó polvareda, pedregullos que raspaban los pies, de ir y venir. Vigorosos como Geraldo eran casi todos, Eneido incluido. Al llegar a su casa fue a ver a sus hijas dormidas. Frescas, cubiertas por la sábana, dos niñas abrazadas. A la más chica le pasó los dedos entre los muslos pequeñitos, rozó el vapor

57


do sexo. Ninguém viu, nem ela sentiu a ponto de acordar. De volta à Fazenda, Geraldo repousou debaixo do colchão uma medalha embrulhada numa calcinha. A dona, em sua casa de também outras donas, bebeu um copo de leite e deixou de molho, com água e sabão, o vestido engomado pelo sumo de Geraldo.

58


del sexo. Nadie lo vio, ni ella lo sintió como para despertarse. De vuelta en la Fazenda, Geraldo puso debajo del colchón una medalla envuelta en una bombacha. La dueña, ya en su casa y entre otras como ella, bebió un vaso de leche y dejó en remojo, con agua y jabón, el vestido pegajoso por el jugo de Geraldo.

59


8 Geraldo não era o único fazendeiro, havia outros, distantes pela própria lonjura dos limites da terra. Não se casou por conta da mãe, cuidou dela até a morte. Depois de parir Geraldo, Geraldina caiu doente de doença sem explicação. Não tinha dores, os olhos lacrimejavam sem parar, uma seiva amarela em torno da íris negra. Foi fecundada três vezes depois de Geraldo nascer. Por três vezes sofreu hemorragias polpudas, não segurou mais vida no útero. Os filhos perdidos, sempre aos quatro meses de gestação, ela enterrava perto do rio. Fazia uma trouxinha de pano com sangue e consistências, amarrava com fiapo de palha seca e rezava pela alma de quem não pôde trazer à luz. O pai de Geraldo morreu no terceiro filho morto. O aborto o deixou impotente, perdeu a força nas pernas, os rins ficaram preguiçosos, a mente enfraqueceu. A matriarca criou Geraldo sozinha. O menino foi tomando conta de tudo sem receio, sem moderação. A voz transbordava, tinha o tom de um chifre, só menos arrastada. Geraldina Passos morreu no começo de um verão, mas enterrar o corpo não apagou a figura. Restou uma espécie

60


8 Geraldo no era el único hacendado; había otros, distantes por la lejanía misma de los límites de las tierras. No se casó para quedarse con su madre, a quien cuidó hasta la muerte. Después de parir a Geraldo, Geraldina cayó enferma de una enfermedad sin explicación. No tenía dolores, sus ojos lagrimeaban sin parar una savia amarilla en torno al iris negro. Fue fecundada tres veces después de nacer su hijo. Tres veces sufrió hemorragias terribles; no albergó más vida en el útero. A los hijos perdidos, siempre a los cuatro meses de gestación, los enterró cerca del río. Hacía un hatillo de paño con sangre y tripas, amarrado con hilo de paja seca, y rezaba por el alma de aquel que no había podido dar a luz. El padre de Geraldo murió con el tercer hijo muerto. El aborto lo dejó impotente: perdió la fuerza en las piernas, le quedaron los riñones perezosos, se le debilitó la mente. La madre crió a Geraldo sola. El niño fue haciéndose cargo de todo sin recelo, sin moderación. Su voz era desbordada, tenía el tono de un corno, solo que menos arrastrado. Geraldina Passos murió en los primeros días de un verano, pero el entierro del cuerpo no borró su figura. De

61


de memória, que mesmo minúscula e transparente tinha uma estrutura, permanecia organizada e material. Circulava como o pó de uma penteadeira não encerada, a respiração de alguém a faria levitar. Nos primeiros meses ela ficou em casa, num canto do quarto. Tizica se benzia ao percorrer a vassoura pelo cômodo que Geraldo quis manter fechado. No primeiro Natal sem Geraldina, Tizica pôs o leite no fogo e ele não ferveu. Ficou inerte dentro do bule de ágata, o leite intacto com a gordura dos capins que o gerou, a temperatura não moveu uma molécula do lugar. Sequer uma borbulha emergiu, a superfície se manteve lisa. Tizica comentava o caso na região e era desafiada. – Cê fica falando essas coisas, vai atrair defunta. – Tem perigo não, o que tá morto, tá enterrado.

62


ella quedó una especie de recuerdo que, aunque minúsculo y transparente, tenía estructura, y permanecía organizado y material. Sobrevolaba como el polvo de una polvera sin tapa: la respiración de cualquiera podía hacerla levitar. Durante los primeros meses se quedó en la casa, en un rincón del cuarto. Tizica se persignaba al pasar la escoba por el dormitorio que Geraldo quiso mantener cerrado. En la primera Navidad sin Geraldina, Tizica puso la leche sobre el fuego y la leche no hirvió. Permaneció inerte dentro de la lechera de ágata, la leche intacta con la gordura de los pastos que la generaron; la temperatura no consiguió mover una sola molécula de lugar. Ni siquiera emergió una burbuja a la superficie. Tizica comentaba el caso en la zona y se burlaban de ella. – Si sigues diciendo esas cosas vas a atraer a la difunta. – No hay ningún peligro; lo muerto, muerto está.

63


9 Júlia habitava o quartinho dos fundos com a mesma resistência que habitava o orfanato. O rosto nunca aderia por completo ao travesseiro, sempre um intervalo entre ela e o ambiente. Ela só podia circular pela casa com autorização de Leila, a mae adotiva. Comia na cozinha e tinha que se recolher no fim do dia. Aos domingos Leila colocava Júlia para ajudar Dolfina, senhora que já cuidava da mansão há muitos anos e também dormia nos fundos. –Há quanto tempo a senhora mora aqui? Dolfina picava os legumes que a menina ia tirando da geladeira. –Até esqueci, a mãe da Leila que me trouxe, cheguei grandinha. Leila recebia visitas tão importantes que Júlia, tampouco Dolfina, iam para a sala. Depois dos pratos servidos, elas ouviam rádio. De vez em quando Dolfina deixava Júlia dormir em seu quarto, botava o colchão perto da porta. Dos serviços, o menos incômodo era dobrar fronhas e toalhas do rosto. Camisas e outros panos mereciam atenção com vincos e ela não tinha mãos habilidosas

64


9 Júlia vivía en el cuartito del fundo con la misma perseverancia con que había vivido en el orfanato. La cara nunca se pegaba por completo a la almohada; entre ella y el entorno había siempre un intervalo. Solo podía circular por la casa con autorización de Leila, la madre adoptiva. Comía en la cocina y tenía que irse a acostar al terminar el día. Los domingos, Leila mandaba a Júlia a ayudar a Dolfina, una señora que cuidaba de la mansión desde hacia años y también dormía en el fondo. – ¿Hace cuánto tiempo que vive aquí? Dolfina picaba las legumbres que la niña sacaba de la heladera. –No me acuerdo, fue la madre de Leila la que me trajo, cuando llegué ya era grande. Leila recibía visitas tan importantes que ni Júlia ni Dolfina tenían permitido entrar en la sala. Después de servir los platos, escuchaban la radio. De tanto en tanto Dolfina dejaba que Júlia durmiera en su cuarto, tiraba un colchón cerca de la puerta. De las tareas domésticas, la menos incómoda era doblar fundas y toallas de mano. Las camisas y otras telas requerían atención al doblarlas y Júlia no tenía manos habilidosas cuando

65


com a rapidez. Já fronhas e toalhas de rosto se dobravam com facilidade e delícia, o algodão macio e cheiroso perfumava as mãos. Ela só não podia guardar, não alcançava os maleiros. Comia o que davam, caldo de miúdos de frango, rosca de erva-doce. Preferia sabores terrosos, que ao menos tivessem cor de ferrugem. O mel, de qual florada viesse, devorava como pedaço de pão, mastigando. No verão seguinte, Leila embarcou Dolfina num navio de grande porte, a empregada ia fazer companhia para a irmã de Leila em outro continente. Em sua ausência veio Ludéria, uma cozinheira que sabia fazer banquetes árabes, bebidas de sultões. Refresco de rosas molhava copos de cristal e ouro nas bordas, almofadas pela sala, música do Oriente. Júlia ficava com as mãos geladas na presença de Ludéria. Um dia caiu de febre branda e constante. Acharam que fosse verme do tempo da roça, mandaram fazer exames, ver se também não era anemia. – Isso é manha – disse a cozinheira. -Manha nunca foi seu defeito, está estranhando a senhora, ela é acostumada com Dolfina – respondeu Leila. – E Dolfina demora? – Não volta mais.

66


había que hacer las cosas rápido. Pero las fundas y las toallas de mano se doblaban con facilidad y gusto, el algodón suave y fragante dejaban su perfume en las manos. Lo único que no podía hacer era guardarlas, no llegaba a los estantes. Comía lo que le daban: caldo de menudos de pollo, rosquillas de anís. Prefería los sabores terrosos, que por lo menos tuvieran color de herrumbre. La miel, viniera de la flor que viniera, la devoraba como si fuera un pedazo de pan, masticándola. Al verano siguiente, Leila embarcó a Dolfina en una nave de gran porte; la empleada iría a hacerle compañía a la hermana de Leila en otro continente. En su ausencia llegó Ludéria, una cocinera que sabía preparar banquetes árabes, bebidas de sultanes. El agua de rosas mojaba los vasos de cristal y bordes de oro; había almohadas por la sala, música de Oriente. A Júlia se le helaban las manos en presencia de Ludéria. Un día, cayó enferma de fiebre baja y constante. Dijeron que era el gusano de las cosechas y la llevaron a hacerse exámenes para ver si no era anemia. –Es puro capricho – dijo la cocinera. –Nunca fue mañosa. La niña está nostálgica, está acostumbrada a Dolfina – respondió Leila. – ¿Y Dolfina cuándo vuelve? – No vuelve más.

67


Leila explicou que a empregada havia falecido no navio, já era velha e os rins faliram durante a viagem. Ludéria imaginou o calor da embarcação ao sol e se abanou. – Depois que a febre da menina baixar, eu mesma conto.

10 Nico fez vinte anos. Antônio alcançou dezesseis. Júlia completou quinze. No ventre do vale ocorria, todos os anos, uma festa invernal em volta da capela. Nico ficou um rapaz loiro e sólido, recebeu permissão para as festas noturnas. O desejo pinicava a roupa íntima, penteava o cabelo devagar em dia de festa. Com a pele lisa, vermelha nos pomos do rosto, Nico ficava uma macieira. Pedaços inteiros de animais assavam na brasa. Bebidas quentes fumegavam nas canecas. A noite avançava , abóbada negra, a madeira das cômodas rangendo nos quartos das casas, arraial em fermentação. Em festa casais se formariam definindo o futuro, ou só ali o suporte da vontade para que o sangue encharcasse as veias finas dos calcanhares. Maria olhava o rio raso espelhar o teto do vale, mais escuro

68


Leila explicó que la empleada había muerto en el barco; ya era vieja y los riñones le habían fallado durante el viaje. Ludéria imaginó el calor de la embarcación al sol y se abanicó. – Cuando le baje la fiebre, yo misma se lo voy a decir.

10 Nico cumplió veinte años. Antônio llegó a los dieciséis, Júlia a los quince. Todos los años, en la hondonada del valle se celebraba una fiesta invernal, detrás de la capilla. Nico se había convertido en un muchacho rubio y sólido, y se había ganado el permiso para ir a las fiestas nocturnas. El deseo le pellizcaba la ropa íntima, le peinaba el cabello despacio. Con la piel lisa y las mejillas sonrojadas como manzanas, Nico era un árbol joven. Pedazos enteros de animales se asaban a las brasas. Bebidas calientes humeaban en los jarros. La noche avanzaba, bóveda negra, la madera de las cómodas crujía en las habitaciones de las casas, la aldea en ebullición. En la fiesta se formarían parejas que definirían el futuro, o bien se templaría el ánimo hasta que la sangre saturara las venas finas de los tobillos. Maria miraba el río raso reflejar el techo del valle, más oscuro

69


que seus olhos. A nata do rio vibrou com o vento baixo e se alisou em seguida. Maria não morava longe. No vale seguinte às serras do entorno. Morena, cabelo liso, olhos pequenos, risinho na boca miúda. Olhava os rapazes com o queixo para baixo, o olhar de cima para baixo, de frente para trás como quem recebe uma carta por debaixo da porta. Nico a viu, e mais nada, o resto da noite. Maria foi abordada por um homem falante que se curvava sobre ela. Ele se aproximou do ouvido, um pé apoiado num tronco deu balanço aos braços, que gesticulavam de forma redonda e lenta. Maria continuou sentada numa madeira, o rapaz mantinha a corte. Ele saiu e voltou com uma lasca de carne num prato. Lasca grossa, coberta por farinha de milho, farinha úmida pelo sangue bovino. Agachou-se e ofereceu a ela a metade da carne. Ela negou com a cabeça e olhou para o outro lado, dando a ele privacidade para trucidar a caça com os caninos. Não mais falaram, o rapaz desfiava com a mão em concha um punhado de fumo fresco, o cheiro inundou o redor. Enrolou o tabaco numa palha, acendeu e acompanhou a fumaça suspender. Nico bebia aguardente com canela, queimando a garganta. – Taí paradão, Nico? – Timóteo chegou firmando um cotovelo no balcão.

70


que sus ojos. La superficie del río vibró con el viento bajo y se alisó enseguida. Maria no vivía lejos; vivía en la calle detrás de las sierras de allí cerca. Morena, de cabello lacio, ojos chicos, sonrisa rápida. Observaba a los muchachos con el mentón hacia abajo, los miraba de pies a cabeza, de adelante hacia atrás, como quien recibe una carta por debajo de la puerta. Nico la vio, y ya no vio nada más durante el resto de la noche. Maria fue abordada por un charlatán, que insistía en inclinarse sobre ella. Se le acercaba al oído, y el pie apoyado en un tronco le daba impulso a los brazos, que gesticulaban de forma redonda y lenta. Maria estaba sentada en un banco de madera y el hombre persistía en el cortejo. Se fue, y volvió con una lonja de carne en un plato. Una lonja gruesa, cubierta de harina de maíz, harina húmeda de sangre bovina. Se agachó y le ofreció a Maria la mitad de la carne. Ella negó con la cabeza y miró para otro lado, dándole privacidad para despedazar la presa con los caninos. No hablaron más; el hombre deshilaba un puñado de tabaco fresco en el cuenco de la mano; el olor inundó los alrededores. Lió el tabaco en una paja, lo encendió y acompañó el ascenso del humo. Nico bebía aguardiente con canela, que le quemaba la garganta. – ¿Qué haces ahí parado, Nico? – Timóteo apoyó un codo en el mostrador.

71


– Só vendo. – Quem fica vendo é lobo em volta de galinheiro. – Como chama aquela perto do rio? – Com o rapaz? É do Vale Aparecida, uns vinte quilômetros daqui. Toda festa ela vem, desse jeito aí. – Namorado dela? – Aquele daí não, da outra vez foi igualzinho, ela sentada lá embaixo e um caboclo em volta. – Ela não deve gostar de homem desbotado. – Com esse olho azul, abre esse olho que elas te enxergam. Maria levantou-se e veio em direção aos dois. Passou por eles sem os notar. Nico respirou o cítrico dos cabelos limpos, as narinas dilataram-se, os dedos das mãos tomaram distância uns dos outros. Maria esperava o corte do assado, ela cobriu os cabelos perfumados com o capuz de lã, além do frio madrigal, a fumaça podia defumá-los. – Posso falar com a moça? – arriscou Nico. – Fala, ué – sorriu sem olhar, em seguida ficou séria ao notar Nico. – Como é teu nome? – Maria. – Eu sou Nico. – Você é filho de quem?

72


– Estoy mirando. – El que se queda mirando es como un lobo que ronda un gallinero. – ¿Cómo se llama la que está ahí al lado del río? – ¿La que está con el hombre? Es del Valle Aparecida, a unos veinte kilómetros de aquí. Así como la ves, viene a todas las fiestas. – ¿El que está con ella es el novio? – Ese no es de acá; la vez pasada fue igual, ella estuvo todo el tiempo sentada ahí con un mestizo dale que te dale. – No deben gustarle los hombres desteñidos. – Con esos ojos azules… Las mujeres te miran. Maria se levantó y caminó hacia ellos. Pasó por delante sin notarlos. Nico respiró el aroma cítrico del cabello limpio, sus narinas se dilataron, entreabrió los dedos de las manos. Maria esperaba el corte de carne asada. Se cubrió el cabello perfumado con una capucha de lana; además del frío de la noche, el fuego podía ahumarlo. – ¿Podemos hablar? – se arriesgó Nico. – Hablemos – sonrió sin mirar, y enseguida se puso seria al ver a Nico. – ¿Cómo te llamas? – Maria. – Yo soy Nico. – ¿De quién eres hijo?

73


– Sou de criação do Geraldo, da Fazenda Rio Claro. – E cadê seu pai e sua mãe? – interessou-se Maria, que voltou a sorrir, mas com economia. – Morreram de raio. Maria ficou com o assado esfriando no prato, ouvia Nico, que se abriu sentindo conforto pela primeira vez. Contou o que viu e o que não viu em seus últimos onze anos. Do cuidado materno que recebeu por parte de Tizica, a empregada já senhora, até a adoção de Júlia por uma família distante. – Tua irmã ficou rica – ela concluiu. – Não falaram mais da Júlia pra Tizica, também ela tá velhinha e não vai mais pra cidade. Do outro lado da barraca, o moreno observava Nico. – Esse galego sonso deve ser parente dela pra conversar assim – comentou com o servente da barraca. – Aquele ali tá com o Timóteo do Geraldo, é lá da Fazenda. Parente nada, esse rapaz não tem família. O moreno passou por eles e despediu-se de Maria tirando o chapéu. Ela retribuiu com aceno frouxo.

74


– Fui criado por Geraldo, de la Fazenda Rio Claro. – ¿Y dónde están tu padre y tu madre? – se interesó Maria, que volvió a sonreír, pero con mesura. – Los mató un rayo. El asado de Maria se enfrió en el plato, porque escuchaba a Nico, que se abrió por completo y por primera vez se sintió cómodo. Nico le contó lo que había visto y lo que no había visto en sus últimos once años. Habló de los cuidados maternos que le había prodigado Tizica, la vieja empleada, y hasta le habló de la adopción de Júlia por una familia que vivía lejos. – Tu hermana se hizo rica – concluyó Maria. – Tizica no supo nada más de Júlia. Ya está viejita y no va a la ciudad. Del otro lado del asador, el mestizo observaba a Nico. – Ese gallego tonto debe ser pariente para hablarle así – comentó con el que cuidaba el fuego. – Vino con Timóteo, de Geraldo, es de allá, de la Fazenda. Nada de pariente, ese chico no tiene familia. El mestizo pasó junto a ellos y se despidió de Maria sacándose el sombrero. Ella retribuyó con un ademán desganado.

75


“La exacta distancia de la vulva al corazón”, Marçal Aquino, por su traductora Aileen ElKadi

Marçal Aquino es un artista y profesional multifacético. Alguien que ha trabajado como escritor, periodista y guionista, y esto se nota en el lenguaje literario de sus textos, que dialogan con diversos lenguajes artísticos para dar cuenta de la representación de una realidad pública y doméstica percibida como violenta. El cuento que decidí traducir, “la exacta distancia de la vulva al corazón”, se inserta dentro del género del melodrama y conecta el erotismo con cuestiones relacionadas con problemas sociales. Marilú es una profesora universitaria, Jorge un mendigo que vive con un perro en una barraca de trapos y diarios frente a la casa de la académica. La atracción por penetrar en el universo desconocido del otro, el erotismo que se sostiene por medio

76


de la tensión permanente entre los individuos de esos mundos, permite que entre ambos personajes se establezca una relación erótica y de dependencia, y a su vez, concede al lector la posibilidad de un ir y venir entre los mundos de tales polos opuestos. Esta particularidad de MArçal Aquino, al establecer vasos comunicantes entre distintas realidades socio-económicas, también ocurre a nivel de la representación, donde el foco dado a la representación de la realidad material tiende a diluir lo objetivo y a favorecer lo imaginativo, transformando o deformando la realidad. Como traductora, resulta interesante percibir esto en el momento en que observo que el sistema semántico creado por el autor da lugar a relaciones de sentido desde un imaginario conocido, y muchas veces

77


basado en estereotipos fácilmente reconocibles por el lector, con relaciones imprevistas a otros sistemas. Es también clave en lo que podríamos llamar como ‘deformación’ de una realidad objetiva, la manera en que los personajes dan a conocer su sensibilidad, condicionada por filtros culturales por los cuales asimilan y transmiten la realidad y sus propias subjetividades. Marçal Aquino construye textos híbridos cuya hibridez apunta a una propuesta estética: la representación de la realidad a partir de

78


filtros que evidencian la composición mixta de la tradición literaria brasileña a partir de diversas fuentes culturales y artísticas: el canon tradicional, los medios masivos de comunicación, la cultura de masas, los géneros y subgéneros literarios, el cine, el teatro, la pintura, la fotografía y la música. Esas categorías afectan tanto el argumento como la estructura y el estilo de sus textos, que son, en definitiva, un notable ejemplo de la estética del realismo urbano contemporáneo en el Brasil.

79


Marçal Aquino A exata distância da vulva ao coração

80


Mar莽al Aquino La exacta distancia de la vulva al coraz贸n Traducci贸n: Aileen El-Kadi

81


A exata distância da vulva ao coração

O homem e o cão tinham olhos tristes. Marilu viu os dois de manhã, quando saía com o carro da garagem do sobrado. Protegiam-se do sol brilhante de maio sob a figueira centenária que existia no canteiro central da avenida. As posses do homem amontoadas num carrinho de supermercado. A barba e o cabelo espichados ocultavam seu rosto. À noite, de volta da universidade, ela reparou no abrigo improvisado com um pedaço de lona amarela. O mendigo fixava residência no bairro. Marilu tornou a vê-lo diversas vezes nas semanas seguintes. Numa delas, sem camisa: o mendigo se banhava com a água de uma lata. Abluções básicas nas axilas e pescoço, o corpo pálido tão magro quanto o cachorro. Marilu e o mendigo tiveram tempo de se examinar enquanto o portão da garagem se abria e ela constatou que se enganara: os olhos dele nada

82


La exacta distancia de la vulva al corazón

El hombre y el perro tenían los ojos tristes. Marilú los vio una mañana, cuando salía con el coche del garaje de su casa. Se protegían del sol brillante de mayo bajo la higuera centenaria que había en el cantero central de la avenida. Las pertenencias del hombre amontonadas en un carrito de supermercado. La barba y el cabello revuelto le cubrían el rostro. Por la noche, al volver de la universidad, ella notó el refugio improvisado, hecho con un pedazo de lona amarilla. El mendigo se instalaba para vivir en el barrio. Marilú lo volvió a ver varias veces en las semanas que siguieron. En una de ellas, sin camisa. El mendigo se bañaba con el agua de una lata. Abluciones básicas en las axilas y el cuello, el cuerpo pálido tan delgado como su perro. Marilú y el mendigo tuvieron tiempo de examinarse mientras el portón del garaje se abría y ella percibió que se había equivocado: los

83


tinham de tristes. O mendigo era estrábico. Junho chegou, trouxe chuvas, a temperatura caiu. Numa noite, na hora em que se preparava para dormir, Marilu lembrou-se do mendigo e espiou pela janela do quarto: um vento gelado fustigava a barraca precária debaixo da árvore. Havia um resto de sopa na geladeira, uma sobra de carne, metade de uma pizza. Sem saber direito por que fazia aquilo, Marilu vestiu-se e desceu à cozinha para esquentar a comida no microondas. Montou uma refeição de aspecto insólito, abriu o portão e saiu na avenida sem carros nem gente. Estava escuro, ela aproximou-se cautelosa da figueira. O cachorro rosnou e depois latiu. Marilu arrepiou-se inteira. O arrepio virou arrependimento, e ela só não recuou porque o mendigo se mexeu entre as cobertas, calou o cão com um grito e depois surgiu de quatro sob a lona. Trouxe comida pra você, ela disse. Ele não reagiu de imediato. Demorou um pouco até erguer-se, olhos vesgos de surpresa, para receber o prato – na verdade, um pote de plástico. Daí, curvou a cabeça e agradeceu com uma voz gasta. Quantos anos teria?, Marilu especulou, uns quarenta? E sem ter mais o que dizer, disse: Moro ali.

84


ojos de él no tenían nada de tristes. El mendigo era estrábico. Junio llegó, trajo lluvias, la temperatura cayó. Una noche, cuando se preparaba para ir a dormir, Marilú se acordó del mendigo y espió por la ventana del cuarto: un viento helado fustigaba la casucha precaria debajo el árbol. Había un resto de sopa en la refri, unas sobras de carne, mitad de pizza. Sin saber exactamente por qué hacía eso, Marilú se cambió y bajó a la cocina para calentar la comida en el microondas. Preparó una platito de aspecto insólito, abrió el portón y salió a la avenida, vacía, sin coches ni gente. Estaba oscuro, se aproximó con cuidado a la higuera. El perro gruñó y luego ladró. A Marilú se le puso la piel de gallina y a seguir se arrepintió de haber ido. No dio un paso atrás porque el mendigo se movió entre las mantas, hizo callar al perro con un grito y luego apareció en cuatro patas debajo de la lona. Te traje comida, dijo ella. Él no reaccionó de inmediato. Tardó un poco hasta erguirse, ojos bizcos de sorpresa al recibir el plato –en verdad, un pote de plástico. Entonces bajó la cabeza y le agradeció con una voz gastada. ¿Cuántos años tendría? especuló Marilú, ¿unos cuarenta? Y sin tener nada más que agregar, dijo: Vivo allí.

85


E apontou o sobrado. O mendigo então fez um negócio inesperado: estendeu a mão. Prazer, Jorge. Falar que ela não hesitou seria mentira. Por uns dois ou três segundos, Marilu não se mexeu. Apenas olhava a mão comprida e ossuda – e imunda, ela intuía – parada no ar. Mas antes que sua consciência pudesse lavrar um flagrante de preconceito, aceitou o cumprimento do mendigo, disse que era Marilu. Ele agradeceu mais uma vez e ela bateu em retirada. Marilu voltou para casa e lavou as mãos com álcool, embalada por um pico de auto-satisfação. Um ato solidário não custava nada de vez em quando, ela era dada a esses repentes. Fazia trabalhos voluntários sempre que podia, no Natal levava brinquedos para crianças em instituições assistenciais, esse gênero de coisa. Sua alma era mais bonita que seu corpo. Não que Marilu fosse feia, longe disso. Os traços de seu rosto eram graciosos, delicados, e sua boca do tipo carnuda. Seus olhos escuros tinham inteligência e o mesmo brilho de seus cabelos sedosos. O problema era a balança. Alguém que se referisse a Marilu como “aquela gordinha” não poderia, de forma nenhuma, ser processado por calúnia.

86


Y señaló su casa. El mendigo, entonces, hizo algo inesperado: le extendió la mano. Mucho gusto, Jorge. Decir que ella no vaciló sería mentir. Por unos dos o tres segundos, Marilú no se movió. Apenas miraba la mano larga y huesuda –e inmunda, intuía—detenida en el aire. Pero antes que su conciencia pudiera dar lugar a un indicio de prejuicio, aceptó el saludo del mendigo, dijo que se llamaba Marilú. El agradeció una vez más y ella dio media vuelta y se fue. Marilú volvió a su casa y se lavó las manos con alcohol, contenta por un principio de autosatisfacción. Un acto solidario no costaba nada de vez en cuando, y a ella le ocurrían esos exabruptos. Siempre que podía hacía trabajos voluntarios; para Navidad llevaba juguetes a los niños en instituciones asistenciales, ese tipo de cosas. Su alma era más linda que su cuerpo. No que Marilú fuera fea, lejos estaba de serlo. Las líneas de su rostro eran harmoniosas, delicadas y su boca era del tipo carnosa. Sus ojos oscuros tenían inteligencia y el mismo brillo que sus cabellos sedosos. El problema era la balanza. Alguien que se refiriera a Marilú como “aquella gordita” no podría, de forma alguna, ser procesado por calumnia.

87


Ela estava ciente da limitação de seus predicados físicos, aprendera fazia tempo a aceitar-se. Aos 29 anos, ganhava a vida como professora e pesquisadora, tinha carro e casa própria, viajava nas férias para o Nordeste, quando não para o exterior. Vivia sem dar satisfação a ninguém, como se diz. Independência e disponibilidade. Seu passivo amoroso incluía um casamento de cinco anos com um ex-namorado da época de adolescência, que reencontrara como colega na universidade. Antes não tivesse reencontrado: o charmoso Fausto era um mulherengo incorrigível, fauno entre as alunas. Quando cansou de suas infidelidades públicas, Marilu pediu a separação. Romperam, porém continuaram amigos. Tanto que Fausto ainda a visitava uma ou duas vezes por mês, a pretexto de recuperar algum livro ou cd deixado para trás. Era comum acabarem na cama, mas não passava disso. Também era comum nessas ocasiões Marilu doar, além dos esplendores fartos de seu corpo, algum dinheiro ao ex, que vivia endividado – estava morando com uma aluna que engravidara. ***

88


Ella estaba consciente de la limitación de sus atributos físicos, había aprendido hacía tiempo ya a aceptarse. Con 29 años se ganaba la vida como profesora e investigadora, tenía coche y casa propia, viajaba en las vacaciones al nordeste, eso cuando no se iba al exterior. Vivía sin rendirle cuentas a nadie, como se dice. Independencia y disponibilidad. Su pasado amoroso incluía un casamiento de cinco años con un ex novio de la época de la adolescencia que había reencontrado como compañero en la universidad. Ojalá no lo hubiera encontrado: el seductor Fausto era un mujeriego incorregible, fauno entre las alumnas. Cuando se cansó de sus infidelidades públicas, Marilú le pidió el divorcio. Se separaron pero siguieron siendo amigos. Tanto que Fausto aún la visitaba una o dos veces por mes, con la disculpa de recuperar algún libro o cd olvidado. Era común que terminaran en la cama, pero de eso no pasaba. También era común en esas ocasiones que Marilú donara, además de los esplendores abundantes de su cuerpo, algún dinero al ex, que vivía endeudado –estaba viviendo con una alumna a la que había embarazado. ***

89


No dia seguinte, ao acionar o portão da garagem, Marilu viu o mendigo no retrovisor do carro. Parado na calçada em frente da casa, segurava o pote de plástico com zelo de objeto precioso. Ao seu lado, o cachorro postado nas patas traseiras. Ela saltou do carro, deixou o motor funcionando. Estava um pouco atrasada, morrendo de medo de complicar-se ainda mais com o trânsito no caminho para a universidade. Por isso, foi seca: O que você quer? Ele desarmou Marilu com um “bom dia”. Ah, desculpe, bom dia... Vim devolver o seu utensílio. Utensílio. Marilu adorou essa. Não precisa, pode ficar pra você. Jorge vestia um casaco enorme sobre uma blusa de lã e pelo menos duas camisas. Na cabeça, um gorro cinza-encardido. Um espantalho urbano e insistente: Faço questão de devolver. Eu também faço questão: pode ficar com ele. Ele fez cara de encabulado e baixou um olho para o pote. Nesse caso, aceito com satisfação. No rosto de Marilu surgiram um sorriso rechonchudo e o espanto de descobrir que, na realidade, o mendigo não era

90


Al día siguiente, al accionar el portón del garaje, Marilú vio al mendigo por el retrovisor del coche. Parado en la vereda frente a su casa, sostenía el pote de plástico con el cuidado de un objeto precioso. A su lado estaba el perro sentado sobre sus patas traseras. Ella se bajó del coche, dejó el motor en marcha. Estaba un poco atrasada, con miedo de complicarse aún más con el tráfico camino a la universidad. Por eso fue seca: ¿Qué quieres? Él la desarmó con un “buen día”. Ah, discúlpame, buen día… Vine a devolverle su utensilio. Utensilio. A Marilú le encantó eso. No necesitas hacerlo. Puedes quedártelo. Jorge vestía un abrigo enorme sobre una blusa de lana y por lo menos dos camisas. En la cabeza, un gorro gris-percudido. Un espantapájaros urbano e insistente: Insisto en devolvérselo. Yo también insisto: puedes quedártelo. Él puso cara de avergonzado y bajó el ojo hacia el pote. En tal caso, acepto con gusto. En el rostro de Marilú surgieron una sonrisa rechoncha y el espanto de descubrir que, en realidad, el mendigo no era

91


estrábico. Uma de suas pupilas, a esquerda, não se mexia, não acompanhava os movimentos da outra. O que houve com seu olho? Jorge afastou o gorro e uma mecha do cabelão ensebado e tocou com a ponta dos dedos uma cicatriz na têmpora. Perdi por causa de uma paulada que tomei. Esse aqui é de vidro. E usou o polegar de unha suja para indicar a pupila paralisada. Marilu não soube o que dizer. Saiu sem querer: Você é a primeira pessoa com olho de vidro que conheço na vida. O mendigo achou graça no comentário, mas pôs a mão na frente do sorriso de dentes prejudicados. E deu o bote com uma caneca de alumínio que tirou do bolso do casaco. Eu estava pensando, será que a senhora não arrumaria um gole de café pra mim? Pronto, Marilu pensou, é só dar um pouco de confiança e já se espraiam. Você dá a mão, querem o braço. Mesmo assim, decidiu acrescentar alguns minutos ao seu atraso e entrou na cozinha, onde acabara de desligar a cafeteira. Encheu a caneca amassada com café morno, falha que compensou com um sanduíche de pão integral e queijo branco embrulhado num guardanapo de papel. O mendigo exultou, bateu palmas, fez mesuras, ameaçou recitar um poema. E Marilu tentando não

92


estrábico. Una de sus pupilas, la izquierda, no se movía, no acompañaba los movimientos de la otra. ¿Qué le pasó a tu ojo? Jorge corrió el gorro y una mecha de cabello grasiento y se tocó con la punta de los dedos una cicatriz en la témpora. Lo perdí por culpa de un garrotazo que recibí. Este es de vidrio. Y usó el pulgar de uña sucia para señalar la pupila paralizada. Marilú no supo qué decir. Le salió sin querer: Eres la primera persona que conozco con un ojo de vidrio. Al mendigo le dio gracia el comentario, pero puso la mano frente a la sonrisa de dientes estropeados. Y la sorprendió con una jarrita de aluminio que sacó del bolsillo del abrigo. Estaba pensando, ¿será que usted no me conseguiría un sorbito de café? Listo, pensó Marilú, un poco de confianza y se aprovechan, les das la mano y te toman el brazo. Incluso así, decidió agregarle algunos minutos a su retraso y entró en la cocina, donde acababa de apagar la cafetera. Llenó la jarrita abollada con café tibio, falla que compensó con un sándwich de pan integral y queso blanco envuelto en una servilleta de papel. El mendigo no lo podía creer, aplaudió, gesticuló, amenazó con recitar un poema. Y Marilú tratando de no ser grosera,

93


ser rude, mas já tensa com o atraso, a pressa, o carro ligado. Seu esforço foi recompensado: antes de voltar para baixo da figueira, Jorge pousou sobre Marilu um olhar de pupilas desalinhadas em que ela reconheceu um outro tipo de fome. Qualquer mulher sabe quando é olhada com desejo, até mesmo uma criatura como Marilu, com quem isso não acontecia com muita freqüência. *** Um sábado frio e úmido. Marilu reservou o dia para trabalhar em sua tese de doutoramento, um estudo da personagem nas composições de Noel Rosa. Trabalhar é força de expressão: ela passou boa parte do dia esticada no sofá da sala, tomando notas e ouvindo e reouvindo o disco em que a baiana Ione Papas homenageia Noel com sua bela voz. Uma seleção com algumas das músicas favoritas de Marilu. No começo da noite, fez uma pausa para um chocolate quente e teve a idéia de compartilhá-lo com Jorge. Não via o mendigo fazia dias, embora a lona do abrigo tremulando amarela sob uma chuva enjoada informasse que ele continuava no pedaço.

94


pero ya tensa con el atraso, la prisa, el coche encendido. Su esfuerzo fue recompensado: antes de regresar a la higuera, Jorge posó sobre Marilú una mirada de pupilas desaliñadas en la que reconoció otro tipo de hambre. Cualquier mujer sabe cuándo es mirada con deseo, incluso una criatura como Marilú, a quien eso no le sucedía con mucha frecuencia.

*** Un sábado frío y húmedo. Marilú reservó el día para trabajar en su tesis de doctorado, un estudio del personaje en las composiciones de Noel Rosa. Trabajar es un modo de decir, ella se pasó buena parte del día estirada en el sofá del living, tomando notas y escuchando y volviendo a escuchar el disco en que la bahiana Ione Papas homenajea a Noel con su bella voz. Una selección con algunas de las canciones favoritas de Marilú. Al inicio de la noche, hizo una pausa para un chocolate caliente y tuvo la idea de compartirlo con Jorge. No veía el mendigo hacía días, aunque la lona del abrigo agitando amarilla bajo una llovizna aburrida anunciase que él seguía por ahí.

95


96


97


Na última vez em que se encontraram, Marilu teve direito a um choque. Um não, dois. Assustou-se primeiro com a súbita aparição de Jorge ao lado do carro, no momento em que entrava distraída na garagem, vinda do supermercado. (E tudo que ele queria era entregar-lhe uma folha de caderno com um poema.) O segundo choque foi causado pela aparência dele: Jorge havia aparado a barba e o cabelo e remoçado pelo menos uma década. Parecia outro homem. Um nobre que tivesse perdido a maioria das contendas com a vida – isso Marilu fantasiou, enquanto recebia de novo aquele olhar faminto. Ela descarregou as compras do porta-malas e só depois sentou-se para ler o poema do mendigo. Poema. Talvez seus colegas de departamento enxergassem algum nexo naquela sucessão de imagens imprecisas, registradas numa caligrafia hesitante. Queixas melancólicas contra o mundo. Uma certa linhagem beat, que ela detestava – seu poeta favorito era Pessoa. Um ponto, porém, a favor do mendigo: seu texto prolixo continha uma única imprecisão gramatical, uma ninharia, um erro de concordância, detalhe que deixou Marilu intrigada. Ela pensava nisso ao aproximar-se da árvore com a caneca de chocolate. O cachorro veio ao seu encontro, a cauda espanando o ar frio, enlameado e tão contente que Marilu

98


La última vez que se encontraron, Marilú tuvo derecho a un shock. Uno no, dos. Primero se asustó con la súbita aparición de Jorge al lado del coche, en el momento en que entraba distraída en el garaje llegando del súper. (Y todo lo que quería era entregarle una hoja de cuaderno con un poema.) El segundo shock fue causado por su apariencia: Jorge se había cortado la barba y el cabello y rejuvenecido al menos una década. Parecía otro hombre. Un noble que hubiese perdido la mayoría de las contiendas con la vida –eso fue lo que Marilú fantaseó mientras recibía de nuevo aquella mirada hambrienta. Ella descargó las compras del baúl del coche y sólo después se sentó para leer el poema del mendigo. Poema. Tal vez sus compañeros del departamento vieran algún nexo en aquella sucesión de imágenes, imprecisas, registradas en una caligrafía vacilante. Quejas melancólicas contra el mundo. Una cierta línea beat, que ella detestaba –su poeta favorito era Pessoa. Un punto, sin embargo, a favor del mendigo: su excesivo texto contenía una única imprecisión gramatical, una nadería, un error de concordancia, detalle que dejó a Marilú intrigada. Pensaba en eso al acercarse al árbol con la taza de chocolate. El perro vino a su encuentro, la cola moviendo el aire frío, embarrado y tan contento que Marilú temió que le ensuciara

99


temeu que ele sujasse suas roupas. Ela escutou a tosse antes mesmo de agachar-se junto ao abrigo e ser recepcionada por um cheiro pungente, que chegou a arder em suas narinas. Jorge, Marilu chamou. O mendigo tossiu outra vez, uma tosse rouca, obstruída. Inconclusiva. E não se moveu. Ela colocou a caneca de lado e as mãos no chão para enfiar a cara na barraca. E teve de esperar que seus olhos se acostumassem à escuridão e, tarefa mais inglória, seu nariz ao cheiro espesso, enfermo. Jorge gemeu. Enrolado num cobertor, seu corpo inteiro tremia. O que você tem? Gripe, ele disse, antes de um acesso de tosse. Marilu ficou de cócoras e esfregou as mãos, tentando aquecê-las – a relva encharcada doía nelas. Então notou o cachorro, satisfeito da vida, ocupado com a caneca de chocolate e deixou escapar: Merda. É, gripe é uma merda, Jorge concordou. E espirrou. Ela riu do mal-entendido. E nesse momento pensou no quarto nos fundos do sobrado, vago desde que, após a separação, trocara a empregada por uma faxineira que cuidava da casa duas vezes por semana. Por que não?, ela se

100


las ropas. Ella escuchó la tos incluso antes de agacharse junto al abrigo y ser recibida por un olor penetrante, que llegó a arderle las narinas. Jorge, llamó Marilú. El mendigo volvió a toser, una tos ronca, obstruida. Inconclusa. Y no se movió. Ella dejó la taza y puso las manos en el piso para meter la cara en la carpita. Tuvo que esperar a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad y, tarea aún más desagradable, que su nariz aguantara al olor espeso, enfermo. Jorge gimió. Enroscado en una manta, todo su cuerpo temblaba. ¿Qué tienes? Gripe, dijo, antes de un acceso de tos. Marilú se quedó arrodillada y se refregó las manos tratando de calentarlas –el pasto encharcado las hacía doler. Entonces notó el perro, muy contento, entretenido con la taza de chocolate y se le escapó un: Mierda. Sí, la gripe es una mierda, concordó Jorge. Y estornudó. Ella se rió del malentendido. En ese momento pensó en el cuarto de los fondos de la casa, vacío desde la separación ya que había cambiado la empleada por una mujer que venía sólo dos veces por semana. ¿Por qué no?, se preguntó. Al

101


perguntou. Ao mendigo, disse: Você não pode ficar aqui nesse estado... Como resposta, Jorge ficou de lado para escarrar. Marilu se levantou e seu nariz, feliz, reencontrou o ar úmido da noite, reanimando-a para mais um ato de generosidade. Você pode passar a noite lá em casa, ela disse. Aqui tá muito frio. Claro que Marilu não precisou insistir: Jorge ajoelhou-se e catou uma ou outra coisa, antes de arrastar-se para fora do abrigo. Ergueu-se de cobertor nas costas, trepidando de febre, com uma pergunta: Posso levar o cachorro? Marilu observou o bicho lambendo os beiços. Por que não? Foi assim que o mendigo de olho de vidro e seu cão entraram na casa de Marilu. Numa noite em que, vista na luz dos postes, a garoa parecia despejar agulhas brancas e geladas sobre a avenida deserta. *** Marilu dormiu até mais tarde no domingo, como de costume. Quando desceu à cozinha atrás de um café, olhou

102


mendigo le dijo: No te puedes quedar aquí en este estado… Como respuesta, Jorge se puso de lado para escupir catarro. Marilú se levantó y su nariz, aliviada, reencontró el aire húmedo de la noche, reanimándola para un acto más de generosidad. Puedes pasar la noche en casa, le dijo. Aquí está muy frío. Claro que Marilú no necesitó insistir: Jorge se arrodilló y recogió una que otra cosa antes de arrastrarse fuera de la tienda. Se levantó con la frazada en las espaldas, temblando de fiebre, con una pregunta: ¿Puedo llevarme al perro? Marilú observó al animal relamiéndose el hocico. ¿Por qué no? Fue así que el mendigo de ojo de vidrio y su perro entraron en la casa de Marilú. En una noche que, vista por la luz de los postes, la llovizna parecía lanzar agujas blancas y heladas sobre la avenida desierta. *** Marilú durmió hasta más tarde el domingo, como de costumbre. Cuando bajó a la cocina para buscar café, miró por

103


pelo vitrô: Jorge a esperava sentado na área de serviço. Vestia o moletom que ela fornecera na véspera, item subtraído do espólio do ex. O tempo estava bom (a chuva dera uma trégua) e o mendigo melhor ainda, por obra dos comprimidos e do chá de limão com mel que Marilu providenciara. É preciso que fiquem claras como o céu daquela tarde as intenções de cada um nesse instante: controlando a custo a vontade de dizer que, se pudesse, ficaria mais tempo ali, Jorge pretendia agradecer e voltar para seu abrigo debaixo da figueira; Marilu também não tencionava convidá-lo a ficar, embora tivesse aventado a idéia, que afastou por considerar extravagante. Ela apenas ofereceu café e Jorge aceitou. O acaso se encarregou do resto. Jorge comeu e bebeu com grande apetite – café, leite, torradas, queijo, geléia, ovos – e, com as sobras, alimentou o cão. Isso tudo com um ar de satisfação no rosto que só desapareceu, dando lugar a uma máscara de horror, quando Marilu abriu o portão para que ele saísse à rua. Tinham roubado todas as suas coisas. Jorge atravessou a avenida correndo, gritou e sapateou de braços abertos diante da figueira, sob a qual restavam

104


la ventana: Jorge la esperaba sentado en el área de servicio. Vestía la camiseta que ella le había dado la noche anterior, prenda sacada de las cosas de su ex. El clima estaba agradable (la lluvia había parado) y el mendigo había mejorado, por obra de las pastillas y del té de limón con miel que Marilú le había dado. Es necesario que queden claras como el cielo de aquella tarde las intenciones de cada uno en ese instante: controlando trabajosamente las ganas de decir que si pudiera, se quedaría allí más tiempo, Jorge pretendía agradecer y regresar a su refugio debajo la higuera; Marilú tampoco deseaba invitarlo a que se quedara, aunque había jugado con la idea, que dejó de lado por considerarla extravagante. Ella sólo le ofreció café y él aceptó. El azar se encargó del resto. Jorge comió y bebió con gran apetito –café, leche, tostadas, queso, mermelada, huevos –y con las sobras, alimentó al perro. Eso todo con un aire de satisfacción en el rostro que sólo desapareció, dando lugar a una máscara de horror, cuando Marilú abrió el portón para que él saliera a la calle. Habían robado todas sus cosas. Jorge cruzó la avenida corriendo, gritó y pataleó de brazos abiertos frente a la higuera, bajo la cual restaban solamente

105


somente as estruturas de madeira que sustentavam a lona e uma caixa de papelão amassada e vazia. E agora, o que eu faço? O espírito solidário de Marilu entrou em cena mais uma vez. Sentindo um dedo de culpa por achar que contribuíra, ainda que de modo involuntário, para aquela situação, ela pôde reconsiderar sua idéia extravagante. E convidou o mendigo a permanecer em sua casa. Pelo menos até que as coisas se ajeitem, ela frisou. Jorge se acalmou, penteou a barba com os dedos e deu-se ao luxo de um tempo em silêncio, como se avaliasse se devia aceitar a oferta. Um silêncio estudado, pura pantomima. No fundo, sua alma batia palmas de contentamento e, na superfície, o corpo sentia vontade de imitá-la. O que ele disse: A senhora é muito boa pra mim. Foi assim que o mendigo e seu cão passaram a morar nos fundos do sobrado. Um domingo. Dia de são João, como na música de Noel. Marilu achou isso engraçado e, sem saber bem por quê, gostou da coincidência. *** Ela não hesitou em saquear o guarda-roupa do ex, doou

106


las estructuras de madera que sostenían la lona y una caja de cartón aplastada y vacía. ¿Y ahora qué hago? El espíritu solidario de Marilú entró en escena una vez más. Sintiendo un poco de culpa por pensar que había contribuido, aunque involuntariamente, para aquella situación, volvió a considerar su idea extravagante, e invitó al mendigo a que se quedara en su casa. Por lo menos hasta que las cosas se arreglaran, pensó. Jorge se tranquilizó, se acarició la barba con los dedos y se dio al lujo de un momento de silencio, como si evaluara si debía o no aceptar la oferta. Un silencio estudiado, pura pantomima. En el fondo, su alma aplaudía de alegría y, en la superficie, el cuerpo sentía ganas de imitarla. A lo que dijo: Usted es muy buena para mí. Fue así que el mendigo y su perro pasaron a vivir en los fondos de la casa. Un domingo. Día de San Juan, como en la canción de Noel. A Marilú le pareció gracioso y, sin saber muy bien por qué, le gustó la coincidencia. *** Ella no dudó en saquear el guardarropa de su ex, le donó

107


até meias e sapatos ao mendigo. Ex-mendigo, se visto de banho tomado, cabelo curto e barba escanhoada, depois de uma visita ao barbeiro custeada por Marilu. E bem-vestido: Fausto era um pouco mais corpulento, porém as roupas caíram bem em Jorge, que ganhou até uns ares de intelectual relaxadão. Marilu não pensou nisso, mas foi uma das raras ocasiões em que o ex-marido teve alguma utilidade para ela. Não demorou muito e Jorge foi admitido à cozinha, onde passou a filar o café de manhã e, nos finais de semana, o almoço que Marilu preparava com grande prazer. Ela adorava cozinhar, em especial se existisse companhia na hora de comer. Nesse ritmo, ele logo chegou à sala. Virou rotina Marilu convidá-lo para assistirem juntos ao telejornal ou a algum filme, depois do lanche noturno. No fim da noite, ele retornava ao seu quarto nos fundos. Marilu acomodou sem dificuldade a existência de Jorge em seu cotidiano doméstico. Dito de outra forma: descobriu que gostava da presença dele. Era gentil e silencioso, nunca reclamava de nada e tinha bons modos à mesa, até um certo refinamento – tipo colocar o guardanapo no colo –, o que aguçou a curiosidade de Marilu por seu passado. Só que Jorge jamais falava de sua vida pregressa. De jeito nenhum, não adiantava insistir. Parecia um bloqueio, um trauma.

108


incluso las medias y los zapatos al mendigo. Ex mendigo, si se lo ve bañado, cabello cortado y barba hecha, después de una visita al barbero costeada por Marilú. Y bien vestido: Fausto era un poco más corpulento, pero las ropas se veían bien en Jorge, quien incluso ganó unos aires de intelectual relajado. Marilú no pensó en eso, pero fue una de las raras ocasiones en que su ex marido tuvo alguna utilidad para ella. No tardó mucho y Jorge fue admitido en la cocina, donde pasó a hacer el café por la mañana y, en los fines de semana, el almuerzo que Marilú preparaba con gran placer. A ella le encantaba cocinar, especialmente si tenía compañía a la hora de comer. A ese ritmo, rápidamente acabó llegando al living. Se hizo rutina que Marilú lo invitara a ver juntos el noticioso o alguna película después de la cena. Al final de la noche él regresaba a su cuarto de los fondos. Marilú acomodó sin mayores dificultades la existencia de Jorge en su cotidianidad doméstica. Dicho de otra forma: descubrió que le gustaba su presencia. Era gentil y silencioso, nunca se quejaba de nada y tenía buenos modales en la mesa, incluso cierto refinamiento –por ejemplo, ponerse la servilleta sobre el regazo—, lo que aguzó la curiosidad de Marilú sobre su pasado. Sólo que Jorge jamás hablaba de su vida anterior. De ningún modo, y que no insistiera. Parecía un bloqueo, un trauma.

109


110


111


Isso a incomodava: nada sabia sobre seu “hóspede”, sequer seu sobrenome. Nem sua idade: Jorge dizia que não se lembrava, que tinha perdido a conta em algum momento. Incomodava, mas não a impediu de afeiçoar-se a ele, afeição que estendeu ao cachorro. Pagou banho e veterinário, livrou o animal de uma colônia de pulgas e do foco de sarna que justificava o nome com que Jorge o batizara: Coceira. Restava a Marilu aventar hipóteses: talvez Jorge fosse um jogador compulsivo, desses que perdem tudo no baralho, até a família. Outra hora pensava nele como alguém que desistira do mundo depois de enfrentar uma grande dor – a morte de um filho, por exemplo. E se fosse um psicopata?, ela se perguntava. Um fugitivo de manicômio? Talvez tivesse mulher e filhos deixados para trás. Quando a curiosidade virou tormento, Marilu chegou a considerar a contratação dos serviços de um detetive particular para desvendar o passado de Jorge. Mas isso foi depois, na época em que ele passou a freqüentar a cama dela. *** Estava na cara que ia acontecer, era questão de tempo. Podese dizer, no entanto, que começou de um jeito inesperado, como a maioria das coisas entre os dois.

112


Eso le molestaba: no sabía nada de su “huésped”, ni siquiera su apellido. Ni su edad: Jorge decía que no se acordaba, que había perdido la cuenta en algún momento. Le molestaba, pero no le impidió encariñarse por él, cariño que extendió al perro. Le pagó un baño y veterinario, libró al animal de una colonia de pulgas y del foco de sarna que justificaba el nombre con el cual Jorge lo había bautizado: Picazón. Le restaba a Marilú aventar hipótesis: quizás Jorge fuera un jugador compulsivo, de esos que pierden todo en las cartas, incluso la familia. En otro momento pensaba en él como alguien que había desistido del mundo después de haber enfrentado un gran dolor –la muerte de un hijo, por ejemplo. Pero, ¿y si fuera un sicópata?, se preguntaba. ¿Un fugitivo del manicomio? ¿Tal vez tuviera mujer e hijos que abandonó por ahí? Cuando la curiosidad se hizo tormento, Marilú llegó incluso a considerar contratar los servicios de un detective particular para desvelar el pasado de Jorge. Pero eso fue después, en la época en que él pasó a frecuentar su cama. *** Era obvio que eso iba a pasar, era cuestión de tiempo. Se puede decir, con todo, que empezó de una manera inesperada, como la mayoría de las cosas entre los dos.

113


Num fim de noite, eles assistiam a um filme num canal a cabo em que, de repente, um casal se despia e se atracava de maneira furiosa. Uma cena longa, ousada, detalhista. Crua. Aquilo deixou Marilu pétrea de constrangimento no sofá. E também afetou Jorge, a julgar pelo ruído que ele produziu ao engolir saliva. A cena se prolongou na televisão, os amantes gemiam, sobretudo a mulher, e não chegavam ao fim. Houve um momento em que Marilu sentiu o olhar de Jorge cobrir seu corpo com uma onda de calor. Deu até para ouvir a respiração dela mudando de ritmo. Ela não agüentou e saiu da sala, com a desculpa de que ia beber água. Marilu teve um sono turbulento nessa noite, sonhou com crianças e precipícios. Acordou um pouco antes de clarear o dia, acesa, úmida. Agitada demais para pegar no sono outra vez, desceu à cozinha para preparar um chá. E um ruído no quintal a levou ao vitrô: de camiseta e calção, Jorge fazia ginástica, tocado pela primeira luz da manhã. Deitado na área de serviço, Coceira acompanhava com curiosidade as flexões ofegantes de seu dono. Mesmo achando meio indigno espioná-lo, Marilu não conseguiu sair dali até que ele deu por encerrados os exercícios. Contemplar a beleza triste do corpo de Jorge mexeu com ela de um jeito que há muito não acontecia. Naquele

114


Al final de una noche vieron un film en un canal de cable en el que, de repente, una pareja se desnudaba y se agarraba de manera furiosa. Una escena larga, atrevida, detallista. Cruda. Aquello dejó a Marilú paralizada de vergüenza en el sofá. Y afectó también a Jorge, a juzgar por el ruido que hizo al tragar la saliva. La escena se prolongó, los amantes gemían, sobre todo la mujer, y no llegaban nunca al fin. Hubo un momento en que Marilú sintió la mirada de Jorge cubriendo su cuerpo como una ola de calor. Pudo incluso oír su propia respiración cambiando de ritmo. No se aguantó y salió de la sala, con la disculpa de que iba a tomar agua. Marilú tuvo un sueño turbulento esa noche, soñó con niños y precipicios. Se despertó un poco antes de que clareara el día, encendida, húmeda. Demasiado agitada para volver a dormirse, bajó a la cocina para prepararse un té. Y un ruido en el patio la llevó a la ventana: de camiseta y short, Jorge hacía gimnasia, cubierto por la primera luz de la mañana. Recostado en el área de servicio, Picazón acompañaba con curiosidad las flexiones jadeantes de su amo. Incluso pareciéndole medio indigno espiarlo, Marilú no logró moverse de ahí hasta que él dio por concluidos los ejercicios. Contemplar la belleza triste del cuerpo de Jorge la afectó de un modo que hacía mucho no le pasaba. En aquel

115


instante, ela o desejou e quase se rendeu ao apelo da libido – esteve a ponto de se acariciar. Mas resistiu. Preferiu subir, tomar banho e uma decisão: depois do café, levou Jorge a um dentista e mandou consertar seus dentes. *** Marilu pedia, feito quem pede uma declaração de amor: Ah, só o sobrenome. Você não acha que eu mereço saber? Ao invés de responder, Jorge se curvava na cama para que seus lábios abordassem um dos mamilos de Marilu. Fazia uma festa ali. E em pouco tempo, estava dentro dela de novo. E tudo recomeçava. Com o mesmo ímpeto da primeira vez. Marilu tomara a iniciativa. Um dia, caprichou no jantar, botou velas na mesa, abriu um vinho argentino. Fez estrogonofe, uma de suas especialidades –ficou perfeito, como sempre, embora nenhum dos dois tenha comido direito. Depois, passaram à sala para ouvir música, e Marilu abriu a segunda garrafa de vinho. Ela estava um pouco alta quando tirou Jorge para dançar e à beira de um pileque no momento em que o conduziu pela mão em direção à escada. Tanto que tropeçou nos degraus, quase caiu. Foi amparada por braços vigorosos, e gostou disso.

116


instante lo deseó y casi todo se rindió a la pulsión de la libido –estuvo a punto de acariciarse, pero resistió. Prefirió subir, tomar un baño y una decisión: después del desayuno llevó a Jorge al dentista para que le arreglaran los dientes. *** Marilú pedía, como quien pide una declaración de amor: Ah, sólo el apellido. ¿No te parece que merezco saberlo? En vez de contestar, Jorge se curvaba en la cama para que sus labios alcanzasen uno de los pezones de Marilú. Hacía una fiesta allí. Y en poco tiempo, estaba adentro de ella nuevamente. Y todo recomenzaba con el mismo ímpetu de la primera vez. Marilú era quien había tomado la iniciativa. Un día se esmeró en la cena, puso unas velas en la mesa, abrió un vino argentino. Hizo strogonoff, una de sus especialidades –quedó perfecto, como siempre, aunque ninguno de los dos comió demasiado. Después, pasaron al living a escuchar música, y Marilú abrió la segunda botella de vino. Ella estaba un poco mareada cuando Jorge la sacó a bailar y al borde de la borrachera en el momento en que lo condujo por la mano rumbo a las escaleras. Tanto que se tropezó en los escalones y casi se cae. Fue amparada por brazos vigorosos, y eso le gustó.

117


No quarto, o começo foi manso: ela desabou na cama e Jorge a desabotoou sem pressa, saboreando cada um dos vales e volumes que ia descobrindo. Da névoa de sua alegre embriaguez, Marilu viu que existia desejo nos olhos dele, em seu olho bom ao menos. Jorge então mudou de marcha e a possuiu com uma urgência desesperada e com tamanha dedicação que ela chegou a pensar em gratidão. Engano: ele tinha um longo período de abstinência para compensar. E tirou o atraso, como dizem. Com exceção das eventuais recaídas com o ex-marido, Jorge era o primeiro homem que o corpo de Marilu acolhia em quase três anos. Com uma diferença fundamental de intensidade. Durou horas. Só pararam porque mucosas ardiam e o dia raiava. Ela apagou num sono profundo, do qual despertou sentindo o corpo alegremente dolorido. A partir desse dia, Coceira passou a dormir sozinho no quarto dos fundos. E, a pedido de Marilu, Jorge parou de usar a palavra “senhora” ao dirigir-se a ela. *** A anorgasmia de Marilu tinha uma causa: Fausto, que sempre se preocupava mais com seu prazer. Visto com

118


En el cuarto, el comienzo fue manso: ella se tiró en la cama y Jorge le abrió los botones sin apuro, saboreando cada uno de los valles y volúmenes que iba descubriendo. Desde la neblina de su alegre borrachera, Marilú vio que existía deseo en sus ojos, al menos en el ojo sano. Jorge entonces cambió de marcha y la poseyó con una urgencia desesperada y con tanta dedicación que ella llegó a pensar en gratitud. Se engañó: él tenía un largo periodo de abstinencia para compensar y se quitó el atraso, como dicen. Con excepción de las eventuales recaídas con su exmarido, Jorge era el primer hombre que el cuerpo de Marilú acogía en casi tres años. Con una diferencia fundamental de intensidad. Duró horas. Sólo pararon porque las mucosas les ardían y el día rayaba. Ella se durmió en un sueño profundo, del cual despertó sintiendo el cuerpo alegremente dolorido. A partir de ese día, Picazón pasó a dormir solo en el cuarto de los fondos. Y, a pedido de Marilú, Jorge dejó de usar “usted” al dirigirse a ella. *** La anorgasmia de Marilú tenía una causa: Fausto, quien siempre se preocupaba más con su placer que con el de ella.

119


rigor, o ex era um daqueles homens que, na prática, usam o corpo da mulher para se masturbar. Um amante egoísta e, no fundo, sem imaginação. Pode-se dizer, para encurtar, que ele e Marilu nunca passaram da página de agradecimentos do Kama-Sutra. Com Jorge foi diferente. Ele inventou posições, fez algumas coisas acontecerem com Marilu pela primeira vez. Visitou regiões e despertou reações que ela desconhecia no próprio corpo. Espantos. Tinha uma espécie de sabedoria instintiva, que entrou em sintonia com o pensamento dela. A ponto de antecipar aquilo que Marilu queria, sem que ela precisasse pedir. Às vezes, começavam no sofá da sala, prosseguiam nos degraus da escada e terminavam no carpete do corredor, antes de chegar ao quarto. Outras vezes, começava e acabava sob o chuveiro. Houve uma ocasião em que aconteceu nos ladrilhos frios da cozinha. E outra no quarto dos fundos, sob a supervisão atenta de Coceira. Mudou a vida de Marilu. Ela agora voltava feliz da universidade, não via a hora de chegar em casa. Jorge a esperava, digamos, em riste. Nem se falavam muito: ele era mais de ação do que de palavras. Marilu é que insistia em conversar:

120


Visto con rigor, era uno de esos hombres que, en la práctica, usan el cuerpo de la mujer para masturbarse. Un amante egoísta y, en el fondo, sin imaginación. Puede decirse, para hacerla corta, que él y Marilú nunca pasaron de la página de los agradecimientos del Kama-Sutra. Con Jorge fue distinto. Él inventó posiciones, le hizo cosas a Marilú por primera vez. Visitó regiones y despertó reacciones que ella desconocía en su propio cuerpo. Asombros. Él tenía una especie de sabiduría instintiva, que entró en sintonía con el pensamiento de ella. A punto de anticipar aquello que Marilú quería, sin que necesitara pedírselo. A veces, empezaban en el sofá del living, seguían en los escalones de la escalera y terminaban en la alfombra del corredor, antes de llegar al cuarto. Otras veces, empezaba y terminaba en la ducha. Hubo una oportunidad en que ocurrió sobre los azulejos fríos de la cocina. Y otra en el cuarto de los fondos, bajo la supervisión de Picazón. Él cambió la vida de Marilú. Ella volvía feliz de la universidad ahora, no veía las horas de llegar a casa. Jorge la esperaba, digamos, en ristre. Ni siquiera se hablaban mucho: él era más de acción que de palabras. Marilú era la que insistía en conversar:

121


O que você fazia antes de virar mendigo? Mendigo, não, ele corrigia. Morador de rua. E mais não contava, o que levou Marilu a cogitar os serviços de um detetive particular. Um dia, de brincadeira, ela perguntou: E se eu te obrigasse a falar pra poder ficar aqui? Estavam nus na cama, exaustos e suados depois de mais um embate. Antes de responder, Jorge girou a cabeça na direção da janela, para que seu olho são alcançasse a copa da figueira lá fora. Aí eu vou ter que voltar pra rua. E Marilu viu que ele falava sério. A delícia de andar pelada pela casa ciente de que um olho acompanhava com tesão seus movimentos. Só recompensas íntimas como essa podem explicar por que Marilu tolerava as intransigências de Jorge. Por exemplo: sua resistência à reintegração. Tinham roubado seus documentos, ele falava, porém Marilu não conseguia convencê-lo a providenciar uma segunda via. Pra quê? Eu posso ver se arranjo um trabalho pra você, ela dizia. Estou bem assim. E estava mesmo. Passava os dias diante da TV ou deitado

122


¿Qué hacías antes de ser mendigo? Mendigo, no, la corregía. Habitante de la calle. Y más no le contaba, lo que llevó a Marilú a considerar los servicios de un detective particular. Un día, jugando, le preguntó: ¿Y si te obligara a hablar para dejarte que te quedes aquí? Estaban en la cama, desnudos, exhaustos y transpirados después de un embate más. Antes de responder, Jorge dirigió la cabeza hacia la ventana, para que su ojo sano alcanzase la copa de la higuera allá afuera. Entonces tendré que volver a la calle. Marilú se dio cuenta de que hablaba en serio. La delicia de andar desnuda por la casa, consciente de que un ojo acompañaba con deseo sus movimientos. Sólo recompensas íntimas como esa pueden explicar por qué Marilú toleraba intransigencias de Jorge. Por ejemplo: su resistencia a la reintegración. Le habían robado sus documentos, decía, con todo, Marilú no lograba convencerlo de conseguirlos nuevamente. ¿Para qué? Yo puedo ver si te consigo un trabajo, le decía. Estoy bien así. Y claro que lo estaba. Se pasaba los días frente a la tele

123


no quarto dos fundos, rabiscando em seus cadernos. Tinha até engordado um pouco. Ele e o cachorro. Se Marilu perguntava: Você não gostaria de voltar a ser um cidadão de verdade? Jorge respondia: Daqui a pouco você vai querer que eu declare Imposto de Renda. Essas conversas acabavam em risadas e quase sempre davam início a um outro tipo de diálogo, em que as palavras não eram mais necessárias. E na cama, as inquietações de Marilu se diluíam. Existia uma impressionante afinidade física entre os dois. Parecia coisa de vidas passadas. Marilu chamou isso de amor. *** Numa tarde, o rosnado de Coceira interrompeu o cochilo de Jorge no quarto dos fundos. Ele ouviu um ruído, depois outro e mais outro. Era cedo ainda para a chegada de Marilu da universidade. Havia alguém dentro do sobrado. Um ladrão audacioso – entrara à luz do dia, pela porta da frente – e descuidado, já que não se importava com o barulho que fazia. Jorge saiu do quarto armado com o cabo de um escovão e surpreendeu o invasor na sala. Não deu chance, caiu de pau sobre ele.

124


o acostado en el cuarto de los fondos, escribiendo en sus cuadernos. Incluso había engordado un poco. Él y el perro. Si Marilú le preguntaba: ¿No te gustaría volver a ser un ciudadano de verdad? Jorge le respondía: Dentro de poco vas a querer que declare mis impuestos. Esas charlas terminaban en risotadas y casi siempre iniciaban otro tipo de diálogo, donde las palabras no eran necesarias. En la cama, las inquietudes de Marilú se diluían. Existía una impresionante afinidad física entre ambos. Parecía cosa de vidas pasadas. Marilú lo llamó amor. *** Una tarde, los ladridos de Picazón interrumpieron la siesta de Jorge en el cuarto de los fondos. Él escuchó un ruido, después otro y otro. Aún era temprano para la llegada de Marilú de la universidad. Había alguien dentro de la casa. Un ladrón audaz – entró con la luz del día, por la puerta del frente – y, descuidado, ya que ni le importaba el ruido que hacía. Jorge salió del cuarto armado con una escoba y sorprendió al invasor en la sala. No le dio chance, le cayó encima.

125


126


127


Fausto apanhou um bocado antes de conseguir explicar quem era. Pior: Coceira aproveitou a confusão para cravar os dentes em sua canela imberbe. Arrancou sangue. Muito mais doloroso para Fausto, contudo, foi reconhecer as roupas que seu agressor vestia. Quando Marilu chegou, o ex já havia partido. Em busca de uma farmácia, onde recebeu curativos e o conselho de obter informações sobre o cão que o mordera. Para evitar as injeções anti-rábicas. Marilu se divertiu muito com o incidente. Que gerou um efeito benéfico permanente para ela: Fausto jamais voltou a pôr os pés naquela casa. *** Jorge viveu uma noite de glória no aniversário de 30 anos de Marilu. Ela convidou um grupo pequeno de amigos, só os mais chegados, serviu queijo e vinho – e uísque e cerveja. Uma reunião informal e agradável, que Marilu aproveitou para apresentar o namorado ao seu círculo. E ele não decepcionou. Ao contrário, foi a estrela da festa. Depois de um início tímido, em que pareceu meio acuado

128


Fausto cobró muchos escobazos antes de poder explicar quién era. Peor aún: Picazón aprovechó el lío para clavarle los dientes en su pantorrilla imberbe. Le sacó sangre. Mucho más doloroso fue, para Fausto, reconocer las ropas que vestía su agresor. Cuando Marilú llegó, el ex ya se había ido, a buscar una farmacia, donde le hicieron curativos y le dijeron que averiguara sobre el perro que lo mordió. Para evitar las inyecciones antirrábicas. Marilú se divirtió mucho con el incidente. Que generó un efecto benéfico permanente para ella: Fausto jamás volvió a poner los pies en aquella casa. *** Jorge vivió una noche de gloria en el cumpleaños de 30 años de Marilú. Ella invitó a un grupo pequeño de amigos, sólo los más allegados, sirvió quesos y vino – whisky y cerveza. Una reunión informal y agradable, en la que Marilú aprovechó para presentar al novio a su círculo de amigos. Él no decepcionó. Al contrario, fue la estrella de la fiesta. Después de un inicio tímido, en que pareció medio

129


pela curiosidade dos convidados, Jorge se soltou. O álcool o deixou à vontade, tornou-o espirituoso. Chegou a fazer piada sobre seu olho de vidro. Marilu, que nunca o vira tão falante, notou o efeito causado no grupo. Encantamento. E também não pôde deixar de registrar que foi olhada com uma ponta de inveja por algumas das mulheres presentes. Até mesmo uma solteirona convicta, casada, segundo os colegas, com a disciplina que ministrava na universidade, não se conteve. Que homem charmoso. Onde você encontrou?, ela perguntou. E Marilu pôde brincar com a verdade: Na rua. O ápice da festa aconteceu no momento em que Jorge se levantou e, até com uma certa solenidade, pediu licença para ler um poema que escrevera em homenagem à aniversariante. Foi a apoteose. Não a leitura em si, um tanto claudicante, prejudicada um pouco pelo álcool e muito pela dificuldade caolha do leitor. O que agradou foram as imagens com que ele celebrava Marilu, que chamava de “amiga generosa” e a quem atribuía o dom de “fazer brotar uma flor apenas com um sorriso”. A turma adorou. Teve até gente emocionada na sala. Marilu era uma. Emocionada e num estado perplexo de curiosidade: onde Jorge arranjara a palavra “balzaquiana”,

130


intimidado por la curiosidad de los invitados, Jorge se soltó. El alcohol lo dejó a sus anchas, se hizo espirituoso. Incluso llegó a hacer chistes sobre su ojo de vidrio. Marilú, que nunca lo había visto tan parlanchín, notó el efecto que causara en el grupo. Encantamiento. Y también no pudo dejar de registrar que fue vista con una puntita de envidia por algunas de las mujeres. Incluso una solterona convicta, casada, según los compañeros, con la materia que daba en la universidad, no se contuvo. Pero qué hombre tan encantador. ¿Dónde lo encontraste?, le preguntó. Y Marilú pudo jugar con la verdad: En la calle. El ápice de la fiesta sucedió en el momento en que Jorge se levantó y, con un poco de solemnidad, pidió permiso para leer un poema que había escrito en homenaje a la cumpleañera. Fue la apoteosis. No la lectura en sí, un tanto tambaleante, perjudicada un poco por el alcohol y mucho por la dificultad tuerta del lector. Lo que agradó fueron las imágenes con las que celebraba a Marilú, a quien llamaba “amiga generosa” y a quien atribuía el don de “hacer brotar una flor con apenas una sonrisa”. A la gente le encantó. Hubo incluso algunos que se emocionaron. Marilú era una de ellos. Emocionada y en un estado perplejo de curiosidad: ¿dónde había encontrado Jorge la palabra “balzaquiana”, que

131


que levianamente rimara no poema com “bacana”? Mais tarde, ela sentiria uma espécie de orgulho ao ver Jorge rodeado por um trio de professores no quintal, discorrendo desinibido sobre algo que eles ouviam com muita atenção. Talvez recitasse um de seus poemas. Ao notá-la, Jorge acenou e sorriu, exibindo duas fileiras de dentes reformados. Antes de ir embora, um dos participantes daquela conversa comentou com a aniversariante: Vou falar com um editor que conheço sobre os poemas do Jorge. Quem sabe a gente não lança um poeta novo? Ela não soube o que dizer. E descobriu que o plano de seu colega já contemplava até uma estratégia de marketing. A adoção de um tapa-olho por Jorge. Já pensou, Marilu? Vai ficar meio misterioso, e você sabe como o mercado adora um escritor-personagem. Amanhecia um dia antipático, de nuvens pesadas e baixas, quando os últimos convidados se retiraram, e Marilu e Jorge puderam recolher-se ao quarto. Ela estava moída de cansaço. Cansada, mas feliz, muito feliz. A ponto de acreditar que Jorge poderia baixar a guarda numa ocasião especial como aquela. Posso pedir uma coisa? Ele se despia ao lado da cama e parou para olhar para Marilu.

132


hacía livianamente rimar en el poema con “galana”? Más tarde, ella sentiría una especie de orgullo al ver a Jorge rodeado por un trío de profesores en el jardín, discurriendo desinhibido sobre algo que ellos escuchaban con mucha atención. Tal vez recitaba alguno de sus poemas. Al notar su presencia, Jorge la saludó y le sonrió, exhibiendo dos hileras de dientes arreglados. Antes de irse, uno de los participantes de aquella charla le comentó a la cumpleañera: Voy a hablarle sobre los poemas de Jorge a un editor que conozco. ¿Quién sabe no lanzamos un nuevo poeta? Ella no supo qué decir. Y descubrió que el plan de su colega ya contemplaba una estrategia de marketing. La adopción de un tapa-ojo para Jorge. ¿Te imaginas, Marilú? Va a quedar medio misterioso, y sabes bien cómo al mercado le encanta un escritor-personaje. Amanecía un día antipático, de pesadas y bajas nubes, cuando los últimos invitados se fueron y Marilú y Jorge pudieron retirarse al cuarto. Ella estaba muerta de cansancio. Cansada pero feliz, muy feliz. Al punto de creer que Jorge podría bajar la guardia en un momento especial como ese. ¿Te puedo pedir algo? Él se estaba quitando la ropa al lado de la cama y se detuvo para mirarla.

133


Me conta a sua história, Jorge. Não posso. Por que não pode? Ele balançou a cabeça. Não posso. Eu quero saber tudo sobre você, até o que aconteceu de ruim. Jorge tirou a calça e dobrou-a com cuidado. Ficou apenas de cueca. Então disse: Pede outra coisa. Por favor. Marilu sabia que não adiantaria insistir. Quando Jorge se deitou e encostou no corpo dela, Marilu percebeu que ele estava pronto mais uma vez. Por isso, pediu outra coisa e Jorge a atendeu. De um jeito que se repetia noite após noite e, ainda assim, tinha sabores novos e inesperados cada vez que acontecia. *** É hora de falar de Ismênia, uma mulata quarentona e cadeiruda, que às terças e sextas cuidava da faxina no sobrado. A idéia surgiu do nada e, a despeito de seu peso, veio flutuando no ar e instalou-se na mente de Marilu: Jorge estava

134


Cuéntame tu historia, Jorge. No puedo. ¿Por qué no puedes? El balanceó la cabeza. No puedo. Yo quiero saber todo de ti, incluso lo que te ocurrió de malo. Jorge se quitó los pantalones y los dobló con cuidado. Se quedó solamente de ropa interior. Entonces le dijo: Pídeme otra cosa. Por favor. Marilú sabía que de nada le serviría insistir. Cuando Jorge se acostó y se acercó a su cuerpo, Marilú sintió que él estaba listo una vez más. Por eso, le pidió otra cosa y Jorge la consintió. De un modo que se repetía noche tras noche, pero siempre tenía sabores nuevos e inesperados cada vez que pasaba. *** Es hora de hablar de Ismênia, una mulata cuarentona y caderona, que martes y viernes hacía la limpieza en casa de Marilú. La idea surgió de la nada y, a pesar de su peso, vino flotando en el aire y se instaló en la mente de Marilú: Jorge tenía un

135


de caso com a faxineira. Uma cisma que, no princípio, baseavase apenas em intuição, não havia evidências concretas. Ou havia? Marilu lembrava-se de um comentário de Ismênia, logo que Jorge passou a morar no quarto dos fundos: Esse mendigo não é de se jogar fora, a senhora não acha, dona Marilu? Ela preferiu não dizer o que achava. Ismênia deu sua gargalhada de quem estava sempre de bem com a vida. E depois arrematou: É um tipão. O comentário voltava com freqüência à memória de Marilu e servia de alimento para algo que crescia dentro dela. Algo escuro. Um ciúme purulento. Ela começou a prestar atenção nos mínimos gestos dos dois, sempre que compartilhavam o mesmo ambiente. Farejava indícios. Se Ismênia chegava para trabalhar mais bem arrumada ou perfumada ou se parecia mais feliz do que de costume – se cantava, por exemplo, uma das antigas do Roberto Carlos com sua voz afinada – ou espiava o quintal pelo vitrô enquanto lavava louças, Marilu se irritava. Um inferno. Dia de faxineira em casa era dia em que Marilu padecia horas de azia amorosa. Um veneno que alterava seu metabolismo e seu peso – para combater a ansiedade, ela comia o tempo inteiro;

136


caso con la empleada. Un capricho que, al principio, se basaba apenas en la intuición, no había evidencias concretas. ¿O sí las había? Marilú se acordó de un comentario de Ismênia justo después que Jorge pasó a vivir en el cuarto de los fondos: Ese mendigo no es de despreciar, ¿eh? ¿A usted no le parece, señora Marilú? Ella prefirió no decir lo que le parecía. Ismênia dio una de sus risotadas de quien estaba siempre de buen ánimo. Y después completó: Es un tipazo. El comentario regresaba con frecuencia a la memoria de Marilú y servía de alimento para algo que crecía adentro de ella. Algo oscuro. Unos celos purulentos. Ella empezó a prestar atención en los mínimos gestos de ambos siempre que compartían el mismo ambiente. Olía indicios. Si Ismênia llegaba a trabajar mucho más arreglada o perfumada o si parecía más feliz que de costumbre – si cantaba, por ejemplo, una de las antiguas de Roberto Carlos con su voz afinada – o espiaba el patio por la ventana mientras lavaba los platos, Marilú se irritaba. Un infierno. Día de empleada en casa era día en que Marilú padecía horas de acidez amorosa. Un veneno que alteraba su metabolismo y su peso – para combatir la ansiedad, comía todo el tiempo; Instituto Médico Legal. Nota de la traductora.

137


evitava pesar-se para não sentir raiva de si mesma, mas, toda manhã, suas roupas a alertavam de que andava engordando. Na universidade, sem concentração para o trabalho, ficava imaginando cenas entre Jorge e Ismênia. Devia acontecer no quarto dos fundos, ela fantasiava – ah, se Coceira pudesse falar. Uma vez, Marilu alegou que não estava bem – o que, de certa maneira, era verdade – e voltou para casa mais cedo. Teve o cuidado de estacionar o carro longe do sobrado antes de dar um flagrante frustrado. Largadão no sofá, Jorge assistia a uma partida de futebol italiano na televisão. A faxineira ela encontrou na área de serviço, passando roupas, alegre como sempre. Marilu sentiu-se um tanto ridícula nessa ocasião, e isso deveria ter servido para acalmá-la. Mas não. Ela perdia a batalha contra as calorias e também contra a racionalidade. O pior é que tinha consciência disso, mas nada podia fazer a respeito. O que mais a perturbava era a semelhança com a situação que vivera na época das infidelidades de Fausto. Um carma. Com uma agravante que a deixava possessa: a ingratidão de Jorge. Até que um dia explodiu. Marilu saiu de manhã para a universidade, mas, no caminho, descobriu que esquecera o celular. O aparelho não

138


evitaba pesarse para no sentir rabia de sí misma, pero, cada mañana, sus ropas la alertaban de que andaba engordando. En la universidad, sin concentración para el trabajo, se quedaba imaginando escenas entre Jorge e Ismênia. Seguro que pasaba en el cuarto del fondo, fantaseaba – ah, si Picazón pudiera hablar. Una vez, Marilú dijo que no se sentía bien – lo que, de cierto modo, era cierto – y volvió a casa más temprano. Tuvo el cuidado de estacionar el coche lejos de la casa antes de dar un flagrante frustrado. Tirado en el sofá, Jorge miraba un partido de fútbol italiano en la tele. A la empleada la encontró en el área de servicio, planchando, alegre como siempre. Marilú se sintió un poco ridícula en ese momento, y eso debería haberle servido para tranquilizarla. Pero no. Ella perdía la batalla contra las calorías y también contra la lógica. Lo peor es que era consciente de eso, pero no podía hacer nada al respecto. Lo que más le molestaba era la semejanza con la situación que había vivido en la época de las infidelidades de Fausto. Una tortura. Con un agravante que la dejaba fuera de sí: la ingratitud de Jorge. Hasta el día en que explotó. Marilú salió por la mañana para la universidad, pero, en el camino, se dio cuenta que se había dejado el celular.

139


era indispensável, mas funcionou bem como a justificativa que ela se deu para retornar e entrar em casa de um jeito furtivo. Ela ouviu as vozes de Jorge e Ismênia no quintal. Riam. A faxineira falava de sua performance no desfile de Carnaval – era passista de uma escola-de-samba do Segundo Grupo, e tinha cacife para isso. Nenhum dos dois pareceu muito surpreso ao ver Marilu de volta, mal interromperam a conversa. Ela mencionou o celular e depois trancou-se no quarto, vítima de uma súbita crise de enxaqueca. No escuro, ficou repetindo: eu não preciso passar por isso, eu não preciso passar por isso. Como um mantra. Estava sete quilos acima de seu peso habitual. No final do mês, Marilu demitiu Ismênia. Deu uma desculpa mais esfarrapada que o pano-de-chão que a faxineira segurava no momento da demissão: disse que, com a presença permanente de Jorge em casa, precisaria agora de uma empregada que trabalhasse todos os dias. Marilu usou um critério curioso para contratar a nova empregada. Entrevistou e reprovou várias candidatas, umas porque eram muito novas, outras porque, em sua opinião, eram bonitas demais. Acabou optando por uma mulher bem mais velha, uma baixinha de pele bexiguenta e dentes tortos, tão feia que até Coceira evitava olhar para ela.

140


El aparatito no era indispensable, pero le sirvió muy bien de autopretexto para volver y entrar a la casa de un modo furtivo. Escuchó las voces de Jorge e Ismênia en el patio. Se reían. La empleada hablaba de su performance en el desfile de carnaval – era pasista de una escuela de samba del Segundo Grupo, y tenía desenvoltura para eso. Ninguno pareció muy sorprendido a ver a Marilú de vuelta, casi no interrumpieron la charla. Ella mencionó su celular y después se encerró en el cuarto, víctima de una sorpresiva crisis de jaqueca. En el oscuro, se repetía: no necesito pasar por esto, no necesito pasar por esto. Como un mantra. Estaba con siete kilos arriba de su peso habitual. A final de mes, Marilú despidió a Ismênia. Le dio una justificación que no tenía el menor sentido. Le dijo que, con la presencia permanente de Jorge en casa, lo que estaba necesitando ahora era de una empleada que trabajara todos los días. Marilú usó un criterio curioso para contratar a la nueva empleada. Entrevistó y reprobó varias candidatas, unas porque eran muy jovencitas, otras porque, en su opinión, eran demasiado bonitas. Terminó optando por una mujer mucho más vieja, una bajita de piel amarillenta y dientes torcidos, tan fea que incluso Picazón evitaba mirarla.

141


Então chegou o dia em que Marilu botou Jorge para fora de casa. O estopim da crise foi um comentário inocente durante uma conversa sobre o desmazelo da nova empregada, uma criatura com noções suspeitas de higiene pessoal. Era negligente na limpeza da casa e cozinhava tão mal que, às vezes, até Coceira refugava a comida. Nem passar roupa direito ela conseguia. Jorge disse: Dá saudade da Ismênia. Você tem saudade dela? Estavam na cama, onde nada acontecia entre os dois havia mais de uma semana. Jorge avaliou mal o campo-minado à sua frente: Eu gostava da Ismê. Ela era muito engraçada. Ismê. Marilu ficou rubra. Por que você não vai atrás dela? Jorge ergueu-se e a encarou. Como é que é? Pensa que eu sou boba? Eu sei muito bem o que aconteceu entre vocês dois. Do que você está falando? Eu sei que você teve um caso com ela. Jorge arregalou até o olho avariado. E, por puro reflexo de seu espanto, riu. Ah, pra quê? Marilu soltou o freio de mão:

142


Entonces llegó el día en que Marilú echó a Jorge de la casa. La gota que colmó el vaso fue un comentario inocente durante una charla sobre la dejadez de la nueva empleada, una criatura con nociones sospechosas de higiene personal. Era negligente en la limpieza de la casa y cocinaba tan mal que, a veces, hasta Picazón rechazaba la comida. Ni planchar bien podía. Jorge le dijo: Se extraña a Ismênia. ¿Extrañas a Ismênia? Estaban en la cama, donde nada pasaba entre ambos hacía ya una semana. Jorge evaluó mal el campo minado frente a él: A mí me gustaba Ismê. Era muy graciosa. Ismê. Marilú se acaloró. ¿Por qué no la vas a buscar? Jorge se irguió y la encaró. ¿Cómo es eso? ¿Crees que soy idiota? Yo sé perfectamente bien lo que pasó entre ustedes dos. ¿De qué me estás hablando? Yo sé que tuviste un caso con ella. Jorge abrió los ojos aturdido. Y, por puro reflejo de su asombro, se rió. Ah, ¿para qué? Marilú soltó el freno de mano:

143


Você é um grande filho da puta. Você ficou louca, Marilu? A mesma pergunta que Fausto repetia quando ela o confrontava com as histórias envolvendo alunas. Marilu começou a chorar. De raiva. Depois de tudo que eu fiz por você... Jorge escolheu um péssimo momento para tentar acariciar o rosto de Marilu. Ela o repeliu com um safanão. Estava a ponto de pular em cima dele, de arrancar com as unhas seu olho bom. Você acha que eu seria capaz de fazer uma coisa dessas com você, Marilu? Pelo menos seja homem e admita. Jorge ainda tentou argumentar, mas ela blindou os ouvidos. E o clima entre os dois ficou tão pesado que Jorge teve de se transferir para o quarto dos hóspedes naquela noite. No dia seguinte, Marilu não falou com ele, não respondeu nem ao seu “bom dia”. Limitou-se a olhá-lo com ódio, e Jorge resolveu não forçar. Depois que ela saiu para a universidade, ele pôs em prática uma idéia que, no fim, revelou-se desastrosa. Quando Marilu voltou para casa à noite, Jorge e Ismênia a esperavam no portão. Ela está aqui pra confirmar o que eu disse, ele explicou.

144


Eres un gran hijo de puta. ¿Estás loca, Marilú? La misma pregunta que Fausto repetía cuando ella lo confrontaba acerca de las historias con sus alumnas. Marilú empezó a llorar. De rabia. Después de todo lo que hice por ti… Jorge eligió un pésimo momento para tratar de acariciarle la cara a Marilú. Ella lo rechazó con una bofetada. Estaba a punto de saltarle encima, de arrancarle con las uñas el ojo sano. ¿Cómo crees que sería capaz de hacerte algo así a ti, Marilú? Al menos sé hombre y admítelo. Jorge incluso trató de argumentar, pero ella blindó los oídos. Y el clima entre ambos se puso tan pesado que Jorge tuvo que mudarse al cuarto de huéspedes esa noche. Al día siguiente Marilú no le dirigió la palabra, ni siquiera para contestarle el “buen día”. Se limitó a mirarlo con odio, y Jorge decidió no forzar. Después que ella salió a la universidad, él puso en práctica una idea que terminó siendo un desastre. Cuando Marilú regresó a casa por la noche, Jorge e Ismênia la esperaban en el portón. Ella está aquí para confirmar lo que te dije, le explicó.

145


Marilu achou aquilo um acinte e teve um ataque de cólera. E por pouco não atropela os dois ao avançar com o carro para dentro da garagem. Isso bastou para Ismênia, que não era boba nem nada, cair fora dali no ato. Arrependida de ter concordado em testemunhar a favor de Jorge. Ele telefonara naquela manhã e precisou insistir muito. Ismênia detestava confusão. Jorge abaixou-se e entrou antes que o portão se fechasse por completo. Marilu barrou seu acesso à cozinha: Quero você fora da minha casa agora mesmo. A expressão em seu rosto dizia que ela não estava brincando. Restou a Jorge colocar o que pôde numa mochila e deixar o sobrado. Um detalhe insólito: por alguma razão misteriosa, talvez pela memória de uma vida de privações nas ruas, Coceira não quis acompanhá-lo. E foi assim que Jorge atravessou a avenida sozinho e instalou-se outra vez sob figueira, deixando seu cão infiel aos cuidados de Marilu.

146


Marilú consideró eso una tomada de pelo y tuvo un ataque de cólera. Por poco no atropella a los dos al avanzar con el coche en el garaje. Eso le bastó a Ismênia, que no tenía un pelo de tonta, para largarse de inmediato. Arrepentida de haber concordado en dar testimonio a favor de Jorge. Él la había llamado esa mañana y tuvo que insistirle mucho. Ismênia odiaba líos. Jorge se agachó y entró justo antes que el portón se cerrara por completo. Marilú no lo dejó pasar a la cocina: Quiero que te largues de mi casa ahora mismo. La expresión en su rostro decía que ella no estaba jugando. A Jorge no le quedó otra que poner lo que pudo dentro de una mochila y salir de la casa. Un detalle insólito: por alguna misteriosa razón, tal vez por la memoria de una vida de privaciones en las calles, Picazón no quiso acompañarlo. Y fue así que Jorge cruzó la avenida solo y se instaló otra vez bajo la higuera, dejando su perro fiel a los cuidados de Marilú.

147


148


149


A sorte masculina é que, na geografia feminina, a vulva fica mais próxima do coração do que do cérebro. Aos poucos, Marilu foi se acalmando e sua raiva diminuiu de intensidade. Uma prova disso: já não pensava mais em servir comida envenenada a Jorge cada vez que o avistava. Esteve a ponto de capitular no dia em que o viu, sujo e desgrenhado, protegendo-se com papelões da chuva que caía. Sentiu pena, mas agüentou firme. No íntimo, sabia que a história dos dois não tinha terminado. O reatamento iria acontecer a qualquer hora. Ela só protelava para castigá-lo pelo que havia passado. O problema é que, no dia em que decidiu procurá-lo para uma conversa, Marilu não o encontrou. Por uma semana, ela vigiou a figueira na esperança de que Jorge reaparecesse. Depois, cansou de andar à sua procura pelo bairro e imediações. Até emagreceu. E ficou apavorada ao ver no telejornal a notícia de que andavam matando mendigos no centro da cidade. Marilu chegou a visitar o IML, mas, para seu alívio, não encontrou Jorge entre os indigentes na geladeira à espera de identificação. Desesperada, ela fez uma promessa de cortar os cabelos se o reencontrasse. E, coincidência ou não, deu certo. Num domingo de manhã, ao passar sob um viaduto,

150


La suerte masculina es que, en la geografía femenina, la vulva está más cerca del corazón que del cerebro. Poco a poco, Marilú se fue tranquilizando y su rabia disminuyó de intensidad. Una prueba de eso: ya no pensaba más en servirle comida envenenada a Jorge cada vez que lo avistaba. Estuvo a punto de capitular el día que lo vio, sucio y desgreñado, protegiéndose con cartones de la lluvia que caía. Le dio pena, pero aguantó firme. Íntimamente, sabía que la historia de los dos no había terminado. La reanudación ocurriría en cualquier momento. Ella sólo la prorrogaba para castigarlo por lo que había pasado. El problema es que, el día en que decidió buscarlo para una charla, Marilú no lo encontró. Por una semana vigiló la higuera con la esperanza de que Jorge reapareciera. Después, se cansó de buscarlo por el barrio y los alrededores. Incluso bajó de peso. Y se aterró al ver en las noticias que andaban matando mendigos en el centro de la ciudad. Marilú llego incluso a visitar el IML, pero, para su alivio, no encontró a Jorge entre los indigentes en el frigorífico a la espera de identificación. Desesperada, hizo la promesa de cortarse el cabello si lo reencontrara. Y, sea o no por coincidencia, funcionó. Un domingo por la mañana, al pasar debajo de un viaducto,

151


Marilu viu Jorge no meio de um grupo de mendigos. Ela parou o carro, abriu a porta e nem precisou chamá-lo. Jorge desceu a encosta e, sem dizer nada, entrou no carro, como se já a esperasse. Coceira ficou tão feliz quanto Marilu com o retorno de Jorge ao sobrado. Ela pagou sua promessa e cortou bem curtos os cabelos que tanto prezava. *** Marilu e Jorge voltaram a se entender. Na cama e fora dela. Não demorou e ela falou em filhos. Isso aconteceu no dia em que foram acordados pelo ruído de uma motosserra e, ao espiar pela janela do quarto, descobriram que os homens da prefeitura se preparavam para cortar a figueira. A árvore secular estava condenada pelos cupins. Marilu não perdeu a oportunidade de provocar Jorge: É melhor você andar na linha a partir de hoje. Como resposta, recebeu o que classificou de uma declaração de amor. Jorge bateu na cama ao seu lado e disse: Senta aqui. Eu vou contar a minha história pra você.

152


Marilú vio a Jorge en medio de un grupo de mendigos. Ella detuvo el coche, abrió la puerta y ni siquiera necesitó llamarlo. Jorge bajó la loma y, sin decir nada, entró en el coche, como si ya la esperara. Picazón estuvo tan feliz como Marilú con el regreso de Jorge a la casa. Ella pagó su promesa y se cortó bien cortito los cabellos que tanto adoraba. *** Marilú y Jorge volvieron a entenderse. En la cama y fuera de ella. No tardó mucho y ella habló de hijos. Eso pasó el día en que fueron despertados por el ruido de una motosierra y, al mirar por la ventana del cuarto, descubrieron que hombres de la prefectura se preparaban para cortar la higuera. El árbol centenario estaba condenado por las termitas. Marilú no perdió la oportunidad de provocar a Jorge: Es mejor que andes derechito a partir de hoy. Como respuesta, recibió lo que clasificó como una declaración de amor. Jorge dio un golpecito en la cama a su lado y dijo: Siéntate aquí. Te voy a contar mi historia.

153


154


emilio fraia: un diario y un carnaval

155


156


Buenos Aires, mayo de 2014 Martes Nunca había llegado a Buenos Aires por el aeropuerto Jorge Newbery, el Aeroparque. Está frente al Río de la Plata. Es muy común viajar a la capital argentina, pasar días y no ver el río. Cuando alguien pregunta: "¿te gustó tal ciudad?", pienso: ¿de qué ciudad estamos hablando? Hay siempre muchas en una sola. En el caso de Buenos Aires, ¿con o sin río? Estoy hospedado en la calle Guatemala, en Palermo. A dos cuadras, en una esquina, está El Preferido. El bar existe desde 1952, pero el caserón estaba antes, en el tiempo de la fundación mítica de la ciudad, cuando Palermo era apenas una chacra, alejada, en las orillas de Buenos Aires. La ciudad progresó, el barrio dejó de ser el suburbio, el lugar de los grandes patios, terrenos baldíos y casas rosadas. Es un bar con bancos altos y aire de viejo depósito de bebidas. Era frecuentado por Borges, que nació y se crió en Palermo. En un poema de 1925, él habla de la “calle del almacén rosado”: “Es familiar como un recuerdo la esquina/ con esos largos zócalos y la promesa de un patio./ ¡Qué lindo atestiguarte, calle de siempre, ya que miraron tan pocas cosas mis días!” El bar queda en la esquina de Guatemala y la calle “dura y rosada” que hoy lleva el nombre del escritor, Jorge Luis Borges.

157


Miércoles Me levanto y mi misión es encontrar un libro, De la elegancia mientras se duerme. La novela, de 1925, tiene la estructura de un diario. Fue escrita por un argentino radicado en París, un tipo excéntrico llamado Vizconde de Lascano Tegui, título nobiliario que él mismo se dio. Voy a tres librerías y nada. En una de ellas, la excelente Libros del Pasaje, en Thames, el vendedor me dice que no voy a encontrar el libro. Está agotado. La edición más reciente es de los años 90. Ahora sólo en Mercado Libre, y voy a pagar caro, dice. Una idea es tratar de ir hasta la editorial, una editorial oscura de la que nunca oí hablar. En el café de la librería, hago una rápida búsqueda en internet. Estoy a nueve cuadras de la editorial. Pero no me va a dar el tiempo, tengo que correr, estar en el centro antes de las tres. A las tres menos cuarto, entro en un café de la Avenida Corrientes, El Gato Negro. Según Ana, una amiga brasileña que vivió muchos años en la capital argentina, su programa predilecto en la vida era ver una película en el Gaumont y después salir andando y tomar un café con cardamomo en El Gato Negro. En el mostrador hay frascos de vidrio, grandes, alineados, con tés de todo tipo.

158


A las tres llega Ernesto Montequin. Nos sentamos a conversar. Es investigador y cuida los archivos de dos de los más grandes escritores del país, el matrimonio Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares. En septiembre se conmemora el centenario de Bioy. Montequín me dice que el autor de El sueño de los héroes anda un poco olvidado; está en esa zona inevitable de sombras donde habitan por un tiempo los escritores más o menos recién muertos. Bioy murió en 1999. Fue el gran compañero y amigo de Borges. Cuando se conocieron, a comienzos de la década del treinta, Bioy tenía diecisiete y Borges poco más de treinta. Durante mucho tiempo se encontraron diariamente para discutir textos, inventar personajes e historias. Escribieron cuatro libros juntos. En su autobiografía, Borges dice que uno de los principales acontecimientos de su vida fue la amistad con Bioy. “Al contradecir mi gusto por lo barroco, Bioy me hizo sentir que la discreción y el control son más convenientes. Yo diría que Bioy me fue llevando poco a poco hacia el clasicismo”, escribió el amigo.

159


Jueves Bajo por la calle Uriarte. Al 1600 hay un club deportivo de nombre intenso: Eros. El pasillo de entrada, de piso frío, cuadriculado, se abre a una salón de fútbol (con el distintivo azul y blanco del club, imponente, a lo alto), que da inmediatamente a un restaurante, un lugar simple, que sirve dos o tres platos, entre ellos milanesa con papas. Es un club de barrio, fue fundado en 1941. En la pared, un televisor con una imagen horrible vuelve a pasar un juego de Independiente. En un rincón se reúnen, noche tras noche, los mismos señores, que juegan a las cartas. Por encima de ellos, en un papel pegado con cinta scotch, algo torcido, el aviso: “mesa de los socios”. Después de comer, retomo mi búsqueda: ir hasta la editorial, pedir el libro del falso vizconde. Las cuadras en Buenos Aires son largas, el número nunca llega. Cuando me fijo, había pasado por el lugar sin darme cuenta. Vuelvo. Queda en la calle Gurruchaga, en un lugar con árboles y viento. Es otoño, y los plátanos están perdiendo las hojas. Son los árboles símbolo de la ciudad, pero Julia, una amiga traductora, me dice que en verdad fueron traídos de París, en el siglo XIX. Estoy parado frente al número. Miro el número

160


anotado en mi cuadernito, miro el número de la pared de ladrillos. La editorial no existe más. En su lugar funciona un negocio de souvenirs de cumpleaños, casamientos y fiestas de quince. Viernes Por la noche, en el Abasto, en un bar llamado El Banderín. Podría decirse que el Abasto es lo que Palermo debe haber sido veinte años atrás, un barrio tranquilo, y donde hoy está la noche más interesante de la ciudad. Mi amiga brasileña me escribe: “este es el bar del señor que tiene un perro, fanático de River y nació en la casa donde hoy es el bar, hablale de mí, pero anda tan gagá, pobre, que no creo que me recuerde”. Hay camisetas de River por todos lados. Como una empanada. En la TV, San Lorenzo juega contra Grêmio por la Libertadores. Grêmio pierde. Le mando un mensaje a un amigo gremista. Me responde con una frase: todo es sufrimiento. A la vuelta, de madrugada, le pido al taxista que pasemos frente a uno de los lugares más increíbles de Buenos Aires, la confitería Las Violetas, en la Avenida Rivadavia 3899, Almagro. El lugar existe desde 1884. Es el paraíso del té de la tarde. La confitería hizo una aparición decisiva al final de un

161


162


163


cuento del escritor argentino Ricardo Piglia, “Hotel Almagro”. Es la historia de un hombre que se va a vivir a Buenos Aires y alquila un cuarto en el hotel del título, en la esquina de la Av. Rivadavia y Castro Barros. Pero el hombre viaja todas las semanas a La Plata, donde da clases en la universidad. Alquila un cuarto en una pensión cerca de la terminal. Y vive así, una vida dividida, en dos ciudades, como si fuera dos personas diferentes: tres días de la semana en la pensión en La Plata, cuatro en el hotel, en Buenos Aires. Una tarde, en La Plata, en un rincón del armario, escondido en un rincón, encuentra un fajo de cartas, escritas por una mujer. Letra nerviosa, la mujer parece desesperada, se llama Angelita y dice que escapó de casa. Tiempo después, en Buenos Aires, acostado en la cama del cuarto de hotel, tiene la idea de inspeccionar el armario. En uno de los lados, en un rincón, encuentra dos cartas: son la respuesta de un hombre a las cartas de la mujer de La Plata. Sábado Voy a la Biblioteca Nacional, en la calle Agüero. No renuncié a encontrar el libro. La biblioteca es un edificio suspendido, con aire moderno, de una modernidad ligeramente fechada.

164


Pero es un lugar vivo, bonito. Está lleno de estudiantes, que se dividen en mesas y sillones, haciendo trabajos escolares o simplemente leyendo. Guardo mi mochila en el casillero. Voy hasta la computadora. En la entrada de la biblioteca, me dan un número. El usuario entra en el sistema con este número, busca, pide los libros (el máximo son tres) y espera en una sala de sofá azul. La bibliotecaria llega con los libros. Veo, finalmente, la novela del vizconde. Voy a la sección de fotocopias y hago una copia del libro.

Domingo Viajar, orientarse por una ciudad que no es la nuestra. Eso es un poco como leer las cartas de un desconocido: las alusiones y los sobreentendidos son tantos que se puede descifrar las palabras pero no completamente el sentido, lo que se quiere decir de verdad. Frente a la Plaza San Martín de Tours, en Recoleta, está el edificio donde vivía Bioy Casares. La calle que bordea la plaza y que termina en Posadas lleva el nombre del escritor. Pienso que debe haber un diálogo en sordina entre esta y aquella otra calle, del almacén rosado, en Palermo. Tal vez un diálogo entre cartas, escondidas en los

165


rincones de algún armario. El escritor francés George Perec solía proponer un ejercicio: “Describa su calle. Describa otra. Después, compare”. La calle Borges es larga, plana, llena de plátanos, atraviesa Palermo; la calle Bioy Casares es pequeña, una leve bajada, escondida en un rincón de una plaza bonita. Al caer la tarde voy a San Telmo a comer algo glorioso: una fugazza rellena en Pirilo, en la calle Defensa. Es un agujero minúsculo, de dos por tres, sin mesas ni sillas. Existe desde 1932, vende solo tres sabores de fugazza (un tipo de pizza cubierta con cebolla). En la pared, hay una placa antigua: prohibido escupir en el piso. Fotos del viejo Pirilo sobre la caja. La gente come apoyada en el mostrador y hablan alto. Un perro se acurruca en un rincón. La dueña vuelve de adentro, peleándose con el hombre que pasa los discos de pizza por una ventanita. Claro que se podría pensar que la vida vale la pena cuando se está en un lugar así.

166


167


Emilio Fraia Carnaval

168


Emilio Fraia Carnaval Traducci贸n: Julia Tomasini

169


Carnaval

Na rodoviária, recusou o táxi. A bagagem era pouca e a empresa tinha arrumado uma pensão no centro. Sumiu pela rua lateral, de calçamento de pedra e um barulho de gente bebendo e falando, as fileiras de casas velhas e iguais faziam os telhados subir iguais, por cima de janelas e sacadas de ferro que se repetiam até o céu, todas iguais; em menos de meia hora, uma mesma ladeira voltou de novo e de novo. Economizou dinheiro jantando um misto, e no escuro do quarto o ventilador trepida, parece que vai se soltar do teto e cair arruinando tudo. Não muda muito e acontece assim: i) a visita ao hospital da cidade; ii) a falsa apresentação como familiar; iii) o papo informal com o médico; iv) e se tudo corre bem, uma cópia do histórico de consultas e internações do morto. No caso do avô de Nara Bock foi fácil: o médico nem sequer fez

170


Carnaval

En la terminal, rechazó el taxi. Llevaba poco equipaje y la empresa le había conseguido una pensión en el centro. Desapareció por la calle lateral, vereda de piedra y ruido de gente bebiendo y hablando; las hileras de casas viejas e iguales hacían que los tejados subieran iguales, por encima de ventanas y balcones de hierro que se repetían hasta el cielo, todos iguales. En menos de media hora, la misma ladera volvió de nuevo. Y de nuevo. Ahorró dinero cenando un sándwich. En la oscuridad del cuarto, el ventilador tiembla, parece que va a soltarse del techo y caer arruinándolo todo. Sin mayores cambios, las cosas se dan así: i) visita al hospital de la ciudad; ii) falsa presentación como un familiar; iii) charla informal con el médico, iv) y si todo va bien, una copia del registro de consultas e internaciones del muerto. En el caso del abuelo de Nara Bock fue fácil: el médico ni

171


perguntas; com indiferença, abriu uma gaveta e entregou os documentos. Eles comprovavam a doença cardíaca omitida pelo velho, tudo carimbado — o doutor Benaglia tinha os dedos tortos. Pegou os papéis, agradeceu e antes de sair, aproveitou para falar da garganta, que estava irritada e doendo desde cedo. O doutor Benaglia vasculhou o bolso. Tirou um bloco carcomido e num garrancho, sem vontade, receitou algo. Então se despediram. Na rua de novo, tentou não se perder. A casa que procurava ficava na parte antiga. Na passagem, olhou o mapa rabiscado, seguiu pelo muro, ouvia gente bebendo, falando. Na casa, de dois andares e uma árvore cinza na frente, Nara e o avô moravam sozinhos. O avô era maestro, consertava pianos ou algo assim. Tinha morrido há cerca de um mês. De acordo com o registro da seguradora, sofrera uma cirurgia para a retirada de um rim, há três anos, e mais nada. “Saúde perfeita.” Nara perguntou se ele aceitava um café. Mas ela devia saber, não tocou no assunto porque devia saber: o avô mentiu para a seguradora, ela deve estar mentindo também. Nara gesticulava com a coluna inclinada, as mãos de vez em quando repousavam espalmadas nas coxas: o lugar do

172


siquiera le hizo preguntas; con indiferencia, abrió un cajón y le entregó los documentos. Estos comprobaban la enfermedad cardíaca omitida por el viejo, todo sellado. El doctor Benaglia tenía los dedos torcidos. Tomó los papeles, agradeció y antes de salir aprovechó para hablar de la garganta, que estaba irritada y le dolía desde temprano. El doctor Benaglia revolvió en su bolsillo. Sacó un bloque de notas y haciendo un garabato sin ganas le recetó algo. Entonces se despidieron. De nuevo en la calle, trató de no perderse. La casa que buscaba estaba en la parte antigua. En el pasaje miró el mapa marcado, siguió por el muro, oía gente bebiendo, hablando. En la casa, de dos pisos y árbol gris en el frente, Nara y su abuelo vivían solos. Él había sido director de orquesta y arreglaba pianos o algo así. Había muerto alrededor de un mes atrás. De acuerdo con el registro de la compañía de seguros, lo habían operado para quitarle un riñón hacía tres años. Y nada más. “Salud perfecta.” Nara le preguntó si quería un café. Ella debe saber, no mencionó el asunto porque debe saber: el abuelo mintió a la compañía de seguros, ella también debe estar mintiendo. Gesticulaba con la columna inclinada, las manos de vez en cuando descansaban abiertas sobre las piernas: el lugar de

173


meu avô era naquela cadeira do canto. Ela era bonita, usava grampos no cabelo fino e foi abrindo a cortina enquanto falava: estávamos assistindo tevê, e acho que fui até o quintal ver por que o cachorro não parava de latir, quando voltei, ele estava no chão. Daí demoraram pra chegar do hospital, e abracei o corpo, as mãos dele. Porque aquilo era meu vô, mas já não era, entende? Apoiou a pasta na mesa, a mão no braço dela: disse que estava ali para ajudá-la. Tossiu e tirou a papelada: vou estar agilizando o processo, o dinheiro deve chegar até junho. Mentir não era um problema — a seguradora treina seus funcionários, e há certos procedimentos. O que precisava era da assinatura dela, e apontou o campo em branco. Vai chover e choveu. Apesar disso o calor seguia forte. Sem camisa, deitado na cama, prestava atenção nas turbulências do ventilador, as hélices trepidavam, afundavam e pareciam rir (de soluçar). Rangiam, como se fossem despencar, dividindo-o em dois — e nenhum daqueles seria ele. Mais de uma vez quis avisar o rapaz da recepção, mas teve preguiça. Tinha ficado tarde para voltar, pegaria o ônibus na manhã seguinte. A luz pálida dos primeiros postes, e pela vidraça um finzinho de sol escorria antes da noite. Quando a chuva foi passando, pensou em tomar banho, dar uma volta.

174


mi abuelo era en esa silla del rincón. Ella era bonita, usaba horquillas en el pelo fino, hablaba mientras abría la cortina: estábamos viendo la televisión y salí al patio a ver por qué el perro no paraba de ladrar. Cuando volví, estaba en el piso. Tardaron mucho en llegar del hospital, y abracé el cuerpo, las manos. Porque eso era mi abuelo, pero ya no lo era, ¿entiende? Apoyó los papeles sobre la mesa, la mano en el brazo de ella: le dijo que estaba ahí para ayudarla. Tosió y recogió los papeles: voy a agilizar el proceso, el dinero debe llegar como máximo en junio. Mentir no era un problema, la compañía de seguros entrena a sus funcionarios, hay ciertos procedimientos. Lo que necesitaba era la firma de la mujer, y le señaló el campo en blanco. La lluvia venía y llovió. Sin embargo, el calor se mantenía fuerte. Sin camisa, acostado en la cama, prestaba atención a las turbulencias del ventilador, las hélices temblaban, perforaban y parecían reírse (de sollozar). Crujían como si fueran a caérsele encima y cortarlo en dos: y ninguno de ellos sería él. Más de una vez quiso avisarle al muchacho de la recepción, pero le dio pereza. Se había hecho tarde para volver, tomaría el ómnibus de la mañana siguiente. La luz pálida de los primeros postes. A través del vidrio, un final de sol que se escurría antes de la noche. Cuando la lluvia fue pasando, pensó en bañarse, dar una vuelta.

175


176


177


Chapéus pontudos, cabeças de ave, de caveira, Neros e Césares, o Bloco do Funil, um corso de nuvens, de mulheresfantasma, sereias, princesas e piratas, cameleiros e sufis, uma cortina de garoa morna. Forçou a vista; o barulho cresceu e a Nara, ele tentava segui-la entre ombros, por cima de um casaco desbotado, ela surgia borrada, duplicava-se, depois sumia. Não entravam em acordo, a Nara que— os tambores, aquela gente suada, se empurrando. Forçou na direção oposta, porque de repente também era empurrado pra dentro e dentro lideravam a correnteza um estandarte prateado e um homem vestido de touro com chifres de dois andares que aumentavam rodopiando, rodopiando, rodopi— Sentiu um puxão no braço. Tomou um susto e a Nara riu, a franja colada na testa, os olhos escuros de sombra, tentou falar e precisou berrar porque todo um clarão de batidas, vozes, trombones, mulheres de bigode e homens de saia os encurralava. Ela disse que uma amiga estava dando uma festa e que— alguém gritou e ele não entendeu, a amiga se chamava Marina, Maria, ou não era nada disso também, mas ela falou alguma coisa como ter sido legal conhecer você. Obrigada por tudo, obrigada mesmo. Depois, amanheceu. Ele desceu uma ladeira, e a noite voltava — a competição de vinho ruim na cozinha, a história

178


Sombreros puntiagudos, cabezas de aves, calaveras, Nerones y Césares, el Bloco del Embudo, un corso de nubes, de mujeres fantasma, sirenas, princesas y piratas, camelleros y sufís, una cortina de llovizna tibia. Forzó la vista. El ruido aumentó. Nara. Él intentaba seguirla entre los hombros, por encima de un saco descolorido, ella reaparecía borrosa, se duplicaba, después desaparecía. No se ponían de acuerdo, Nara que… los tambores, gente transpirada empujándose. Miró en la dirección contraria, porque de repente también lo empujaban hacia dentro y dentro lideraban la corriente un estandarte plateado y un hombre vestido de toro con cuernos de dos pisos que aumentaban girando, girando, giran… Sintió un tironeo en el brazo. Se asustó, Nara se rió, el flequillo pegado a la frente, los ojos oscuros de maquillaje, intentó hablar y tuvo que gritar porque un destello de tambores, voces, trombones, mujeres de bigote y hombres de faldas los acorralaban. Ella le dijo que una amiga daba una fiesta y que… alguien gritó y él ya no pudo entender, la amiga se llamaba Marina, Maria, o nada de eso, pero ella dijo algo así como qué bueno haberte conocido. Gracias por todo, gracias en serio. Luego amaneció. Bajó una ladera. Y la noche le volvía: la competencia de vino malo en la cocina, la historia sobre el

179


sobre o homem que convertia leões ao cristianismo, a Nara dançando, alguém perguntando: você tem um cigarro?, quer dizer, não dá pra saber, os dois descobrindo o telhado, deve ser, ou ela sim, só meu avô que, e no fim nós, sim, claro, não tinha ninguém, nada, ninguém. Desceu uma ladeira, duas, se apressou. Nas calçadas, restavam os bêbados e no lugar dos piratas e índios, a carcaça de uma poltrona no meio da rua. A chuva foi passando. Pensou em dar uma volta. Ou simplesmente ficar assim, deitado no quarto, uma das mãos por trás da cabeça, encarando o teto. As hélices trepidam — a competição de vinho ruim, o homem que convertia os leões, a Nara dançando, os dois descobrindo o telhado: um tipo de mancha. Branca, apagada, mortificada. Ele tossiu, e a garganta, o ventilador acabava com ela.

180


hombre que convertía leones al cristianismo, Nara bailando, alguien que pregunta: ¿tienes un cigarrillo?, es decir, no se puede saber, los dos descubriendo los tejados, debe ser, o ella sí, solo mi abuelo que, y al final nosotros, sí, claro, no tenía a nadie, nada, nadie. Bajó una ladera, dos, se apresuró. En las veredas solo quedaban los borrachos y en lugar de piratas e indios, el esqueleto de un sillón en medio de la calle. La lluvia fue pasando. Pensó en dar una vuelta. O simplemente quedarse así, acostado en el cuarto, una de las manos detrás de la cabeza, mirando el techo. Las hélices tiemblan. La competición de vino malo, el hombre que convertía leones, Nara bailando, los dos descubriendo el tejado: una especie de mancha. Blanca, apagada, mortificada. Tosió, y la garganta, el ventilador le destruía la garganta.

181


Paula Fรกbrio Desnorteio

182


Paula F谩brio Desnorte Traducci贸n: Julia Tomasini

183


Balancete

Um dia a menos. Outro dia a menos. Um dia a menos. Outro dia a menos. Tudo o que se viveu. O tempo que nos resta. Ninguém faz essa conta aos quinze anos. Será que nos abandonamos à loucura num momento de contabilidade? Talvez tenha sido no inverno que os três irmãos Oliveira se tornaram mendigos, mas o primeiro desvario pode ter acontecido em outra estação. À noite, por certo. Na noite frágil dos nossos pensamentos as possibilidades se alargam. Amor, loucura e morte não se explicam, mas o percurso até eles tem sua dose de encanto e repugnância. E esta história começa no meio desse caminho. Mais precisamente no vagão da segunda classe de um antigo trem da estrada de ferro sorocabana.

184


Balance

Un día menos. Otro día menos. Un día menos. Otro día menos. Todo lo que se vivió. El tiempo que nos resta. Nadie hace esa cuenta a los quince años. ¿Estaremos abandonándonos a la locura en un momento de contabilidad? Quizás haya sido en el invierno que los tres hermanos Oliveira se hicieron mendigos, pero el primer desvarío pudo haber sucedido en otra estación. De noche, por cierto. En la noche frágil de nuestros pensamientos las posibilidades se alargan. Amor, locura y muerte no se explican, pero el camino hasta ellos tiene su dosis de encanto y repugnancia. Y esta historia comienza en el medio de ese camino. Más precisamente en el vagón de segunda clase de un antiguo tren de la línea sorocabana.

185


Um jovem ainda sem barba nem bigode estremece ao ouvir o nome da próxima estação. Sem meios de compreender aos seus instintos, o rapaz só consegue se lembrar que há horas não coloca nada no estômago. E esse trem, vai levá-lo onde mesmo? Para o destino, usamos apenas o tato. A ponta dos dedos. E esse menino não sabe, como agora eu sei, aos quarenta anos. Saber o suficien16 Paula Fábrio te. Para temer. A conta é simples. A viagem da vida a bordo de um trem. De alta velocidade. O trem da sorocabana é apenas um vagão desse trem maior. Sua viagem nem bem começou, por isso o menino ainda não aprendeu a equação que nunca se resolve. Ele ainda não precisa recuperar as horas e correr a ler todos os livros da estante, tampouco ter coragem de abdicar, sentarse à beira do rochedo e respirar, pegar um punhado de areia nas mãos e permanecer com um único grão a girar entre os dedos, até que ele faça parte do seu corpo. E aí sim soltá-lo, sem obrigações, com gentileza. Mas a senhora de cabeleira branca, que mexe distraidamente uma panela para o almoço, conhece o fio do

186


Un joven aún sin barba ni bigote se estremece al oír el nombre de la próxima estación. Sin medios para comprender sus instintos, solo logra recordar que hace horas que no mete nada en el estómago. Y este tren, ¿adónde era que lo llevaba? Para el destino, usamos solo el tacto. La punta de los dedos. Y ese joven no lo sabe, como ahora yo lo sé, a los cuarenta años. Saber lo suficiente. Para temer. La cuenta es simple. El viaje de la vida a bordo de un tren. De alta velocidad. El tren de sorocabana es apenas un vagón de ese tren mayor. Su viaje ni comenzó, por eso todavía no aprendió la ecuación que nunca se resuelve. No necesita recuperar las horas y salir corriendo a leer todos los libros de la biblioteca, tampoco tener el coraje de abdicar, sentarse a la orilla de las rocas y respirar, tomar un puñado de arena en las manos y quedarse con un único grano girando entre los dedos hasta que forme parte de su cuerpo. Y entonces soltarlo, sin obligaciones, con gentileza. Pero la señora de cabellera blanca, que revuelve distraída una olla para el almuerzo, conoce el hilo del destino que ata a

187


destino que ata as pessoas. Também conhece o tempo. O olhar distante, a cabeça trêmula são provas disso. Mas há satisfação em tudo que faz. Afinal hoje é domingo e a família toda virá almoçar. E esta pode ser a última vez, então é preciso caprichar nos temperos, tirar a acidez do molho, a acidez das bocas. Com as mãos lentas, a mulher distribui o pão sobre o prato antigo e esse movimento vagaroso é um convite para desviar a atenção e recordar o menino imberbe do trem quando este já era moço e usava bigode fino ao estilo clark gable. Considerou que a irmã tinha feito um bom casamento. Cabelos fartos, olhos amarelos e o rosto quadrado. Sim, a maria luísa conseguira um senhor casamento. Pena foi ter acontecido tudo aquilo. Não gosta nem de pensar. O molho transbordou da panela e apagou o fogo. O cheiro de gás trouxe a senhora de volta aos seus setenta e oito anos. Esqueceu de tomar o remédio para a memória. Será que esqueceu mesmo? Ou tomou e não lembra? Não lembra. Aos quarenta, a memória é a do sentimento. As lembranças

188


las personas. También conoce el tiempo. La mirada distante, la cabeza trémula son pruebas de eso. Pero hay satisfacción en todo lo que hace. A fin de cuentas, hoy es domingo y toda la familia vendrá a almorzar. Y esta puede ser la última vez, entonces hay que esmerarse en los condimentos, quitarle la acidez a la salsa, la acidez a las bocas. Con las manos lentas, la mujer dispone el pan sobre el plato antiguo y ese movimiento parsimonioso es una invitación a desviar la atención y recordar al niño todavía sin barba del tren cuando ya era un joven y usaba bigote fino al estilo clark gable. Consideró que la hermana había hecho un buen casamiento. Cabellera frondosa, ojos amarillos y el rostro cuadrado. Sí, maria luísa se había conseguido un señor casamiento. Lástima que pasó todo aquello. No quiere ni pensar. La salsa se desbordó de la olla y apagó el fuego. El olor a gas trajo a la señora de vuelta a sus setenta y ocho años. Se olvidó de tomar el remedio para la memoria. ¿Lo habrá olvidado realmente? ¿O lo tomó y no lo recuerda? No lo recuerda. A los cuarenta, la memoria es la del sentimiento. Los

189


já não têm a mesma nitidez. E os passos escondem o vacilo numa cadência eficiente, sem nenhuma chance de errar. O tempo está se esgotando. Todavia, a senhora de setenta e oito já se despiu dessa urgência. Em que momento o conta-giros desiste? Será no fim do percurso, quando queremos andar para trás e não mais correr em direção à morte? O garoto de quinze, a senhora de setenta e oito, a mulher de quarenta. Cada qual tem seu relógio. Sua versão da história. Cada qual tocou a face dos irmãos Oliveira com a ternura e o medo que lhe foram possíveis.

190


recuerdos ya no tienen la misma nitidez. Y los pasos esconden la vacilación en una cadencia eficiente, sin chance de equivocación. El tiempo se está agotando. Sin embargo, la señora de setenta y ocho ya se quitó esa urgencia. ¿En qué momento desiste el cuentarrevoluciones? ¿Será al final del recorrido, cuando queremos caminar hacia atrás y ya no correr en dirección a la muerte? El joven de quince años, la señora de setenta y ocho, la mujer de cuarenta. Cada cual tiene su reloj. Su versión de la historia. Cada cual tocó el rostro de los hermanos Oliveira con la ternura y el miedo que le fueron posibles.

191


Os três irmãos Oliveira. Ângulo reto, duas dimensões

Bené. Magro como Quixote. Sempre dizia natal é nozes, flores, strauss, champanhe. Ríamos dele. Um riso que se travou em nossas faces. Chamaram a polícia. O rapaz é bobo, está a seguir mulheres. Caso arquivado. Personagem em posição de descanso no meio do palco. As luzes recaem no desvão do tablado. Um quarto estranho com um homem curvado na cama. O quarto é estranho porque fica na casa, mas dentro da casa do vizinho. O homem é Dôrfo. Personagem trancafiado em seu mundo. Ainda não se sabe quando virá sua fala. Todavia, abandonará esse quarto. Fincará os pés num casulo solidão. Miguel entra em cena. Tem o rosto iluminado. Sua imagem abrindo a porta do casebre. Nas mãos, o desprezo acumulado nas sacolas. A camiseta branca furada sobre a barriga. Os pés

192


Os três irmãos Oliveira. Ángulo recto, dos dimensiones

Bené. Flaco como el Quijote. Siempre decía navidad es nueces, flores, Strauss, champaña. Nos reíamos de él. Una risa que quedó trabada en nuestras caras. Llamaron a la policía. El joven es idiota, está siguiendo mujeres. Caso archivado. Personaje en posición de descanso en medio del escenario. Las luces iluminan un rincón de la tarima. Un cuarto extraño con un hombre doblado en la cama. El cuarto es extraño porque está en la casa, pero dentro de la casa del vecino. El hombre es Dôrfo. Personaje enclaustrado en su mundo. Todavía no sabe cuándo vendrá su línea. Sin embargo, abandonará este cuarto. Clavará los pies en una crisálida soledad. Miguel entra en escena. Tiene el rostro iluminado. Su imagen abre la puerta de la choza. En las manos, el desprecio acumulado en las bolsas. La camiseta blanca con agujeros en

193


descalços tão diferentes dos pés bem calçados do cunhado clark gable. Foi por essa época que me ofereceu um frango que recendia a hortelã; e pensar que nessa ocasião já havia assistido ao enterro da filha. Três retratos. Misturados ao vazio do pó, à tinta pálida que ainda cobre os tijolos, à palha gasta da cadeira onde ninguém mais repousa o cansaço. O casebre é seu lugar no mundo. Quem contesta?

194


la panza. Los pies descalzos tan diferentes de los pies bien calzados del cuñado clark gable. Fue por esa época que me ofreció un pollo que olía a menta; y pensar que en aquella ocasión él ya había ido al entierro de la hija. Tres retratos. Mezclados con el vacío del polvo, la pintura pálida que todavía cubre los ladrillos, la paja gastada de la silla donde nadie reposa el cansancio. La choza es su lugar en el mundo. ¿Quién dice lo contrario?

195


Os três irmãos Oliveira. Ângulo obtuso, três dimensiones

Por enquanto basta dizer que estamos no quarto do personagem que assistiu ao enterro da filha e um dia transformou aquelas horas em que a feira é caridade e culpa num frango que eu me neguei a. O quarto. Duas camas. Chão de tábua. Teto antigo. O cheiro acre escancara tudo que foi esquecido, tudo que foi posto de lado. O odor da pobreza, o odor da velhice, cheiros que se assemelham e por vezes se misturam. Dois homens. Ainda não urinam feito bebês. Um deles, magro como Quixote, a despeito do cabelo em desalinho, dos olhos fundos que desistiram deste mundo, ainda conserva seu quinhão de juventude; Benévolo é apenas um hóspede no quarto do irmão. Miguel é o dono daquele retângulo, passa o dia ali. À noite, Bené ocupa a cama

196


Los tres hermanos Oliveira. Ángulo obtuso, tres dimensiones

Por ahora basta decir que estamos en el cuarto del personaje que fue al entierro de la hija y un día transformó esas horas de caridad y culpa de la feria en un pollo que me negué a. El cuarto. Dos camas. Piso de madera. Techo antiguo. El olor acre expone todo lo que fue olvidado, apartado. El olor de la pobreza, de la vejez, olores que se parecen y a veces se mezclan. Dos hombres. Todavía no se orinan como bebés. Uno de ellos, flaco como el Quijote, a pesar del cabello desaliñado, de los ojos profundos que renunciaron al mundo, aún conserva su porción de juventud; Benévolo es solo un huésped en el cuarto del hermano. Miguel es el dueño del rectángulo, allí pasa el día. Por la noche, Bené ocupa la cama

197


ao seu lado e dorme quase sem se dar conta do rádio de pilha que vara a madrugada em lamúrias, abertura política, joão figueiredo, chiado, o falatório das estações, o palavrório do esporte, e no gira-gira do dedo, à direita, à esquerda, a calma precisa, a sintonia, enfim, enfim uma gravação de elis, um solo de jazz, um sonho há muito dissipado. O cubículo. No quintal da mesma casa, o terceiro irmão – além do Quixote e do que chorou ao ver o caixão de mariana – vive seus rancores. Curvado de tão alto como os outros Oliveira, Rodolfo quase não cabe no cubículo. Tudo lhe falta, janela, cama, mulheres, higiene. Ele não se importa. Seu mundo é restrição. Em última instância, Dôrfo serve de decoração ao cubículo. Descrevendo seu corpo, descrevemos seu espaço. Dôrfo leva na pele um tom ocre, de aspecto craquelado. Nunca foi bonito como aquele que assistiu ao enterro da filha, nem cativante como o magro que se aventurou a perseguir moças pela cidade. Também nunca se casou, e este talvez seja um dos motivos que o capacitou a se tornar mendigo. Eis a sentença médica. A névoa do conhecimento paira sobre a família analfabeta. A ciência a diagnosticar, a justificar e se justificar. Os tempos, os de sempre.

198


que está a su lado y duerme casi sin darse cuenta de la radio a pilas que atraviesa la madrugada en lamentos, política, joão figueiredo, interferencias, los chismes de las estaciones, el blablablá de los deportes, el dedo en la perilla, a la derecha, a la izquierda, la calma precisa, la sintonía, al fin, al fin elis, un solo de jazz, un sueño hace mucho tiempo disipado. El cubículo. En el patio de la casa, el tercer hermano – además del Quijote y del que lloró al ver el cajón de mariana– vive sus rencores. Encorvado de tan alto como los otros Oliveira, Rodolfo casi no cabe allí. Le falta todo, ventana, cama, mujeres, higiene. No le importa. Su mundo es restricción. En última instancia, Dôrfo sirve de decoración del cubículo. Describiendo su cuerpo describimos su espacio. Dôrfo tiene en la piel un tono ocre, de aspecto quebradizo. Nunca fue lindo, como el que estuvo en el entierro de la hija, ni cautivante como el más flaco, que se aventuró a perseguir señoritas por la ciudad. Tampoco se casó, y quizá sea este uno de los motivos que lo capacitaron para hacerse mendigo. He aquí la sentencia médica. La niebla del conocimiento merodea a la familia analfabeta. La ciencia diagnosticando, justificando y justificándose. Los tiempos, los de siempre.

199


200


201


Aqui estão descritos, de passagem e ordinariamente, os três irmãos Oliveira. Bené, Dôrfo e Miguel. Irmãos de três mulheres: a senhora que mexe a panela vagarosamente, a dentuça que se tornou esposa do rapaz imberbe quando este já usava bigodes a clark gable, e a cigana falecida, que ainda não entrou na história. Miguel, Dôrfo e Bené. Suas vidas não interessam a ninguém. Incomodam apenas. Portanto, não temos uma história de lavradores, escravos, bandidos ou revolucionários. Tampouco de reis ou estadistas. Nos deparamos com uma história sobre homens nus. Mas se insistirmos em falar de profissões, não será mentira dizer que Bené, enquanto não se estilhaçou como criatura, saiu a vender bilhetes da federal. Miguel também rodopiou pela praça com os bilhetes em volta do pescoço. Mas por pouco tempo. Dôrfo, qual seria sua aspiração? Na falta de provas, resta-nos vasculhar o casebre mais outro tanto, a farejar a loucura, ou sua carcaça.

202


Aquí están descritos, rápida y ordinariamente, los tres hermanos Oliveira. Bené, Dôrfo y Miguel. Hermanos de tres mujeres: la señora que revuelve la olla lentamente, la dientuda que se casó con el joven imberbe cuando ya usaba bigotes a la clark gable, y la gitana fallecida, que aún no entró en la historia. Miguel, Dôrfo y Bené. Sus vidas no le interesan a nadie. Molestan solamente. No tenemos, por lo tanto, una historia de labradores, esclavos, bandidos o revolucionarios. Tampoco de reyes o estadistas. Nos encontramos con una historia sobre hombres desnudos. Pero si insistimos en hablar de profesiones, no será mentira decir que Bené, mientras no se fragmentó como criatura, salió a vender billetes de lotería. Miguel también anduvo por la plaza con los billetes al cuello. Pero por poco tiempo. Dôrfo ¿cuál sería su aspiración? Ante la falta de pruebas, solo nos queda revisar la choza un poco más, buscar la locura, o su cáscara.

203


A mulher de quarenta ou a sobrinha, filha dentuça. saldo parcial i

Moro num prédio de velhinhos. Passos arrastados no corredor me confortam pela manhã. Ou mesmo algum rumor de bengala, andador. É sinal de que ninguém morreu e ainda não chegou a minha vez de envelhecer. E todo dia me pergunto: é hoje? E o que seria envelhecer? Os velhinhos. Vidas imaginárias. Que construo e desconstruo no entreabrir das portas, entre cumprimentos furtivos no elevador, pelas sombras atrás da cortina, o cheiro de pão doce no meio da tarde. Apuro os ouvidos. A companhia da tv emoldurada no centro da sala. Nas datas comemorativas, velhinhos embrulhados para presente ou noivinhos em cima do bolo. Carros buscam e devolvem seus velhinhos. Carregam a civilidade da boa ação, cumprem deveres, mas os olhares apartam-se, e tudo o que se disfarçou

204


La mujer de cuarenta o la sobrina, hija dientuda. saldo parcial i

Vivo en un edificio de viejitos. Los pasos arrastrados en el pasillo me reconfortan por la mañana. O incluso algún rumor de bastones, un andador. Es señal de que nadie murió todavía y de que todavía no llegó mi hora de envejecer. Y todo el tiempo me pregunto: ¿es hoy? ¿Y qué será envejecer? Los viejitos. Vidas imaginarias. Que construyo y deconstruyo en el entreabrir de las puertas, entre saludos furtivos en el ascensor, por las sombras tras la cortina, el olor a pan dulce en medio de la tarde. Aguzo los oídos. La compañía del televisor en el centro de la sala. En las fechas conmemorativas, viejitos envueltos para regalo o noviecitos encima de la torta. Los automóviles buscan y devuelven a sus viejitos. Cargan la civilidad de la buena acción, cumplen deberes, pero las miradas se apartan, y todo lo que se ocultó

205


torna-se agudo, culpa de um lado, desapontamento de outro. Os velhinhos. Alguns envelhecem em dupla, outros sozinhos, muitos envelhecem para fora, com o mundo, na conversa com o porteiro, nos bancos da recepção, discutindo a pintura do edifício ou a próxima cirurgia. Alguns reservam para si, somente para si, o triste da vida. Pois as horas felizes ficam bem é pra fora. Caminho com os velhinhos. Às vezes, meu caminhar move-se em outra direção, descompasso-me deles. Mas não importa, a despeito de todos os contornos, mais cedo ou mais tarde acabamos por seguir seus passos. É assim. Caminhase para a doença, para a morte, e assim deixase de ser. De ser advogado, arquiteto, professor. O primeiro emprego da velhice é como auxiliar. Auxiliamos tudo e todos, a família inteira. Pequenos retoques em casa, pequenas compras, filas, e um serviço de babá, mas olhe lá, sem abusar. Os velhinhos. Outro dia seu lázaro faleceu. Perguntava-me no elevador: do you speak english? Of course. Ríamos. Caiu e morreu. Só soube tempos depois. Mas seu lázaro ainda era novo, então não comecei minha contabilidade de envelhecer.

206


se vuelve agudo, culpa de un lado, decepción del otro. Los viejitos. Algunos envejecen en pareja, otros solos, muchos envejecen hacia afuera, con el mundo, en la conversación con el portero, en los bancos de recepción, discutiendo la pintura del edificio o la próxima operación. Algunos reservan para sí, solo para sí, lo triste de la vida. Porque las horas felices se lucen mejor afuera. Camino con los viejitos. A veces, mi caminar se mueve en otra dirección, pierdo el ritmo. Pero no importa, a pesar de todos los desvíos, tarde o temprano terminamos siguiendo sus pasos. Se camina hacia la enfermedad, hacia la muerte, y así se deja de ser. De ser abogado, arquitecto, profesor. El primer empleo de la vejez es como auxiliar. Auxiliamos todo y a todos, a la familia entera. Pequeños retoques en casa, pequeñas compras, filas, y un servicio de niñera, pero cuidado, sin que se abusen. Los viejitos. El otro día don lázaro falleció. Me preguntaba en el ascensor: do you speak english? Of course. Reíamos. Se cayó y murió. Lo supe solo un tiempo después. Pero don lázaro era joven todavía, entonces no comencé mi contabilidad de

207


Só valerá quando um velhinho de verdade morrer. Sofri uma operação. E de repente fiquei velhinha também. Foi quando conheci seu lázaro. Do you speak english? Nosso papo a aterrissar no térreo. Minha volta ao quarteirão. Volta de convalescente. E ninguém melhor para entender um convalescente do que um idoso. Mas seu lázaro não conta. Afinal, não era tão idoso assim. Pois penso que ainda faltam vinte anos para as coisas começarem a acontecer. Quanto viço ainda me sobra? Quanto tempo me resta? Ou essa contabilidade é barganha à toa? Honestamente, deveria tomar sorvetes, colocar os pés a balançar na água, buscar um rochedo para recostar esperanças. Penso. Qual aceno avaro estou economizando neste segundo? Os velhinhos me fazem ponderar. Os sonhos que não completei, será que os realizei sem perceber? Dona rosa me faz pensar. Seu inácio também. Envelhecem na pósmodernidade. Envelhecem neoliberalmente. Remédios, plásticas, danças, conteúdo, arte, escola. Pacotes prontos para não sofrer. Ou para sofrer em conjunto. Pacotes para

208


envejecer. Solo valdrá cuando un viejito de verdad muera. Sufrí una operación. Y de repente me hice viejita también. Fue cuando conocí a don lázaro. Do you speak english? Nuestras conversaciones hasta llegar a planta baja. Mi vuelta a la manzana. Vuelta de convaleciente. Y nadie mejor para entender a un convaleciente que un anciano. Pero don lázaro no cuenta. Al final, no era tan anciano. Pienso que todavía faltan veinte años para que las cosas comiencen a suceder. ¿Cuánto vigor me sobra todavía? ¿Cuánto tiempo me resta? ¿O toda esta contabilidad es un negocio sin sentido? Honestamente, debería tomar helados, meter los pies en el agua y balancearlos, buscar un peñasco donde tender mis esperanzas. Pienso. ¿Qué gesto avaro estoy ahorrando en este segundo? Los viejitos me hacen ponderar. Los sueños que no completé, ¿los habré realizado sin darme cuenta? Doña rosa me hace pensar. Don inácio también. Envejecen en la posmodernidad. Envejecen neoliberalmente. Remedios, cirugías plásticas, danzas, contenido, arte, escuela. Un paquete listo para no sufrir. Un paquete para viejitos vencedores.

209


velhinhos vencedores. Porque se você se aplicar, você será um velhinho vencedor. Bem-estar enlatado com acesso ilimitado no seu tablet. Jovens, adultos, crianças. Todos vitoriosos. Competitivos. Salvos. Perdoados. Mas e o que acontece com quem chegar do segundo lugar para trás? E eu? Envelhecerei na pós-pós-modernidade? Temo que até lá inventem uma engenhoca qualquer que congele as pessoas ainda em vida, para que não morram enquanto estão a descobrir o segredo da imortalidade. Os velhinhos. Já viram tantas mortes que não podem com mais nenhuma. Nem mesmo a sua. Digo, a sua própria. Pensando bem, moro num cubículo. Um pouco mais largo que o de Rodolfo. Um tanto mais caro. Muito mais caro. E no mesmo prédio, outros cubículos. Com velhinhos dentro. Cada qual no seu chãozito. E por fora, circundando nossa existência, o prédio, e por fora, a cidade, o labirinto. Bato cabeça no cubículo. Se saio, estou costurada. Dentro da sociedade. Dona rosa me faz meditar. Seu inácio também. Para os mais velhos, o labirinto é seu próprio corpo. Sua mente. Dôrfo era seu próprio labirinto. Quem escapa?

210


Porque si usted se lo aplica, será un viejito vencedor. Bienestar enlatado con acceso ilimitado en su tablet. Jóvenes, adultos, niños. Todos victoriosos. Competitivos. Salvos. Perdonados. Pero ¿qué sucede con quien llega del segundo lugar hacia atrás? ¿Y yo? ¿Envejeceré en la posposmodernidad? Temo que para ese momento se haya inventado una máquina que congele a las personas todavía en vida para que no mueran mientras están descubriendo el secreto de la inmortalidad. Los viejitos. Ya vieron tantas muertes que no pueden con ninguna más. Ni siquiera con la suya. Digo, con la suya propia. Pensándolo bien, vivo en un cubículo. Un poco más ancho que el de Rodolfo. Un tanto más caro. Mucho más caro. Y en el mismo edificio, otros cubículos. Con viejitos dentro. Cada cual sobre su piso. Y por afuera, circundando nuestra existencia, el edificio, y por afuera, la ciudad, el laberinto. Me golpeo la cabeza en el cubículo. Si salgo, estoy cosida. Dentro de la sociedad. Doña rosa me hace meditar. Don inácio también. Para los más viejos, el laberinto es su propio cuerpo. Su mente. Dôrfo era su propio laberinto. ¿Quién escapa?

211


A irmã cigana

Morri cedo. Um erro médico. Perguntam até hoje: morreu de quê? Morreu de ráqui. Quando a família é pobre, fica presa na ignorância. Fica na sala do hospital esperando. Não é preciso estar viva para ver: num canto da sala, mãe Carmela sorrindo. Um sorriso maroto que só a demência sabe exibir. Não cabe a ninguém julgar ou tentar desvendar se foi ordem consciente ou um subterfúgio da razão, mas assim que o doutor avisou “sua filha faleceu”, ela desligou alguns fios dentro de si, o olhar distanciou-se e um riso débil apoderouse de seus lábios até mesmo quando estes foram vistos pela última vez, muitos anos depois, no dia do seu enterro. Ao meu pai não restou outra reação a não ser continuar vendendo bilhete da federal no chalé da praça.

212


La hermana gitana

Morí joven. Mala praxis. Preguntan hasta hoy: ¿murió de qué? De rau. Cuando la familia es pobre, está atrapada en la ignorancia. Se queda en la sala del hospital, esperando. No hace falta estar viva para ver: en un rincón de la sala, mamá Carmela sonríe. Una sonrisa astuta que solo la demencia sabe exhibir. No le compete a nadie juzgar o intentar develar si fue una orden consciente o un subterfugio de la razón, pero en cuanto el médico avisó “su hija murió”, ella cortó algunos hilos dentro de sí, la mirada se distanció y una risa débil se apoderó de sus labios, incluso cuando fueron vistos por última vez, muchos años después, el día de su entierro. A mi padre no le restó otra reacción a no ser continuar vendiendo billetes de lotería en el chalé de la plaza.

213


214


215


maria luísa se adaptou. teresa também. Os rapazes me colocaram num pedestal de santa, mas a teresa sempre me vê quando põe as cartas, e diz que deste lado do mundo eu sou cigana. Quem corrobora a sentença é a filha da maria luísa, volta e meia a menina fala pra tia que bem no meio da sua testa tem uma cigana de pele branca, cabelo preto liso e lenço vermelho. Eu era assim. Mas ninguém me dói tanto quanto meu filho. A criança que sobreviveu ao parto. Cresceu indefeso, forjando sua própria couraça. Ainda assim, parece que lhe falta algo. Está oco. E carrega o olhar vago dos Oliveira. Confesso meu pavor. Já tem casa e mulher. E valor. Mas uma ligeira queda e pode sair aos tios. Desde que comecei a refletir sobre isso, concluí que a loucura, assim como outros fardos, é inesgotável, tem a estranha habilidade de se perpetuar. Penso na família e ignoro quem terá a capacidade de repetir a loucura de Dôrfo. Olho os bebês. Procuro um indício. Não sou capaz de ver nada, nem um cílio fora do lugar. Ninguém a enterrar uma boneca. Teria sido esse o primeiro sinal?

216


maria luísa se adaptó. teresa también. Los varones me pusieron en un pedestal de santa, pero teresa siempre me ve cuando tira las cartas y dice que de este lado del mundo soy una gitana. Quien corrobora la sentencia es la hija de maria luísa, de vez en cuando la niña le dice que bien en medio de su cabeza hay una gitana de piel blanca, pelo negro lacio y pañuelo rojo. Yo era así. Pero nadie me duele tanto como mi hijo. El niño sobrevivió al parto. Creció indefenso y forjó su propia coraza. Así y todo pareciera que algo le falta. Está hueco. Y carga con la mirada vaga de los Oliveira. Confieso mi terror. Ya tiene casa y mujer. Y valor. Pero una ligera caída y saldrá a los tíos. Desde que comencé a reflexionar sobre eso, concluí que la locura, así como otros fardos, es inagotable, tiene la extraña habilidad de perpetuarse. Pienso en la familia e ignoro quién tendrá la capacidad de repetir la locura de Dôrfo. Miro a los bebés. Busco un indicio. No soy capaz de ver nada, ni una pestaña fuera de lugar. Nadie que entierre una muñeca. ¿Habrá sido esa la primera señal?

217


A irmã dentuça

Pequenininha assim e eu corria pra dentro de casa quando tio francisco falava com as vozes no quintal. Disseram que ele matou um homem. Disseram que o homem morto aparecia de vez em quando para lhe cobrar a vida. Tio francisco ficou com a mulher do homem e com todo seu dinheiro. Tio francisco. Corpo de vara. Olho verde que atravessa a gente. Meu filho. Olho verde sem receios. Varapau. A ameaça da herança. Minha menina é mais pacata. O olhar imóvel. É uma Oliveira. Mas não vai dar problema. Tenho uma intuição. O mais velho safou-se da loucura quando casou com uma moça de juízo. Dizem que a gente se cura pelo casamento. O que aconteceu com meus irmãos? Não me importa. A

218


La hermana dientuda

Era así de chiquita y me metía corriendo en casa cuando el tío francisco hablaba con las voces en el patio. Dijeron que mató a un hombre. Dijeron que el hombre muerto aparecía de vez en cuando para reclamarle la vida. El tío francisco se quedó con la mujer del hombre y con todo su dinero. Tío francisco. Cuerpo de rama. Ojo verde que te atraviesa. Mi hijo. Ojo verde sin miedo. Alto y escuálido. Amenaza de la herencia. Mi niña es más tranquila. Los ojos inmóviles. Es una Oliveira. Pero no va a dar problemas. Tengo una intuición. El mayor se salvó de la locura cuando se casó con una joven de buen juicio. Dicen que la gente se cura con el casamiento. ¿Qué sucedió con mis hermanos? No me importa. La

219


culpa é do meu pai: sustentava vício de marmanjo e mandava as filhas trabalhar. Miguel tinha voz, cantava no rádio, um veludo, um poeta. Estragou-se todo. Dôrfo, Dôrfo era bicho. E Bené, coitado, andou com tanta mulher da vida; aquilo é sífilis de terceiro grau. A questão que realmente me interessa é: por que eu fiquei assim, entrevada, de pernas amarradas? Às vezes acredito que foi Dôrfo, com o pensamento forte dele; ou coisa-feita da amante do fábio. Tem hora que eu penso que bastou a tristeza de saber que ele tinha outra. Quando casal pobre se separa, cada um se torna mais pobre ainda. Mas ele não me deixou não. Ficou comigo, mesmo quando precisei da cadeira. Um coração. E bonito. Um clark gable. E eu, quando rebolava e jogava o cabelo para trás, assim, ah, eu era a gilda, uma artista de cinema. Pena que meus dentes ficavam todos pra fora da boca. Aquilo me entristecia tanto. Mas eu me reformei: troquei os dentes, o nariz, estiquei a pele. Desfilava pelas ruas. Roupas, salto alto, maquiagem. Mas não foi nada disso que o prendeu. Ele não me largou porque, no fundo, bem lá no fundo,

220


culpa es de mi padre: mantenía el vicio del vago y mandaba a las hijas a trabajar. Miguel tenía voz, cantaba en la radio, un dulce, un poeta. Se arruinó todo. Dôrfo, Dôrfo era un animalito. Y Bené, pobre, anduvo con tanta mujer de la vida; eso es sífilis de tercer grado. La cuestión que realmente me interesa es: ¿por qué quedé así, paralítica, de piernas atadas? A veces creo que fue Dôrfo, con su pensamiento fuerte, o brujería de la amante de fábio. Hay momentos en que pienso que bastó la tristeza de saber que él tenía otra. Cuando una pareja pobre se separa, cada uno se vuelve todavía más pobre. Pero él no me dejó, no. Se quedó conmigo, incluso cuando necesité la silla de ruedas. Un corazón. Y bonito. Un clark gable. Y yo, cuando movía las caderas y me tiraba el pelo hacia atrás, así, ah, yo era gilda, yo era una artista de cine. Lástima que mis dientes estaban todos para afuera. Eso me ponía triste. Pero yo me reformé: me cambié los dientes, la nariz, me estiré la piel. Desfilaba por la calle. Ropa, tacones, maquillaje. Pero no fue nada de eso lo que lo atrapó. Él no me dejó porque, en el fondo, bien en el fondo, sabía

221


ele sabia que era o único culpado por eu deixar de andar. Toda aquela tristeza – meu deus, a amante que se ria de mim nas cartas que chegavam pelo correio e eu abria no meio da tarde –, ai, toda aquela tristeza amarrou minhas pernas. Quando fábio estremeceu no trem, era premonição. Uma esposa doente. Uma enfermaria na sala de estar. Essa é nossa história de amor. Mas há outras. Mais belas e mais tristes.

222


que era el único culpable de que yo no pudiera caminar. Toda esa tristeza –dios mío, la amante que se reía de mí en las cartas que venían por correo y yo las abría en el medio de la tarde–, ay, toda esa tristeza me ató las piernas. Cuando fábio tuvo un estremecimiento en el tren, era una premonición. Una esposa enferma. Un hospital en la sala. Esa es nuestra historia de amor. Pero hay otras. Más bellas y más tristes.

223


Entevista a Paula Fabrio por el escritor Rafael Gallo para su blog labirinto invisĂ­vel

224


En una nota en el comienzo del libro, decís que la historia fue “inspirada en historias de familia, mezcladas en las ficciones”. Quería que comentaras un poco sobre esa génesis de Desnorteio y sus personajes; cómo esos elementos se relacionan con la memoria de tu propia familia y la creación ficcional. Creo que los mejores préstamos que la historia familiar me dio fueron los temas que el libro recorre, como la locura, la mendicidad y la posibilidad de mirar a Brasil a partir del microcosmos de esos tres hermanos en una ciudad como Sorocaba, sobre todo en un pasado reciente, como los años de la dictadura, el desarrollismo, e incluso el período siguiente al fin del régimen esclavista, que no me parece tan lejano en verdad, al final son sólo cuatro generaciones hacia atrás, en el caso de mi ascendencia. Sin embargo, para salir un poco del marco mayor referente a los temas, puedo decir que algunos detalles de la composición de los personajes también vinieron de la vida real, y no solamente de mi familia: el bastón, algunos trajes, la imagen de la choza, la fotografía sepia, frases latentes, creo que todo se mezcló en mi mente como un caleidoscopio al punto de tal vez ya no saber lo que es ficción. La Historia escrita con mayúscula también es un poco memoria y ficción en dosis que dependen del narrador, y quizás por ese motivo la mujer

225


de cuarenta años, que decide narrar la historia de los hermanos Oliveira, haya extendido la mano hacia otros personajes en un pedido de ayuda y en un intento casi vano de justicia.

Desnorteio fue lanzado por una editorial pequeña, Patuá. Después ganó el premio São Paulo de Literatura, lo que le dio una notoriedad bastante mayor, con reseñas en grandes medios, etc. ¿Cómo considerás estos dos momentos del libro – antes y después del premio– y de tu carrera como escritora? Sé que puede ser un poco extraño para un autor hablar sobre esto, ya que la obra en sí no fue alterada en nada, pero la percepción alrededor de ella parece transformarse radicalmente, ¿no? En verdad esta cuestión es muy relevante. Ganar un premio marca la diferencia en la carrera de un escritor, todavía más si es mujer, nuestra visibilidad es menor que la de los hombres (solo hay que mirar el número de mujeres premiadas y publicadas). Pero volviendo al premio, la visibilidad alcanzada es fundamental, se amplía el número de lectores en Brasil y hasta en el exterior, y no solo por la prensa sino también por una serie de factores. Por ejemplo, después del premio comencé a trabajar con una agente literaria, lo que aumentaba

226


las probabilidades de vender el libro en el exterior y también en el mercado audiovisual, sin hablar de las invitaciones a eventos, salones del libro, bienales, que también ayudan a la divulgación del trabajo. Pero lo que es extraño es otra cosa, es verificar la debilidad del mercado nacional de libros, tanto de las editoriales como de la prensa, la falta de dinero en la circulación, porque no tenemos un número suficiente de profesionales en la prensa y en las editoriales para seleccionar las obras, tampoco hay espacio en los medios, en las librerías. Son miles de autores “compitiendo” por centenas de editoriales, que a su vez buscan introducir sus obras en las decenas de librerías que buscan casi un lector unitario. Esas casas decimales son sólo una metáfora, pero creo que explicitan esa pirámide inversa, esa pirámide de distribución del libro en el Brasil, que ya comienza con un gollete que traba todo el sistema y termina por atribuirle a los premios la responsabilidad de la selección, sobre todo en el caso de autores noveles. Para ilustrar esto, basta recordar que los dos títulos vencedores respectivamente en las categorías por debajo y arriba de los 40 años no tuvieron casi menciones en los medios antes del premio, y ambos fueron publicados por editoriales pequeñas. O sea, debido a la falta de un mercado consumidor las instituciones se organizan como pueden. Y a veces nos vemos peleando por migajas. Hay gente diciendo que el autor debería

227


recibir más que el 10%, las librerías deberían tener descuentos de menores al 50%, etc., la verdad es que 10% de casi nada es nada realmente. Y la cultura de la lectura es la que está por detrás de todo esto, porque al final existe más gente que escribe que la que lee. Es una paradoja que debería consumir más tiempo en nuestras discusiones. Tu próximo libro, Ponto de fuga, fue premiado por el ProAC. ¿Que podrías contar sobre él? Puedo adelantar que es una novela que busca locamente fomentar la lectura de libros y de paso incentivar la lectura de autores nacionales contemporáneos. Se trata de un proyecto que también contempla un blog y workshops. En suma, no es un libro pasivo, de esos que se quedan muy quietitos en el estante.

228


229


230


marcelino freire. cuentos negreros por su traductora, Lucía Tennina

Mi primer contacto con la literatura de Marcelino Freire no fue a través de un libro en particular, sino que fue por medio de la declamación de un texto suyo en un “sarau” (el Sarau do Binho), durante mi trabajo de campo en 2010. Se trataba del texto “Da Paz”, que forma parte del libro Rasif. Mar que arrebenta. En aquella oportunidad quien declamaba ese texto era la Naruna Costa, una gran actriz que es parte del Grupo Clariô, un grupo de teatro de la región de Taboão da Serra que ese mismo año puso en escena una obra compuesta por textos de Marcelino Freire que se titulaba “Hospital da Gente”. El impacto de escuchar este potente texto declamado por Naruna en un sarau de la periferia fue tan grande que empecé a querer conocer más de ese escritor. La producción de Marcelino Freire me llamaba la atención no solamente por su calidad literaria, sino también por su circulación tanto en el circuito letrado como en los saraus de la periferia. Al poco tiempo supe, además, que Marcelino frecuentaba esos espacios y tuve la suerte de encontrarlo

231


un año después en un debate que organizó el Sarau da Cooperifa. Yo sabía que ninguno de sus libros, pese al lugar destacado que tienen en la literatura brasileña contemporánea, habían sido traducidos al español, por lo que ni bien terminó aquel debate me acerqué a comentarle que estaba interesada en traducir un libro suyo y accedió inmediatamente. La traducción del libro Cuentos Negreros estuvo marcada sin dudas por mi experiencia intensiva en los saraus de poesía de la periferia de San Pablo, que me posibilitó distinguir las variadas sonoridades y ritmos que se escuchan en este libro en portugués (el habla nordestina, el canto negrero, el habla coloquial de las periferias). Creo que eso ayudó en gran manera a mantener la idea de “canto/cuento” con que se distinguen los fragmentos, a sabiendas de que iba a ser imposible mantener esas diferenciaciones sonoras en el castellano. La clave que guió la traducción de este libro fue que los textos pudieran ser “declamables” en castellano. En este sentido, a diferencia del trabajo que llevé a cabo

232


con Manual Práctico del Odio, de Ferréz, en el que me concentré en mantener los aspectos culturales con una mirada, si se quiere, antropológica, en Cuentos Negreros el foco del proceso de traducción estuvo en hacer oír las voces de cada texto (de ahí que decidiera obviar las notas al pie, que hubieran trabado la lectura). El proceso de traducción del libro tuvo varias etapas. Una parte fue solitaria y estuvo vinculada a la lectura del texto original y su pasaje al castellano. Otra, se llevó a cabo en diálogo con el autor, en un vaivén de lecturas en voz alta en portugués y español hasta encontrar los sonidos más exactos para cada pasaje. Es decir, la operación de traducción no se enfocó únicamente en el contenido, sino que trabajó también con la sonoridad.

233


Marcelino Freire identificó este proceso de traducción como “transcreación”, término del poeta concreto Haroldo de Campos que nos remite al trabajo del traductor como un creador. Siguiendo esa premisa, podemos decir que nuestra intención con Cuentos Negreros fue tratar de hacerlo de nuevo al castellano, bajo el oído y la mirada del mismo autor. por eso, el lector que conozca la versión original se sorprenderá con pequeños cambios que la materialidad y sonoridad del español exigieron en el momento de traducir.

cuentos negreros: marcelino Freire y Lucía Tennina sobre el proceso de traducción. VER VIDEO

234


235


Marcelino Freire Cuentos negreiros

[Editora Record 2005]

236


Marcelino Freire Cuentos negregros

Traducci贸n: Luc铆a Tennina [Editorial Santiago Arcos 2012]

237


Canto III Esquece

Todo camburão tem um pouco de navio negreiro Marcelo Yuka

Violência é o carrão parar em cima do pé da gente e fechar a janela de vidro fumê e a gente nem ter a chance de ver a cara do palhaço de gravata para não perder a hora ele olha o tempo perdido no rolex dourado. Violência é a gente naquele sol e o cara dentro do ar condicionado uma duas três horas quatro esperando uma melhor oportunidade de a gente enfiar o revólver na cara plac. Violência é ele ficar assustado porque a gente é negro ou porque a gente chega assim nervoso a ponto de bala cuspindo gritando que ele passe a carteira e passe o relógio enquanto as bocas buzinam desesperadas. Violência são essas buzinadas e essa fumaça e o trânsito parado e o outro carro que não entende que

238


Canto III No me hagas caso

Todo camión celular tiene un poco de navío negrero Marcelo Yuka

Violencia es que un autazo frene a nuestros pies y cierre la ventanilla de vidrio polarizado y no nos deje la chance de ver la cara del payaso de corbata que para no llegar tarde mira el tiempo perdido en su rolex dorado. Violencia es que nosotros estemos en este sol y el tipo ahí adentro con el aire acondicionado una dos tres horas cuatro esperando la mejor oportunidad para que le encajemos el revólver en la cara al tipo plac. Violencia es que se asuste porque somos negros o porque nos acercamos así nerviosos hechos una bala escupiendo gritándole que nos dé la billetera que nos dé el reloj mientras las bocas putean desesperadas. Violencia son esos bocinazos y ese humo y el tránsito parado y el otro auto que no entiende que si fuese por

239


se dependesse da gente o roubo não demoraria essa eternidade atrapalhando o movimento da cidade. Violência é você pensar que tudo deu certo e nada deu certo porque quando você vê tem um policial ali perto e outro policial ali perto querendo salvar o patrimônio do bacana apontando para a nossa cabeça um 38. Violência é acabarem com a nossa esperança de chegar lá no barraco e beijar as crianças e ligar a televisão e ver aquela mesma discussão ladrão que rouba ladrão aprovação do mínimo ficou para a próxima semana. Violência é a gente ficar com a mão levantada cabeça baixa em frente à multidão e depois encontrar

240


nosotros el robo no tardaría esta eternidad trabando el movimiento de la ciudad. Violencia es que pienses que todo salió bien y nada salió bien porque cuando prestás atención hay un policía cerca y otro policía cerca y otro policía cerca queriendo salvar el patrimonio del ricachón apuntándote una 38 en la cabeza. Violencia es que terminen con nuestra esperanza de volver a nuestra casilla a besar a nuestros hijos y a prender la televisión para ver la discusión que no avanza ladrón que le roba a un ladrón la aprobación del salario mínimo quedó pendiente para la próxima semana. Violencia es que nos dejen con las manos levantadas la cabeza baja frente a una multitud y después nos metan

241


no camburão roxo de humilhação e pancada e chegar na delegacia e o cara puxar a nossa ficha corrida e dizer que vai acabar outra vez com a nossa vida. Violência é a gente receber tapa na cara e na bunda quando socam a gente naquela cela imunda cheia de gente e mais gente e mais gente pensando como seria bom ter um carrão do ano e aquele relógio rolex mas isso fica para depois uma outra hora. Esquece.

242


en el camión celular rojos de humillación y bofetadas y que llegando a la comisaría un tipo agarre nuestro legajo y nos diga que otra vez va a arruinarnos la vida. Violencia es que nos pateen la cara y el culo cuando nos aplastan en esas celdas inmundas llenas de gente y más gente y más gente y más gente pensando lo bueno que estaría tener el autazo del año y ese reloj rólex dorado pero eso queda para después para más tarde. No me hagas caso.

243


Canto II Solar de los príncipes

Quatro negros e uma negra pararam na frente deste prédio. A primeira mensagem do porteiro foi: “Meu Deus!” A segunda: “O que vocês querem?” ou “Qual apartamento?” Ou “Por que ainda não consertaram o elevador de serviço?” “Estamos fazendo um filme”, respondemos. Caroline argumentou: “Um documentário”. Sei lá o que é isso, sei lá, não sei. A gente mostra o documento de identidade de cada um e pronto. “Estamos filmando”. Filmando? Ladrão é assim quando quer seqüestrar. Acompanha o dia-a-dia, costumes, a que horas a vítima sai para trabalhar. O prédio tem gerente de banco, médico, advogado. Menos o síndico. O síndico nunca está.

244


Canto II Solar de los príncipes

Cuatro negros y una negra frenaron en la entrada de este edificio. El primer mensaje del portero fue: "¡Dios!" El segundo: "¿Qué quieren?" o "¿Qué piso? O “¿Por qué todavía no arreglaron el ascensor de servicio? “Estamos haciendo una película”, respondimos. Caroline aclaró: “Un documental”. No tengo ni idea qué es eso, qué sé yo, no sé. Que cada uno de nosotros muestre su documentos de identidad y listo. “Estamos filmando.” ¿Filmando? ¿espiando? Los ladrones hacen eso cuando quieren secuestrar. Acompañan el día a día, las costumbres, los horarios en que la víctima se va a trabajar. En el edificio hay gerentes de banco, médicos, abogados. Menos el administrador. El administrador nunca está.

245


- De onde vocês são? - Do Morro do Pavão. - Vamos gravar um longa-metragem. - Metra o quê? Metralhadora, cano longo, granada, os negros armados até as gengivas. Não disse? Vou correr. Nordestino é homem. Porteiro é homem ou não é homem? Caroline dialogou: “A idéia é entrar num apartamento do prédio, de supetão, e filmar, fazer uma entrevista com o morador.” O porteiro: “Entrar num apartamento”? O porteiro: “Não”. O pensamento: “Tô fodido.” A idéia foi minha, confesso. O pessoal vive subindo o morro para fazer filme. A gente abre as nossas portas, mostra as nossas panelas, merda. Foi assim: comprei uma câmara de terceira mão, marcamos, ensaiamos uns dias. Imagens exclusivas, colhidas na vida da classe média. Caroline: “Querido, por favor, meu amor”. Caroline mostrou o microfone, de longe. Acenou com o batom, não sei. Vou bem levar paulada do microfone? O microfone

246


-¿De dónde son ustedes? -Del Morro do Pavão. -Vinimos a grabar un largometraje. -¿Un metra qué? Metralladora, caño largo, granada, negros armados hasta las encías ¿No lo dije? Voy a salir corriendo. Los nordestinos son hombres ¿Los porteros son o no son hombres? Caroline inició un diálogo así: “La idea es entrar a un departamento del edificio, de sopetón, y filmar, hacerle una entrevista al que vive ahí”. El portero: “¿Entrar a un departamento?”. El portero: “No.” El pensamiento: “Estoy jodido.” Fue mía la idea, lo confieso. Las personas viven subiendo al morro para hacer películas. Les abrimos nuestras puertas, les mostramos nuestras cacerolas, mierda. Así fue: compré una cámara de tercera mano, nos pusimos de acuerdo, ensayamos unos días. Imágenes exclusivas, tomadas de la vida de clase media. Caroline: “Querido, por favor, cariño”. Caroline le mostró el micrófono, de lejos. Con sus labios le llamó la atención, no sé. ¿Van a golpearme con el micrófono? El micrófono nos

247


veio emprestado de um pai-de-santo, que patrocinou. O porteiro apertou o apartamento 101, 102, 108. Foi mexendo em tudo quanto é andar. Estou sendo assaltado, pressionado, liguem para o 190, sei lá. A graça era ninguém ser avisado. Perde-se a espontaneidade do depoimento. O condômino falar como é viver com carros na garagem, saldo, piscina, computador interligado. Dinheiro e sucesso. Festival de Brasília. Festival de Gramado. A gente fazendo exibição no telão da escola, no salão de festas do prédio. Não. A gente não só ouve samba. Não só ouve bala. Esse porteiro nem parece preto, deixando a gente preso do lado de fora. O morro tá lá, aberto 24 horas. A gente dá as boas-vindas de peito aberto. Os malandrões entram, tocam no nosso passado. A gente se abre que nem passarinho manso. A gente desabafa que nem papagaio. A gente canta, rebola. A gente oferece a nossa coca-cola. Não quer deixar a gente estrear a porra do porteiro. É foda. Domingo, hoje é domingo. A gente só quer saber como a família almoça. Se fazem a mesma festa que a nossa. Prato, feijoada, guardanapo. Caralho, não

248


lo prestó un pai-de-santo, que nos patrocinó. El portero llamó a los departamentos 101, 102, 108. Fue pasando por todos los pisos. Me están asaltando, presionando, llamen al 190, qué sé yo. La gracia era que nadie se enterara. Se pierde la espontaneidad del testimonio. Que los vecinos cuenten cómo es vivir con autos en el garaje, con cuenta corriente, con piscina, con computadoras modernas. Fama y dinero. Festival de Brasilia. Festival de Gramado. Mostrar la película en el barrio y también ahí en el salón de fiestas del edificio. No. Nosotros no solamente oímos samba. No solamente oímos balas. Este portero no parece negro, al dejarnos encerrados del lado de afuera. El morro está ahí, abierto las 24 hs. Nosotros les damos la bienvenida de brazos abiertos. Entran los malandros, investigan sobre nuestro pasado. Nosotros nos desahogamos como loros. Hablamos demasiado, ofrecemos hasta lo que no tenemos, agua, café, coca-cola. La mierda del portero no nos deja empezar. Qué cagada. Domingo, hoy es domingo. Solo queremos saber cómo almuerzan las familias. Si hacen la misma fiesta que nosotros. Platos, feijoada, servilletas. Carajo,

249


precisa o síndico. Escute só. A gente vai tirar a câmera do saco. A gente mostra que é da paz, que a gente só quer melhorar, assim, o nosso cartaz. Fazer cinema. Cinema. Veja Fernanda Montenegro, quase ganha o Oscar. – Fernanda Montenegro não, aqui ela não mora. – E avisou: “Vou chamar a polícia”. A gente: “Chamar a polícia?” Não tem quem goste de polícia. A gente não quer esse tipo de notícia. O esquema foi todo montado num puta de sacrifício. Nicholson deixou de ir vender churro. Caroline desistiu da boate. Eu deixei esposa, cadela e filho. Um longa não, é só um curta. Alegria de pobre é dura. Filma. O quê? Dei a ordem: Filma. Começamos a filmar tudo. Alguns moradores posando a cara na sacada. O trânsito que transita. A sirene da polícia. Hã? A sirene da polícia. Todo filme tem sirene de polícia. E tiro, muito tiro. Em câmera violenta. Porra, Johnattan pulou o portão de ferro fundido. O porteiro trancou-se no vidro. Apareceu gente de todo tipo. E a idéia não era essa. Tivemos que improvisar. Sem problema, tudo bem. Na edição, a gente manda cortar.

250


no hacía falta el administrador. Escuche. Vamos a sacar la cámara del bolso. Le mostramos que somos buenos, que solo queremos mejorar, eso, nuestra fama. Hacer cine. Cine. Piense en Fernanda Montenegro, casi se gana un Oscar. – Fernanda Montenegro, no, ella no vive acá. – Y nos advirtió: “Voy a llamar a la policía”. Nosotros: “¿Llamar a la policía?” A nadie le gusta la policía. No queremos ese tipo de noticias. Hicimos todo esto con un esfuerzo del carajo. Nicholson dejó de ir a vender churros. Caroline faltó al boliche. Yo dejé a mi esposa, mi perra y mi hijo. No es un largo, es un corto. La alegría de los pobres es dura y dura poco. Filmen. ¿Qué? Les di la orden: filmen. Empezamos a filmar todo. Algunos vecinos posando la cara por los balcones. El tránsito transitando. La sirena de la policía. ¿Eh? La sirena de la policía. Toda película tiene sirenas de policía. Y tiros. Muchos tiros. En cámara violenta. Mierda, Johnattan saltó el portón de hierro. El portero se encerró detrás del vidrio. Aterrador. Aparecieron personas de todo tipo. Y esa no era la idea. Tuvimos que improvisar. No hay problema, todo bien. Pedimos que lo corten al editar.

251


252


253


Juliana Frank en el jardin de la infamia Tu infancia, Juliana, ¿fue acá en la Urca, en Río de Janeiro? Sí, yo subía y bajaba de ahí en patines, motocicleta, tropezando. Fue bonito y un poco tedioso. ¿Te gustaba ser chica o te gustó solo después de haber crecido? Siempre me gustaron las imposiciones de la vida, nunca me llevé mal con ellas. Desde chica tengo esa manía un poco tonta de aceptar lo inaceptable. Ser chico es inútil, improductivo desde el punto de vista del león por día y esas cosas. Fue bueno vivir así, sin entender una mierda, disfrutando de comer

254


caramelos, soñando con ETS, viendo mil veces la misma película y repitiendo palabras infames solo para molestar a los adultos. ¿Cómo supiste que ya eras grande? Mis amigas gritaban que yo tenía que conseguir un trabajo de gente normal y olvidarme de la idea de escribir, que eso de escribir era para gente escuálida y humillada. Nunca me importó eso y seguí en lo mío. No creo en la madurez, creo en ahogar a Narciso. Hay que dejar de patalear pidiendo la leche, hay que mirar alrededor, ejercitar la mirada, descubrir al otro. El mundo a veces parece la hora del recreo. El abogado en las hamacas, la manicura en la calesita, la arquitecta en el castillo

255


inflable, la profesora dando vueltas, mareada. ¡Todos chillando, queriendo algo o todo! Nadie crece, la verdad uno deja de jugar con muñecos para jugar con nuestra vida y la de los otros. ¿Cuál era tu juguete favorito? Siempre tuve muñecas y todas fumaban. Robaba los cigarrillos de mi abuela en la madrugada. La boquita de las muñecas, normalmente, ya viene abierta, uno mete un cigarrillo y le aprieta la panza llena de aire para que salga el humo. ¿Qué edad te gustaría tener ahora? La misma que tengo. 30 años. Soy bastante epicurista y sé que la pasé bien. ¿Te habría gustado nacer y crecer en Buenos Aires? No. Acá no existe ese desorden bárbaro que me civilizó. Soy muy brasileña para querer un imposible como ese. Vos vivís actualmente en Buenos Aires y te


gusta escribirla, en varios sentidos: estás escribiendo un blog y salís a escribir las paredes de la ciudad. ¿Por qué escribiste un graffitti que dice “Buenos Aires es un poema que no debe ser escrito”? Escribí esa frase porque estaba sin inspiración. Y mi diario no salió muy bien tampoco. No soy muy de la prosa biográfica, por eso volví a escribir historias fuera de mí. Las mías me aburren y ya me basta vivirlas. Ahora, Buenos Aires me gusta mucho, es una ciudad trash y muy sexual. ¿Qué escribirías en los juegos de la plaza? Nosotros, huesos, aquí estamos y por los vuestros esperamos. ¿Qué escribirías sobre el cuerpo de un hombre? El amor es un perro de los infiernos, o: el amor es el perro del diablo.

257


Juliana Frank Lavie na luz medonha

258


Juliana Frank Lavie en la luz siniestra Traducci贸n Julia Tomasini

259


Lavie na luz medonha

Dezesseis anos. Virgem. Os cabelos em desalinho. Sem dinheiro no bolso para encarar a liberdade. –Vovó Ingratidão, me empreste um dinheiro, preciso conhecer a vida. – Lavie, na rua não há vida, só violência. Vovó tem no rim uma pedra que endureceu de paixão. – Mamãe Improvável, me empreste um dinheiro? – Seu pai tem uma amante chamada Geysy Mary! O pai dessa moça é multimilionário, dono de uma fábrica de pasta de dentes! E ela não tem filhos, é bonita como um pássaro, sem filhos, ouviu?... Lavie, não me aborreça. Mamãe Improvável é sempre assim, me nega qualquer tostão. - Papai Cifrão? Preciso de uns níqueis. Ninguém vai longe com 16 anos, 30 dinheiros. Papai Cifrão se pôs todo garboso, inflou o peito na minha frente, pensou me eclipsar. Como se eu invejasse sua riqueza. Quem não

260


Lavie en la luz siniestra

Dieciséis años. Virgen. Despeinada. Sin dinero en los bolsillos para encarar la libertad. – Abuelita Ingratitud, prestame algo de plata, necesito conocer la vida. – Lavie, en la calle no hay vida, solo violencia. Abuelita tiene en el riñón una piedra que endureció de pasión. – Mamá Improbable, ¿me prestás plata? – ¡Tu padre tiene una amante que se llama Geysy Mary! ¡El padre de esa chica es multimillonario, dueño de una fábrica de dentífrico! Ella no tiene hijos, es linda como un pájaro, sin hijos, ¿escuchaste? … Lavie, no me molestes. Mamá Improbable es así, me niega cualquier número que le pida. –¿Papá Cifra? Necesito plata. Nadie va lejos con dieciséis años y 30 pesos. Papá Cifra se puso todo hermoso, infló el pecho, pensó en eclipsarme. Como si le envidiara su riqueza. Quien no tiene miedo

261


tem medo da inveja, como papai, são aqueles que sabem que a alegria não vale nada, é apenas uma barganha no inferno. Não pedi à titia deprimida, costureira e suicida. Ela mora nos fundos da minha casa. E eu nunca sei direito se ela é irmã de papai Cifrão ou de mamãe Improvável. Fiz uma mala singular: um pente, uma blusa roubada, um abridor de latas infeccioso, uma pilha, um post-it com desenho de caule, um pote com cascas de machucados, um CD do Joy Division e uma raspa da parede do meu quarto. Únicas coisas únicas. Saí chutando latas. Mas não é preciso chutar latas, sonhos ou girassóis. É preciso encurtar o caminho da bosta, chutar o supositório do cu do mundo e deixá-lo sufocar. Andei com meus longos e desvaídos braços por três ruas, subi seis ladeiras, desci as mesmas de tobogã. Gastei meus 30 dinheiros com coxinhas, vinis velhos, fósforos. Ninguém é feliz nesta cidade. Decidi morrer. Mas minha morte não seria uma pilhéria. Como o último espasmo de dignidade que me sobrara, prometi: não, de modo nenhum seria motivo de chacota. Um pensamento me preocupou: uma virgem no paraíso? Morta, eu instantaneamente seria rebaixada a uma daquelas santas que fazem triagem. “Triagem, não. Morrerei dissoluta. Preciso romper o lacre virginal.” Decidida, me dirigi a um bar infecto da São João.

262


de envidia, como papá, son esos que saben que la alegría no vale nada, es solo una bagatela en el infierno. No le pedí a tiíta deprimida, modista y suicida. Vive en el fondo de casa. Nunca sé bien si ella es la hermana de papá Cifra o de mamá Improbable. Hice una valija singular: un peine, una remera robada, un abrelatas infeccioso, una pila, un post-it con el dibujo de un tallo, un frasco con cascaritas de lastimaduras, un CD de Joy Division y un pedazo de la pintura de mi pieza. Únicas cosas únicas. Salí pateando tachos. Pero no hace falta patear tachos, sueños o girasoles. Lo que es necesario es acortar el camino de la bosta, patear el supositorio del culo del mundo y dejarlo sofocarse. Anduve con mis largos y desvaídos brazos por tres calles, subí seis laderas y las bajé en tobogán. Gasté mis 30 pesos en pollo, discos viejos, fósforos. Nadie es feliz en esta ciudad. Decidí morir. Pero mi muerte no sería un chiste. Con el último espasmo de dignidad que me sobraba, me prometí: no, de ninguna manera sería motivo de burla. Un pensamiento me preocupó: ¿una virgen en el paraíso? Una vez muerta, sería instantáneamente rebajada a una de esas santas que hacen triagens. “Triagem no. Voy a morir disoluta. Tengo que romper el lacre virginal.”. Decidida, me dirigí hacia un bar infecto de la São João.

263


264


265


Sentei, travei o cotovelo no balcão. Era cedo, a luz do sol ainda incomodava as retinas. Avistei um homem com a barba comunista, a tosse poética e um relógio aristocrático. – Que horas são?, perguntei. – Seis e nove, garantiu. – Que horas são agora? – Falta um minuto para o próximo minuto. – Desculpe o incômodo, mas que horas são agora? – São seis e nove quase deixando de ser. São seis e nove mais 30 segundos. Me deixe em paz, pirralha, você me fez perder 30 segundos. – E que horas são agora? – São seis e nove quase deixando de ser. São seis e nove. Que diferença faz se você é só uma adolescente disfuncional? Por que tanto pergunta? Menina, saiba logo de saída que não existe ninguém feliz em horários pares, apenas nos ímpares. O que faz as pessoas dos nossos tempos, digo, dos nossos tempos serem felizes é uma mera questão pontual. Tudo depende do humor do cuco. Do ponteiro em sua bateção infinita. Às seis horas estão todos borocoxôs em São Paulo. Os que mentem que estão felizes e falsificam um sorriso no rosto não me ludibriam. Porque são seis horas e as drogas capazes de levar alguém à radiação são vendidas apenas mais tarde. Procure às seis horas o homem que arrasta chinelos carregando uma escopeta

266


Me senté, clavé los codos en la barra. Era temprano, la luz del sol todavía molestaba en las retinas. Vi un hombre con barba comunista, la tos poética y un reloj aristocrático. –¿Qué hora es?, pregunté. – Seis y nueve, garantizó. – ¿Qué hora es ahora? – Falta un minuto para el próximo minuto. – Disculpe la molestia, pero ¿qué hora es ahora? – Son las seis y nueve casi dejando de ser. Son las seis y nueve y 30 segundos más. Dejame en paz, mocosa, me hacés perder 30 segundos. – ¿Y qué hora es ahora? – Son las seis y nueve casi dejando de ser. Son las seis y nueve. ¿Pero cuál es la diferencia si vos sos solo una adolescente disfuncional? ¿Por qué tanta pregunta? Chiquita, más vale que sepas de entrada que nadie es feliz en las horas pares, solo en las impares. Lo que hace a las personas de nuestros años, digo, de nuestros años felices es una mera cuestión puntual. Todo depende del humor del cucú. Del puntero en su marcar infinito. A las seis están todos deprimidos en São Paulo. Los que mienten que están felices y falsifican una sonrisa en la cara no me engañan. Porque son las seis y las drogas capaces de llevar a alguien a la radiación son vendidas más tarde. Buscá a las seis al tipo que arrastra las chancletas cargando una

267


ou um princípio de incêndio e saberá que a felicidade demorará algumas horas a chegar na cidade pendular. – Sei que não é uma boa hora, mas não tenho dinheiro. – Ah, o metal vilão! Posso te oferecer cinco reais, sabe contar? – Como assim? Tive ábacos na infância. – Ótimo. Então não faz muito tempo. Vá até a São João, conte 30 ônibus. – Para quê? – Para eu aproveitar sua ausência e desfrutar meus pensamentos. Em troca da paz, te darei cinco reais. Não posso compartilhar elucubrações com você, sua mente adolescente é em princípio deletéria para meus propósitos... – Não preciso de dinheiro, nem de pensamentos. Quero mais é morrer. – Se atire na frente de um ônibus e não me apoquente. –Não posso morrer virgem ou serei alvo de hostilidades nozalémdoz além. Penetre, chuche o pau na minha imaculada buxinga, o tempo urge e preciso morrer. Estreie-me e me mate, me pise como um chiclete mascado! Eu imploro! – Deus me queimaria os olhos. – Primevo, ratazão! Nego Deus e provo sua inutilidade! O homem me deu um chute na bunda. Eu sabia, simplesmente sabia que ele iria fazer aquilo. Mas não quis me importar. Um chute

268


escopeta o un principio de incendio y vas a saber que la felicidad va a tardar algunas horas en llegar a la ciudad pendular. – Sé que no es una buena hora, pero no tengo plata. – Ah, ¡el vil metal! Puedo ofrecerte cinco reales, ¿sabés contar? – ¿Qué querés decir? Yo usaba ábacos en la infancia. – Perfecto. Entonces no fue hace mucho tiempo. Andá a la São João y contá hasta 30 colectivos. –¿Para qué? –Para que yo pueda aprovechar tu ausencia y disfrutar de mis pensamientos. A cambio de paz te doy cinco reales. No puedo compartir elucubraciones contigo, tu mente adolescente es, en principio, nociva para mis propósitos… – No necesito tu plata, ni pensamientos. Lo que quiero es morirme. –Tirate delante de un colectivo y no me importunes. – No puedo morir virgen o voy a ser el blanco de las hostilidades del mazallá. Penétreme, métale la pija a esta inmaculada chucha, el tiempo apremia y necesito morir. Estréneme y máteme, ¡píseme como un chicle masticado! ¡Le imploro! – Dios me quemaría los ojos. – ¡Primitivo, ratazão! ¡Niego a Dios y pruebo su inutilidad! El hombre me dio una patada en el culo. Lo sabía, simplemente sabía que iba a hacerme eso. Pero no quise darle importancia. Patada

269


a mais ou a menos já não fazia muita diferença. Não sei por que meu coração começou a me dar marteladas quando vi um menino de beleza apolínea sentado a uma mesa. Ele lia o jornal de ontem, muito interessado. Fui ao seu encontro planejando o que dizer. Oi, meu nome é Lavie, sou filha de papai Cifrão e mamãe Improvável, ele agora tem uma amante e ninguém me dá quinhão. Não! Oi, sou Lavie, tenho uma coleção de cascas de machucados e fósforos. Não! Sou Lavie, provo a inutilidade de Deus e rogo ser penetrada. Não! Sou uma adolescente e sinto ardores sexuais, por favor, me mostre seu membro se este não estiver deveras maleável. Não! Sou Lavie, tenho 16 anos e preciso comê-lo com as mãos, tenho fome de pau e de morte. É isso! Vou dizer isso a ele. Fui me aproximando do moço. Ele me ignorou como se eu fosse um inseto inoportuno. Levantou e saiu do bar. Vencida, fui para casa. Minha família não tinha dado pela minha falta. Resgatei uma enorme corrente e ofegante me dirigi ao lustre. Ao entrar na sala para jantar, papai Cifrão me encontrou, sua única filha, pendurada na forca, com um vibrador musical girando a todo vapor no meio das pernas, a língua de fora e os olhos pulando das órbitas, mandando um último estertor: foda-se!

270


más patada menos no había mucha diferencia. No sé por qué mi corazón empezó a darme martillazos cuando vi a un joven de belleza apolínea sentado en una mesa. Leía el diario de ayer, muy interesado. Fui a su encuentro planeando qué decirle. Hola, me llamo Lavie, soy hija de papá Cifra y mamá Improbable, él ahora tiene un amante y nadie me da ningún pedazo. ¡No! Hola, soy Lavie, tengo una colección de cascaritas y fósforos. ¡No! Soy Lavie, pruebo la inutilidad de Dios y te ruego que me penetres. ¡No! Soy una adolescente y tengo ardores sexuales, por favor, mostrame el miembro solo si no está realmente maleable. ¡No! Soy Lavie, tengo 16 años y necesito cogerte con las manos, tengo hambre de pija y de muerte. ¡Sí! Le voy a decir eso. Me fui acercando al jovencito. Me ignoró como si fuera un insecto inoportuno. Se levantó y se fue del bar. Vencida, volví a casa. Mi familia no se había enterado de mi ausencia. Agarré una cadena enorme y jadeando me dirigí hacia la araña del comedor. Al entrar en casa, Papá Cifra me encontró, a mí, a su única hija, colgada, con un vibrador musical girando a todo lo que daba entre las piernas, la lengua afuera y los ojos salidos de las órbitas, gritando en un último estertor: ¡jódanse!

271


272


273


274


Dos entrevistas y un casi relato: traduzir o brasil Las traductoras argentinas bárbara belloc, Aileen elkadi y lucía Tennina respondieron un breve cuestionario sobre su trabajo como traductoras literarias. Las tres tiene interés por la literatura contemporánea brasileña, y además de traductoras trabajan con esta literatura ya sea como docentes o editoras. En sus respuestas cuentan sobre sus comienzos como lectoras y traductoras de literatura brasileña, las particularidades de ser traductoras del portugués, la relación brasil-argentina, sus carreras, académicas, literarias, la publicación y circulación de la literatura brasileña en español, el lector, el editor, el español de la traducción.

275


Bรกrbara Belloc

276


Por lectora voraz y por pasar de un libro a otro siguiendo las pistas de autores y referencias, empecé a leer las pocas traducciones de literatura brasileña disponibles en la época de mi adolescencia (casi todas venidas de España), y como pronto, por supuesto, quería leer lo que no había sido traducido, empecé a leer poesía y prosa en portugués con la ayuda de un diccionario. El deslumbramiento inicial ocurrió con dos novelas y algunos cuentos de Clarice. Y antes, en mi infancia, con la música del Brasil, de la que me enamoré inmediatamente y que seguí escuchando siempre y me enseñó mucho de la poesía. Los primeros intentos de traducción literaria, que habré hecho alrededor de mis 20 años, surgieron naturalmente en el ecosistema leer + escribir + traducir. Los primeros trabajos profesionales llegaron 20 años más tarde, y entre ellos se encuentran los relatos y una de las novelas de Clarice que tanto había amado, Cerca del corazón salvaje, además de un libro-faro-bomba de Waly Salomão (Hélio Oiticica. Qual é o parangolé?) y la poesía de Ana Cristina César. Y aunque ya se sabe, igual lo aclaro: traduzco en dupla con Teresa Arijón. ***

277


No puedo dejar de sorprenderme del mutuo desconocimiento (o reticencia), diría, histórico entre Argentina y Brasil. Mi trabajo actual en la difusión de la cultura brasileña –más allá de la traducción, y más allá de los scoutings, los informes de libros y los contactos con autores y editores brasileños para determinados proyectos editoriales– se juega principalmente en Nomadismos, la colección de ensayo y pensamiento brasileño que codirijo con Teresa Arijón y Renato Rezende en Ediciones Manantial. La idea de publicar lo que consideramos insoslayable en el campo de las artes, la teoría y el pensamiento crítico latinoamericanos –y 100% original de Brasil– era un proyecto nuestro de larga data, que pudimos poner en marcha el año pasado con El método documental, de Ana Cristina Cesar, y Materialismos, de Hélio Oiticica, y continúa este año con Diario-boceto, de Oscar Niemeyer (que acaba de salir) y otros títulos por venir. Queremos armar una biblioteca con escritos fundamentales (y todavía inéditos en nuestro país y nuestro idioma) de artistas y pensadores brasileños de los siglos XX y XXI, porque son de una vitalidad y una inteligencia extraordinarias y nos parece que abren un espacio de diálogo que faltaba. Y este año haremos lo propio a la inversa, en Brasil, con la colección Nomadismos de ensayo y pensamiento

278


279


argentino, que también codirigimos con Teresa y Renato, y que ya tiene sus primeros cuatro títulos en octubre. La decisión de qué variedad del español utilizar está en relación directa con el ámbito de distribución del libro cuando se trata de un trabajo por encargo. Es obvio que no es lo mismo traducir para España que para Chile o México, ni traducir un libro para el mercado interno de un país o para ser distribuido en todo el territorio hispanohablante. Y en este sentido, el traductor obra muchas veces como una suerte de ventrílocuo, o bien como un actor profesional. Pero también está la cuestión de los géneros y los estilos literarios, sobre todo si se trata de la escritura de un autor con un mundo propio, es decir, una lengua propia. Pienso, por ejemplo, en La obscena señora D, de Hilda Hilst, contra Los Malaquias, de Andréa del Fuego, contra La manzana en lo oscuro, de Clarice Lispector: todos ellos libros muy particulares en cuanto a su exploración del género en que se inscriben y del que se apartan, y en cuanto al lenguaje que hacen y deshacen. Y aquí vale todo. Definitivamente, no tengo en mente un lector de cierta nacionalidad cuando traduzco, ni pienso en el lector. Pero cuando traducimos para un proyecto propio (como el sello pato-en-la-cara, donde publicamos a Waly y publicaremos

280


a Angela Melim, o la colección Nomadismos), Teresa y yo buscamos las formas y los ritmos del rioplatense que nos permitan llegar a cualquier lector hispanoamericano. Lo del español “neutro” podría entenderse como una suerte de esperanto entre nos. “No nos une el amor, sino el esperanto.” Por eso no me sorprendería que pronto se consolide una literatura originalmente escrita en español neutro, publicada y promovida por las grandes editoriales. *** Por una cuestión de gusto, diría que hace falta una mayor divulgación de la literatura brasileña, y de la literatura en general. Pero no sé si es una aspiración realista. Tampoco sé si se conocen y traducen suficientes escritores brasileños en nuestro país. ¿Suficientes para qué? En todo caso, y gracias a una serie de iniciativas culturales bilaterales bastante recientes, espero que el desconocimiento histórico del que hablé antes vaya siendo subsanado.

281


Aileen ElKadi

282


La literatura brasileña era predominante en mi casa porque crecí en Brasil. Luego, hice un doctorado en estudios latinoamericanos y mi foco de estudio fue sobre todo la literatura contemporánea brasileña. Soy profesora universitaria y dedico mucho de mi tiempo a la investigación, mientras que el trabajo de traducción es para mí básicamente un compromiso personal con la literatura y un gusto por el trabajo de traducción. Mis primeros trabajos, curiosamente, fueron de escritores del siglo XIX. La traducción me permite ser más consciente de la riqueza lingüística y sociocultural de ambas lenguas. La diversidad y profundidad de cada léxico complejiza inmensamente el trabajo, pero al mismo tiempo ofrece un espectro fascinante de posibilidades. Cada vocablo contiene en su interior historia, referentes, espacios, tiempos, usos, grupos sociales, emociones. Es una gran responsabilidad mantener esta carga cuando se cruza el puente de una lengua a otra, pues se puede destruir esa riqueza. El traductor es quien permite que se supere la barrera de la lengua; sin embargo, creo que debe ser una persona especializada y preparada para hacer tal trabajo. Un mal traductor puede convertir un excelente texto en algo

283


muy distinto. Creo también que el trabajo del traductor debería ser mucho más valorizado en las editoriales, a nivel profesional y económico, para fomentar su preparación para una carrera de la cual pueda vivir. *** En mi mente está el lector que leerá la traducción en cierto país. Es clave saber dónde la traducción será publicada, esto es, quién es la principal audiencia para el texto. En ese sentido, creo que el traductor debe estar familiarizado con regionalismos que permitan “trasladar” no solo el tono sino el efecto que ciertas expresiones y vocablos provocan en el lector. Es imposible pensar en un lector “hispanoamericano”, pero si el texto será publicado en varios países intento buscar las expresiones y referencias más comunes para no causar una “extrañeza” forzada que no fue intención del escritor. No creo que exista ninguna lengua neutra. En mi trabajo como traductora intento adaptarme a lo que pide la editorial o a los lectores del país donde se publicará el texto. No hay tal cosa como un español “estándar”. Existen variaciones y esas variaciones afectan el texto. Cuando estoy menos familiarizada con cierta variedad hago diversas consultas con

284


alguien de la región, o pido revisiones y sugerencias a mi texto. *** Hasta hace muy recientemente, la literatura brasileña era casi desconocida fuera de Brasil a no ser por algunas excepciones, Jorge Amado, Machado de Assis, Clarice Lispector. Una de las causas de esta situación es la ausencia de traducciones, esto es, la dificultad que encuentran los lectores de otras lenguas para acceder a textos escritos en portugués. Sin embargo, en los últimos años, se ha notado un cambio en el modo en que tanto organismos estatales como editoriales comenzaron a interesarse en apoyar y financiar traducciones de literatura brasileña a otros idiomas, así como a promocionar y facilitar la presencia de escritores de Brasil en ferias literarias y otros eventos culturales y académicos. Este cambio se dio por la actual positiva situación económica y política del país en relación con épocas pasadas, y sobre todo por el modo en que la imagen de un Brasil próspero apareció en los medios masivos de

285


286


comunicación; efectivamente, estos hechos despertaron el interés y curiosidad por parte de países extranjeros acerca del país, su cultura y su sociedad. La acción de los gobiernos en apoyar la traducción y publicación de textos, así como la organización de eventos culturales como ferias de libros y programas de TV, son centrales. Fue frente a tal apertura e interés en la literatura brasileña que surgió mi proyecto de traducción del portugués al inglés de ficciones contemporáneas brasileñas. Para este libro recibí una beca de traducción de parte del Ministerio de Relaciones Externas a través del Consulado General de Brasil en Houston, Texas. Además, preparé una antología en español y estoy en la búsqueda de editorial para publicarlo, lo que no es fácil. *** Hace falta más divulgación y más y mejores traducciones y antologías, aunque en los últimos cuatro años se ha visto un incremento en proyectos y acciones culturales para promover y dar a conocer al público argentino autores brasileños, especialmente varios de los contemporáneos.

287


LucĂ­a Tennina

288


Casi diez años antes de mi nacimiento, una noche, en Barobar, un bar del barrio de Retiro frecuentado por jóvenes artistas e intelectuales, mi padre escuchó por primera vez, fascinado, la voz de Caetano Veloso diciendo “navegar é preciso, viver não é preciso”. Os Argonautas. Le siguieron a esta especie de epifanía, la ansiosa búsqueda de sus discos, sumándose enseguida los de Gal Costa, María Betanha, Chico Buarque. Y, al poco tiempo, un viaje iniciático a Río de Janeiro, que se multiplicó en muchos otros por diversas regiones del Brasil. Así, fue el forró, el frevo, el samba, el maracatú, el candomblé, Xuxa, Maravilha, el portugués, los elementos que hicieron a la atmósfera en la que crecí. La música, el idioma, los ídolos y la imaginación de mi infancia estuvieron determinadas por la presencia de la cultura brasileña. En el segundo año de mi carrera de Letras, casi 30 años después de este episodio, cursé la materia Literatura Brasileña y Portuguesa y esa vez la epifanía fue mía. Se me hizo presente un espacio donde todas las informaciones dispersas y fuera de lugar incorporadas hasta ese momento comenzaron a adquirir sentido y a insertarse en un universo inmenso de lenguajes literarios, musicales, plásticos y cinematográficos.

289


Mi entrada al mundo de la traducción estuvo y está todavía directamente ligada a mi trabajo de investigación. El primer libro que traduje fue Manual Práctico del Odio, de Ferréz, que fue publicado por la Editorial Corregidor, Colección Vereda Brasil, coordinada por Gonzalo Aguilar y Florencia Garramuño. Llegué a este libro de Ferréz a través de una fotocopia en el año 2006 y podría decir sin exageraciones que la lectura de este libro me llevó a hacer una investigación de campo en la periferia de San Pablo. Cuando lo leí por primera vez me encontré con un portugués que no coincidía con el que había estudiado en las clases de idioma ni con el Brasil de mi imaginario argentino. En los capítulos aparecían voces de músicos de rap y se filtraban citas religiosas, que funcionaban como señales de que ahí no había sólo letra impresa, sino que había una carga sonora detrás, la cual, ni en las siguientes lecturas, conseguía alcanzar a ritmar. Había un vocabulario nuevo, palabras que se usaban naturalmente en el mundo relatado (no parecían ser juegos poéticos), que no podía comprender ni con la ayuda del diccionario, ni de los foros virtuales.

290


Decidí lanzarme, entonces, hacia la ciudad de San Pablo, en busca del mundo en el que ese libro se autoinsertaba, la “literatura marginal” y se empezó a desarrollar entonces una investigación antropológica y literaria que hasta el día de hoy marca mi carrera. En el año 2010-2011 llevé a cabo un intenso trabajo de campo en la periferia de la ciudad de San Pablo. La investigación giró en torno de un Movimiento de Literatura Marginal, y me centré particularmente en aquel extenso trabajo en los espacios llamados “saraus de poesía”. Los “saraus” de las periferias podrían definirse rápidamente como reuniones en bares de diferentes barrios suburbanos de San Pablo donde los vecinos declaman o leen textos propios o ajenos frente a un micrófono, durante aproximadamente dos horas, trasformando a los bares en centros culturales. Este acercamiento etnográfico a la literatura marginal periférica me permitió también tener las herramientas y los conocimientos necesarios como para poder entender el libro de Ferréz y otros que fueron apareciendo en el camino y también para poder legitimar mi investigación de dicho objeto (que suele ser visto como cultura popular o como objeto

291


antropológico) en el área de Letras, que es donde estoy parada hoy en día. La legitimación no fue, de todos modos, inmediata ni simple, sino que tuve y tengo todavía que llevar a cabo una serie de intervenciones en diferentes circuitos y para diferentes actores sociales. En primer lugar, tuve que hacerme cargo de la inexistencia de lectores de habla hispana hacia este autodenominado movimiento de literatura marginal. Es ahí donde empieza a emerger mi trabajo como traductora. Los escasos conocimientos que sobre dicha literatura tenían algunos colegas hasta el momento se reducían a aspectos paratextuales exclusivamente. Decidí articular, entonces, el largo camino de la gestión y posterior realización de la traducción y edición de uno de los libros iniciáticos de toda esta escena, Manual Práctico del Odio. Esta traducción no hubiera sido posible sin aquel intenso trabajo de campo. En este sentido, podría decir que el método de esta traducción que hace posible que esté circulando hoy por nuestro país es el “estar ahí” antropológico: el estar casi un año viviendo en la periferia de San Pablo me permitió familiarizarme con las gírias (jergas), con las calles, con las personas, con las voces y formas de hablar de la gente, y esto fue haciendo posible en primer lugar la lectura del texto y

292


293


luego su traducción. Justamente por la riqueza que encontré durante mi trabajo de campo, a la hora de traducir decidí no aplastar o reducir las referencias propias de la periferia y acompañé el texto de algunas notas al pie y de un glosario, para que el libro sea legible también para los lectores argentinos. El hecho de que la colección Vereda Brasil tenga la característica de incluir textos críticos sobre la obra ayudó aún más a la traducción del universo Ferréz. Luego de la traducción vino el gran trabajo de traer a Ferréz para presentar el libro, trabajo que llevé adelante como forma de completar esta idea de hacer visible ese Brasil tan poco conocido. En este sentido, mi trabajo como traductora no se desliga del de gestora, a fin de difundir la obra y el universo de cada autor que traduzco. Todos los libros que traduje hasta el momento tienen en común que ponen en discusión un aspecto de la cultura de Brasil que considero que no se conoce mucho en nuestro país y tiene que ver con la toma de la palabra por parte de las voces de las periferias que suelen ser marginalizadas a partir de la idea de la “alta cultura”. Es desde ese compromiso que asumo mi trabajo como traductora y disfruto el poder llevarlo adelante.

294


El rol del traductor en la circulación de la literatura brasileña en Argentina es clave, pero no es todo. El traductor, para decirlo en pocas palabras, asume la responsabilidad de darle placer al lector al leer el libro en castellano. Pero para que su circulación sea posible se necesita una editorial que tenga una buena distribuidora y, además de eso, es necesario que el libro tenga una respuesta de la prensa, como para que los mismos lectores exijan una buena circulación del libro. Cuando encaro la traducción de un texto literario nunca lo tomo como un trabajo que se cierra al entregar la versión del libro en castellano a la editorial, me involucro profundamente con la difusión del libro y con su presentación, por variados motivos, principalmente porque todos los libros que traduje están vinculados a la literatura de las periferias de San Pablo, literatura que como académica pretendo que empiece a formar parte de las discusiones y lecturas que sobre la literatura brasileña tienen los lectores argentinos. Podría decir que llevo a cabo una especie de militancia de la traducción, debido a que me comprometo como representante y difusora del texto traducido.

295


296


Bio bibliografías

Andréa del Fuego Nació en São Paulo, en 1970. Su primer libro es de cuentos, Miento enquanto posso, (Miento mientras puedo), de 2003, al que le siguieron otros tres libros de cuentos, dos novelas, libros para niños y varias participaciones en antologías. Con Los Malaquias, su primera novela, ganó el Premio Saramago en 2011. Fue traducida al español por Teresa Arijón y Bárbara Belloc para la editorial Edhasa Argentina en 2012. Ellas tradujeron también su libro infantil Los detectives de peluche (La brujita de papel). Participó en numerosas antologías, entre ellas +30 mulheres que estão fazendo a nova literatura (2005, org. Luiz Ruffato), y Geração zero zero (2011, org. Nelson de Oliveira) y, en español, 9000 Cuentos brasileños contemporáneos (ed. Copé, Perú; org. Maria Alzira Brum Lemos y Nelson de Oliveira)

Marçal Aquino Nació en Amparo, São Paulo, en 1958. Es periodista, escritor y guionista de cine. Publicó más de una decena de libros de prosa, poesía y literatura juvenil. Entre ellos, O Invasor (2001, 2011) publicado recientemente en español por la editorial mexicana Océano, O amor e outros objetos pontiagudos (2000, Premio Jabuti), Famílias terrivelmente felizes (2003), y Eu receberia as

297


piores notícias dos seus lindos lábios (2005) en español por Océano en 2013, con traducción de Lourdes Hernández Fuentes. Escribió también los guiones de filmes Os Matadores, O Invasor, Nina, O Cheiro do Ralo, entre otros. El cuento “La exacta distancia de la vulva al corazón” forma parte de la antología de literatura contemporánea brasileña editada por Aileen ElKadi.

Paula Fábrio Con su primera novela, Desnorteio, Paula ganó el prestigioso Premio São Paulo en la categoría autor novel de más de 40 años. Estudiante de maestría en la USP, y ya fue librera y bibliotecaria. Su prosa fragmentaria y poética, melancólica y a la vez intensa, la hace una de las escritoras más interesantes de las nuevas voces del Brasil. Todavía no fue publicada en español. Trabaja ahora en su segunda novela, Punto de fuga, para la cual ganó la beca de incentivo ProAC del gobierno de São Paulo.

Emilio Fraia Nació en la ciudad de São Paulo en 1982. Es periodista y editor además de escritor. Como editor en Cosac Naif publicó a grandes autores de lengua española. En 2012 publicó la novela O verão do Chibo, junto con la escritora brasileña Vanessa Barbara (Alfaguara), un interesante bildungsroman brasileño. En 2013, escribió el guión de la novela gráfica Campo em branco, con el dibujante DW Ribatski. Es columnista de la Folha de São Paulo y la revista Trip. Su cuento “Sebastopol”, traducido por Amalia Sato, integró la antología Cuentos en tránsito, en 2014 (Alfaguara). Su primer libro de cuentos saldrá en 2015.

298


Marcelino Freire De Sertânia (Pernambuco), nació en 1967 y vive en São Paulo desde 1991, donde comenzó a publicar sus libros de cuentos: AcRústico (1995), EraOdito (1997), Angú de sangre (2000) y Contos negreros (2005). Participó de muchísimas antologías. En 2004, ideó y organizó la antología de micro-cuentos “Os Cem Menores Contos Brasileiros do Século”. En 2013 publicó su primera novela, Nossos ossos, que le valió el Jabuti y el Premio Machado de Assis de la Biblioteca Nacional, 2014.Es conocido como agitador cultural, el creador de la “balada literária” que desde 2006 reúne escritores brasileños y de otros países en una semana de eventos en diversos espacios culturales de São Paulo. Contos negreiros fue su primer libro traducido al español, publicado por Santiago Arcos. A él le siguió el reciente Nuestros huesos, publicado por Adriana Hidalgo con traducción de Cristian Di Nápoli.

Juliana Frank Nació en São Paulo o Río en marzo de 1985. Es guionista de cine y televisión, además de escribir novelas, cuentos y teatro. Publicó su primera novela, Quenga de plástico, en 2011, junto con la segunda, Cabeça de pimpinela, ambas por 7letras. Participó de la antología erótica 50 versões de amor e prazer (Geração editorial) y la reciente Manual literário para amar os homens (ou não) (Oito e meio editora) En 2013 publicó su última novela, Meu coração de pedra-pomes (Companhia das Letras). Es la primera vez que es publicada en español. Su obra de teatro Por eso me fui, será estrenada próximamente en Buenos Aires.

299


Bárbara Belloc Poeta y traductora, de Buenos Aires, publicó ocho libros de poesía, una investigación sobre cultura urbana y cuatro antologías literarias. Licenciada en Letras por la UBA , también estudió dirección de cine y filosofía. Desde hace varios años trabaja como traductora del portugués (en dupla con Teresa Arijón). Publicó también traducciones del inglés, gallego, francés y griego clásico. Con Teresa Arijón y Manuel Hermelo codirije el sello editorial efímero pato-en-la-cara, y con ella y Renato Rezende la colección Nomadismos (de ensayo y pensamiento brasileño) en Ediciones Manantial de Buenos Aires (que ya publicó a Hélio Oiticica, Ana Cristina César y Oscar Niemeyer) y su doble Nomadismos (de ensayo y pensamiento argentino) en Editora Circuito+Azogue de Río de Janeiro. Para la editorial cuenco de plata tradujo junto con Teresa Arijón a Rubem Fonseca (El collar del perro y Los prisioneros) y a Clarice Lispector (Dónde estuviste de noche, La manzana en lo oscuro, Cerca del corazón salvaje, Felicidad Clandestina), así como a Hilda Hilst (La obscena señorita D y Cartas de un seductor), por primera vez en español. Como poeta, publicó entre otros, los libros Andinista. (Gog y Magog, 2009) y Espantasuegras (Pato-en-la-cara, 2005).

Teresa Arijón Poeta argentina, traductora del inglés y del portugués. Creó junto a Heloisa Buarque de Hollanda la pionera antología Puentes/Pontes (2003) primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporáneas, y más tarde, Otra línea de fuego (2009, quince poetas brasileñas ultracontemporáneas)

300


Como poeta, publicó La escrita (1988), Alibí (1995), Orang-utans (2000, con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005), Os (2008) y Óstraca (2011, poesía reunida). Tradujo a Clarice Lispector, Hilda Hilst, Rubem Fonseca, Ana Cristina Cesar, Adriana Lisboa, Waly Salomão, Hélio Oiticica, Oscar Niemeyer, Armando Freitas Filho y Ferreira Gullar, entre otros. Desde 2013 codirige, con Barbara Belloc y Renato Rezende, la colección Nomadismos de pensamiento brasileño.

Julia Tomasini Estudió Letras en la UBA, siguió sus estudios en la Universidad de Maryland, y actualmente vive en Río de Janeiro. En 2011 comenzó a traducir y publicar en el site Papeles sueltos a autores contemporáneos brasileños que todavía no estaban traducidos en español. En 2014 participó de la beca PNAP de la Fundação Biblioteca Nacional para investigar sobre traducción de literatura brasileña en español de las últimas décadas y, al mismo tiempo, crear esta revista. Sus traducciones participaron de varias antologías, como la de Revista Machado de Assis, la antología Cuentos en tránsito (Alfaguara) y – 30 (Patagonia). En 2015 serán publicadas sus traducciones de Vilém Flusser, José Miguel Wisnik, Carola Saavedra y Antônio Xerxenesky.

Aileen El-Kadi Traductora, profesora, investigadora y directora del programa de Brazilian Studies en la University of Texas at El Paso. Doctora en literatura

301


latinoamericana por la University of Colorado at Boulder. Su investigación se centra en las representaciones de violencia urbana en la literatura y cine contemporáneos de Brasil, México y Colombia, y construcciones de masculinidad. Ha hecho traducciones del español al portugués, portugués al español, e inglés al portugués y español. Tradujo cuentos y capítulos de novelas de Machado de Assis, Luiz Ruffato, Marçal Aquino, Flavio Carneiro, Bernardo Ajzenberg, João Almino, Milton Hatoum, Altair Martins, Santiago Nazarian y Mario Araujo, entre otros. En 2012 coeditó junto con Diego Fonseca la antología de crónicas Sam no es mi tío (Alfaguara), en la que participó con traducciones de André de Leones y João Paulo Cuenca.

Lucía Tennina Profesora de Literatura Brasileña y doctoranda en Letras por la UBA, lleva a cabo una investigación sobre la literatura marginal de São Paulo. Es becaria del CONICET e Investigadora Asociada del Programa Avançado de Cultura Contemporânea de la UFRJ. También es investigadora del Grupo de Estudos em Literatura Brasileira Contemporânea de la Universidad de Brasília. Ente sus traducciones, se encuentran Dios se fue a almorzar, de Ferréz, (Corregidor Ediciones, 2014); Del cuento a la poesía, de Alessandro Buzo, (Eloisa Cartonera ediciones, 2014); Manual Práctico del Odio, de Ferréz, (Editorial Corregidor). Autora de Saraus. Movimiento/Literatura/Periferia/São Paulo (Ed. Tinta Limón, 2014). En 2015 se publicará su traducción de El arte de producir efecto sin causa, de Lourenço Mutarelli (Interzona Ediciones).

302


303


304


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.